GUANAJUATO VENTILADO

Carlos Arce Macías

No cabe duda que la posibilidad de ventilar, inyectar aire, es una de las terapias capaces de mantener con vida a un paciente con COVID en situación extrema. Pero también es una forma de eliminar áreas con alto riesgo de contagios, cuando se ha identificado que el principal vector de la transmisión son los aerosoles, esas pequeñísimas gotitas arrojadas por un infectado, capaces de quedar suspendidas en el aire. Mientras más cerrado y hacinado se encuentre un espacio es más peligroso, por la posibilidad que estas gotitas se implanten en nuestras vías respiratorias o en los ojos. Para evitarlo, la mejor protección se consigue permaneciendo en zonas altamente ventiladas, como lo pueden ser los parques y jardines, plazas abiertas y zonas verdes, siempre y cuando no se encuentren atiborradas de personas, incumpliendo el protocolo de la sana distancia. Hay que cuidarse sobre todo de los aerosoles pues.

Guanajuato al aire libre

El largo periodo de aislamiento y la restricción a la movilidad de las personas han ocasionado una profunda crisis económica al cancelar las actividades productivas y de servicios. La zona más golpeada es el turismo, el cual tardará largo tiempo en recuperarse, según la previsión de los expertos. Por ello las autoridades deberían tomar medidas coherentes para enfrentar la emergencia tanto sanitaria como económica que nos agobia.

Bajo estas condiciones, Guanajuato ha iniciado la recuperación de su actividad económica encabezada por su potente componente industrial, asentado en el corredor Celaya-León, sostenido por las exportaciones a Estados Unidos y Canadá. Sin industria, una de las zonas más afectadas es la capital del estado. Con la minería en retroceso, la actividad burocrática en desbandada (ya ni siquiera el gobernador despacha en el municipio), la Universidad de Guanajuato sin clases y el turismo desplomado, está en el hoyo. Y las cosas van a peor, tomando en cuenta que el municipio es desgobernado por su actual alcalde.

Guanajuato solitario

Sin embargo, la capital tiene una oportunidad plausible para desarrollar novedosas actividades turísticas poco alentadas. Me refiero al turismo ecológico y de aventura, ese que se encuentra a buen resguardo de los mortíferos aerosoles, pues se realiza en zonas abiertas, que no requieren de tugurios donde se hacinen comensales en busca de alcohol, cigarro y tachas.

Se trata de una actividad que se puede realizar en pequeños grupos o en solitario, a buen recaudo de la pandemia. Allí entre los ventarrones de la Sierra de Santa Rosa o en los parajes montañosos de La Bufa y Los Picachos tan agredidos por el actual gobierno. El turismo rural, muy en boga en Europa, el campismo, el senderismo, el ciclismo de montaña, los recorridos a caballo, y la escalada, son actividades poco fomentadas por una alcaldía poco imaginativa, atrapada en un montón de obscuros intereses, cuya supervivencia solo depende del apoyo de un gobernador siempre ausente y etéreo.

Escalando en La Bufa

La ciudad de Guanajuato es una zona potentemente ventilada. Sus callejones y plazas se ven barridas por rachas y vendavales provocados por su orografía, por estar asentada en cañada. El centro histórico, si se controlan los tumultos, puede ser recorrido sin riesgos y algunos servicios prestarse al aire libre. Amontonarse en una multitudinaria pachanga denominada “El Túnel de la Muerte”, dentro de los espacios cerrados de la Calle Subterránea, es la peor idea que se puede tener. Solo se le ocurriría al funesto alcalde que padecemos. El problema principal son los aerosoles, recuérdenlo.

Infectándose al ritmo de rock
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TURISMO CON MOCHE

TURISMO CON MOCHE

Carlos Arce Macías

Para las principales ciudades guanajuatenses que se sostienen por la afluencia de turistas, el desplome económico es estrepitoso. Una de las áreas más afectadas es el sector turístico. Cerca del 70% de las personas tiene miedo de hospedarse en un hotel, 83% a comer en un restaurante, 84% a subirse en un avión y el 94% a acudir a un bar. Estamos hablando, según la encuestadora Mitofsky de temor, esa vivencia que pone en alerta nuestro cerebro y hace que se activen las zonas más recónditas y arcaicas de la mente, que tienen como finalidad la sobrevivencia. Así que será muy difícil eliminar esas sensaciones primarias, logrando que la gente viaje, se hospede, beba y coma en otro lugar. Por eso es uno de los sectores más golpeados.

Aeropuerto del Bajío

El gran tema en estos días aciagos de COVID 19, es la protección frente a la pandemia, al tiempo que nos resguardamos del dramático aumento de contagios por la reapertura de muchas actividades económicas, entre otras el turismo.

Por lo pronto se sabe por los estudios recientes de la consultora Deloitte que solo el 20% de los turistas se sienten seguros de hospedarse en un hotel. En entrevistas a miembros destacados de la industria turística se concluye que el eje de la reactivación consiste en la seriedad con que la hotelería implemente las medidas y protocolos de bioseguridad, como lo son la sanitización de espacios, la venta sin contacto humano, el uso de material de protección, la capacitación de su personal y la comunicación asertiva a los clientes, de los nuevos esquemas que garantizan su seguridad frente a la pandemia.

Higiene total

La reactivación turística requiere un profesionalismo del sector, que hasta ahora no se ha adoptado en Guanajuato Capital. No dudo de que la hotelería de grandes cadenas y los servicios premium de León y San Miguel Allende, logren empezar a atraer a los turistas a esas ciudades. Pero para Guanajuato será complicado.

