BUEN GOBIERNO, EL ORÍGEN DEL PROBLEMA

Carlos Arce Macías

Lo normal para encontrar las causas de algún fenómeno socio-político, es detectarlas analizando hechos  históricos similares, buscando en ellos los trazos análogos y consecuencias que se ocasionaron. Por eso Cicerón afirmaba: “La historia, es la gran maestra de la vida”.

Leo con atención historia de Roma, raíz del mundo occidental, en el que nuestra civilización se encuentra enclavada. Nos interesa la construcción y desempeño del período de la República y su sustitución por el Imperio. Son momentos estelares, no solo para esa época, sino para la comprensión del funcionamiento del sistema republicano. México, no hay que olvidarlo, es una república.

La República Romana, un gran invento.

Pues bien, descubrimos que a través de una organización más evolucionada que la monarquía, Roma logró hazañas extraordinarias. De ser una discreta comuna en el Lazio, se expandió por toda la península itálica, enfrentando los ánimos expansionistas de Pirro, rey de Epiro, logrando controlar en pocos años todo el territorio peninsular. Luego empezaron las confrontaciones con la gran potencia marítima del Mediterráneo: Fenicia. Esto marcó el inicio de las guerras púnicas, que terminaron con la destrucción de Cartago y la incorporación de todas sus colonias a Roma. Inmediatamente concluidas esas guerras, se enfrentaron a Macedonia, reuniendo toda Grecia a sus territorios.

Enfrentar a generales como Pirro, Amílcar, Aníbal y Filipo V, no fue sencillo. Solo una organización política novedosa y audaz, como la republicana, logró la consolidación de los romanos como la potencia mediterránea hegemónica. La república, fundada en la frugalidad, el esfuerzo conjunto, el solidarismo y la moral cívica. Produjo grandes militares como Catón, Flaminino, Flaco, Claudio y Escipión, entre otros.

La República en manos de grandes estrategas militares

Los puestos públicos, especialmente las magistraturas anuales se decidían en votación. Integrantes de familias plebeyas, tuvieron la oportunidad de escalar socialmente y aportar a la grandeza de Roma. Los mejores gobernaban, escogidos y sustentados por el voto consciente de los ciudadanos.

Pero el éxito de la República, trajo consigo el veneno que acabaría con ella. Resulta que los victoriosos generales romanos, vencedores en Grecia, África e Hispania, se apoderaron de enormes riquezas:botines, tributos y esclavos. Cornelio Léntulo, regresó con 20,000 kilos de plata y 1,100 de oro hispánico;Emilio Paulo, con 64,000 kilos de plata y 150,000 esclavos de Macedonia. Se inventó el denario (moneda de plata), con ello, la riqueza se hizo fungible, la actividad financiera e inmobiliaria se multiplicó, enriqueciendo extraordinariamente a muchas familias, cuyos miembros se desempeñaban en actividades políticas.

El Denario, moneda ligera de plata.

El paso siguiente fue temerario y terrible. En una sociedad basada en el sufragio ciudadano para acceder a las posiciones políticas, nadando en dinero y riqueza, lo más sencillo resultó ser la compra de votos a los ciudadanos. “En política todo lo que cuesta, sale barato”, decía Fidel Herrera, político mexicano. Y así procedieron las egregias familias romanas, para conservar e incrementar su influencia desde los puestos públicos. Aceleradamente el ambiente político se fue deteriorando. Primero el gobierno, que ya no dependía de un genuino interés ciudadano, perdió calidad y comenzó a tropezar, sumido en confrontaciones entre familias rivales. Luego aparecieron los populistas, como los hermanos Graco, que amenazaron con movilizaciones sociales. Vino luego la guerra civil que acabó con los vestigios de la república. Inmediatamente, después de los triunviratos, llegó Octavio Augusto, se abandonó el republicanismo y comenzó el imperio.

La historia lo muestra, hay una forma eficaz para matar al sistema republicano: la compra de voto. Es la manera de de corromper el comportamiento virtuoso de los ciudadanos, que deberían votar por “los mejores”. Ahora solo sufragarían por quien más migajas les arroje. Automáticamente, optamos por la kakistocracia,el gobierno de los ineptos, de los peores, que, robándose el dinero de las arcas públicas, cómodamente transaccionan votos a cambio de dinero. Todo se distorsiona, corrompe y degrada.

Si para la elección del 2021 no combatimos eficazmente la venta de votos, el destino estará sellado: la república, y con ella, la democracia, verán su fin. Al tiempo.

El fundamento de la corrupción política.
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REPÚBLICA MORTAL

Carlos Arce Macías

Me refiero al libro de reciente publicación “República Mortal”, de Edward J. Watts, maestro de historia en la Universidad de California, especializado en estudios de la Antigüedad, en el cual se narra el momento luminoso de la República romana, hasta elencumbramiento de Octavio Augusto, como primer emperador. Pero la importancia del texto radica en el uso de la historia para ir pintando un paisaje similar al que aparece en diversos países y regiones, en donde se empiezan a imponer movimientos autocráticos, en detrimento de las instituciones republicanas. Mas nos vale leerlo con cuidado.

Lectura obligada

El periodo de la República romana abarca más de quinientos años (509 a.c.-27 d.c.). Durante ese episodio, la ciudad de Roma eliminó la monarquía tradicional con la cual había venido creciendo,  creando el Derecho, un entramado de ficcionesjurídicas bajo la cual se puso orden en la ciudad y sus territorios, los cuales paulatinamente se fueron ensanchando. Se crearon instituciones para garantizar un gobierno innovador, en el que las decisiones sobre los asuntos públicos se compartieran con  instancias ciudadanas, eliminándose el antojo por el gobierno unipersonal.

La República, se cimentaba en las virtudes cívicas. En el hecho de privilegiar el interés de la comunidad sobre el provecho privado. Roma era el objeto de desvelo de toda la clase política, la cual competía por el reconocimiento de su participación a favor de acciones que culminaran en el engrandecimiento de la patria local. El sistema había colocado de manera inteligente, los incentivos correctos para premiar los esfuerzos por mejorar la comunidad.

La virtud cívica premiada

El método republicano, como el de hoy, se basaba en un juego de pesos y contrapesos de diferentes funcionarios e instituciones, teniendo como ejes a los dos cónsules y al Senado. Así se balanceaba la vida pública evitando la preminencia de los intereses personales de algún político ambicioso.

Toda esta arquitectura produjo el triunfo de Roma sobre los cartagineses en la Guerras Púnicas, convirtiéndola en la dueña del Mediterráneo. Nunca privaron las malas apetencias, la política sublimó a los líderes de esa época.

