RACIONAR LA SALUD

Carlos Arce Macías

Hace unos días tratamos el tema. Sin embargo, por su relevancia, se torna necesario no arrojarlo al olvido. La vida nacional se debate entre escándalos, ocurrencias y locuras, pero debemos de ser fríos y reflexivos, para entender la turbulenta circunstancia en que nos encontramos sumidos. El objetivo principal de muchas decisiones es distraer al pueblo de la cuestión más importante: que no se hable de la escasez, casi inexistencia, de vacunas; lo cual compromete vida y salud de todos los mexicanos.

Vacunas a cuentagotas

Con su ya legendaria irresponsabilidad, el ejecutivo mexicano, sumido en una tacañería criminal, empezó a intentar compara vacunas hasta diciembre del año pasado; y por supuesto, se encontró con un mercado totalmente comprometido y corto de producto, con su oferta vendida a países previsores, desde junio de 2020.

Esta negligencia ha producido, durante el primer trimestre de este año, una brutal insuficiencia del ansiado suero inmunizante. Esto conlleva consecuencias muy graves para todos, pues en tanto no se inocule a una gran parte de la población, el virus encuentra zonas de mutación, en donde puede desplegar resistencia a los biológicos desarrollados. Por ese motivo, mientras más rápido se consiga la cobertura de cerca de 90 millones de vacunados, más seguros estaremos.

Pero aún cuando la experiencia de nuestras autoridades sanitarias es vasta, la necedad del presidente ha llegado a un límite impensable. Ha decidido que todo mundo debe pasar a través de sushuestes a cargo de la promoción gubernamental,denominadas “Servidores de la Nación”, así como del control militar. Las experimentadas instancias de salud quedaron prácticamente excluidas de la campaña, para dedicarse a realizar acciones secundarias de organización, control de largas filas y toma de datos. Un desperdicio.

Vacunación electorera

Por ejemplo, en Guanajuato, una entidad federativa que ha invertido muchos recursos en servicios de salud, y que cuenta con más de 600 unidades de atención distribuidas en todo el territorio, es informada desde el centro, con solo un par de días de anterioridad, que los equipos de siervos nacionales, llegarán a algún municipio a inmunizar. Cualquier planeación queda desactivada, ocasionando las filas interminables de ancianos, obligados a permanecer por muchas horas, expuestos a las inclemencias del tiempo, en busca de ser vacunados. Parece que las multitudinarias filas, son provocadas a propósito, con el objetivo de conseguir imágenes que sirvan para evidenciar que sí hay vacunación. Nada importan los viejos y sus achaques, la voluntad presidencial desprecia cualquier consideración moral al respecto.

Y es que, de verdad, los centros de salud podrían, con un mínimo esfuerzo de planeación, implementar sistemas modernos de organización mediante citas previas, para evitar el sufrimiento de personas mayores y enfermas. Un sistema avanzado de gestión podría habilitar cualquier computadora lap top como oficina itinerante, capacitada para inscribir solicitantes y darles una cita directa, sin necesidad de filas y guardando sana distancia. También puede seleccionar a los más vulnerables y a los de mayor edad, para que sean atendidos de inmediato, con cuidado y premura. ¿Es mucho pedir?

Vacunación en Alemania

Poco a poco, se nos está acostumbrando a hacer colas para obtener satisfactores. Pero lo que resulta criminal, es hacerlo con la salud. Entregar por goteo vacunas, no haberlas adquirido a tiempo, andar por el mundo mendingando lotes de obsequio, resulta un agravio profundo y doloroso. Mientras, hay que recalcarlo, la gente se muere, se enferma y muchos sobrevivientes padecen serias secuelas provocadas por el virus que nos ataca.

