TRANSPARENCIA Y DEMOCRACIA

Carlos Arce Macías

Corría el año 2000, días después de la elección que marcaría la transición a la democracia en México, cuando en el equipo jurídico del presidente electo Vicente Fox, se perfiló el proyecto que consistía en establecer en el país el equivalente a la “Freedom Information Act” que viene operando desde 1967 en los Estados Unidos. Por otra parte, en la Unión Soviética, a partir de 1985, se empezó a imponer por Mijaíl Gorbachov, una política de transparencia sobre las acciones públicas del gobierno, como parte de la llamada “Glásnost”, pieza fundamental para abandonar el oscurantismo estaliniano que imperó en el régimen comunista. En este contexto, el acceso a la información, resultaba imprescindible para lograr una democracia sin adjetivos (Krauze dixit), y el nuevo presidente estaba totalmente convencido de la necesidad de impulsar este proyecto.

Convencido de la transparencia

Discretamente, se operó en el seno del equipo la propuesta de adoptar una nueva política pública, para que toda la información del gobierno, salvo ciertas excepciones, pudiera ser consultada y entregada a las personas que así lo requirieran, sin condición alguna. Se trataba de colocar una pieza fundamental para lograr la plenitud democrática en el país, ya que la democracia no puede operar sin el conocimiento puntual de las acciones gubernativas. La carencia de esta cualidad en una administración pública, nos obligaría a  votar  a ciegas, y solo bajo las condiciones propagandísticas del gobierno en turno. 

Se pretendía dotar a los ciudadanos del derecho humano, a saber como se conduce y bajo que parámetros, la acción de sus gobiernos, a todos niveles: federal, estatal y municipal. Podemos afirmar que la reticencia a entregar la información que debe de ser pública, entraña el desprecio por la plenitud democrática y revela la preferencia por el autoritarismo más atroz. 

El dispositivo fundamental para que opere eficazmente una política de transparencia, se basa en la fuerza de la obligación a entregar los datos e información solicitada. Para ello se necesita que el impulso de petición este dotado de” fuerza ejecutoria”, equivalente a la judicial. Esto se logró en México, bajo el diseño minucioso de un Instituto de Acceso a la Información Pública (INAI) que garantizara esta característica. Sin el funcionamiento de esta entidad, autónoma de los gobiernos, no se propiciaría esta disposición toral para la generación de un régimen democrático. Cercenar el instituto de la transparencia, conlleva la renuncia a un régimen abierto a las libertades de sus gobernados. Ubicar la responsabilidad de acceso a la información en las entrañas de una secretaría, significaría ponerla a merced de los intereses más aviesos del presidente en turno.

El garante de la transparencia

Es por eso, que se debe impedir tocar al INAI, como lo pretende hacer el Ejecutivo Federal. Intenta destruirlo porque algo quiere esconder, y eso no es bueno para la nación. Pero también este artero ataque, no solo a una institución democrática, sino a todo un “Sistema Nacional de Transparencia”, nos instiga en Guanajuato, si queremos ser congruentes, a revisar y examinar las condiciones de operación de nuestro Instituto de Acceso a la Información Pública (IACIP). Preguntémonos: ¿Qué tan cooptado puede estar por el Poder Ejecutivo? ¿Qué fuerza están teniendo sus resoluciones para abrir información? ¿En que condiciones de acceso a la información nos encontramos los ciudadanos frente a nuestrosgobiernos estatal y local? ¿Qué tan extenso es el conocimiento de nuestro derecho a la información entre los guanajuatenses? ¿Cuáles son las condiciones de los archivos estatales y municipales, de donde se extrae la preciada información? ¿Cuántas peticiones han debido de litigarse por resistirse a la apertura? ¿Qué tan autónomo, vigoroso, asequible y bien armado se encuentra el IACIP? En pocas palabras: ¿estamos viviendo en verdad un régimen democrático en Guanajuato?

¿Que tan transparente es Guanajuato?

Sería conveniente que nos contestaran estas interrogantes, especialmente en la parte relativa a las contrataciones, la transparencia de los municipios y sobre todo en el ámbito de la seguridad pública y la procuración de justicia. Capaz que somos menos demócratas de lo que nos creemos. No vaya a ser.

Garante de la transparencia, garante de la democracia.
Anuncio publicitario

¿CÓMO GANAR ELECCIONES SIGLO XXI?

