LA RAÍZ DEL MIEDO

Destacado

Carlos Arce Macías

Una vez más hay que reafirmarlo: los malos gobiernos no construyen buenas policías. Estamos exigiendo un imposible, que solo se sostiene en un país afecto a la milagrería. Y no debería haber sorpresas ante la incapacidad de las policías municipales para enfrentar a las gavillas que los gobiernos estatal y federal han permitido que operen impunemente.

Narco terrorismo, pánico en las calles

Seamos claros: los malos gobiernos son aquellos en los que la corrupción ha tomado carta de naturalización. Y hay que dejar bien asentado, que no se trata de las acciones individuales de malos empleados y funcionarios que se realizan a través de actos aislados para esquilmar los recursos públicos que tienen a su disposición. El tema es la conformación de redes criminales dedicadas al saqueo sistemático de los recursos públicos por dos motivos: el enriquecimiento de altos funcionarios y a la conformación de fondos para mantener el poder y la subsistencia de su red de corrupción. Todo con el objeto de financiar campañas electoreras multimillonarias, que puedan contratar “operadores” y disponer de dinero en efectivo para comprar miles de votos. Ese es el dato crítico.

Debemos tomar consciencia que cada voto comprado, cada calentador solar obsequiado, cada saco de cemento proporcionado, se convierte en freno paratener una buena policía. Porque los buenos gobiernos requieren del respaldo de una decisión genuina, basada en el voto libre, para sufragar por la mejor opción, que siempre será aquella que garantice un gobierno eficaz. Solo a partir de allí podremos empezar a mejorar nuestro entorno.

Pongo un ejemplo: los chalecos antibalas. Hemos visto, en infinidad de ocasiones, como son descubiertas asignaciones o licitaciones a modo para comprar estos chalecos a sobre precio. Las gestiones las realizan las propias áreas de seguridad pública, que intentan, mediante tranza, obtener moches para sus mandos. O bien las compras de patrullas, siempre cargadas de sobre precios, con el mismo fin: alimentar la red de corrupción institucionalizada dentro de los gobiernos. Si así actúa la policía, cuyo signo debería ser la honestidad: ¿qué podemos esperar de todo lo demás?

¿Y que sucedería si poseyéramos una buena policía? Pues que esta acabaría persiguiendo e investigando a sus propios jefes municipales y combatiendo sus prácticas corruptas. Esto resulta imposible sin antes haber construido, desde los votos, un compromiso pleno con la honestidad.

El cáncer que invade a nuestros gobiernos es la corrupción, el medio, las elecciones compradas. La podredumbre tiene acta de nacimiento desde lo electoral. Malos partidos políticos, acostumbrados a manejar carretadas de dinero, de origen inconfesable, para la operación del día de la votación, mientras los gobiernos se dedican a clientelizar a los ciudadanos, a despojarlos de la libertad de voto, de su dignidad, condicionándolos a la entrega de mercaderías y acciones asistenciales nimias.

Pongamos el ojo en la acción de los gobiernos. No están dedicados a gobernar. Se han convertido en centros logísticos de distribución de dádivas, engañando a la ciudadanía con falsos argumentos sobre la manera de erradicar la pobreza. Esta no se combate con la dádiva, se enfrenta estableciendo un clima de paz y seguridad, fabricado por un gobierno eficaz y eficiente, para que las personas desarrollen sus propias capacidades y salgan adelante por sí mismos.

La raíz del miedo está allí, en los zafios que nos engañan disfrazándose de administradores públicos, dedicados al peculado y la extracción de rentas para ganar elecciones y llenarse los bolsillos. Entendamos: en tanto no paremos el saqueo institucionalizado, no accederemos a la construcción de gobiernos íntegros y profesionales, y con ello a construir cuerpos de seguridad que garanticen una sociedad en paz. Solo eso sería el comienzo de algo mejor.

Dádivas, no gobierno

 

 

 

 

 

 

 

 

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ARQUITECTURA POLICIACA

Carlos Arce Macías

Ser policía es una profesión vital para la sociedad. La paz social, comienza por la ausencia de miedo entre los ciudadanos. Y son los policías quienes tienen a su cargo el enraizamiento de la seguridad pública. No debemos confundir la función policiaca con la militar, ese es uno de los más graves problemas que enfrentamos.

La diferencia entre ambas actividades la podemos ubicar desde la arquitectura. Los militares habitan en cuarteles, herederos de castillos y fortalezas, con almenas, altas paredes, mirillas de tiro hacia el exterior, accesos controlados, temor ante cualquier sujeto que no esté uniformado. Su distintivo son los cascos y las armas largas que portan. Son los defensores de la soberanía de la nación, frente a ataques externos e internos que intenten lesionar nuestras instituciones. Nada o muy poco se puede ver desde el exterior en relación con la vida castrense. Son un mundo aparte, entrenado para eliminar enemigos.

