GUANAJUATO, GRO.

Carlos Arce Macías

No, no me equivoqué, así es el título: Guanajuato. Gro.

La locura del presidente de la República por sostener a un político impresentable a la candidatura para gobernador de Guerrero le acarreará altos costos a su partido Morena. Y es que las evidencias que existen en contra de este personaje, extraído de la cloaca de la política, son claras y contundentes.

El patético espectáculo, se desarrolla en medio de un pesado ambiente, de justa intolerancia de las mujeres a permitir que gandules vayan por la vida sin pagar las culpas de sus fechorías. Y una vez más el político de mayor relevancia en el país, muestra su total abulia por las políticas en contra de los abusos y violencia de genero. ¡Ya chole! Exclama, solo para de inmediato ratificar que Félix es el bueno.

Amiguitos

Las mujeres, especialmente las activistas, actrices, funcionarias y políticas de oposición, así como un selecto grupo de morenistas, exigen a nuestro gobernante matutino que “Rompa el Pacto”. Y es que nuestra nación carga sobre sus hombros un terrible yerro: haber aceptado por décadas el “Pacto de Impunidad”, que les garantiza a los políticos no enfrentar a la justicia, o al hacerlo, tener el acceso a la gracia que el político en turno derrama sobre todos los afiliados a su categoría.

¡Rómpalo!

El Pacto de Impunidad que protege a Félix Salgado Macedonio, se expresó en forma contundente durante la mañanera del jueves en Palacio Nacional. “Son solo cosas del momento, de las elecciones”, excusa el oficiante. Aún cuando el pestilente político guerrerense tiene denuncias en curso por violación a una menor de edad y de otras dos mujeres, pues no hay sentencia en firme, por lo tanto, el dedo decisorio ha entronizado a su patibulario amigo como candidato a gobernador.

Hay que poner atención, los ciudadanos quedan entrampados en un callejón sin salida. Los malos fiscales asegurarán que las indagatorias sean erróneas, que la carpeta este mal integrada y el acusado pueda librar sus bajos instintos sin sanción alguna. Mientras, el grave asunto penal por el cual se le acusa, es despreciado desde el podio presidencial. Sobre toda denuncia, antes se postula el “Principio de Presunción de Inocencia”. El amigo Félix, será candidato a gobernador.

Y los partidos y políticos de oposición, entre ellos los panistas, han sido claros y contundentes en expresar su rechazo al violento político, exigiendo también el rompimiento del pacto. Pero… ¡cuidado! Porque la congruencia no ha sido el hilo conductor de la dirigencia del PAN en estos momentos. En el closet panista se esconde con recelo algunos impresentables políticos locales que, sin tener la historia de delictiva de Salgado Macedonio, han evidenciado que su conducta no se ajusta a las políticas de género exigidas por el amplio sector femenino, cada día más agraviado y decidido a defenderse.

Clamor y exigencia

Y es el caso de nuevo, para no variar, del chacotero alcalde de Guanajuato Capital, el cual no ha tenido freno con su descomunal patanería en contra de las propias colegas del ayuntamiento, en su trato y formas de reconvenirlas, tanto a la sindico, como a las regidoras que no concuerdan con sus sospechosas propuestas. Y eso es solo para abrir boca, ya que también existen tres denuncias por motivos de violencia de género (acoto, no sexual) en contra del macho alfa del cabildo. Apuesto doble contra sencillo, que el PAN, no tendrá otra salida que citar la “presunción de inocencia” y poner a funcionar el “Pacto de Impunidad”, exactamente igual a como el presidente lo utiliza para exculpar a Salgado Macedonio, con el fin de dispensar la conducta zafia de su presidente municipal, recientemente postulado para jugarse la reelección. ¡Será vergonzoso!

Maltrato a síndico y regidoras

Así el panismo, ya verán, nos trasladará desde capital de nuestro estado, a un ambiente tropical, de playas, palmeras y machos torvos. Pretenderán convertirnos en “Guanajuato, Gro.”.

