BUEN GOBIERNO, EL ORÍGEN DEL PROBLEMA

Carlos Arce Macías

Lo normal para encontrar las causas de algún fenómeno socio-político, es detectarlas analizando hechos  históricos similares, buscando en ellos los trazos análogos y consecuencias que se ocasionaron. Por eso Cicerón afirmaba: “La historia, es la gran maestra de la vida”.

Leo con atención historia de Roma, raíz del mundo occidental, en el que nuestra civilización se encuentra enclavada. Nos interesa la construcción y desempeño del período de la República y su sustitución por el Imperio. Son momentos estelares, no solo para esa época, sino para la comprensión del funcionamiento del sistema republicano. México, no hay que olvidarlo, es una república.

La República Romana, un gran invento.

Pues bien, descubrimos que a través de una organización más evolucionada que la monarquía, Roma logró hazañas extraordinarias. De ser una discreta comuna en el Lazio, se expandió por toda la península itálica, enfrentando los ánimos expansionistas de Pirro, rey de Epiro, logrando controlar en pocos años todo el territorio peninsular. Luego empezaron las confrontaciones con la gran potencia marítima del Mediterráneo: Fenicia. Esto marcó el inicio de las guerras púnicas, que terminaron con la destrucción de Cartago y la incorporación de todas sus colonias a Roma. Inmediatamente concluidas esas guerras, se enfrentaron a Macedonia, reuniendo toda Grecia a sus territorios.

Enfrentar a generales como Pirro, Amílcar, Aníbal y Filipo V, no fue sencillo. Solo una organización política novedosa y audaz, como la republicana, logró la consolidación de los romanos como la potencia mediterránea hegemónica. La república, fundada en la frugalidad, el esfuerzo conjunto, el solidarismo y la moral cívica. Produjo grandes militares como Catón, Flaminino, Flaco, Claudio y Escipión, entre otros.

La República en manos de grandes estrategas militares

Los puestos públicos, especialmente las magistraturas anuales se decidían en votación. Integrantes de familias plebeyas, tuvieron la oportunidad de escalar socialmente y aportar a la grandeza de Roma. Los mejores gobernaban, escogidos y sustentados por el voto consciente de los ciudadanos.

Pero el éxito de la República, trajo consigo el veneno que acabaría con ella. Resulta que los victoriosos generales romanos, vencedores en Grecia, África e Hispania, se apoderaron de enormes riquezas:botines, tributos y esclavos. Cornelio Léntulo, regresó con 20,000 kilos de plata y 1,100 de oro hispánico;Emilio Paulo, con 64,000 kilos de plata y 150,000 esclavos de Macedonia. Se inventó el denario (moneda de plata), con ello, la riqueza se hizo fungible, la actividad financiera e inmobiliaria se multiplicó, enriqueciendo extraordinariamente a muchas familias, cuyos miembros se desempeñaban en actividades políticas.

El Denario, moneda ligera de plata.

El paso siguiente fue temerario y terrible. En una sociedad basada en el sufragio ciudadano para acceder a las posiciones políticas, nadando en dinero y riqueza, lo más sencillo resultó ser la compra de votos a los ciudadanos. “En política todo lo que cuesta, sale barato”, decía Fidel Herrera, político mexicano. Y así procedieron las egregias familias romanas, para conservar e incrementar su influencia desde los puestos públicos. Aceleradamente el ambiente político se fue deteriorando. Primero el gobierno, que ya no dependía de un genuino interés ciudadano, perdió calidad y comenzó a tropezar, sumido en confrontaciones entre familias rivales. Luego aparecieron los populistas, como los hermanos Graco, que amenazaron con movilizaciones sociales. Vino luego la guerra civil que acabó con los vestigios de la república. Inmediatamente, después de los triunviratos, llegó Octavio Augusto, se abandonó el republicanismo y comenzó el imperio.

La historia lo muestra, hay una forma eficaz para matar al sistema republicano: la compra de voto. Es la manera de de corromper el comportamiento virtuoso de los ciudadanos, que deberían votar por “los mejores”. Ahora solo sufragarían por quien más migajas les arroje. Automáticamente, optamos por la kakistocracia,el gobierno de los ineptos, de los peores, que, robándose el dinero de las arcas públicas, cómodamente transaccionan votos a cambio de dinero. Todo se distorsiona, corrompe y degrada.

Si para la elección del 2021 no combatimos eficazmente la venta de votos, el destino estará sellado: la república, y con ella, la democracia, verán su fin. Al tiempo.

El fundamento de la corrupción política.
Anuncio publicitario

ROMA, CUESTIÓN DE VIDA

Carlos Arce Macías

 

El cineasta Alfonso Cuarón, ha puesto frente a nosotros, una película que nos deja pasmados, sin palabras y con los ojos rasados por las lágrimas. Después de varias décadas de ver películas de todo tipo, para alguien que creció yendo de cine en cine de la mano de su madre, puedo decir que la experiencia íntima que deja el último film de Cuarón, es difícilmente asimilable.