Cuartel militar

El funcionamiento de la policía es diferente. Son los vigilantes de que haya orden en las comunidades, regulan el riesgo que se vive en una sociedad, garantizan el buen vecinazgo entre los habitantes de una colectividad. Están encargados de la prevención de conductas incorrectas y agresivas, que lesionen nuestra convivencia comunitaria. Fungen como guardianes de los espacios públicos y del trato respetuoso a las mujeres. Luego entonces ¿desde dónde trabajan los policías? ¿Habitan en cuarteles?

El municipio de San Pedro Garza García, que forma parte del área metropolitana de Monterrey, nos ha permitido avizorar los espacios de su policía. Hace meses concluyó la construcción de su academia para formar profesionales, que decidan dedicar su vida a esa labor. Sorprenden las ideas que se adoptaron para el proyecto educativo que emprendieron, que denota la vocación en que se debe de acrisolar un elemento policiaco bien formado.

Academia de Policía

El proyecto arquitectónico, influido por la escuela danesa, presenta, en contraste con las construcciones castrenses, una perspectiva abierta e integrada a la ciudad. Es una construcción transparente, en donde todas las áreas se interconectan y se miran unas a otras. Parte de la inspiración, seguro viene del compromiso con las políticas de transparencia que siempre sustentó el actual alcalde de San Pedro, Miguel Treviño, un político sin afiliación partidaria, dueño de una libertad para actuar, poco común en México.

El concepto arquitectónico va más allá. La academia está totalmente integrada a la dinámica social. No viven en un mundo aislado, sino que se interactúa con el entorno. Van un par de ejemplos: los gimnasios en ciertos horarios, cuando no son ocupados para entrenamiento, están abiertos al público y cuentan con instructores para asesorar a los visitantes. El auditorio, un estupendo espacio multiutilitario, es compartido con los grupos organizados de la sociedad para eventos y presentaciones. Nada se considera de uso exclusivo para la academia, incluyendo el comedor.

Gimnasio

En el edificio transparente e interconectado, se capacita a los policías en aulas dotadas con la última tecnología, con escenografías de crimen para aprender a recabar pruebas sin equivocaciones y contaminación, manejo de vehículos, autos, camionetas y motocicletas en simuladores de alta tecnología. Y muy especialmente, el aprendizaje de todo el sistema de derechos humanos.

Los cadetes en preparación tienen un sueldo base, de $23,000 pesos mensuales, bonos, pago de horas extras, más prestaciones como seguros cuantiosos por muerte, incapacidad y gastos médicos. También cuentan con créditos para obtención de vivienda y préstamos de nómina. Todo esto rodeado de un equipamiento completo con buenos vehículos, uniformes profesionales, cámaras personales, armamento de última generación y chalecos con placas de protección.

Todos profesionistas titulados

Con todo esto, San Pedro cumple con la parte relativa a la operatividad de su cuerpo policiaco, la cual debe de estar complementada con los sistemas de información de última tecnología, que les permita construir un sistema de inteligencia eficiente y eficaz, que redunde en la seguridad de los habitantes de su territorio. Sirva pues el relato, para estar consciente de la carencia que padecemos en Guanajuato y sus ciudades. Seamos serios, andamos a la saga, los niveles óptimos, están lejanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NO HAY

Carlos Arce Macías

En tanto vamos descubriendo la verdad en cuanto a las condiciones de nuestro país, especialmente durante estas pandémicas fechas, constatamos que en varios lugares ya no hay servicios de salud para urgencias y que los servicios de emergencia están limitados. La Cruz Roja Mexicana, que vive de la caridad pública (increíble que no sea un servicio público obligatorio), no ha podido hacer su colecta anual y pronto empezarán a faltarle recursos. México adolece de servicios de urgencia y emergencia. Los avances paulatinos de la Secretaría de Salud, los demolió el actual presidente en unos cuantos meses. No hay.

Sin $$$$$

Un día nos despertamos y descubrimos también que nuestro país no cuenta con maestros de vocación y cuya profesión sea atesorada por la sociedad y el mercado laboral. Salvo algunos cuantos miles de estoicos mentores, perdidos entre una masa de grupos de choque y militantes de un sindicalismo destructivo yvoraz, tampoco tenemos docentes. No hay.