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PRESUNCIÓN DE CULPABILIDAD

Carlos Arce Macías

Como lo hemos advertido desde esta columna semanal, la clase política opera bajo el criterio del Pacto de Impunidad, el cual se traduce en la posibilidad de desviar dineros públicos para pagar campañas electorales costosísimas, que incluyen, aparte de dadivas, la compra de votos en áreas estratégicas.

No todos somos iguales ante la ley

Bajo esta cobertura abusiva, los políticos se pueden aprovechar de circunstancias muy benéficas para ellos. Las áreas gubernamentales que deberían de cumplir la función de controlar la corrupción, se encuentran neutralizadas. Basta echar un vistazo a las contralorías municipales, la Secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas, la Auditoría Superior, las fiscalías especiales de delitos electorales y anticorrupción, para constatar que nada les pasará, que el acuerdo funciona a las mil maravillas.

Ahora bien, así las cosas, cuando los grupos ciudadanos preocupados por un ambiente de corrupción desbocado, deciden intervenir y poner la mirada sobre las condiciones éticas de los candidatos, y construir un filtro ciudadano para orientar el voto a los diferentes puestos en disputa para 2021, deben de cuidarse de que la clase política no se escude en el Principio de Presunción de Inocencia. Hay que aplicarles un nuevo paradigma: el Principio de Presunción de Culpabilidad. Lo explicamos.

La mecánica bajo la cual debe de operar este principio, corresponde a una ecuación sencilla: si tu eres político y te has desempeñado como tal, has accionado bajo la cobertura del Pacto de Impunidad vigente, por ello los ciudadanos pueden presumir la utilización de métodos deshonestos. Todos pondrán cara de sorpresa. Incluso fingirán indignación ante tal atrevimiento.

Hay que dejarlos sufrir un poco. Sacarlos de su zona de confort. Que se sientan señalados y juzgados por la ciudadanía, después de tantos años impunes, lo merecen. Y luego, que se preocupen. Porque hay formas de corroborar su actuación impía, su torcido comportamiento, su mal fario. Solo revisemos sus desempeño en campañas anteriores, sus gastos, su publicidad, las dádivas continuas a los electores clientelizados, y busquemos información sobre la compra de votos el día de su elección.

Dádivas clientelares

Pero también está la fama pública. En las ciudades y los pueblos, conocemos de cerca de las personas y su entorno. Es sencillo saber su condición económica al entrar y salir del cargo. Las facilidades que pueden lograr al hacer negocios, contando con información privilegiada, tráfico de influencias y con tolerancia para no cumplir requisitos regulatorios a plenitud, por el solo hecho de desempeñarse en el mundillo político.

Todos los políticos en activo que aspiran a la posibilidad de reelegirse, así como los que intentan cambiar de puesto, están sujetos a la evaluación del desempeño en los cargos públicos que ocupan. A mostrarnos los resultados de su gestión, su congruencia y, en su caso, el cumplimiento con la representación de sus electores. De allí se desprenden datos que nos pueden brindar certidumbre para juzgarlos.

Estamos seguros que aquellos políticos serios y honestos, disculparán las duras formas que empiecen a aplicar los ciudadanos para calificarlos. Claro que hay personajes que han actuado con total rectitud y nada deben de temer, al contrario, bajo un escrutinio severo, serán revalorados, apreciados y votados.

Total, que esta nueva perspectiva, al no caer en el engaño de aplicar el Principio de Presunción de Inocencia, mientras rige el Pacto de Impunidad que los protege, propiciará un voto más certero a favor de la honestidad y la ética, en la conducta de los servidores públicos. A los candidatos hay que evaluarlos y juzgarlos, antes de votar por ellos. Si no lo hacemos, luego no nos quejemos.

Los nuevos políticos..

