INTRANQUILIDAD, ESTAFA MAESTRA

Carlos Arce Macías

La ciudad de Guanajuato, como lo afirma bien Don Guillermo Siliceo, coordinador del Observatorio Ciudadano de Guanajuato, se debate entre la carencia y el exceso de agua. Basta recordar la devastadora inundación de 1905, para corroborar los peligros que corre una urbe, caprichosamente establecida en el fondo de una cañada, cuando las aguas broncas, a gran velocidad, demuelen todo aquello que se encuentra a su paso. Por otra parte, podemos rememorar la gran sequía de 1982, en la que, por cuestión de días, se logró la conexión de pozos de agua de la zona sur, con la red citadina, cuando la capital estaba a punto de quedarse sin el vital líquido.

Por eso Guanajuato Capital, debe de ser un municipio muy cauto y cuidadoso de su recurso hídrico. Su historia así lo consigna con la construcción de la Presa de la Olla en 1749, la de La Esperanza en 1894 y la de la Soledad en 1955. Así las cosas, no llama la atención que a partir de hace algunos años, se propusiera un nuevo embalse al que pomposamente se le denominó: Presa de la Tranquilidad. Según esto, porque acabaría de tajo con la zozobra de los habitantes de la capital del estado, frente a la crónica carencia de agua.

Tranquilos…

El caso es que, en la revisión del reciente Plan Municipal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico y Territorial (PMDUOET), mágicamente aparecen en la zona, donde supuestamente se construirá la anunciada presa, alrededor de 200 hectáreas de nuevas zonas habitacionales de alta densidad. Por suerte,  el “negocio” quedó atrapado en la repulsa del plan, que no fue aceptado por la mayoría de los miembros del Cabildo guanajuatense. 

Este hecho invitó a la exploración puntual del tema, descubriendo el Observatorio Ciudadano de Guanajuato (OCDG), a través de la consulta con especialistas, como Karla Piñón, de la Universidad de Guanajuato, los dislates que contiene la asignación del lugar de construcción del futuro cuerpo de agua.

De verde a habitacional.

Para empezar se trata de una ubicación en la cuenca del río de Santa Anna, de la cual es tributario el río Tajo de Adjuntas, vertedero de los residuos de las minas circundantes al Mineral de La Luz, como Sangre de Cristo, Mexiamora y San Ignacio. Por lo cual, se trata de una zona contaminada con arsénico y otros minerales pesados, lo cual esta avalado por tres diferentes tesis doctorales de alumnos de la UG. Pequeño detalle, nadie conoce la Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto, ni el proceso de toma de decisión para ubicar en ese lugar la nueva represa.

Total que de descubrimiento en descubrimiento, todo apunta a se trata de un gran fraude perpetrado por políticos marrulleros. Se llevan gastados más de 50 millones de pesos del municipio, en compra de terrenos, construcción de brechas y limpieza de la zona. La obra requiere una inversión de más de 500 millones de pesos (subestimado), en momentos en que el gobierno federal, no invertirá ni un peso en un proyecto de este calado, por lo cual el plan resulta un auténtico “sueño guajiro”, aparte de que luego deberán solicitar la construcción de una planta potabilizadora.

Solo discretos trabajos preliminares.

Todo indica, que luego de extraer de las arcas del gobierno municipal los cincuenta millones de presos para una fantasía, ahora el objetivo se desvía a establecer una zona de alta densidad urbana, en una localidad totalmente ajena al desarrollo de la ciudad de Guanajuato, para garantizar un millonario ingreso,para los listillos politicastros imbuidos en el descocado proyecto hidráulico-urbanístico.

La estafa va. La festinada Presa de la Tranquilidad no es realmente un nuevo cuerpo de agua, sino un mecanismo para extraer rentas de presupuestos gubernamentales y obtener, indebidamente, la aprobación de un desarrollo urbano en zona de conservación ecológica. Los pícaros estaban muy tranquilos.

Una más…
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