Pedagogos profesionales

Otro día nos hemos encontrado con que la seguridad y paz pública, son una aspiración perdida en un mar de acuerdos obscuros y renuncias a la acción policiaca. A nivel local, nuestros ediles han sido incapaces de construir, salvo unas cuantas excepciones, cuerpos profesionales, bien armados y capacitados para garantizar la paz comunitaria y evitar la acción de los cárteles a nivel municipal, que aprovechando la emergencia han decidido maquillarse de finísimas y bondadosas organizaciones, repartidoras de despensas. Sospechosamente, las fuerzas del orden siguen pasmadas. Si nos preguntamos por las policías, la respuesta es categórica: no hay.

A partir de la llegada del nuevo gobierno a operar la administración federal, han desaparecido los denominados tecnócratas. Se trataba de los funcionarios encargados de que el gobierno accionara y cumpliera sus funciones ordenadas y reguladas por la ley y reglamentos. Cuando vemos la torpeza y dificultad de la actual administración pública, sus imprecisiones y dislates, buscamos a los encargados de áreas totalmente técnicas como las de Hacienda, Comunicaciones y Energía y no los encontramos por ningún lado. Han sido sustituidos por personal sin pericia ni experiencia alguna. Por lo pronto, tecnócratas, que hagan funcionar bien el gobierno, no hay.

Los nuevos expertos de la 4T (CRE)

En muchas redes sociales no es extraño encontrar quejas por el pésimo desempeño de los políticos de oposición, incapaces de estructurar una respuesta eficaz en contra del actual gobierno, que evidencia un pésimo desempeño, carente de contrapesos a sus decisiones. Su verdadera obsesión es consolidar una base electoral construida desde sus clientelas sociales, receptoras de dinero público, y condicionadas a votar por Morena, para no perder su exiguo ingreso. Poco a poco se intenta cancelar toda posibilidad de oposición. Y es que para enfrentar a la transformación de cuarta, hay que poseer un atributo que muchos de los actuales políticos, calificados por el propio López Obrador como el PRIAN, no poseen: la honestidad. Más allá de su significado virtuoso, la honestidad soporta la posibilidad de confrontar sin temor a ser apabullado, a un adversario maniqueo. Y por ahora, sobran los dedos de una mano, para contar a los políticos que resulten funcionales, en esta situación, como Juan Carlos Romero Hicks, por ejemplo. Un Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa, Miguel Osorio Chong, Miguel Márquez, Luis Alberto Villarreal, Ricardo Anaya, Jesús Ortega, etc., constituyen una calaña impresentable, incapaz de liderar un proyecto para dotar de esperanza a los mexicanos. Están manchados, irían solo por negocios y a vender caros sus votos. Oposición por ahora, no hay.

¿Tan poquito?…

Nos queda solo la ciudadanía. Muy poca, articulada y afiliada a grupos organizados. Son estos, sobre quienes recae la única posibilidad de construir una salida a la desgracia en que nos encontramos sumidos. Posiblemente, solo allí encontremos algo. ¿Si hay?

Liderazgos

LOS GOBIERNOS Y UN BICHITO

Carlos Arce Macías

Una pandemia (epidemia mundial) es una dura prueba para cualquier sociedad, pero especialmente para su gobierno. En pocas semanas, comenzamos a tener un lienzo que nos plasma las fortalezas de cada dirigencia nacional y sus carencias. Iniciamos el periodo de expansión explosiva del virus y en Méxicoya estamos en fase II de contingencia. Veamos las condiciones respecto a nuestro entorno.

GOBIERNO FEDERAL.- Nos atrapa el coronavirus en nuestro peor momento. En 2018 tuvimos la oportunidad, en una reunión privada, de oír una seria advertencia del ex secretario de Salud, Julio Frenk, quién es, sin lugar a dudas una eminencia en el tema de salud pública. Informaba la peligrosa intención del nuevo gobierno, de limitar los presupuestos en el sector salud, eliminar el seguro popular y debilitar dramáticamente los servicios de control epidemiológico, lo cual acarrearía enormes peligros para el país. Nadie pensaba en ese momento que las decisiones presidenciales, al poco tiempo, llegaran a ser tan devastadoras, produciendo recortes irresponsables del financiamiento a los institutos nacionales de salud, al IMSS y al ISSTE. En los últimos meses, el deterioro del sector se ha ido agravando a límites impensables, como el desabasto de medicamentos para el tratamiento de cáncer en niños. El ambiente que se respira hoy en el sector, es de desánimo superlativo.

Julio Frenk

Todo el sistema sanitario ha sido criminalmente debilitado y es entonces cuando aparece en el horizonte uno de los retos mas estremecedores para la vida humana, en esta década por lo menos: el coronavirus COVID-19. Y nos toma a los mexicanos en el momento más inoportuno, con un sistema de salud destruido y descabezado (en los hechos no hay Secretario de Salud) y bajo el antecedente de que el subsecretario López Gatell, encargado del tema, es mal recordado por sus nefastas indecisiones durante la epidemia de Influenza H1N1 de 2008. Por otra parte, nuestro aparato científico está hecho trizas por una política científica torpe que intenta ser sustituida con “limpias” de chamanes, en lugar del apoyo serio y decidido para la ciencia y la tecnología.