Carlos Arce Macías

 

Así lo viví. Faltaban minutos para las dos de la tarde del dos de julio del dos mil, cuando el candidato Fox había recibido la batería de encuestas de diversos medios, que confirmaban su triunfo inobjetable. Una de sus primeras reflexiones, recuerdo, fue esta:

 

 De ahora en adelante, ningún candidato que no traiga un buen montón de votos tras de sí, podrá ganar una elección.

 

Efectivamente la primera contienda presidencial del siglo XXI, cancelaba las tradicionales trampas electorales, en donde los candidatos del partido oficial realizaban prestidigitaciones extraordinarias, para que urnas vacías, aparecieran retacadas de votos a su favor, en el momento del cómputo. En otros casos, las actas de casillas consignaban datos inconsistentes, que normalmente eran respetados, y acababan dando el triunfo al candidato tricolor.

 

Ahora, en el momento culminante de una lenta y penosa transición democrática, el pensamiento del nuevo presidente, indicaba que se acababan los triunfos sustentados en votos de mentira, fantasmas, nunca emitidos. Desde los albores de una nueva democracia para México, Vicente Fox oteaba la necesidad de obtener votos reales, verdaderamente emitidos, de cada candidato en contienda. Los electores, desde ahora contarían y serían el elemento definitorio del triunfo de cualquier postulante a puestos públicos. Nacía así el mercado de votos en nuestro país. Parecía que la democracia entraba, radiante, a nuestro terruño. Nos equivocamos.

 

Ahora, en momentos de plena democracia electoral ¿cómo se gana una elección? Encontramos dos caminos, los explicaré.

 

PRIMERA RUTA: El candidato debe de poseer una ambición desmedida, que lo convierta en una persona dispuesta a todo, con tal de salir triunfante en la contienda política. No debe de reparar en estrategias, ni recular en echar mano de cualquier forma de obtener recursos para sostener una campaña triunfadora. El fin justifica los medios.

 

Si ya se es funcionario público, cualquier método de captación de recursos es válido. Recuerden: todos lo hacen. De tal forma, que si no lo haces tú, quedaras en desventaja en la batalla y perderás.

 

No hay lugar a indecisiones. Desde el primer día en un puesto electivo, se deberá conformar una sesuda estrategia para recaudar fondos con el fin de sufragar los gastos de la siguiente campaña, aunque falten años para que esta inicie. Como buen gubernamentalista, la sabia sentencia que pontifica que: “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, debe de asumirse a plenitud. Hay que garantizar, al costo que sea, mantener una posición en el gobierno, seguir extrayéndole rentas, expoliando los presupuestos públicos y recibiendo pagos extraoficiales. Esto no es para timoratos, menos para ilusos y románticos de la democracia y sus virtudes. Esto es la guerra y hay que ganarla al precio que sea.

 

Actuando con la crudeza recomendada, aumentarán las posibilidades de lograr un cargo público o bien de conservar el que se posee. Eso, es vivir en la gloria. Es la posibilidad de continuar en ascenso, de relacionarse con gente importante, que permita crecer en los negocios que se gestan a la vera de la administración pública. Porque hacer amigos, es una de la principales funciones de un político. De esa forma, no hay que olvidar que los favores se pagan, y uno no sabe cuando hay que cobrarlos.

 

El plan es siempre tener una enorme bolsa de efectivo, de dinero contante y sonante, para ser utilizada en la siguiente campaña. Hay que pagar a los “operadores electorales”, esas finísimas personas, dedicadas a identificar y liderar grupos de votantes, dispuestos a vender su voto y su alma al diablo, si es necesario. Ya “convencidos” ($), los deberán conducir a las urnas, y verificar el cumplimiento del compromiso, para de inmediato pagar la suma convenida. En recientes elecciones, cuenta la leyenda urbana, que se ha saldado, en ciertas zonas, hasta $5000 pesos por voto, en contiendas muy cerradas.

 

Fox tenía razón, ahora el voto es necesario. Lo que no se avistó entonces, es que el método más usual y práctico, sería el mercadeo del voto, por dinero. En ese resbaladizo espacio, entre las clases depauperadas, se puede, incluso, ir midiendo a los contendientes, para ver quién es el que da más ¡Que suban las apuestas! Quien más recursos invierta, porque es una inversión seria, tendrá más chance de ser el ganador.