Pero nos advierte el texto: “Sin embargo, a partir del año 130 a.C., dirigentes romanos como Sila, Pompeyo, Marco Antonio y Julio César, comenzaron a usar cada vez más las instituciones para buscar el lucro individual y obstaculizar a sus rivales, hasta que los enfrentamientos dieron paso a la violencia. El terreno estaba abonado para unas guerras civiles destructivas y, al final, el reinado imperial de Augusto.

Por encima de todo, la República romana enseña a los ciudadanos de nuestros días los peligros de consentirla obstrucción política y coquetear con la violencia. La historia de Roma demuestra con claridad que, cuando los ciudadanos miran hacia otro lado para no ver que sus dirigentes tienen comportamientos corrosivos, su República está en peligro de muerte”.

Cicerón denunciando al corrupto

Esta advertencia se actualizó en Guanajuato en enero de 2014. En Celaya el alcalde fue grabado denunciando la petición de moches por parte de los diputados federales de su partido. Fue un escándalo nacional. Sin embargo el gobernador fingió demencia e instruyó a su procurador de no mover un solo dedo. No hubo investigación alguna, se aliaron a la corrupción. Omisos, el pacto de impunidad se garantizaba, y el triunfo de candidatos que utilizaron laextorsión para pagar votos y campañas, se premió. Ahora no nos quejemos, todo se desmorona.

Pacto de impunidad

REACTIVACIÓN O RENACIMIENTO

Carlos Arce Macías

En los peores momentos de la pandemia que nos acosa, las autoridades han decidido empezar a permitir las actividades comerciales, industriales y de servicios, a fin de que la situación económica no sea peor que el mortal virus.

El inicio de actividades, se marca como una “reactivación” de la economía y la vida en general, que se daba antes de febrero de 2020. Pareciera que se trata tan solo de un toque mágico, que nos retrotrae unos meses, para retornar a los tiempos que abandonamos ya hace más de medio año. Un mundo en suspenso que se reactiva.

La historia nos guarda un ejemplo de lo que puede suceder luego de padecer una devastadora epidemia. Así sucedió en Europa, frente a la Peste Negra que se expandió entre 1347 y 1351, matando a 48 millones de personas. ¿Qué sucedió cuando pasó la mortífera plaga?

La respuesta está en los textos de historia. Se acabó toda una época: la edad media. Surgió con gran potencia la burguesía. Las ciudades tomaron poder, se dieron los primeros atisbos de investigación científica y nacieron las universidades.

Universidad Siglo XV

La religión, afianzada bajo la promesa de la vida eterna, se empezó a poner en entredicho, luego de que todos fueron testigos de la inefectividad de rezos y conjuras. Un siglo y medio después, se produciría el gran cisma del catolicismo, bajo las tesis de Martín Lutero, pregonadas desde la Universidad de Wittenberg, que abrieron paso al protestantismo, y con ello a una nueva forma de pensar el mundo sobrenatural.

El fin de la pandemia marcó el término de un pensamiento religioso llevado a su máxima expresión durante el medievo, abriendo paso al humanismo. A pensar menos en Dios y más en el hombre. Menos teología y más filosofía. Y su fuente de inspiración fue la antigua cultura clásica, aparentemente vencida por el cristianismo. No en vano, Cósimo de Medicis, en 1427, pagaba a Marsilio Ficinio la traducción de los textos de Platón, para que pudieran ser leídos en su biblioteca personal. Comenzó el Renacimiento.

Cosme de Médicis

Esta nueva época marcó, ante la mejora general de la economía por los pasos hacia el capitalismo que se dieron en los Países Bajos, Alemania e Italia, el florecimiento de las artes y el saber. Se trató de un periodo luminoso para la humanidad. Hubo pequeños espacios de libertad para pensar; que rápidamente fueron utilizados por Erasmo de Rotterdam, para revelarse al principio de autoridad y exigir, especialmente dentro de las universidades, la posibilidad de reflexionar y discutir sin cortapisas religiosas. Así los clásicos griegos podían interpretarse y ser comentados sin frenos teológicos. Había que meditar más en el hombre y su condición vital, dejando atrás las excesivas cargas religiosas y el oscurantismo basado en el dantesco infierno y en el purgatorio. Finalmente el Renacimiento nos condujo al humanismo.

Erasmo de Rotterdam

Por eso, cuando esta reciente pandemia termine, gracias a la ciencia y a la investigación científica que nos dotarán de vacunas y medicamentos; en Guanajuato debemos replantea nuestra existencia, y  no limitarnos a “reactivar” el pasado. Sería desaprovechar la oportunidad que las sociedades más avanzadas se van a dar, para instaurar cambios significativos.

Nuestro primer objetivo deben ser las universidades, los campus al rededor de los cuales se congregan los jóvenes. La Universidad de Guanajuato, debe de despertar de su indignante amodorramiento, para transformarse y producir cambios y no apostar por el status quo. Eso sería criminal y desmoralizador.

La apuesta por la ciencia y tecnología debe ser privilegiada en los subsecuente presupuestos estatales. Al final quedará ratificado, que el mecanismo ideal para enfrentar los peligros epidemiológicos futuros estará, siempre, en la investigación científica.

Apostar por la ciencia

Y la política… ¡ay la política! Es nuestro dolor de cabeza. Esta debe mutar. Guanajuato no puede ser gobernado por la voluntad de un fulano. Debemos reiniciar el camino hacia el establecimiento de un republicanismo funcional, en donde se registren contrapesos reales a un ejecutivo improvisado, carente de talentos para gobernar y cultura para proyectar avances radicales. ¡Que lejanos estamos de la pálida sombra de un Lorenzo de Medicis!

No nos perdamos, el origen del mal gobierno radica en las malas decisiones electorales, que se producen por la compra de votos y clientelismos indignos. Quién compra sufragios no es humanista. Los fondos para comprar votos se obtienen de la corrupción en los puestos públicos. Los corruptos ganan y los honestos no son competitivos. Si no transformamos esta ecuación, si no superamos los momentos obscuros de una política torva, si apostamos por una simple “reactivación”, habremos perdido la oportunidad que nos ha dado el riesgo epidémico, para instaurar un nuevo Renacimiento.

JUÁREZ, ¿AUSTERIDAD REPUBLICANA?

Carlos Arce Macías

 

Quién usa la historia para apoyar y difundir sus ideas, continuamente la distorsiona, dolosamente, con la finalidad de forzar los hechos, para sustentar sus dichos. 