 

La posibilidad de viajar en el tiempo, y con seis años más que el laureado director, poder revivir muchos de los ambientes vividos hace más de cincuenta años, tiene un significado personal indescriptible. Cada escena de la vida familiar, pero sobre todo de los  ambientes de barrio citadino de aquellos años setenteros del siglo pasado, fraguados con una alucinante minuciosidad y amplificados por una banda sonora, que reproduce cabalmente anuncios de radio y televisión de la época, el silbido del afilador o el pitido del vendedor de camotes, terminan en una superlativa recreación de ese periodo. Podemos decir a nuestros nietos e hijos: vean Roma, así se veía, se oía y sentía nuestra infancia.

 

Para mi, el momento en que se estampa el entorno, en el que la protagonista sale desconsolada del cine, solo le falta la mano materna.  Allí van apareciendo el globero, el merenguero, el vendedor de muéganos y el de calaveritas danzarinas, conformando una alharaca estrepitosa. El momento resulta conmovedor y extraordinario, terminando en cuanto se diluyen las bombas flotantes de jabón que también son ofertadas en el quicio del cine.

 

El sonido, no de la lluvia habitual de la ciudad de México, sino del granizo que rebota en las baldosas del patio, acarrea el olor fresco, puro y frio de muchas tormentas veraniegas. La toma en la que la protagonista cruza la esquina de la avenida Baja California con Insurgentes, para llegar al cine Las Américas, es una admirable recreación de la ciudad setentera.

 

No se puede obviar la destacada actuación de todo el elenco, especialmente de Yalitza Aparicio. Su mirada, los gestos, la intrigante inexpresividad de su rostro, resultan cautivantes. Las historias que se entrelazan, biografía infantil del propio Cuarón, son desgarradoras, aunque resultan normales dentro de nuestra sociedad. Un trabajo actoral de altísima calidad.

 

La fotografía en blanco y negro, es espléndida. Las tomas en la azotea, donde se encuentran los lavaderos, el paisaje mexicanísimo del altiplano y la soberbia secuencia de la playa y el mar, no tienen parangón. A Cuarón se le agrega un gran talento: resulta ser un fotógrafo excepcional, que se permite, en este caso, darse el lujo de no contar con Emmanuel Lubezki.

 

Esta nueva película, atiborrada de premios más que merecidos, nos pasea por los suburbios citadinos, en el que la vida transcurre entre el lodazal. Antes, en aquellos años, la pobreza extrema, no la relativa que hoy miden los indicadores del CONEVAL, era la normalidad. En los llanos, aparte de jugar futbol, se entrenaba, con asesoría de la CIA, a paramilitares en el arte del kendo (combate asiático con garrotes) por órdenes del gobierno de Luis Echeverría, uno de los peores presidentes, que en la época moderna, haya tenido México. Lo padecimos.

 

Un jueves de Corpus Christi en junio de 1971, los llamados “halcones” fueron utilizados para masacrar impunemente a estudiantes de la UNAM y el Poli, que se manifestaban en contra del gobierno. Atrapados entre las avenidas Melchor Ocampo y San Cosme, los jóvenes fueron apaleados y en un rápido contra ataque apoyado con armas de fuego,  asesinados a mansalva, cayendo cerca de 120 manifestantes. La policía y los granaderos permanecieron expectantes mientras se reprimía, golpeaba y asesinaba a los jóvenes que osaban protestar en contra del gobierno. Eso es, al final el autoritarismo.

 

Cuarón logra revivir de una forma inusitada y dolorosa aquel hecho bochornoso del gobierno priísta, que manejaba en un puño nuestro país. Eran las potestades originadas por un poder ejecutivo unilateral y tirano, de un presidente que afirmaba: “la economía se maneja desde Los Pinos”, provocando serios desajustes macroeconómicos, que nos condujeron a varios decenios de inestabilidad y pobreza. Casi todos tuvimos menos.

 

Espero que para muchos jóvenes, Roma explique, de forma visual, el motivo de nuestras luchas por construir un México democrático, con un Poder Ejecutivo acotado por la división de poderes republicana, inventada, durante el Siglo de las Luces, por Montesquieau. Esta forma de gobierno esta hoy acosada por un protodictador, entronizado por el voto de millones de ciudadanos, que ya olvidaron o no experimentaron las consecuencias de padecer a un presidente de la República todopoderoso y locuaz. Quienes nos resistimos a volver a  sufrir esa ignominia, hoy nos inquieta que cada vez, exista menos sensibilidad a la perdida de democracia. Los resultados serán devastadores, no tengan duda. Vean Roma, quizás se sensibilicen y cambien, porque como lo explica el propio Alfonso Cuarón, su película no es una cuestión de cine, sino una cuestión de vida.

@carce55