 

Lo bueno es que el órgano regulador de las elecciones, siempre llega tarde y nunca identifica irregularidades, porque comprar el voto está prohibido por la ley ¿eh? La autoridad nunca ha podido evitar la venta de votos. La impunidad es total. Hay incluso una figura dentro de las fiscalías, denominada pomposamente “Fiscal Especializado en Delitos Electorales” (FEPADE), que nunca ha atinado a identificar, perseguir y sancionar ejemplarmente el trafique de votos, a cambio de dinero. La impunidad está garantizada.

 

SEGUNDA RUTA. Hay otra manera, inusual, exótica y muy extraña de intentar ganar elecciones. Está en desuso. Su referente son legendarias teorías que rememoran patrones democráticos, hoy en el olvido. Me refiero a algo muy asombroso: convencer a los ciudadanos de que den su voto a un candidato, para ocupar un puesto público, con base en su idoneidad. Algo insólito.

 

Se trata de conducir a los electores a convencerse, de que, quién se postula, realmente posee los atributos requeridos para desempeñar bien su función. Algo también rarísimo se evalúa: la honestidad. Se trata de una curiosa característica, referente a quién se conduce con decencia y rectitud. Explora la conducta de las personas, privilegiando las cualidades morales que estas poseen. Una verdadera extravagancia, en esta época.

 

Quien ya desempeña un puesto público, debe de ser refrendado por sus resultados. Hay que juzgar su gobierno por su orden, planeación, sujeción al marco normativo y sobre todo por el cuidado en invertir el dinero que han puesto los ciudadanos en sus manos, de forma razonable y apegada a las reglas vigentes.

 

Se invita a valorar la conducción gubernamental con base en la construcción de ciudadanía que se haya propiciado en ese gobierno, de la gobernanza y participación de la comunidad en las decisiones torales. Por su proclividad a transparentar toda su gestión y rendir cuentas; valorando una conducta sujeta a la congruencia y a parámetros austeros y de moderación, en el desempeño del cargo. Que los dineros públicos hayan sido cuidados más que los propios. Que se haya gobernado sin mentir, siempre hablando con la verdad.

 

Como pueden constatar, se trata de una forma de intentar elegir un futuro gobernante por demás ingenua  y naif, propia de románticos. Es un método poco práctico, farragoso, lento e inseguro. Por eso, ha quedado prácticamente descontinuado en México. Se prefiere ser prácticos y corruptos. Ese es, hasta ahora, nuestro negro porvenir.

 

MENTIRA

Carlos Arce Macías

 

“Es más fácil engañar a la gente, que

convencerlos de que han sido engañados”

                                                           Mark Twain

 

 

Mentira, es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, se piensa o se siente. Pero también es una cosa que no es verdad,  según el Diccionario de la Lengua Española. Por eso, los políticos que hablan mucho deben de ser cuidadosos y sustraerse a los engaños e imprecisiones. Sus colaboradores deben estar atentos y concentrados en no dar oportunidad a la mentira en los discursos de su jefe.

 

Sin embargo no es el caso del recién estrenado presidente de México, López Obrador, ya que a sabiendas de su propensión a lanzar calificativos amenazantes y argumentos hirientes todas las mañanas contra sus molinos de viento predilectos, como la mafia del poder, los neoliberales y la minoría rapaz, está siendo engañado por algunos de sus más cercanos colaboradores, colocándolo, por negligencia, en una posición de vulnerabilidad peligrosa, sin importar de que sus palabras no se correspondan con la verdad.

Así, en pocos días de gobierno, el presidente se ha visto expuesto a la mentira de forma grosera. Seguro es culpa de funcionarios irresponsables y poco éticos que lo han conducido a situaciones comprometedoras. Expongo solo el caso del desabasto de combustibles y sus fatídicas consecuencias.

 

Se ha dicho que en política solo existe un error, el primero, y lo demás son consecuencias. Revisemos entonces el primer error y su estela de equívocos que le han escriturado sus funcionarios al presidente. Ya sabemos que el origen del desabasto de combustibles fue la suspensión de compra de energéticos a Estados Unidos. Causado por la impericia y la ideología nacionalista de los nuevos funcionarios, se tomaron decisiones absurdas, cancelando la compra de petróleo crudo ligero, que no produce México, necesario para poder procesar los aceites pesados mexicanos. A ello hay que sumar la intentona de renegociar los precios de las gasolinas en Houston, que dejó vacíos los tanques de almacenamiento y secos los ductos, en la temporada de más alto consumo, durante el regreso de vacaciones. Pura ignorancia y torpeza.