 

En el nuevo gobierno, el presidente ha puesto de moda la “austeridad republicana” juarista, como ejemplo de comportamiento frugal, exento de lujos y frivolidades. En contraste con la monarquía, la república siempre presenta una digna sobriedad, necesaria para destacar una menor diferencia entre los miembros de la sociedad. Todo debe de corresponder a una virtuosa moderación, olvidándose de los destellos dorados del rococó o las fastuosidades versallescas. 

 

El prototipo de ese gobierno, ha sido Don Benito Juárez García, presidente de México entre 1858 y 1872. Hombre de gran inteligencia, cultivado en el estudio del Derecho, en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, en un ambiente liberal, tuvo una fulgurante carrera política, hasta encumbrarse en la silla presidencial. Fue, sin duda, la figura más emblemática de la segunda parte del siglo XIX mexicano. A él debemos la modernización del Estado, a través de la institucionalización del Estado laico.

 

Su vida fue una aventura sin cuartel. Fue gobernador de Oaxaca, Ministro de Justicia e Instrucción Pública, Ministro de Gobernación, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Inmerso en la Guerra de Reforma, capitaneó después el gobierno republicano que le hizo frente al Segundo Imperio Mexicano, encabezado por Maximiliano de Habsburgo. A partir de la restauración de la República, gobernó con poderes especiales y sin contrapesos. La muerte lo sorprendió en Palacio Nacional el 18 de julio de 1872.

 

En 1852, Juárez, siendo gobernador de Oaxaca, pronuncia un célebre discurso ante la X Legislatura de ese estado, en el que advierte: “Bajo el sistema federativo, los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad. No pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo,  disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala”.

 

La alocución resulta, al día de hoy, inspiradora. Recapacitemos sobre esta parte del discurso: pondera el sistema federal, punto culminante del liberalismo de esos momentos; la responsabilidad de los funcionarios públicos, lo que constituye la simiente de un gobierno profesional; la prohibición a gobernar por impulsos y bajo la sombra de una “voluntad caprichosa”; el gobierno debe de circunscribirse a la ley; en el gobierno no se hacen negocios, generadores de fortunas; evitar el ocio y la disipación; estar dispuestos, los funcionarios, a vivir en “la honrada medianía”.

 

Sorprendentemente, gran parte del texto anterior es aplicable a las desviaciones del juarismo que sufre el actual presidente de México, tan desapegado al federalismo y propenso a centralizar todo, a olvidarse de la responsabilidad decidiendo cuestiones torales por voluntad caprichosa, evidenciando poco apego a los textos legales, propiciando fortunas a través de la entrega de contratos por asignación directa, propiciando una política de austeridad republicana basada en una malinterpretada honrada medianía”, depredadora del talento gubernamental que se requiere para consolidar un gobierno eficiente y eficaz.

 

Pues bien. ¿Cuál era esa honrada medianía con la que vivía Don Benito? De acuerdo al historiador José Manuel Villalpando, fundamentado en la obra “Documentos, discursos y correspondencia, selección y notas”, de Jorge L. Tamayo (Secretaría del Patrimonio Nacional, México 1967), ¡sorpréndase! Juárez percibía como presidente $2,500 pesos mensuales netos. Esta cantidad corresponde a 83 pesos al día, mientras un trabajador, en esa época ganaba 50 centavos por jornada. Un equivalente actual a casi $17,000 pesos diarios si equiparamos la jornada con el salario mínimo por día. Así la suma mensual que percibía el “Benemérito de las Américas”, correspondía más o menos a $507,000 pesos de hoy. Esa era la “honrada medianía” de Juárez.

 

El insigne presidente, siempre cobró su sueldo durante los 14 años en que se desempeñó a cargo del ejecutivo, aunque algunas veces, con retraso. Considerado con la Patria, se autoimpuso un Decreto de Austeridad en la que se bajó el sueldo de $36,000 a solo $30,000 pesos anuales.

 

Fue propietario de cuatro importantes viviendas en la Ciudad de México y una en Oaxaca. Feliz poseedor de una moderna calesa, $4,470 pesos (Casi un millón actual) en acciones mineras y $20,000 (Cuatro millones) en inversiones en la Casa Merodio y Vázquez. Cuando murió, en el cajón de su buró, guardaba $500 pesos, el equivalente a más de $100,000 pesos de hoy, para cubrir cualquier imprevisto. 

 

Saquemos pues conclusiones. Don Benito Juárez, ícono inspirador del presidente López Obrador, fue una figura descollante de su época. Se labró en el estudio y fue miembro de una super élite de su tiempo, que aprendió una profesión: la abogacía, a muy alto nivel. Fue ferviente creyente en el Estado de Derecho. Consideraba sagrada la ley. Tuvo muy clara la necesidad de separar al gobierno de la religión, nunca transigió en ello, salvo por la petición en el lecho de muerte, de su esposa Margarita, para que permitiera que sus hijas se casaran por la Iglesia. Hay testimonio de su honradez y rectitud. Se ajustó a vivir con su frugal sueldo de presidente equivalente a 507 mil pesos mensuales de hoy. Más que el de los actuales ministros de la Suprema Corte de Justicia, tan vilipendiados por el propio Ejecutivo Federal.

 

 

UN BARRIO DE CHIHUAHUA

Carlos Arce Macías

 

Durante el evento para dar a conocer los resultados de su Segundo Informe de Gobierno, Javier Corral lanza una de sus primeras frases: Para nosotros las personas son sujetos de derechos y no simples beneficiarios pasivos que reciben dadivas. El enunciado transforma completamente el enfoque que impera desde el gobierno federal y postula la idea fundamental de la Iluminación (Siglo XVIII), de entronizar la dignidad humana por sobre todo lo demás. Es el avance civilizatorio que hoy se intenta detener por medio de la limosna gubernamental. La imagen que esa política nos genera es ridícula: el rey lanzando monedas a los siervos. En el caso del actual gobierno, tarjetas de monedero electrónico cobrables en Banco Azteca. ¿Se dará cuenta el presidente que acabará, al final, atrapado por la mezquindad de una estrategia social tan denigrante? Recordemos, la nobleza acabó perdiendo la cabeza, en su momento.

 

El gobernador de Chihuahua sabe, que para contrabalancear al gobierno de Obrador, se deben evidenciar los contrastes. No se puede enfrentar una idea desde la similitud, como lo han venido intentando muchos de los gobernadores de bando diferente a Morena. O son muy torpes, o se encuentran atrapados por sus rémoras y negocios. Insisto: no tienen alas para volar.