FILTRO CIUDADANO

Carlos Arce Macías

El tema del momento es el planteamiento de una alianza multipartidaria para hacer frente al oficialismo mesiánico que pone en peligro la viabilidad del desarrollo del país, y con ello el progreso y las posibilidades de mejora de los mexicanos en general.

Pero antes de esto hay que volver el rostro al pasado y puntualizar que el fenómeno electoral de 2018 se debió al hartazgo ciudadano, desgraciadamente mal encaminado, para liquidar un modelo de gobierno profundamente corrupto. Este prototipo, evidenciado por personajes como César Duarte, Javier Duarte, Roberto Borge, Guillermo Padrés, Emilio Lozoya y Rosario Robles, entre otros, se debe a lo que se ha denominado como “Pacto de Impunidad”. Un acuerdo para evitar procesos penales condenatorios a los políticos.

No nos hagamos daño

Este pacto, es consecuencia de la mecánica electoral generalizada, consistente en un irracional gasto de campaña que supera todos los topes establecidos, una fiscalización anodina, y la tolerancia a la compra-venta de votos, así como la clientelización electoral de los ciudadanos a través de dádivas y amenazas. Como casi todas las organizaciones partidarias asumen estas conductas, acordaron entre sí no perseguirse por transgredir la regulación electoral, y con ello no castigarse penalmente por sustraer dinero de las arcas públicas para asignarlo ilegalmente a las campañas electorales. Y en eso estamos.

Difícilmente encontraremos políticos y funcionarios fuera de esta nefasta dinámica. Los presupuestos públicos se ven menguados por los sobre precios de la contratación de obras y servicios con empresas fantasmas o reales, dispuestas a entregar moches a sus patrocinadores. Es parte de la vida diaria y principal motivo del hartazgo ciudadano.

De tal manera, la pregunta pertinente sobre las alianzas es identificar con que convicción se construyen: para reformular la acción electoral llevándola a un contexto legal y de honorabilidad, o bien para reivindicar y perfeccionar el modelo de corrupción total, que sigue operando sin freno y control.

Y en el contexto de una alianza opositora, es muy fácil conocer la verdadera intención de esta: “por sus candidatos los conoceréis”. Si se trata de políticos que han actuado de conformidad con los cánones de la corruptela actual, o bien personas confiables, sin antecedentes de deshonra y oprobio. Son los aspirantes que postule esa alianza, los que darán la confianza a la ciudadanía para emitir un voto consciente, en contra de un gobierno descarriado y sin rumbo firme, que no signifique, a su vez, la convalidación del anterior esquema político.

Pero como los institutos políticos están dirigidos por una partidocracia, hasta ahora inmune al fracaso, resulta muy complicado que se aparten del patrón de camarilla, para favorecer a sus incondicionales con las próximas candidaturas a diputaciones, gubernaturas y ayuntamientos. Todo apunta a la repartición de zonas de influencia, con el objetivo de intentar reconstruir el anterior modelo.

Solo habría un pequeño hueco para intentar mejorar las postulaciones partidarias. Y es a través del establecimiento de un “FILTRO CIUDADANO”, construido desde las organizaciones de la sociedad civil, para ponderar la viabilidad de las postulaciones que pretendan las sórdidas dirigencias de los partidos.

Solo candidatos que aseguren desempeño honesto del cargo

Movimientos como “Sí por México”, las organizaciones y los medios locales, podrían favorecer el análisis de los perfiles de los candidatos, estableciendo semáforos para advertir a los ciudadanos sobre la pertinencia de cada candidatura, y sobre todo para obligar a los partidos a abstenerse de postular a personajes impresentables, por su cúmulo de agravios y mala fama en los cargos que han ocupado. Pero hay que advertir con claridad que para estos efectos, aducir el principio de presunción de inocencia, no es válido, ya que los actuales político funcionan bajo la protección del “pacto de impunidad. Basta la mala fama pública para descartarlos. No seamos ingenuos.

Repitamos: El pacto de impunidad, invalida la presunción de inocencia.

Este no…