 

Conjuntamente a este primer error, los nóveles funcionarios decidieron iniciar, en el momento más crítico, el mantenimiento de la refinería de Salamanca. Ordenaron el paro de una de una planta catalítica, aparte de frenar la adquisición del éter MTBE necesario para elevar el octanaje de las gasolinas. Así Salamanca acabó inactiva cuando más se requería su producción. Agudizaron, de golpe, la escasez. 

 

Siguiente consecuencia. El grave desabasto activó la alarma en el gobierno federal, lo que motivó a los nuevos funcionarios a buscar un justificación convincente para subsanar su costoso error. Así convencieron al presidente de que la causa del problema era el huachicol, Los inconscientes burócratas, condujeron entonces al Ejecutivo, a declararle la guerra al huachicol, en festiva y decida lucha en contra de la corrupción. Curiosamente, el único paraje mexicano libre de esa intervención militar y policiaca ha sido la zona poblana, la más próspera en el robo de gasolinas en el ducto entre Minatitlán y Puebla. Los colaboradores de Andrés Manuel, insensatos, lo han mantenido en la mentira, sin mayor recato.

 

Luego vino otra consecuencia del error inicial, el desabasto brutal, especialmente, y para mala fortuna, en los estados contrarios a López Obrador y su partido, Jalisco, Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro. Así llevan 26 días con solo algunos litros de gasolina por vehículo. Las pérdidas para la economía regional ya son incalculables.

 

No contentos con involucrar a su jefe en un pretexto insuficiente para encubrir sus yerros, llega otra consecuencia. Con absoluto descaro, mal informan a López Oberador para atacar de frente y agresivamente al periódico Wall Street Journal, acusándolo de publicar “voladas”. Esto en referencia a un artículo en que consignaba, con las estadísticas comerciales americanas, la disminución de compras de combustibles del gobierno mexicano durante los últimos meses. Al final provocaron el ridículo de su jefe ante la prensa internacional. La verdad quedó al desnudo: no compraron suficiente combustible.

 

Pero son perseverantes y han seguido jalando la hebra de la mentira, y esta acabó tronándose en la parte más delgada y dramática. La pasada semana se produjo una enorme explosión en el estado de Hidalgo, matando a más de 100 personas e innumerables heridos y desaparecidos, que se encontraban sustrayendo alegremente gasolina robada, de un ducto. El ejército, responsable de la operación de resguardo, ahora está metido en serios problemas. Una consecuencia deplorable.

 

Pero la historia no  para aquí, y continúan las terribles secuelas del hecho inicial. Se trata de un locuaz plan de sustitución de transporte de combustibles, que remplazará el uso de ductos por el de pipas. Ya media docena de conspicuos secretarios de estado, se trasladaron a los Estados Unidos en busca de transportes de líquidos, no obstante de que los remolques se producen en nuestro país. La adquisición se ha realizado sin licitación de por medio, en clara violación a la Constitución. Se advierten problemas legales a la vista.

 

Y por si todo esto fuera poco, acicateado por sus ayudantes, López Obrador decide abrir fuego en contra del ex presidente Vicente Fox, acusándolo de encubrir el hurto y trasiego de gasolinas. El huachicoleo en tiempos del ex presidente, ni siquiera correspondía a lo que hoy se califica como tal. El huachicol, originalmente, era la compra de gasolina de tráileres, para mezclarla con aceites vegetales y aceite automotriz quemado. Así el chofer desleal reponía la gasolina con un combustible de pésima calidad, ganando 500 o 600 pesos extra por viaje. 

 

El presidente López se ha dado un tiro en el pié. Nadie le advirtió al enjundioso Ejecutivo que dos de sus más encumbrados funcionarios, estarían involucrados directamente en la acusación contra el ex presidente: la secretaria Olga Sánchez Cordero, entonces ministra de la Suprema Corte de Justicia y Alejandro Gertz Manero, actual Fiscal General, y en aquél entonces secretario de Seguridad del presidente Fox.

 

Las tomas clandestinas durante 2006 tan solo llegaron a 220 en todo el país, en tanto que en el sexenio del corrupto Peña Nieto, cerró su gestión con 12,589 tomas. Es el verdadero responsable del actual desastre, pero ya ha sido perdonado por López.