 

Asumiendo ese contraste Corral señala: “Sin simulaciones ni engaños, nuestro gobierno ha promovido y respetado la división de poderes. Hoy vuelve a ser una realidad en Chihuahua, la autonomía de cada poder”. Entiende el gobernante fronterizo que la dinámica republicana, se convierte en el contrapeso más emblemático, frente al populismo ramplón. Mediante la inteligencia, facultad de los humanos, se ha superado históricamente esa etapa. Volver a ella es dar cientos de pasos en reversa, significa ubicarnos a la cola de la evolución. México no lo merece.

 

Y apunta con vigor el gobernante: “Tenemos un nuevo Auditor Superior del Estado y una nueva Fiscal Anticorrupción, auténticamente independientes que llegaron a estos puestos por méritos propios”. Asume así el gobierno de Chihuahua, que el sistema anticorrupción no será eficaz sin una fiscalía y una auditoría que, gracias a su independencia, investiguen, persigan y atrapen a los corruptos; desde ex gobernadores deshonestos, funcionarios y munícipes desleales, empresarios voraces y prestanombres embozados. Hay que liquidar la impunidad de manera seria, eficaz e inteligente. Todo ello frente a la promesa fácil del milagro absurdo sobre la eliminación de la corrupción por simple cambio en la titularidad del ejecutivo. Se debe de trabajar en ello bajo un esfuerzo constante hasta limitarla a su mínima expresión.

 

“Hemos reconstruido la relación del gobierno con la sociedad civil. Hemos hecho de nuestra alianza con la sociedad civil uno de nuestros mayores logros y es una de nuestras fortalezas(…) Ahora trabajamos de la mano de muchas organizaciones de la sociedad civil que eran ninguneadas, estigmatizadas, descalificadas o incluso perseguidas. La participación ciudadana en el gobierno, es una de nuestras reconstrucciones más importantes”. Corral entiende a cabalidad, que ante la asonada federal en contra de toda organización civil, de las que pregonan los alcances de la dignidad humana a todas las áreas de nuestra vida; el contrapunto de un gobierno diferente, consiste en potenciar el tejido social, la organización de asociaciones, no dependientes y manipuladas desde los gobiernos, sino que surjan espontáneamente para accionar sobre la realidad de su comunidad y entorno.

 

Javier Corral va pasos adelante en su lectura de la política mexicana, porque comprende que es la democracia y la vida republicana, ayudada por la ciudadanía activa y consciente, la única fórmula que será capaz de frenar los intentos de masificación y clientelismo servil, que se pretenden imponer. Los caminos son diferentes, siglos de historia, así lo demuestran. La ecuación es nítida: República-Anticorrupción-Participación.

 

Al día siguiente del informe de gobierno, Andrés Manuel arribó a Chihuahua. En el evento en donde promovía las Tandas para el Bienestar, reconoció el temple del gobernante norteño, franco y directo. Así lo dijo el presidente: “Saben qué, podemos tener diferencias, porque eso es la democracia, es pluralidad y no pensamiento único. Si Javier Corral hace un cuestionamiento al presidente o al gobierno federal, está en su derecho a disentir, y se le va a respetar siempre. Es más, merecen más respeto los opositores, que los abyectos”. Ya sabrán otros gobernadores donde ubicarse, y la imagen que de ellos, y de sus gobiernos, tendrá López Obrador.

 

Al finalizar el Segundo Informe de Corral, tuvimos el gusto de encontrarnos, en un fuerte abrazo con Francisco Barrio Terrazas, funcionario de larga trayectoria. Alcalde de Ciudad Juárez en 1983, gobernador de ese estado en 1992, secretario de la Contraloría en 2000, diputado federal hasta 2003 y embajador en Canadá entre 2009 y 2012. Luce en espléndida forma. Lo vimos por el largo pasillo del Centro de Convenciones caminando al lado de Corral mientras palmeaba su espalda en señal de aprobacióndel mensaje que acaba de pronunciar. Sentir el beneplácito de su tutor político, dejaba satisfecho al gobernante. Destaco la usanza norteña, siempre se hablan de usted, como buenos «bárbaros del norte».

 

En la frugal reunión, posterior al evento multitudinario, ambos chihuahuenses platican e intercambian opiniones. Llama la atención la serenidad de Barrio Terrazas. Sus palabras y frases caen como gruesas gotas de agua sobre el árido suelo del norte. Esta en su mejor momento. Prudente, apacible, sin presiones, con una madurez política que solo se alcanza desde la lejanía de los asuntos coyunturales, para evaluar con precisión las cuestiones torales que enfrentan Chihuahua y México.

 

Escuchándolo y atestiguando su interlocución, se nos agolpan las reminiscencias y surgen las preguntas en nuestra mente: ¿dónde quedó el partido que produjo un político de tan buenas hechuras como Barrio? ¿Qué hizo  tan mal el PAN para cambiar la manufactura de buenos, honestos y prudentes gobernantes, por una conjunción de funcionarios abyectos y cobardes? En esta nueva era, por lo menos queda un puñado, destacando entre ellos Javier Corral. Muchos esperamos que mantenga el paso.

SILENCIO

Carlos Arce Macías

 

Nota de Zona Franca: “Frente al reclamos por pase de Zamarripa, diputados panistas se quedan callados”, 6/12/18.

 

Al momento que los diecinueve diputados del PAN se silencian, meten su cabeza sobre sus hombros, clavan la mirada en sus teléfonos celulares, que los conducen mentalmente a otro sitio que no sea el pleno del Congreso guanajuatense, la incriminación de la oposición aumenta de tono y volumen. En el archivo de los recuerdos legislativos habrá que guardar el agravio del mayoriteo, siempre bochornoso.

 

El Congreso es el seno del parlamentarismo en nuestro estado. Esta función republicana en la que “nuestros representantes”, los diputados parlan, discuten, argumentan y entablan una esgrima de razones que debe de propiciar, finalmente, la imposición de la razón y el bienestar de los ciudadanos, sobre los intereses particulares, parciales o las “razones de Estado”, tan recurridas para concretar arbitrariedades.

 

Que conste, en perjuicio de la sociedad, la congruencia se descarta. La sinrazón, triunfa sobre la lógica, lo cual impone una falsa salida: el silencio. No hay mayor victoria en los campos de batalla parlamentaria, que el silencio del adversario, la no respuesta, el titubeo atroz ante cualquier pregunta, medianamente incisiva de la prensa: este…es que…bueno…creo…

 

La vergüenza interna, a no ser que la cachaza sea patológica, debe ser psicológicamente demoledora. Porque prestarse a sostener irracionalidades que solo tienen como soporte el voluntarismo autoritario, merma las capacidades futuras para entablar un debate con posibilidad de victoria. La inseguridad aflora.