Bajo esta reflexión, el entorno federal nos anuncia un desbarajuste burocrático, que difícilmente conducirá a buen puerto nuestra nave. La grave situación no es en sí la enfermedad, sino el colapso de los servicios de terapia intensiva y hospitalarios, que por insuficiencia conducirán a un incremento notable de defunciones. Los cálculo actuariales más recientes corridos bajo un modelaje del Instituto Tecnológico de Massachussets(MIT) arrojan más de 700,000 muertos para el país en caso extremo, si no se toman las medidas adecuadas. Pero el presidente es terco y obstinado, y aparte lo festina, resistiéndose a adaptarse a la implacablerealidad, apostando mejor por su ilusióntransformadora. Mal para todos.

López y López

GOBIERNOS ESTATALES.- Las condiciones de los gobiernos estatales son diversas. Aquí juegan las aptitudes organizacionales y profesionales de cada administración estadual. Pero por lo menos un puñado de entidades, las más reacias a aceptar la destrucción institucional generada desde el centro, tendrán que hacer acopio de presupuesto y disposición de servicio de su personal, para paliar la disfunción del gobierno nacional.

La experiencia china rebela que la clave para controlar los efectos más nocivos de la enfermedad es la detección temprana de portadores iniciales dentro de una circunscripción. A eso deben de avocarse los esfuerzos estatales, a contener el contagio y a mantener operativo su sistema de salud para los casos de alta gravedad.

Las universidades y particularmente las escuelas de medicina y enfermería deben participar activamente en estas acciones. Los servicios de emergencia deben estar capacitados, equipados y listos para acudir a los llamados de auxilio. La organización para procesar pruebas de infección del virus, llamada PCR o Acción en Cadena de Polimerasa, debe de ser surtida, verificada y aplicada con máxima precisión, de ello dependen cientos de vidas. Todas las medidas oportunas que atrasen el contagio masivo deben de ser desplegadas.

Inteligencia Epidemiológica, Guanajuato

GOBIERNOS MUNICIPALES.- Como siempre, la parte más ruda recaerá en el gobierno local. Su desafío será el de mantener operativos los servicios municipales, especialmente el suministro de agua, para propiciar la higiene que recomiendan los especialistas de la salud. Los grupos más vulnerables y con mayores riesgos clínicos, serán los más susceptibles de padecer contagios intensivos, habrá que tratar de neutralizar esta correlación.

Es en ámbito comunitario en donde se gesta y se puede administrar de mejor forma el monitoreo de casos sospechosos. Nadie conoce mejor el territorio que el gobierno municipal, es por ello, que resulta el más propicio para planificar las rutas de las brigadas de salud. La cobertura de datos e información con que cuenta una alcaldía por la simple acción de vigilancia de la policía municipal, la convierte en el medio idóneo para intentar detecciones tempranas de portadores.

Mantener el gobierno operativo, a partir de ahora, requiere sobre todo de medios electrónicos que eviten la presencia física y aglomeración de los usuarios en ventanillas y despachos. Es un buen momento para engrasar los procesos digitales de trámites, para poder funcionar de manera más o menos normal. Son sistemas, que contando con firma electrónica avanzada, por ejemplo, presentan la ventaja de evitar la manipulación de expedientes y hojas de papel, en las que viaje el coronavirus cómodamente. Los avances tecnológicos pueden aportar rutas seguras para continuar trabajando con cierta regularidad, mientras la emergencia pasa. Las reuniones virtuales y los trabajos home office deben acoplarse a nuevas rutinas. Lo importante es que los servicios fundamentales se mantengan en funcionamiento.

La ciudadanía digital reduce riesgos

La pandemia que enfrentamos, mostrará con crudeza todas las fallas administrativas de nuestras instituciones, especialmente en el área de la política pública de salud. Como siempre el abandono de los servicios que cubren emergencia, irresponsablemente desdeñados por los municipio, se evidenciarán sin clemencia. Las capacidades de suministro de víveres y energéticos debe de ser garantizada y la vigilancia de PROFECO, en cuanto se declare emergencia nacional, debe de iniciarse para evitar aumento injustificado en los precios de los alimentos e insumos de primera necesidad.