 

Durante el gobierno de Fox se implementaron varias acciones contra la sustracción ilegal de hidrocarburos: el sistema scada para medir presión de ductos, vigilancia aérea, patines de medición en línea, corrida de “diablo” para medir espesores de ductos, sistemas de monitoreo y control de terminales de almacenamiento, rastreo satelital de auto tanques, laboratorios móviles y control de dispensarios en estaciones de servicios. 

 

Gran parte de los mecanismos con que hoy se combate el robo dentro y fuera de PEMEX, tienen su origen en la administración foxista. López Obrador, basado en falsedades, injustamente acusa a Vicente Fox. Ahora al ex presidente le tocará evidenciar la mentira descarada que ha producido consecuencias nefastas sobre muchos mexicanos. Como afirma nuestro presidente, hay que portarse bien y no mentir.

 

VOTO HONESTO

Carlos Arce Macías

El voto debe de ser un asunto de consciencia. Solo así funciona una verdadera democracia. El 2 de julio de 2000, Rafael Giménez, el encuestólogo de la campaña, al rededor de la una y media de la tarde esparció sobre la mesa los resultados de las principales empresas encuestadoras, que arrojaban como ganador a Vicente Fox. Sorprendido por la contundencia de los porcentajes, una de las primeras frases que pudo expresar, el candidato victorioso, fue: “a partir de ahora, ningún candidato que no tenga votos tras de sí, podrá ganar una elección”. Se refería a la perversa práctica del priísmo de rellenar urnas y alterar documentación electoral, para darle el triunfo a sus candidatos. Ahora todo cambiaría, se necesitaría poseer votos contantes y sonantes.

Lo que Fox no alcanzó a ver en esos momentos, fue que el mercado de votos se inauguraba a plenitud, para la joven democracia mexicana. A partir de ese momento, la competencia por capturar los votos de los electores, se desataría, con singular entusiasmo partidista, sin tener consideración ética alguna sobre las formas de allegarse a los votantes.

Antes las campañas se hacían de forma diferente. Por ejemplo Jesús Hinojosa Tijerina, que fue alcalde de Monterrey en 1994, había desarrollado un sofisticadísimo modelo de propaganda: regalaba saleros con el logotipo del PAN. Así, -lo explicaba Chuy,- la familia entera, en el momento más íntimo de convivencia familiar, tendría delante de sí la imagen del partido político, recordando, quizás, los mensajes del populachero y simpático candidato. Mercadotecnia pura, a ínfimo precio. De risa desde la perspectiva actual.

Pero la clase política, especialmente los jóvenes incorporados a los partidos, comenzaron a idear métodos cada vez más audaces e intrusivos para condicionar el voto a favor de sus candidatos. Las campañas comenzaron con mucha anticipación, procurando capturar al elector con los programas sociales, apoyos para viviendas, entrega de tinacos, láminas, sacos de cemento, bolsas para el mandado, relojes, cachuchas, camisetas y delantales. También se han repartido mochilas, uniformes escolares, televisiones y, aunque esté comprobado mundialmente que no sirven para elevar el nivel educativo, se regalan tabletas electrónicas a los estudiantes por millares. Todo se vale, con tal de apoderarse de un mayor porcentaje del mercado de voto, superior al de sus adversarios, para ganar la elección. La voluntad se compra.

En un lugar secundario queda el campo de las ideas y las propuestas. Salvo a algunos sectores muy específicos, a pocos ciudadanos les interesan cuestiones relativas a la ideología de una organización política. Convencer, no es la actividad más importante de la operación electoral. Comprometer el voto de los ciudadanos y si es necesario comprarlo, es lo de hoy.

La degradación de la debilitada democracia mexicana, a llegado a tal punto, que la obtención de voto ha multiplicado y profundizado la corrupción  en todas direcciones. Casi nadie se salva. Y lo peor, es que la costumbre de mercantilizar el sufragio, supuestamente, convalida el peculado a las arcas públicas. Es la justificación de todos los corruptos que pululan en las administraciones gubernamentales. “Si no robo, no gano las elecciones” afirman con total descaro.