 

La rendición de los parlamentarios a un amo, siempre tendrá costos hacia el futuro. Con grosero desprecio, han despeñado, sin misericordia alguna, las carreras políticas de un puñado de panistas, entre los que destacan valiosos perfiles, que prometían enormes posibilidad de crecimiento hacia delante. Prefirieron sacrificarlos en una victoria pírrica, obligándolos a maniobrar para imponer un indigno mayoriteo.

 

Tomen nota, no se quejen, aprieten la mandíbula, cuando el mismo trato les sea aplicado en otros congresos o en las cámaras federales de diputados y senadores. Han dado pie, los diputados panistas guanajuatenses, para utilizar la cruel y sangrienta guadaña del mayoriteo sin concesiones. Decidieron obviar las razones para respaldar un bochornoso dedazo, inmerecido para los guanajuatenses. Mañana, no tendrán escudo que los defienda, en los momentos de urgencia, cuando deberían haber demostrado independencia, congruencia y dignidad, rechazando de plano, el indebido e irrazonable pase automático del funcionario a ratificar. Prefirieron y optaron por la sumisión abyecta. Mas temprano que tarde, probarán la misma receta que han aplicado, ese será su drama.

 La república romana, fue liquidada por los césares. Pero posteriormente, muchos siglos después, renació en las Ciudades-Estado europeas. Frente al rutilante absolutismo de los reyes, la ilustración y el Siglo de las Luces, prohijó el advenimiento de parlamentos y asambleas. Las razones del pueblo, en boca de sus representantes, pusieron freno a los monarcas. Hoy el soberano de Guanajuato, silencia a los representantes populares, pero solo a los de su partido. Les impone su voluntad y los arroja al vacío. Fiscal habemus, después de mí el diluvio. Y diluvio habrá.

@carce55

CONGRESOS DE MERCADERES

Carlos Arce Macías

Durante la campaña hacia la presidencia de Acción Nacional de Manuel Gómez Morín, nos hemos percatado, a través de los recorridos por diversos estados y visitas a distintos grupos panistas, cómo se ha ido socializando y esparcido entre muchos militantes, la idea de que la función del diputado consiste en “bajar recursos”, hacer puentes, carreteras, repartir tinacos, láminas y cemento.

El PAN, tiene como objetivo primigenio educar a los ciudadanos, para que estos comprendan a cabalidad la forma en que opera el entramado institucional que nos permita tener una sociedad libre y bien gobernada. Y esto no es fácil, porque se requiere de un proceso de concientización en la sociedad, que privilegie las virtudes cívicas, erradique los impulsos hacia las perversiones y obligue a sus políticos a cumplir, cabalmente, las funciones que tienen encomendadas por mandato constitucional.

Una de ellas, trascendental para que la república funcione, es la función legislativa. Es el coto a los excesos que puedan aparecer en el comportamiento de los ejecutivos. Un gobernante extremadamente poderoso, que concentre demasiadas atribuciones políticas, que le permitan excederse en el ejercicio de sus funciones,  es un peligro para los ciudadanos. Por eso sus representantes, los diputados, deben intervenir y evitar los abusos que se intenten perpetrar. Un ejemplo es el reciente y torpe proceso de ratificación del actual procurador guanajuatense, al que se le intenta mantener en el cargo, por mas tiempo, incluso, que a los ministros de la Suprema Corte. El motivo, escandaloso: porque así le acomoda al ex gobernador que designó al actual ejecutivo. Un obsceno pago de favores. Como vamos por acá, en el Bajío, al estilo del emperador Calígula, nuestro gobernante en turno podría nombrar cónsul a su caballo, y el Congreso no respingaría.

¿Entienden como en la política todo se debe concatenar para que el funcionamiento del Estado de Derecho sea el adecuado? ¿Por qué resulta tan importante un sistema de partidos probo que postule buenos diputados? Pues porque la república es frágil y resulta sencillo descarrilarla, alterar el rumbo del gobierno y trastornar una vida pública saludable.

Y es que tristemente, en este caso, los diputados renunciaron a su atribución de ponerle límites al  gobernador descarriado. Las diputadas, ¡que triste estreno!,  permitieron, sin chistar, la lectura de un tramposo escrito turnado desde el gobierno estatal. Todos, incluida la oposición, se hicieron de la vista gorda, obviaron sus responsabilidades, y dieron por procedente una ratificación envenenada que acabará con la mayoría que hoy controla el poder legislativo. Renunciaron a controlar la sinrazón del gobernante, que es una de sus funciones primordiales para establecer un real equilibrio entre poderes.

Lamentablemente, la escuela de ciudadanía ha fallado. El panismo dejó de trabajar desde hace años con los ciudadanos, para enseñarles cual es la causa que deben perseguir los diputados; en que consiste su trabajo de legislar, autorizar el proyecto de gastos del Ejecutivo, evaluarlo y controlarlo, y ser el contrapeso político de los excesos del “Señor Presidente-Gobernador”. Pero se ha constatado que esta labor ya no se realiza, y no solo eso, sino que ha sido sustituida por prolongadas campañas de desinformación, en las que los candidatos a diputados, lo que promueven son sus sospechosos afanes para negociar fondos en el Congreso, bajar recursos para sus distritos y municipios, olvidándose de todo lo demás.

Allí se encuentra la génesis de los famosos moches. Los norteamericanos han bautizado este fenómeno como “barril de puercos” (pork barrel). Y el problema es que la ilegalidad no solo quedó en una turbia historia de gestión de varios diputados panistas de la LXII Legislatura federal, entrenados por Manlio Fabio Beltrones, sino que, pasmosamente, el PAN convirtió en política normal, la gestión individual de recursos para sus diputados. La simiente de una enorme y extensa red de corrupción política, quedó sembrada y floreció como amapola en la sierra de Guerrero. Bolsillos repletos, mientras la República se desmorona.

Manuel Gómez Morín ha planteado, que al triunfar, propondrá la prohibición a la gestoría individual de recursos a todos los diputados panistas, ante sus congresos y en la Cámara de Diputados federal. El PAN no debe seguir tolerando el deterioro ético al que ha conducido esta maleada práctica. En sus visitas por el país, los panistas de viejo cuño, han comentado abundantemente las tropelías que llevan a cabo muchos malos legisladores, con las bolsas de recursos que se asignan. Bastantes diputados, por ejemplo, son dueños, accionistas o poseedores a trasmano de empresas constructoras. Negocio redondo.