En la capital mexicana ya se eliminó de las actas de defunción el rubro de causa de muerte, para encubrir la mortandad de la pandemia. Y mientras la tragedia se desgrana sobre el pueblo, al que dicen amar, cada día se presentan más acciones escandalosas encaminadas a distraer la atención de la urgencia sanitaria: cuestiones estridentes como un macho en pos de una gubernatura, el encauzamiento penal de un gobernador, una iniciativa legislativa que nos confrontará con el poderoso vecino y espantará la inversión y los empleos. Lo que sea es bueno y abona para que no protestemos por racionarnos la salud, mientras se mueren más que los habidos en cualquier conflagración bélica. ¡Vaya manera de cuidar al pueblo!

Pocas vacunas, largas filas
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SALUD, PANORAMA SINIESTRO

Carlos Arce Macías

Escribo esto a la conclusión de una interesante charla, en el Observatorio Ciudadano de Guanajuato (OCDG), con el doctor Éctor Jaime Ramírez Barba, secretario de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. Con su conocida pulcritud en el manejo de datos y un profundo conocimiento de la administración de servicios de salud pública, nos ha presentado, no solo la problemática que enfrentamos ante la pandemia de Coronavirus, sino en general el obscuro panorama de la salud en México. Compartiré algunas reflexiones y datos del galeno.

Desde el Observatorio Ciudadano

La llamada emergencia nacional, sigue manejándose como algo vigente. Éctor Jaime reclama: emergencia en el ámbito de salud, se asume como una temporalidad, una condición que se da en un momento determinado, pero que no puede mantenerse indefinidamente. De esta forma, no podemos considerar como emergencia y luego de tantos meses, al coronavirus. Ha pasado a ser una circunstancia sanitaria, si bien muy peligrosa, que debe de ser atendida con las herramientas de administración pertinentes: planeación, organización, control y monitoreo, necesarias para ser eficientes y eficaces.

Pues bien, con una lluvia de datos avasalladora, el diputado Ramírez Barba, nos revela que el gobierno federal, prácticamente no se ha hecho cargo del flagelo de coronavirus que nos hiere día a día. Nuestro gobierno nacional no tiene siquiera, asegurados los contratos para las vacunas, salvo Pfizer (17 millones de dosis dobles), y menos la organización requerida para administrarlas. El reto es complejo, pues se trata de inmunizar a una extensa población de 130 millones de habitantes. La logística es complicada, se precisan redes de refrigeración para conservar el producto, en el caso de Pfizer, de –equipos que garanticen -70 grados de congelación. Desde que se contrató con la empresa americana, se supo de esta delicada cuestión; pero el gasto de 6000 millones para refrigeradores nunca se presupuestó. Aparte, no solo hay que aplicar una dosis, sino que debe de ser reforzada con una segunda inoculación en un tiempo prefijado, lo que dificulta el logro de su plena eficacia.

Vacunación, reto logístico.

La adquisición de vacunas ha sido toda una saga. Los gobiernos de Estados Unidos, Unión Europea e India, desde junio de 2020 compraron vacunas. México lo hizo hasta el 2 de diciembre. Siempre llegando tarde. Al desaparecer los fideicomisos públicos, por capricho presidencial, eliminaron el dedicado a la obtención de vacunas, que guardaba 68,000 millones de pesos (mdp), pero esa cantidad no fue traspasada al presupuesto 2021, solo se suprimió. Pero al Fondo de Gastos Catastróficos, también le redujeron 30,000 mdp, aduciendo la necesidad de compra de sueros inmunizadores, dinero que se vaporó y no aparece en el actual presupuesto. Total, que solo hay considerados 8,000 mdp, correspondientes a las compras ordinarias de otras vacunas como las de la tuberculosis e influenza.

El sistema de salud, desde que entró el nuevo gobierno, ha sido castigado, disminuyendo sus presupuestos cada año. Por si no fuera suficiente la incapacidad de los actuales administradores, ha provocado un subejercicio en 2020 de ¡12,000 mdp! Inexplicable que habiendo dinero, siga sin haber medicamentos quimioterápicos para el tratamiento de niños con cáncer. Ojo con esto, el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), es dirigido, irresponsablemente, por un amigo del presidente, ex director de la zona arqueológica de Palenque. Un administrador formado en la Universidad Olmeca de Tabasco, sin el menor conocimiento en políticas públicas de salud. Así estamos.