Gobiernos municipales infames, cuyo único impulso es la corrupción, no tienen cabida en momentos tan críticos para la vida local. Se requiere apresurar el recambio, especialmente de alcaldes ineptos y desleales con su pueblo. No debe de tolerarse los gobiernos-botín, tan propensos a los moches, como los que se han instaurado en muchas localidades. Aquí el trabajo de los congresos estatales para proceder de manera urgente a revocar mandatos, debe darse de inmediato. La verificación de una correcta aplicación del gasto es imprescindible para tener un desempeño más eficiente. No estamos jugando, los malos gobernantes deben ser remplazados lo más rápido posible. De esa medida dependen las capacidades de una comunidad para enfrentar en mejores condiciones la crisis que tenemos encima.

Compra de zapatos al doble de precio y baja calidad

Finalmente, solo a través de una coordinación de acciones intergubernamentales, se podrán lograr avances efectivos para combatir el proceso pandémico, en tanto la ciencia avanza y nos suministra las vacunas o los medicamentos para combatir la nueva mutación viral. Ojala que el residuo de científicos que han sobrevivido al acoso del actual gobierno central, puedan hacer algo para engancharnos al tren de la innovación, en que viajan los países avanzados, en pos de eliminar el terrible bichito que nos amenaza mortalmente.

Detección y contención del contagio

MORIR ES UN ALIVIO

Carlos Arce Macías

 

Esta semana, el prestigiado diario español “El País” y la revista Nexos, , publicaron un texto de Karina García Reyes, basado en su tesis doctoral, en donde plantea, desde entrevistas con diversos personajes implicados en el negocio del narco, cuales son las más profundas motivaciones que propician la incorporación a esa infernal actividad criminal. 

 

La doctora García Reyes desarrolló su estudio en la Universidad de Bristol, en Inglaterra, y en el, entre otras cuestiones presenta tres que nos llaman la atención: 

1.- Que para atacar las causas de la brutal violencia que padecemos, debe de actuarse desde el ámbito local.

2.- La urgente necesidad de la desmilitarización.

3.- Des institucionalizar la violencia.

 

Si tomamos en cuenta el terrible conflicto que se vive en Guanajuato, más vale que las autoridades verifiquen el tamaño de problema que hay que enfrentar, y constaten que hoy por hoy, no cuentan con el equipo humano necesario para acometer las tareas ineludibles para pacificar la región. 

 

El primer punto es que las policías, en el estado en que se encuentran, son parte del problema, no de la solución. Que insistir en mantener al  funcionario a cargo de de la policía estatal en el puesto, acabará convirtiéndose en uno de los más significativos lastres para el gobernador Rodríguez. Se debe de ir ya. 

 

La acción inicial que debe de emprenderse, es la profesionalización y depuración de las policías municipales. Pero estas no pueden ser mejoradas, a causa de la paupérrima calidad de los gobiernos municipales. Los ayuntamientos, en su mayoría están formados por políticos egresados de un ambiente partidocrático, cuyo perfil es el de siniestros operadores políticos, inmiscuidos en la transa y el desaseo en los asuntos públicos. Bajo la conducción de estos nefastos personajes, la vida local está condenada al fracaso administrativo y a la pillería legendaria de esta escoria política. No son confiables, salvo casos excepcionales, no poseen virtudes cívicas y administrativas y por lo tanto, nunca podrán construir organismos policiacos funcionales. ¿Cómo le hará Diego Sinhué para arreglar esta explosiva cuestión? Para empezar debe de gobernar poniendo el ejemplo, y hasta ahora,  el área policiaca estatal presenta muchas más dudas que certidumbres sobre su desempeño. Mal fario.

 

Los municipios aparte de formar buenas policías, necesitan implementar programas muy bien estructurados de intervención, para desarticular la violencia intrafamiliar (el odio hacia el padre violador y golpeador) y el pandillerismo, que es la simiente de la violencia que padecemos. No es mediante incursiones policiacas, sino con la ayuda de trabajadores sociales, sociedad civil organizada, sociólogos, antropólogos y psicólogos, que se puede empezar a paliar el machismo predominante que está despedazando a nuestra sociedad.

 

Las acciones militares, tienen que ser quirúrgicas. La presencia militar, está probado académicamente, solo contribuye a producir más muertes y violencia, al fijar en el subconsciente colectivo de los criminales sus características de respuesta violenta. Si lo que deseamos es continuar incrementando la mortalidad de la conflagración que padecemos, la receta es muy sencilla: más militares en las calles, y menos intervención netamente policiaca y de reconstrucción del tejido social. 