De esta manera, el poder legislativo ha degenerado en un espacio de actividades mercantiles, muy alejadas de las funciones que la Constitución impone a los diputados. Una parte importante del mercado de la obra pública se decide entre los legisladores y una socarrona Secretaría de Hacienda Federal o estatal. La ecuación es nítida: bajo recursos, visito alcaldes, acordamos la ejecución de obras, mando a mi constructora o recibo moches. Siempre ganan mientras se corrompen alegremente.

No por nada, vemos como los precandidatos a alguna diputación, se destazan por acceder a una posición legislativa. Nadie está interesado en hacer leyes, checar gastos o ponerle un alto al ejecutivo, van por el dinero. Así de triste.

El grupo parlamentario de Acción Nacional en la LXIII Legislatura Federal, coordinado por Marko Cortés, recibió 650 millones de pesos durante su encargo, proveniente de un nuevo fondo, nunca antes utilizado, llamado “subvenciones”. Nunca se le rindió cuentas a la bancada, la transparencia campeó por su ausencia. Las posibilidades de meter la mano al cajón, estuvieron abiertas, ante la expectante mirada de la subcoordinadora del grupo parlamentario, y encargada de transparencia: Cecilia Romero. Ahora podemos explicarnos de dónde saca tanto dinero Marko  para su campaña. Él, el diputado Cortés, es el prototipo de la nueva camada de diputados panistas. Van de escándalo en escándalo.

En fin. El PAN ha permitido que se pierda la dignidad legislativa. De brillantes tribunos como Miguel Estada Iturbide acabamos en acumuladores de moches y alcancías para la reelección. Una cuestión trascendente en estos momentos obscuros para la democracia mexicana: ¿qué diputado panista subirá a tribuna a encarar a los fanáticos de López Obrador? Con la cola larga, será difícil, pero con la lengua corta y el cerebro dedicado a la contabilidad de utilidades, será imposible. Han convertido a un gran partido, que supo ejecutar con brillantez el debate en tribuna para fraguar una digna oposición, en una contrecha formación  política. No son diputados, son comerciantes de obra pública y promotores del soborno, son una vergüenza.

P.D. Ahórrense el reclamo, desde ahora pido disculpas por la generalización que pueda agraviarlos, a aquellos, y solo a aquellos diputados, que con sus acciones y hechos, han constatado el apego a su verdadera función constitucional. Solo a esos.

@carce55

LA ISLA AZUL

Carlos Arce Macías

Abruptamente, el estado de Guanajuato ha cambiado su condición política, de ser una entidad de tierra adentro, sin costas, situada en el mero centro del país,  se ha transformado en una ínsula, rodeada de un mar bermejo. La jornada electoral de hace tres semanas inundó territorios vecinos, circundando por todas partes a Guanajuato. Ahora queda esta nueva isla azul, sola y a la deriva, en busca de su destino.

Los señalamientos por el reciente resultado electoral no se han hecho esperar. Súbitamente los mexicanos han decidido entregar casi todo el poder a un solo personaje: Andrés Manuel López Obrador. Con varios gobiernos estatales, control legislativo sobre muchos estados y mayorías sólidas en el Congreso Federal, posee todos los instrumentos para hacer lo que le venga en gana.

La isla azul, frente a tales hechos, enfrenta una paradoja. En la reciente conformación de su gobierno, los guanajuatenses, le entregaron al panista Diego Sinhué Rodriguez, condiciones similares a las de López Obrador, para gobernar el estado. Sinhué controlará todo: la mayoría de los municipios, entre ellos los más importantes; el Congreso estatal, con una cómoda mayoría incondicional y con ello, incluso, al poder judicial. A su escala, posee más llaves políticas que el propio López Obrador.

Ante estas circunstancias, la diferencia entre ambos gobernantes radicará en el ejercicio gubernamental que postulen. ¿Para que les servirá las enormes facultades con que han sido dotados ambos políticos? La respuesta a esa cuestión signará el destino nacional y el de Guanajuato.

Y Mientras Andrés Manuel se apresta a iniciar la cuarta transformación del país, luego de la independencia, la reforma y la revolución ¡nada más!, los trazos del futuro gobierno que encabezará Sinhué no son claros ni han sido debidamente socializados. Por lo pronto, los guanajuatenses se encuentran atrapados en la continuidad. Solo parece haber dos problemas para la próxima administración: brindar cobertura al actual gobernador en su final trompicado y tenebroso y la violencia que vive el estado, que amenaza con cancelar el flujo de inversión extranjera que se ha establecido en la isla azul.

A diferencia de López Obrador, el monarca casi omnipotente que impera en esta zona insular, no posee una narrativa poderosa que aliente a sus súbditos a luchar por engrandecer sus territorios y corroborar que la decisión electoral fue la correcta. La promesa de una continuidad anodina, solo acelerará la absorción de la isla por la enorme marea marrón que la circunda. Hacer lo mismo menos mal, como apuesta gubernamental, no dotará al aparato gobernante del ímpetu requerido para sobrevivir la aduana electoral próxima.

El gobernador electo está atrapado. O toma por asalto el gobierno en una acción transformadora, o se ahogará dentro de poco, junto con sus seguidores, en las marismas de la mediocridad. Mantenerse en el poder, luego de ejercerlo por 33 años consecutivos, será una labor harto compleja, después del quiebre político de la magnitud del ocurrido el primero de julio. Todos los momios estarán en contra de las probabilidades de que el PAN logre retener por más tiempo Guanajuato. No tiene lógica ni esperanza un gobierno inercial bajo esas oscuras predicciones.

Al gobierno panista de Guanajuato, no le queda más salida que abandonar la monarquía sexenal que ha construido desde hace 12 años, para transformarse en una nueva y enjundiosa república proclive al método democrático, que sería el contraste con la acumulación de poder unipersonal de López Obrador. El referente histórico no puede ser mas claro: la Atenas heroica frente a Jerjes, el conductor del imperio persa. El reino poderoso y casi omnipotente, contra los ciudadanos que gozan de libertades y que están dispuestos a defenderlas, bajo una tutela democrática. Se trata de construir un gobierno ciudadano vibrante, en substitución de la burocracia  partidista y rentista que ha operado hasta ahora.

Revertir el deterioro que ha sufrido el estado durante la última docena de años, no será fácil. Necesita con premura apostar por la ciudadanía y su participación en los asuntos públicos; desatar el lastre burocrático que impide la navegación gubernamental a mayor velocidad, dejando atrás la corrupción y el montón de intereses inconfesables que esconde por doquier. Hay que permitir el acceso de los ciudadanos a los puestos de mayor responsabilidad en el gobierno, acabando con la distribución condicionada por los apoyos electoreros. Los miembros del PAN, que pertenecen al partido pero no practican los ideales panistas, son los usufructuarios de esas posiciones en el gobierno. Es el momento de ceder el paso a una marea ciudadana con mayores méritos y virtudes. Urge oxigenar el tóxico ambiente gubernamental y elevar substancialmente su calidad, en tanto el gobierno morenista da pasos acelerados para empobrecer su administración. Otro punto de diferencia entre ambos que se debería destacar.