El arqueólogo…

La consolidación de compras de medicinas en la Secretaría de Hacienda, resultó desastrosa. Acabaron pidiéndole ayuda a la ONU. Por lo pronto, las contrataciones para 2021 deberían darse en este mes, y ya fueron aplazadas para febrero. Si no sucede otro retraso, eso significa que hasta agosto estará surtiéndose los medicamentos que se demandan con urgencia. El desabasto, especialmente de medicina para enfermos crónicos, está a la vista.

Demoler partes de la administración federal, encargados de temas como energía, comunicaciones o telecomunicaciones, produce graves impactos en la economía. Pero dedicarse a devastar la organización de los servicios públicos de salud, y más en tiempos de una plaga mortal, significa decenas de miles de muertes, que pudieran ser evitadas. Al presidente no le importan. Le interesa más el estadio de beis bol de Palenque o solazarse viendo caricaturas infantiles . Es insensato y mezquino.

Devastando la salud.

EL PEOR ESCENARIO

Carlos Arce Macías

Si anda deprimido, le aconsejo cortar esta lectura y buscar noticias de deportes o refugiarse en alguna serie de su interés en Netflix o Prime. Absténgase de leernos, no le conviene.

Ya en confianza con aquellos que, incitados por el morbo, han decidido mantener sus ojos sobre estas líneas, comencemos a desgranar la serie de sucesos que constituyen una de las correlaciones más nefastas que pudiéramos haber pensado en combinar.

Todo comenzó con el triunfo electoral en 2012, de un proyecto urdido entre el PRI y una televisora para hacer presidente de la República a un personaje inmoral y corrupto, dispuesto a pagar con contratos y privilegios, los apoyos, entre otros la asignación de una esposa popular y famosa, que se le fueron otorgando para su campaña. Rodeado de un grupo de atlacomulcas, una tribu agresivamente depredadora de las arcas del Estado de México, elevaron al gobierno nacionalel saqueo rutinario de los presupuestos públicos. Sus acciones, convenidas con los principales partidos de oposición, los cuales fueron comprados a través de canonjías presupuestarias para sus diputados (moches) mediante el ramo 23, acabaron con el sistema de partidos, en donde la oposición desempeñaba un relevante papel, desmantelando así nuestra democracia. La liquidaron. Si hoy nos preguntamos por qué no hay una oposición militante, organizada y crítica, la respuesta se encuentra en la conformación de una partidocracia bandolera y pilla.

¿Cuánto quieren?

Producto del hartazgo, en 2018 accedió a la titularidad del ejecutivo federal un personaje singular. Un político resentido, muy violento y vengativo, carente de talentos para desempeñar ese cargo. Siendo un opositor tesonudo, su radicalización, frustrado por haber perdido las elecciones presidenciales de 2006, lo convirtió en un resentido enfermizo, digno de ser tratado por algún especialista. Así, desde el inicio de su gestión, decidió descabezar a todos los funcionarios de los primeros niveles del gobierno federal, limitando inexplicablemente la capacidad de planeación y ejecución de su gobierno. Hoy en la Federación no atinan como hacer las cosas, ni como cumplir sus funciones.

El problema no quedó ahí. Bajo el presagio de que el sexenio arrancaba mal, la demolición sistemática sobre el aparato administrativo se extendió a áreas muy delicadas de la operación gubernamental. Destaco el ataque constante y artero a todas las instituciones ligadas a la ciencia, a la tecnología y la innovación, así como a la educación superior financiada desde el Estado. Pero llamo la atención, especialmente, en el debilitamiento de los servicios de salud, recortando de manera irresponsable personal y equipamiento de hospitales, así como suministro de medicamentos. Pronto los niños con cáncer se quedaron sin recibir quimioterapias, ante la atónita mirada de los médicos tratantes, mientras el presidente acusaba a las farmacéuticas de corrupción; como si no se pudiese resolver el problema con una investigación, seria y profunda, sin necesidad de poner la vida de los infantes en peligro. Frente a desatinos de esa magnitud, cualquier gobierno hubiera sido derrocado de manera fulminante, en un país avanzado.

