PENSAR COMO CONSUMIDOR
Carlos Arce Macías
Mi pasado editorial dominical sobre el grave problema que sufre el sector zapatero de León, y la dificultad de imponer una salvaguarda comercial a las importaciones de zapato, desató comentarios negativos por mis opiniones. La verdad duele. Pero sigo con el tema.
Los mexicanos debemos acostumbrarnos a pensar como consumidores. Es algo extraño en un país construido desde bases gremiales, en un corporativismo agresivo que apuesta por los privilegios y la concentración de rentas en pocas manos. Las corporaciones han defendido por naturaleza sus intereses, como lo constata la revuelta de 1808, encabezada por Gabriel Del Yermo, deponiendo al virrey José de Iturrigaray, y evitando así una separación tersa y pacífica de España.
Las corporaciones de la Ciudad de México siempre fueron poderosas, y con el tiempo, y para enfrentar el echeverriato, las cámaras y confederaciones industriales, de comerciantes y de patrones desarrollaron una buena organización. Sus voces son legítimas y se escuchan con claridad a través de los medios masivos de comunicación, pero… son las voces de grupos específicos que defienden e influyen en decisiones de gobierno para preservar y conseguir beneficios para sus agremiados. Son proveedores.
Pero frente a ellos, en nuestro país, no existen agrupaciones de consumidores como en todos los países desarrollados, que incidan en las políticas comerciales y presionen a las autoridades para que compensen los desequilibrios del mercado que favorecen a los proveedores bien organizados. Los consumidores, que somos las personas comprando o contratando, debemos reclamar nuestros derechos, considerados como derechos humanos de tercera generación, junto con el derecho a la competencia (Asamblea General de la ONU 1985).
Los consumidores, requerimos de la competencia para que el mercado funcione y los precios bajen. Y pensando como consumidores, en el caso del calzado, planteamos las siguientes cuestiones:
- Quienes no estamos involucrados en el sector, somos mas de 100 millones de mexicanos, o sea, mayoría. Y cuando se decidan cosas, habrá que hacerlo privilegiando el bienestar de la mayoría de los consumidores mexicanos.
- Queremos un producto de calidad a buen precio, si es mexicano mejor, pero si no lo es, tenemos el derecho de elegir lo que nos plazca. El derecho a elegir es un derechos humano.
- Deseamos una explicación de porqué los industriales si pueden comprar sus insumos a China (60% de las importaciones) y denostan a los consumidores por una acción similar. Queremos beneficiarnos de la globalización, así como en otras circunstancias la padecemos.
- No entendemos porqué los norteamericanos pueden calzarse a menor precio que los mexicanos. Seguramente ha sido porque en ese gobierno primó el interés de la mayoría y no solo de un gremio.
- A los consumidores, en general, el gobierno no nos anda cuidando el empleo, cada quién nos rascamos con nuestras propias uñas y enfrentamos la competencia en nuestro entorno inmediato.
- Nuestra conveniencia como consumidores es que los productores compitan con todas las naciones que importan zapato a nuestro país, a fin de garantizar el mejor precio y calidad del producto. Así funciona la economía.
- Afirman que en los precios de compra de China hay subvaluación, pero no lo prueban. Posiblemente los consumidores hemos descubierto los verdaderos precios de producción de los zapatos y el excesivo margen de utilidad que obtienen. He recibido información al respecto.
Así como los ciudadanos debemos exigir a las autoridades un uso honesto de los recursos públicos y rendición de cuentas puntual, como consumidores – que somos los ciudadanos comprando y contratando bienes y servicios-, debemos de exigir mercados sin distorsiones, que funcionen en un ambiente de competencia, y así nos garanticen las mejores condiciones de contratación y compra de bienes para solventar nuestras necesidades. Sencillito.
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