El primer pronóstico de lo que le espera a Guanajuato estará sujeto a las designaciones del próximo gabinete. Los mensajes serán procesados rápidamente por la sociedad. La continuidad, insistimos, no presentará esperanza alguna. Los mismos hombres en diferentes puestos, los manidos métodos, el discurso gastado, la promesa cumplida a medias, la uniformidad política, y sobre todo y todos, la violencia brutal que acosa a los habitantes del islote. Una inservible administración pasmada.

El nuevo gobernante esta solo. Los consejos al ungido, usualmente proceden de grupos de interés que protegen canonjías y reclaman el botín electoral. Desde la soledad de su isla deberá decidir entre ser un gobernante audaz y transformador, impulsor de cambios trascendentes acompañado por una sociedad abierta y participativa, o bien permanecer atrincherado en una Atlántida que desaparecerá en breve, engullida por el potente mar que la circunda. Duro reto para un joven político, atrapado hoy, por los compromisos con su designante.

@carce55

EL REINO DE GUANAJUATO

EL REINO DE GUANAJUATO

Carlos Arce Macías

“La fuerza dominante en nuestra sociedad es la estupidez organizada”.

Rob Riemen (filósofo holandés)

No nos hagamos tontos, somos un reino. Los partidos políticos y el gobernador destruyeron lo poco que quedaba del sistema democrático republicano. Los últimos dos sexenios han machacado los residuos democráticos, y la ciudadanía guanajuatense, amodorrada, permitió que los gobernadores fueran imponiéndose poco a poco, sobre los demás poderes hasta lograr un gobierno unipersonal.

Los jueces y magistrados se dejaron manipular por los propósitos del soberano dictados desde el Paseo de la Presa. A su antojo ubicó magistrados a modo, ante el poco temple de los juzgadores para enfrentar la embestida del Ejecutivo. A los miembros del Judicial les han temblado las corvas para poner un alto a las imposiciones que el gobernador decreta, rematando el deterioro institucional, con la ignominiosa decisión de nombrar como presidente a la recomendada de su compadre. Vergüenza para un Poder, cada día más alejado de su independencia. Ni siquiera al gobernador le interesa o mortifica su destino, sino que será el amigo incondicional quién lo manejará a trasmano. Oprobio.

El Legislativo, que inaugura la posibilidad de reelección, tiene que pasar por la criba de los partidos políticos. En el PAN, el dedo gobernante decide quién va y quién se queda. La democracia quebrantada para el nombramiento de los diputados, solo soporta a los leales e incondicionales, sujetos a la línea del Ejecutivo. Ni a monarquía parlamentaria llegamos, nos hemos estacionado en el absolutismo más anacrónico. Algunos legisladores intentan desesperadamente lavar cara, trabajando con dedicación en sus comisiones, pero son incapaces de plantarse frente a la primera ministra del reino y decirle “no” a sus instrucciones implacables. Nos quedamos sin equilibrios, la república se esfumó, es la voluntad de Su Majestad la que prevalece.

El sistema de partidos se ha transformado en un cártel de organizaciones políticas que pactan caricaturescos juegos electorales, que montan la pantomima de una “intensa vida democrática”. Sigan la ruta de la elección de Guanajuato Capital, y verán, una vez más, la simulación de un proceso acordado entre la torva oligarquía pueblerina, para entregar el mando a quién pueda garantizarles el pacto de impunidad, que requieren para continuar expoliando los exiguos recursos de la capital del estado. Pero el modelo se repite en muchos puntos de la geografía estatal. Casi con precisión milimétrica, el monarca ya sabe que posiciones se ganarán y cuáles otras se concederán a la domesticada “oposición”.

Su propio partido político, de donde procede el soberano, ha sido intervenido a fondo. El dictatum real ha dispuesto nombres y prelaciones para integrar las listas de senadores, diputados federales, locales, alcaldes, síndicos y regidores. Todos, convertidos en una alegre planilla de incondicionales del Rey, que se transformarán en sus alfiles en el Congreso Federal, para “bajar” recursos. Al cabo de eso se trata hoy en día la política. Olvidémonos de la exigencia de rendición de cuentas, de cambios legislativos importantes, del perfeccionamiento del sistema anticorrupción, de controlar el gasto del Ejecutivo con presupuestos que eviten la discrecionalidad. Eso no. Los legisladores pertenecen al soberano, él intercambiará su voto en los temas de interés nacional, a cambio de algún apoyo o de recursos para una “magna obra”, que asegure en la memoria de los siervos el recuerdo del magnificente monarca.

El recuento desemboca en el nombramiento de su Delfín. Este será un joven político, designado para asumir los controles totalitarios del estado y proteger las espaldas del monarca saliente. Porque la monarquía guanajuatense, como muchas otras establecidas en México, requiere de la extracción de rentas públicas para soportar la organización de una campaña electoral que garantice el triunfo electoral y una larga permanencia en el poder. Y siendo así las cosas, más vale apelar al compromiso de confianza absoluta y total incondicionalidad, para evitar las consecuencias de una peligrosa persecución judicial. El delfinazgo sella el pacto de impunidad con la monarquía saliente. Los vasallos lo saben pero no lo dicen… prefieren callar.

Generalmente las monarquías caen de manera violenta por medio de revoluciones. Generar una evolución interna hacia la reinstauración de un gobierno republicano, sería una audacia poco convencional, que necesitaría una profunda reforma político electoral a nivel estatal y local. Se tendría que comenzar con el establecimiento de elecciones primarias obligatorias a los partidos políticos, para postular miembros de ayuntamientos, diputados y gobernador. Hay que prohibir la designación directa, como ahora ha sucedido, y en el caso de las posiciones plurinominales establecer el sistema de listas abiertas para que los ciudadanos obtengan la libertad de votar por diferentes candidatos.

En una República de verdad, el Ejecutivo debe de sentirse siempre vigilado, tanto por el Congreso, como desde una Fiscalía General autónoma, conducida por un personaje con suficiente señorío y catadura ética, que no dude en perseguir a un gobernador deshonesto.

La autonomía también debe tocar al órgano de control del Ejecutivo, para convertirse en un ente independiente que continuamente audite y verifique el cumplimiento de la normatividad que rige la actuación de la gubernatura, especialmente en el ámbito de las contrataciones públicas: adquisiciones y obra pública. Hoy lo sabemos, por medio de empresas fantasma, desde esa zona opera la red de corrupción.