No hay…

Y en esas estábamos, asediados también por la delincuencia, que cuenta los muertos por miles, y sin verle fin a ese problema, cuando empiezan a presentarse señales de emergencia mundial por la epidemia que se estaba originando en China. La primer reacción oficial fue demeritar la situación, frenando la implantación temprana de medidas preventivas, para evitar entrar a un estado de crisis. La insensatez del propio presidente, se evidenció: continuó viajando y congregando muchedumbres imprudentemente, alegando que todos podíamos abrazarnos y besarnos sin mayor problema.

De pronto, comenzaron a aparecer imágenes terribles en la televisión de Italia y España, en donde la pandemia se salió de control. Poco a poco, quedaba claro que llegaríamos a la situación de tener que parar actividades laborales y empresariales, luego de un pésimo desempeño económico, provocado por las malas decisiones de López Obrador. La situación empezó a agravarse.

Muerte en Venecia

Y henos aquí, ensimismados en nuestros pensamientos, inmersos en nuestro aislamiento y alarmados por los problemas de salud, y con una perspectiva negativa de recuperación económica, cuando… aparece de forma repentina en nuestro reborujado horizonte, el sunami petrolero.

Convencidos de que la vida moderna se resuelve en rededor de un barril de petróleo o de galones de gasolina, el presidente y su secretaria de Energía, apostaron en un juego que desconocen y salieron trasquilados. Con su pésima decisión de bloquear un acuerdo estratégico de la OPEP, se exhibieron como auténticos chiflados, desconocedores del mundo del petróleo y los energéticos.

Ahora, las dramáticas condiciones impuestas por los saudíes, poseedores del crudo más barato, de los centros estratégicos de distribución (Libia) y de la mayor capacidad de transporte marítimo (rentaron hace tiempo casi todos los buques tanque disponibles), aniquilaron en una noche nuestras exportaciones, mientras PEMEX (la empresa petrolera más endeudada del mundo), pierde en cada barril que produce, porque el precio no alcanza a cubrir los costos de extracción. No obstante lo anterior Andrés Manuel insiste: la nueva refinería de Dos Bocas, va.

Llenos de petróleo

Y entre tanto, las empresas familiares, pequeñas y medianas empiezan a cerrar, perdiendo empleos por miles, en la fase 3 de la pandemia, justo durante el peor momento, cuando el proceso de infestación está a la alza. Sin embargo, López Obrador exultante desde su conferencia mañanera, se niega a presentar programas de apoyo a los empresarios, mientras afirma que nuestro país está preparado para enfrentar la emergencia sanitaria. Ahora viene lo peor.

El presidente de México parece no entender mucho de números y estadísticas. Su subsecretario de Salud le ha ayudado a maquillar y subestimar las cifras de contagio, para hacer parecer que todo está bajo control. Pero existe un hecho indubitable, la muerte. Llevar bien esa contabilidad aclara la mortandad de la peste que sufrimos. Ayer ya eran más de 1000 muertos y los hospitales de la Ciudad de México empezaron a saturarse rápidamente. ¿Ya echaron cuentas sobre el desarrollo del índice de mortalidad?

No salen las cuenta

Deseando que esta pesadilla no se haga realidad, los especialistas nos han indicado que una vez desatada la epidemia, los casos se multiplican exponencialmente. Bajo este criterio, predicen los estadísticos, tomando como base los datos oficiales de muertos, que en 27 días llegaremos a 63,000 decesos, pero en solo diez jornadas más acumularemos 250,000, para completar dentro de mes y medio ¡un millón de muertos! ¿Entenderá el significado de estas proyecciones el presidente? Nuestro mandatario no domina las cifras, se confunde y enreda constantemente, quizás no le dé el cacumen para dimensionar el peligro que nos acosa. Nuestro peor escenario está por realizarse. Hasta ahora todo va mal, el presidente empuja al país al voladero.