La hotelería capitalina, salvo honrosas excepciones, opera bajo un sistema de moches para los llamados “guías de turistas”, que acechan a los despistados excursionistas a la orilla de las carreteras de acceso a la ciudad colonial. Primero les ofrecen mapas gratis del pueblo, y luego, cuando el visitante se cerciora del laberinto de calles, callejuelas y túneles, se les ofrece el servicio de guiarlos por la ciudad y acomodarlos en el mejor hotel de acuerdo a su presupuesto. Y por supuesto, el mejor hotel, es aquél que ofrece mejor moche a los improvisados “guías”. Este filtro del mercado de hospedaje en Guanajuato Capital, liquida la sana competencia, necesaria para producir buena hotelería. Los turistas acaban en hoteles mediocres, pero que gastan una parte importante de su ganancia en el moche a los guías que pastorean a los ilusos viajeros a sus instalaciones. Esta es una de las causas que explican la mala hotelería que padece la capital del estado, que podría ser resuelta con un par de anuncios espectaculares a la entrada de la ciudad, advirtiendo a los turistas que las recomendaciones de los susodichos “guías”, están sujetas a los moches que reciben de los hoteleros, no de la acreditación objetiva de sus servicios.

Cazando turistas

Como sabemos, una actividad comercial que haya neutralizado la sana competencia basada en la calidad de sus servicios y en la innovación de los mismos, está destinada a seguir degradándose, dedicándose solo a la depredación de los incautos consumidores que caen en sus fauces. Es el caso de esta hotelería mediocre, que para sobrevivir deberá transformarse.

Garantizar buenos servicios turísticos

DESTINO: LAS MOMIAS

Carlos Arce Macías

Desde la corta visión de Alejandro Navarro, alcalde de Guanajuato, el destino de la capital del estado solo son las momias; no la ciudad, no su cultura, no su entorno mágico y menos su historia. Lo explico.

Un fenómeno natural, descubierto hace años y publicitado en una película del héroe de la lucha libre, El Santo, convirtió una exhibición de cadáveres momificados del cementerio de Santa Paula, en supuesto “museo”, para satisfacer el morbo de cierto tipo de visitantes, que arribaba a la ciudad.

Muérase de miedo

Pero la vocación turística de Guanajuato deviene de otras circunstancias que debemos revalorar, para no acompañar la ignorancia de su gobernante en turno. Esta entidad federativa responde al influjo de centros urbanos, que no pertenecen a Guanajuato. Al oriente, toda la zona de La Laja orbita en rededor de Querétaro. El norte guanajuatense responde a la dinámica de San Luis Potosí. El sur siempre se ha alineado a Morelia y el occidente mantiene fuertes lazos con Guadalajara. Como auténticamente guanajuatense solo queda la zona correspondiente a Irapuato, Silao y la propia ciudad de Guanajuato, que gracias a su potencial minero, se consolidó como una de las ciudades novohispanas con mayor auge. Así lo vio con claridad el polímata Alexander Von Humboldt, una de las mentes más ilustres de su época, al visitar la región más rica y próspera de América.

Humboldt, el sabio

En la ciudad de Guanajuato acaeció el gran evento de la primera parte del movimiento de insurrección de 1810: la toma de la Alhóndiga de Granaditas. Luego de la masacre de españoles, todo cambió y el movimiento de Miguel Hidalgo marcó el inicio de la independencia. En sus callejuelas y plazoletas, se entreveran leyendas, sucesos históricos y se descubren expresiones arquitectónicas de incalculable valor, que llevaron a la UNESCO a declararla “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”. Nada más y nada menos.

Esta ciudad extendió su nombre a toda una región, constituida por una enorme diversidad social y ha sido importante testigo de la historia de nuestro país. Quiéranlo o no, ninguna otra localidad del Bajío, la iguala en prosapia. Pero aún hay más, su caprichosa ubicación la hacen uno de los asentamientos urbanos más singulares del mundo. 

Una condición que revolucionó a Guanajuato, haciéndola diferente a los pueblos y villas circundantes, fue el establecimiento a partir de 1732 del Colegio de la Santísima Trinidad, luego, en 1785 el Real Colegio de la Purísima Concepción, en 1870 el Colegio del Estado y en 1945 la Universidad de Guanajuato. Bajo su auspicio se formaron una gran biblioteca (Biblioteca Armando Olivares), una colección de mineralogía excepcional, un museo de Historia Natural (Alfredo Dugés), un archivo histórico y una pinacoteca de gran valía. 

Desde la propia Universidad, se abrió un espacio cultural invaluable, que ha logrado el reconocimiento de la ciudad como “Capital Cervantina de América”, lo que devino en uno de los eventos artísticos más espectaculares del siglo XX: el Festival Internacional Cervantino, que ha contado con la presencia de grandes compañías teatrales y de danza, las mejores orquestas del mundo, y solistas extraordinarios.

Empieza el FIC

Esta es la ciudad, para rematar, de Diego Rivera y José Chávez Morado. El primero tiene como museo la casa en donde nació; el segundo hizo suya la propia Alhóndiga de Granaditas y fundó “El Museo del Pueblo”.

Pero nada de esta larga saga histórica y cultural es importante para el peor alcalde que haya tenido este municipio. Insiste en endeudarnos y convertir el linaje histórico y cultural de una gran ciudad, en una experiencia turistera, dedicada a la observación morbosa de cadáveres momificados, la borrachera, el desmadre y a la compra de charamuscas. Lo repito: Navarro es indigno de gobernar esta comunidad.

Oferta turística: momias y charamuscas