 

Por último, se requiere combatir el proceso de institucionalización de la violencia que hemos ido implementando, esencialmente por falta de orientación de una disciplina fundamental: la sociología jurídica. En cambio hemos intentado apagar el fuego con gasolina, extremando penas y olvidando los procesos de readaptación. Pregunta: ¿a cuántos primo delincuentes hemos reformado? Confundimos la criminalidad con el terrorismo y nos enorgullecemos de encarcelar a ciudadanos por ese supuesto delito. Fomentamos también la posesión de armas de fuego, al modificar la ley para establecer la defensa propia automática, cuando se lesione o asesine a cualquier persona dentro de un domicilio privado. Y  no se diga de la violación al principio de presunción de inocencia, al imponer la prisión preventiva oficiosa indiscriminadamente. Gran culpa tienen de ello los diputados irresponsables, incapaces de acudir a la consulta con sociólogos, criminólogos y antropólogos sociales. Prefirieron responder al clamor de sus indignados representados, imponiendo la política de la cachiporra… a golpes y sin inteligencia. Muy primitivos.

 

Las entrevistas puntuales con más de treinta criminales, distribuidores, sicarios, transportadores y guardaespaldas, recogen una vida de violencia desde la juventud, así como el insensato abandono de esos problemas por parte del gobierno, especialmente el local, quién por si fuera poco, también es el encargado de controlar la violencia intrafamiliar, que parece ser, el origen de todos los males. Nos encontramos frente a una niñez acosada por adultos bestiales, una sociedad anodina ante estas cuestiones, vidas tiradas al caño y a la basura, así como la plegaria de estas victimas, convertidas a su vez en monstruosos sicarios, por un alivio definitivo: morir. Dramático y tenebroso paisaje. Reto enorme, para una administración estatal mal armada y para gobiernos municipales (muchos de ellos) ladrones e irresponsables.

CUMPLIRLE A LOS ESTUDIANTES

Carlos Arce Macías

 

Terminó la huelga universitaria. Algo parecido a la blitzkrieg (guerra relámpago), utilizada por los alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando los polacos, checos, belgas o franceses comenzaban a pensar en el conflicto, ya habían sido vencidos por la eficacia de las tropas aerotransportadas, conjuntamente con las ofensivas masivas de los nuevos carros de combate Panzer.

 

Algo parecido les ocurrió al Gobernador del Estado, al Rector de la Universidad, al Fiscal General y al Alcalde de Guanajuato. En un par de días estaban atosigados por la imaginación y destreza de un movimiento de protesta, que congregaba todo tipo de agravios, siendo el más serio, el asesinato de una joven universitaria.

 

Los alumnos se movieron con prontitud. El buen uso de las redes sociales, les permitió una sincronicidad en sus acciones, a las cuales ningún político esta preparado para retar. Destacó el orden y respeto mostrado, el apoyo de la ciudadanía, a la vez de que resultaban desgarradoras las denuncias de hostigamiento y acoso sobre estudiantes.

 

Asustados, basta con revisar las fotografías del foro del Teatro Principal, del día en que acudieron a dialogar con los estudiantes paristas, el Ejecutivo estatal, el Rector y el Alcalde; todos con  el rostro ensombrecido por la tensión y el miedo. Se enfrentaban a una pesadilla inesperada.

 

Los políticos están acostumbrados a echar un rollo y controlar la situación. Formar una comisión, es la garantía de que todo quedará en el bote de la basura. Intentan manipular, casi siempre, ante ciudadanos bisoños que caen fácilmente en la trampa. Esta ocasión resultó diferente. Los sorprendidos fueron los políticos. Atrapados a fuego cruzado, fueron obligadosa firmar un convenio, publicado en el Periódico Oficial y en la Gaceta de la Universidad. En sendos actos formales, tanto el Gobernador como el Rector, tuvieron, por razón del convenio suscrito, que pedir disculpas públicas al estudiantado, por sus yerros y faltas en la procuración de la paz social y la erradicación de la violencia.

 

Oímos con atención la reflexión del gobernante estatal, sobre el cumplimiento de esta severa condición. Con humildad, cosa que se celebra en un político mexicano, reconoció la procedencia de la medida. No titubeó en explicitar las disculpas, extendiéndolas al resto de la ciudadanía. El estado se encuentra en una situación de desasosiego intolerable. Hay zonas en donde solo mandan los criminales, el Estado no existe.

 

Inmediatamente se cumplimentó el primer requerimiento. El rector, más barroco en su oratoria, innecesariamente pidió no una, ni dos, sino tres disculpas a los agraviados alumnos universitarios. El alcalde guanajuatense, también lo hizo, aunque fuera más que nada, por su obsesivo protagonismo. No entiende que a él le tocará la peor parte del convenio.