¿Cuánto se requiere para ganar una elección para Presidente de la República, comprando votos? No mucho en términos del presupuesto federal. Solo si consideramos que el famoso ramo 23 durante 2017, estaba presupuestado en 23,000 millones de pesos, y por el incremento en la recaudación acabó operando con 300,000 millones, en áreas totalmente discrecionales; es muy factible, por lo tanto, que se le haya extraído con cierta facilidad 30,000 millones. Con esto se paga la operación electoral de una red, para comprar la friolera de 10 millones de votos (a 2000 c/u) para el partido oficial. Con estos sufragios, aunados a los de su base electoral, simpatizantes y votos útiles, sumarían cerca de 20 millones, suficientes para obtener el triunfo. El PRI va por ellos.

Pero lo más lesivo para la frágil democracia mexicana, es la pérdida de la consciencia, para definir que es bueno o malo para México, mi estado o nuestro municipio, y de acuerdo a ese juicio, definir nuestra papeleta. La vida pública se ha corrompido a tal nivel mediante la compra de votos, que lo único que importa es la puja entre las diversas organizaciones partidarias, por el sufragio de los individuos más vulnerables y desvalidos de nuestra sociedad, que son los susceptibles de entregar el voto a más bajo precio. Apesta el modelo.

Ante tal situación, aquellos que somos realmente libres, tenemos la obligación de formular nuestro voto a consciencia. Entregarlo a corruptos, sería el peor de los negocios para una ciudadanía madura. Aconsejo por ello, descartar a todo candidato sobre el cual pesen signos de deshonestidad, independientemente del porcentaje de intención de voto que las encuestas les otorguen. No nos dejemos llevar por el perverso juego del voto útil. Establezcamos como prioridad el voto honesto.

@carce55

GUANAJUATO ENFRENTE

Carlos Arce Macías

La decisión de conformar una coalición electoral, denominada “Por México al Frente”, conformada por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, tendrá repercusiones en nuestro estado. La amplia ventaja obtenida por Acción Nacional en tierras del Bajío sobre sus adversarios políticos, ha llegado al extremo de convertir a los últimos gobiernos panistas en un mecanismo de control gubernamental, muy cercano al autoritarismo.

Aunque el gobernador Márquez, respaldado por su biografía clerical, se resiste a admitirse como un gobernante poco demócrata y republicano, muchos guanajuatenses hemos podido constatar como su gestión ha devenido en acciones claramente contrarias al funcionamiento del orden republicano. Su comportamiento paulatinamente se ha ido modificando hasta presentar acciones propias de un autócrata, como el apabullamiento de la legislatura para conseguir nombramientos a su gusto; el involucramiento en las elección del próximo presidente del Supremo Tribunal de Justicia; pero sobre todo, la insistencia para designar un delfín o heredero político que, sin merecimientos ni méritos suficientes, guie a nuestro estado por aguas procelosas que se otean en el horizonte.

Bajo estos parámetros claramente antidemocráticos, en donde un poder señorea a los demás, es imposible la construcción de un Estado de Derecho constitucional, como lo mandata la más alta legislación, y lo exige un contorno democrático y de respeto a las libertades.

Pero henos aquí, padeciendo el sistema construido por el gobernador Oliva, de triste memoria, réplica al carbón del mecanismo partidario que controla, exitosamente el Estado de México. Se trata de una versión azul, del efectivo mecanismo de control gubernamental, en todos los ámbitos de la vida pública que tengan impacto sobre una futura elección, para afianzar desde el poder estatal, los resultados comiciales. Nos encontramos ante la burocracia panista disfrazada de partido político, un esperpento muy lejano a los planteamientos originales de Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna, sobre el funcionamiento gubernamental.

Más ahora el esquema previsto para la próxima confrontación se ha visto alterado. El acuerdo para signar una alianza intrerpartidaria, hace que en un entorno colonizado a plenitud por el panismo presidencialista, se deban ceder candidaturas a los nuevos aliados. Esto no le viene bien, a una institución empachada de tantos triunfos y plagada de exigencias partidarias por puestos relevantes. Siempre habrá más candidatos que candidaturas. Y en esta ocasión, los perdedores pueden emigrar a otras opciones, ávidas de capturar operadores políticos que les aseguren votos.

Una curiosidad que acarreará este proceso, será ver en el estado, ahora juntos y de la mano, a panistas y perredistas, antes enemigos irreconciliables. Este es un territorio ultraconservador, en donde se nos ha  consagrado al Señor, oficiosamente por el gobernador, y se amenaza con prohibir la celebración del Halloween en las escuelas, por tratarse de una conmemoración pagana. Veremos como queda la agenda de género, el matrimonio gay, la adopción por parejas del mismo sexo y el aborto, en esta extraña fusión abajeña, que nos presenta una conjunción traumática de militancias, con profundas diferencias ideológicas.

