INFLACIÓN

Carlos Arce Macías

Los adultos ya mayores, recordamos con terror lo que es un ambiente de inflación como el que se vivió enMéxico durante años ochenta y noventas del siglo pasado, cuando llegaron a registrarse niveles de 105 y 159%. En aquellas épocas los mexicanos aprendimos que el peor de todos los impuestos era la inflación. No por nada el objetivo único del Banco de México es controlar ese fenómeno inflacionario. Esto se atempera decretando el aumento las tasas de interés que fija el banco central y mediante el control de la emisión de billetes y monedas. El tema es muy sofisticado y no apto para cardiacos, especialmente cuando la economía mundial entra en procesos complicados como los que vivimos en estos tiempos de pandemia: surgimiento de nuevas cepas, cierre de la economía y procesos de reactivación, mezclados con guerras comerciales entre las grandes potencias económicas.

Drama familiar: la carestía

Total, que los recuerdos se agolpan, y en la memoria se recrean viejos tiempos, en que, lo que se pagaba en una transacción valía la mitad al día siguiente. Vivíamos fustigados por la angustia de tener dinero en la mano, que perdía su valor aceleradamente. Ojalá pudiéramos trasmitir esa vivencia a las nuevas generaciones. A esos que creen que tomar malas decisiones económicas no acarrea consecuencias. Que manejar mal la economía, perder inversión, eliminar puestos de trabajo y fomentar la actividad informal, es un cultivo normal en un ambiente económico de un país en desarrollo. Esto no funciona así.

Hay que considerar que una política de revanchismos suicidas, liquidando a las clases medias que son el motor de la actividad empresarial, produce efectos negativos, y que, intentar manejar la economía desde un palacio virreinal, nos lleva al despeñadero a todos, pero especialmente a los pobres, que son los que caerán primero.

En estas líneas, dándoles unos cuantos datos, espero que empecemos a crear una conciencia colectiva de que se están prendiendo focos rojos en nuestro entorno, en nuestra realidad económica, y que no se puede arriesgar la estabilidad del país por berrinches y ocurrencias del ejecutivo. Estamos jugando con fuego, especialmente en el nombramiento del nuevo miembro y gobernador del Banco de México.

Comparto con ustedes una serie de precios de artículos de consumo masivo y los datos de sus incrementos entre 2018 y 2021, con la finalidad de que ustedes saquen sus conclusiones:

La economía viene pintando mal, el encarecimiento de precios está a la vista. Ante un proceso inflacionario mayor al 7% anual, todo empieza a descomponerse. Por eso, es urgente impedir malas decisiones económicas. Para empezar, los gobiernos deberán apretarse el cinturón, evitando la compulsión de elevar excesivamente los impuestos. La gente necesita dinero en sus bolsillos y nuestro banco central redoblar esfuerzos para frenar la carestía. Irónicamente, quienes saben hacer esto son los tecnócratas con estudios en el extranjero, a quiénes este gobierno expulsó de puestos claves en la administración federal, por fifís y sapientes. Feo panorama para nuestra economía familiar por lo pronto.

Hacia arriba

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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NO HAY

Carlos Arce Macías

En tanto vamos descubriendo la verdad en cuanto a las condiciones de nuestro país, especialmente durante estas pandémicas fechas, constatamos que en varios lugares ya no hay servicios de salud para urgencias y que los servicios de emergencia están limitados. La Cruz Roja Mexicana, que vive de la caridad pública (increíble que no sea un servicio público obligatorio), no ha podido hacer su colecta anual y pronto empezarán a faltarle recursos. México adolece de servicios de urgencia y emergencia. Los avances paulatinos de la Secretaría de Salud, los demolió el actual presidente en unos cuantos meses. No hay.

Sin $$$$$

Un día nos despertamos y descubrimos también que nuestro país no cuenta con maestros de vocación y cuya profesión sea atesorada por la sociedad y el mercado laboral. Salvo algunos cuantos miles de estoicos mentores, perdidos entre una masa de grupos de choque y militantes de un sindicalismo destructivo yvoraz, tampoco tenemos docentes. No hay.

Pedagogos profesionales

Otro día nos hemos encontrado con que la seguridad y paz pública, son una aspiración perdida en un mar de acuerdos obscuros y renuncias a la acción policiaca. A nivel local, nuestros ediles han sido incapaces de construir, salvo unas cuantas excepciones, cuerpos profesionales, bien armados y capacitados para garantizar la paz comunitaria y evitar la acción de los cárteles a nivel municipal, que aprovechando la emergencia han decidido maquillarse de finísimas y bondadosas organizaciones, repartidoras de despensas. Sospechosamente, las fuerzas del orden siguen pasmadas. Si nos preguntamos por las policías, la respuesta es categórica: no hay.

A partir de la llegada del nuevo gobierno a operar la administración federal, han desaparecido los denominados tecnócratas. Se trataba de los funcionarios encargados de que el gobierno accionara y cumpliera sus funciones ordenadas y reguladas por la ley y reglamentos. Cuando vemos la torpeza y dificultad de la actual administración pública, sus imprecisiones y dislates, buscamos a los encargados de áreas totalmente técnicas como las de Hacienda, Comunicaciones y Energía y no los encontramos por ningún lado. Han sido sustituidos por personal sin pericia ni experiencia alguna. Por lo pronto, tecnócratas, que hagan funcionar bien el gobierno, no hay.

Los nuevos expertos de la 4T (CRE)

En muchas redes sociales no es extraño encontrar quejas por el pésimo desempeño de los políticos de oposición, incapaces de estructurar una respuesta eficaz en contra del actual gobierno, que evidencia un pésimo desempeño, carente de contrapesos a sus decisiones. Su verdadera obsesión es consolidar una base electoral construida desde sus clientelas sociales, receptoras de dinero público, y condicionadas a votar por Morena, para no perder su exiguo ingreso. Poco a poco se intenta cancelar toda posibilidad de oposición. Y es que para enfrentar a la transformación de cuarta, hay que poseer un atributo que muchos de los actuales políticos, calificados por el propio López Obrador como el PRIAN, no poseen: la honestidad. Más allá de su significado virtuoso, la honestidad soporta la posibilidad de confrontar sin temor a ser apabullado, a un adversario maniqueo. Y por ahora, sobran los dedos de una mano, para contar a los políticos que resulten funcionales, en esta situación, como Juan Carlos Romero Hicks, por ejemplo. Un Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa, Miguel Osorio Chong, Miguel Márquez, Luis Alberto Villarreal, Ricardo Anaya, Jesús Ortega, etc., constituyen una calaña impresentable, incapaz de liderar un proyecto para dotar de esperanza a los mexicanos. Están manchados, irían solo por negocios y a vender caros sus votos. Oposición por ahora, no hay.

¿Tan poquito?…

Nos queda solo la ciudadanía. Muy poca, articulada y afiliada a grupos organizados. Son estos, sobre quienes recae la única posibilidad de construir una salida a la desgracia en que nos encontramos sumidos. Posiblemente, solo allí encontremos algo. ¿Si hay?

Liderazgos