 

Pero el movimiento inicial se  propagó por todo el estado. Y esto implicó a las demás autoridades locales, para comprometerse a brindar seguridad a los jóvenes, tanto en los entornos de sus sedes académicas, como en los transportes urbanos. Muchos alcaldes, conjuntamente con sus ayuntamientos, están involucrados en el cumplimiento de esta ingrata y difícil solución.

 

¿Cómo hacer frente a los reclamos de seguridad de los universitarios? La triste realidad es que los municipios no cuentan con verdaderas policías. En las localidades había gendarmes. Estos eran aquellos míticos personajes dedicados a resguardar el orden que infringían borrachos rijosos, esposos golpeadores, algunos ladronzuelos y jóvenes inmersos en efluvios amorosos, manifestados imprudentemente en sitios públicos. Los gendarmes ponían orden, luego de desvalijar a los ebrios, que siempre acababan «extraviando» la cartera.

 

Como lo hemos explicado, las condiciones para mantener la paz en una comuna, distaban mucho de la violencia que padecemos hoy en día, a través de pandillas rudísimas, aliadas a cárteles poderosísimos que buscan controlar el territorio municipal y con ello la actividad criminal en toda la zona. Contra ellos y su poder de fuego de R-15,  AKA 45 y granadas, nada pueden hacer los tradicionales y maltrechos gendarmes. Muchos acaban aliándose a los malos, hasta que llegan otros peores y los empiezan a asesinar. En esas andamos.

 

Ante tal situación ¿qué puede hacer un ayuntamiento como el de Guanajuato o Irapuato? ¿Cómo van a garantizar paz y tranquilidad sin una fuerza policiaca suficiente, diestra y capacitada? No podrán responder al compromiso pactado. Tendrían que empezar por neutralizar a la red de pandillas que asolan a las ciudades.

 

Quizás podrían iniciar por ordenar, por fin, el transporte público de pasajeros. Se necesitan unidades nuevas no contaminantes, sistema versátil de pago con tarjeta, cámaras, botones de pánico en las unidades, comunicación inmediata con la policía y seguridad en el cumplimiento de rutas y horarios, implementando apps con geolocalización de unidades. Obligar a los concesionarios a tener choferes en óptimas condiciones para desempeñar su trabajo, prohibiendo sujetar el salario al número de pasajeros transportados. Lo que debe de regir es el horario y la ruta. Solo eso.

 

Y esto es la parte más sencilla. Porque también desde el aspecto político, los actuales ayuntamientos quedaron neutralizados para enfrentar cualquier otro zafarrancho contra los ciudadanos. Imaginemos por ejemplo, que el alcalde guanajuatense se conflictúe con los comerciantes de la zona del Museo de las Momias ante su interés de edificar un nuevo local de exhibición de cadáveres. O bien intente cambiar el uso de suelo de terrenos ecológicos para levantar allí oficinas municipales. Ya no tiene fuerza política para eso. Puede acabar destituido al menor exabrupto.

 

Por eso los munícipes deben actuar con gran prudencia. Los gobiernos municipales deben  atenerse a conducir su administración bajo parámetros de honestidad y transparencia, que antes despreciaban. Los gobiernos no son para hacer negocios, sino para servir a los ciudadanos. No son mandantes, son mandatarios. El pueblo dispone, no se arriesguen, están arrinconados.

 

P.D. Este columnista tomará descanso los dos próximos domingos. Felices fiesta para todos.

CUATRO SILLAS

Carlos Arce Macías

 

Estamos fuertes, no tenemos miedo y no viviremos en silencio nunca más.

Estudiantes de la UG (La Colmena)

 

Apenas la semana pasada tocaba el tema de lo mal que se veía la Universidad de Guanajuato, conminando a miembros de su comunidad a no intervenir en acciones de organizaciones ciudadanas de reclamo y protesta; cuando el miércoles estalló una huelga estudiantil, a causa del asesinato de una estudiante, que inicialmente se trató de encubrir como suicidio. Desde ese día, todo cambió.

 

El movimiento universitario fue evolucionando, desde la División de Derecho, Administración Pública y Ciencias Políticas, hasta alcanzar a todos los ámbitos de la universidad y lograr el apoyo de otros centros de estudio. Fue un reguero de pólvora.

 

El pasado jueves cinco de diciembre, fueron convocadas por los huelguistas, las autoridades a las que se les reclaman responsabilidades, por sus ineficiencias y omisiones en el desempeño de sus atribuciones. Ante la ausencia de uno de los funcionarios citados, los jóvenes cancelaron el evento bajo la premisa: “sin los cuatro no hay trato”. 