Pero también la próxima lisa electoral en Guanajuato, expone otras curiosidades. El joven Anaya, despreocupado e irresponsable, decidió atacar a los anteriores gobiernos panistas de Vicente Fox y de Calderón, acusándolos de no haber hecho bien su trabajo y ser tolerantes con el PRI. Esto puede tener repercusiones serias en Guanajuato. Atacar a Fox no es buena idea. La bravuconada anayista puede activar una intensa campaña de promoción de Meade en nuestro estado; no hay que pasar por alto que si alguien sabe y olfatea bien el campo electoral es el expresidente. No deberíamos olvidar que a su lado colaboró Jose Luis Romero Hicks, uno de los probables candidatos del PRI a la gubernatura estatal.

En el ocaso del siglo XX, las hazañas guanajuatenses en contra del autoritarismo asfixiante, fueron lideradas por dos importantes políticos: Vicente Fox y Carlos Medina. Incluir a jóvenes inexpertos en un ajedrez político cada día más complejo, es una temeridad que solo puede explicarse por la necesidad de protección a una administración como la de los Duarte en Veracruz y Chihuahua o Borge en Quintana Roo, no en el caso de una gestión seria y profesional como la que se presume en Guanajuato. Fox está tranquilo en San Cristóbal, pero las impertinencias de Anaya lo pueden acicatear para respaldar activamente a un candidato de su confianza. Por su parte, Medina Plascencia se ha retirado de su puesto en el ayuntamiento leonés y ha desatado todo tipo de especulaciones, las encuestas lo ubican como un candidato consistente, experimentado y ganador. Posee un capital político muy importante por la experiencia acumulada, y su solvencia moral es intachable. Todo esto lo convierte en el candidato ideal para Guanajuato. Márquez lo sabe, pero titubea al sentir que perderá el control de la trama política. De todas formas lo perderá. ¿Optará por un candidato bisoño, vulnerable y débil, sobre uno seguro, fuerte y experimentado? En la política, como en la guerra, los errores se pagan caros.

@carce55

Artículo publicado en AM LEÓN el 16/12/2017

CENA CON FIDEL

UNA CENA CON FIDEL

Carlos Arce Macías

-Fó, tú puedes ser presidente de México. Le espetó Fidel Castro a Vicente Fox, al inicio de una cálida cena, el lunes 22 de febrero de 1999, manifestando sus dotes de adivino, o bien dejando entrever, como le gustaba, la calidad de la información obtenida por su servicio de inteligencia que opera en México.

Ese día, por la noche, luego de la firma del convenio de hermanamiento entre la provincia de La Habana y Guanajuato, en la Casa de los Alcaldes, ciertos miembros de la comitiva del entonces gobernador de Guanajuato, discretamente, fuimos invitados a abordar los vehículos que nos esperaban para transportarnos al Palacio de la Revolución, en dónde se ofrecería una cena con el presidente Fidel Castro Ruz.

El personaje legendario, joven rebelde en pos de sus ideales, líder revolucionario, carismático conductor de un pueblo enfrentado a la potencia más poderosa del mundo, dictador autoritario, y audaz político, de pronto se materializó en ser de carne y hueso, ataviado con su tradicional uniforme militar de campaña, color verde olivo.

Toda su interacción, seguía un guión cuidadosamente preparado, para poder situarse en el centro del evento, con el objetivo de dejar atónitos a sus comensales con las reflexiones y comentarios que iba externando poco a poco, en voz baja, para obligar a todos los invitados a estar en silencio para oírlo con atención.

Su voz eran todavía muy clara, y su dicción, con el acento caribeño característico, era perfecta. Al inicio, solo el hablaba, estableciendo los temas a abordar, y tomando el control total de la conversación. Era un hombre acostumbrado a imponer sin miramientos su pensamiento y visión de los temas que había decidido tratar. El inicio de la cena, fue un monólogo, con tímidos matices de diálogo, hasta que el gobernador Fox, seguramente sin pretenderlo, encontró la punta de la hebra.

-Estamos trayendo a Guanajuato desde Australia, fetos de una raza caprina que produce leche de muy buena calidad-. Fue el comentario vertido por el guanajuatense en algún momento de la charla, cuando se hablaba del desarrollo ganadero en la isla. Los ojos de Fidel destellaron, fijando su mirada en Fox, inquiriéndolo.