La integración del Poder Judicial debe de oxigenarse e impedir la influencia del Gobernador del estado. La inclusión en el Consejo del Poder Judicial de ciudadanos que cumplan ciertos requisitos académicos, y que impidan la excesiva endogamia judicial, puede ser una buena fórmula para imbuir de una renovada inspiración libertaria en su Poder, a los alicaídos miembros del Judicial.

Apunto solo la operación inicial que debería comenzar por sentar las bases de un ambiente republicano renacido y fuerte. Pero nada de esto se podrá siquiera iniciar, si la ciudadanía no manifiesta su exasperación e incomodidad con la situación  política actual de nuestro estado. Los ciudadanos son los que debemos acotar, condicionar e imponer nuestro interés sobre una clase política, que cree que el gobierno está escriturado a su nombre, y que pase lo que pase, seguirán imponiendo su voluntad, privilegios e intereses a los guanajuatenses.

Sin organización ciudadana militante, el Reino de Guanajuato continuará “per secula seculorum”.

@carce55

RUBICÓN

Carlos Arce Macías

Hay momentos en la gestión de un gobierno, en donde la angustia producida por malas decisiones o falta de estrategias, lleva a tomar medidas desesperadas y urgentes. Es el caso que padecemos en Guanajuato, ante el incremento de la inseguridad y violencia que se advierte en nuestros pueblos y ciudades, al ver las masacres cotidianas del crimen organizado por el control de rutas, ciudades y puntos de extracción de gasolina.

Lejos quedaron las grandilocuentes promesas del gobernante que parecía haber encontrado la pócima mágica para resguardar al estado del empuje criminal que se expandía en otras entidades. Un “escudo” protector, se instalaría en nuestro entorno, el cual eliminaría a cualquier criminal que osará perturbar la “pax guanajuatense”. Los colmilludos encargados de la seguridad y persecución de los delitos, habían identificado a la empresa innovadora que proporcionaría el mágico instrumento de control, garante de nuestra seguridad.

Mas al final de la administración, el castillo de naipes se derrumba. Las duras y fieras miradas de los encargados de nuestra tranquilidad, se han tornado inseguras y medrosas. No saben que hacer, y su jefe, menos. No tienen respuesta coherente ante la urgencia, y como sentenciaba el ingenioso político francés de finales del siglo XVIII, Charles Maurice de Talleyrand: “cuando algo es urgente, es demasiado tarde”.

Y aquí nos tienen, enfrentando la urgencia con ocurrencias. La mas pasmosa, que había sido identificada en un editorial hace meses: la de ubicar, a costa de inversión estatal, un cuartel que albergaría un batallón de policías militares. Desde allí, con más de 2000 efectivos, la seguridad pública estatal sería reconducida, y el maltrecho escudo, zurcido.

La resolución resulta desesperada e inoportuna por varias razones: se enclava en el fuerte disenso entre especialistas, organizaciones pro derechos humanos y juristas, contra el gobierno federal y legisladores, por la reciente expedición de una ley de seguridad interior, controvertida ante la Suprema Corte de Justicia por inconstitucional; se desvían recursos estatales a atribuciones no contempladas para el gobierno de la entidad; incumplimiento en el número de efectivos asignados al cuartel; y la más grave, la apuesta gubernamental de militarizar el estado, sin mediar una intensa y profunda reflexión en su Congreso y la sociedad en general. El ejecutivo se encuentra apanicado por el aumento de los índices criminales.

Militarizar la seguridad pública es el punto medular de todo. Y no parece ser, a la luz de diversos hechos de la historia de la humanidad, la mejor solución. Hemos sido críticos constantes de la indebida intromisión del gobernador en los poderes legislativo y judicial. Esto distorsiona el funcionamiento republicano y los contrapesos institucionales para acotar al Ejecutivo y evitar la corrupción. Con la militarización se profundiza más el deterioro institucional y el óptimo funcionamiento del gobierno civil. Parece que los juristas del gobierno estatal, no tomaron clase de Teoría del Estado y Derecho Constitucional, y permiten violentar la normas básicas de un gobierno democrático. Ya habrá tiempo para lamentar estas decisiones.

Miren, la civilización romana nos ha legado grandes enseñanzas. Una de ellas es la relativa a la relación entre el gobierno civil y la milicia. Durante el período de la república romana, el de mayor vitalidad cívica, las legiones romanas tenían prohibido adentrarse en territorios cercanos a Roma, su gran capital y sede del gobierno. Así se establecía por ley, para evitar que la fuerza militar presionara políticamente al Senado y al pueblo romano (SPQR “Senatus Populusque Romanus”, El Senado y el Pueblo Romano), que era la simiente de la vida republicana. Por esta disposición, los ejércitos no podían vadear el río Rubicón, situado en el norte de Italia, bajo pena de muerte. El propósito de esta medida, era precisamente mantener lejos de la influencia militar, a las instituciones civiles. Esto funcionó sin graves tropiezos durante siglos, hasta que durante el año 49 A.C., el victorioso general, y conocido populista Julio César, violó la ley y cruzó el Rubicón con sus ejercitos, para caer sobre Roma. “Alea jacta est” (la suerte está echada), sentenció, y con ello dio comienzo una serie de guerras civiles que decretaron el fin de la república romana, para ser sustituida por un imperio, la forma de gobierno gobierno autocrático, que igual presentó a Octavio Augusto o Marcos Aurelio, que a Nerón y Calígula. La tutela militar, es una de las formas más efectivas de liquidar una república.

De esta experiencia y muchas otras que nos puede dar la historia, se perfila también el sabio consejo de Talleyrand: “las bayonetas sirven para todo, menos para sentarse sobre ellas”. El ejercito debe ser contenido en sus cuarteles y solo ser requerido para asuntos extraordinarios, y no por las desatenciones de los gobiernos locales y estatales, para formar cuerpos policiacos capacitados, que puedan enfrentar y eliminar a la delincuencia.

Echar mano del ejército, poniéndose en manos de sardos, contratados para la custodia de instalaciones militares, no es buena idea. El ejército mexicano esta siendo corrompido por el crimen organizado, igual como lo hacen con las policías. No hay diferencia. Analicen su actuación en Sinaloa, Chihuahua-Durango y Guerrero. Ahí las fuerzas armadas tienen lustros operando en esas zonas, y la delincuencia está más cómoda que nunca, funciona a sus anchas. Como pintan las cosas en Guanajuato, pronto los criminales contarán con un nuevo cuerpo de apoyo, ya verán.

@carce55