-¿Cómo es eso? ¿Que clase de ganado es ese? ¿Cuál es su producción?- dijo, mesándose la barba, mientras esperaba la respuesta a través de la explicación del mejoramiento de las especies caprinas. Solo así el funcionario mexicano pudo establecer un verdadero diálogo con su anfitrión. En ese momento, el resto de nosotros, nos convertíamos en mudos testigos de una apasionada conversación entre un par de granjeros ibéricos, en torno a la conveniencia de adquirir un hato de chivas lecheras.

Los detalles técnicos apasionaban al comandante revolucionario. Interrumpiendo temas de geopolítica, o el relato de su impresión sobre personajes latinoamericanos, como el entonces presidente colombiano Andrés Pastrana, el cual le había causado una magnífica impresión a Castro; volvía otra vez al asunto caprino para repreguntar.

-¿Y como cuántos litros de leche producen estas chivas Fó? ¿La ubre es suficientemente alta para dejarla pastar en zonas en que la hierba es densa, sin que se lastimen? El cerebro del dictador, no dejaba de procesar la información del ganado, y estoy seguro, que por lo menos, algunas chivas australianas deben de pacer tranquilamente en alguna parte de la bella isla de Cuba.

Llamaba la atención, para esos momentos de la larga cena que terminaría hasta la madrugada, el interés común por la agricultura y lo animales. Se habló de caballos, vacas y búfalos.

-Fó… ¿has probado la leche de búfala?

-No, ¿es buena?

-Magnífica. ¡Traigan leche de búfala para todos! Ordenó.

Y en tanto el agricultor guanajuatense, convertido en líder político de su estado, elucubraba sobre la innovación de un tipo de arado, diseñado en la Universidad de Guanajuato, el interés del más fiero contrincante de los Estados Unidos, se enganchaba a las características de penetración en suelos, del instrumento agrícola. Para ese entonces el diálogo de los dos personajes era pleno y equilibrado. Disfrutaban la plática de manera natural, mientras se escanciaba un buen vino español de la ribera del Duero.

La cantidad de información, guardada en la memoria del revolucionario caribeño, era fantástica, pero también denotaba la preparación minuciosa de la reunión. Los datos de salud del estado de Guanajuato los manejó con suma precisión, mejor, incluso, que el secretario estatal del ramo, ahí presente. Recuerdos, reflexiones y anécdotas surgían como pirotecnia mental de la mente de Castro. Era una floritura de retentiva apantallante, para provocar la admiración de sus invitados.

Con naturalidad, sabedor del reconocimiento que se le profesaba, Castro intentaba mantener su liderazgo todo el tiempo. Un oficial, discretamente, probaba los alimentos que se le iban sirviendo. Demasiados atentados en su contra, justificaban la protección a su persona.

Sin imposturas, trataba de conducir con mano firme la reunión, hacia los puntos que le importaban tocar, evaluando detenidamente las reacciones de su interlocutor. Lo estudiaba con esmero.

Pero seguramente fue sorprendido por el inesperado agradecimiento de Fox por la interesante y agradable velada y las atenciones recibidas.

-Pues gracias comandante, ya son mas de las 3 de la madrugada y mañana hay que chambear,- le dijo al asombrado Castro, acostumbrado a liberar a sus comensales casi a la salida del sol. El gobernador de Guanajuato se levantó de su asiento ante el impávido dirigente cubano, que no tuvo más opción, que acompañar hasta las escalinatas del Palacio de la Revolución, a sus invitados, siempre mostrando empatía y amabilidad. Al despedirse, con cierto dejo de afecto sincero, acabó fundiéndose en efusivo abrazo con Fox. La entrevista se daba dos años antes de la ruptura entre ambos, acontecida en 2002.

Al día siguiente, mientras recorríamos por la mañana la Habana Vieja, acompañados por Eusebio Leal, el cronista de la ciudad, Fox vio como una viejecita barría el exterior de la iglesia de San Francisco. Se dirigió a ella, la saludó y empezaron a platicar. Se sentó a su lado y le preguntó:

-¿Eres católica?

-No, no soy católica-. Respondió.

-¿Entonces en quién crees?- Inquirió el guanajuatense.

-En Fidel.

Twitter: @carce55

Editorial publicado el 27 de noviembre de 2016 en el periódico AM LEÓN.

IMG_5458.JPG