 

Y allí estaban, bajo la luz cenital del Teatro Principal, con caras desencajadas, los normalmente hieráticos funcionarios emplazados, mientras los estudiantes, guardando un excelente orden, abandonaban en completo silencio el recinto. En el foro solo quedabancuatro sillas, a las cuales podríamos bautizarasignándoles un nombre:

 

LA SILLA DEL DESCUBRIDOR: se trata de la que correspondería a Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, gobernador del estado, que estaría descubriendo, apenas, a la capital de Guanajuato y a su universidad pública. Ahora debe enfrentar la sofisticación de un movimiento estudiantil, que plantea un reto descomunal por la inteligencia con que están actuando los jóvenes indignados . Para nuestro actual ejecutivo, la capital es prescindible, la relega, incluso ha trasladado sus oficinas al Puerto Interior, para ahorrarse el viaje a Guanajuato. También es absolutamente ajeno a la UG, que solamente ha sido digna del envío de su esposa como representante, al tradicional y formal acto de inauguración de cursos, que anualmente se celebra, y al que siempre acudía el gobernador. En el caso de la defensa de La Bufa y cerros circunvecinos, no ha dudado en secundar los afanes urbanísticos del alcalde, manifestando un desconocimiento, desprecio y frivolidad lacerantes contra los capitalinos. No hay empatía alguna con ellos.

 

LA SILLA DEL SORPRENDIDO: era la destinada para el rector de la Universidad de Guanajuato, sorprendido desde la madrugada del martes, por una huelga que marca el fin del silencio y la inactividad en los campus universitarios. Acomodaticio con un gobierno en franco estado de decadencia, se ha dedicado a intentar construir una carrera política, en lugar de dedicarse a edificar una comunidad libre, abierta a las ideas y capaz de contribuir a la formación de la juventud a su encargo. Rodeado de un séquito de burócratas incondicionales, poco profesionales, que no aportan y mucho destruyen, ha pretendido erigir un claustro universitario en donde impere la dictadura de suburocracia, sobre la importancia de los alumnos, que son la esencia de cualquier universidad. Hoy retorna a una dura realidad de enojo y reclamos. Se las verá duras para salir del pantano que ha contribuido a crear.

 

LA SILLA DEL TORPE: es la que le tocaría al pésimo alcalde del municipio, que debería estar en las aulas universitarias aprendiendo algo, en lugar de desgastarse al intentar gobernar desde la ignorancia y la estulticia. Sobre él, que encabeza el actual gobierno-botín, instalado en la capital del estado, recaerían las principales acciones para imponer un ambiente seguro para el alumnado de la UG. No hay como. No existen en Guanajuato capital las condiciones mínimas para cuidar a los ciudadanos que allí radican. Carece de una policía profesional, aparte de ser insuficiente para los requerimientos que le exigen los huelguistas. Su interés, acompañado por los de algunos súbditos de su ayuntamiento, es el nodo de negocios en que han convertido el cabildo. Lo importante para ellos son los bisnes que desde allí se pueden impulsar. No cuenta el municipio, ni siquiera con una contraloría funcional, que lo llame a cuentas ante sus desatinos. Las patullas de la policía, las utiliza para que lo transporten, acompañado de sus amigos, a los partidos de futbol en la ciudad de León. Es impresentable.

 

LA SILLA DEL AUSENTE: frío, lejano, inconmovible, encontramos finalmente el asiento del  Fiscal General del Estado, nombrado a sangre y fuego, por la mayoría constituida por los diputados del PAN. Carente de méritos para ocupar esa posición, el personaje ni siquiera acudió, inicialmente, al llamado de los universitarios, plantando al gobernador y dejándolo colgado de la brocha. Seguramente creyó, que anunciando la captura del presunto homicida de la joven asesinada, ya todo se calmaría y las aguas recobrarían su cauce. Se equivocó. Si no puede con los cárteles que asesinan a diario por todos los rincones del estado, la seguridad continuará ausente en el terruño. No nos engañemos.

 

Frente a esas cuatro sillas, nos encontramos a un nutrido grupo de estudiantes, que reclaman lo más elemental de un gobierno: paz y seguridad. El reclamo contrasta con los ánimos de una administración municipal, cuyos retos son la construcción de un estacionamiento, un nuevo museo para exhibir cadáveres (momias) y un edificio, ubicado en una zona ecológica, para instalar cómodamente a su burocracia. La contratación es lo que le interesa a al alcalde, no la formación de un buen cuerpo policiaco. Los malos gobierno, no crean buenas policías, entiéndanlo.

 

Mientras, a la universidad sus alumnos le gritan y reclaman, que ponga fin al acoso de maestros y funcionarios en contra de sus estudiantes. ¿Resulta muy complicado explicar que entre quienes están en la nómina de la universidad y quienes forman parte de las listas de asistencia no puede haber ni intentarse una relación de índole personal? ¿No comprenden que la potestad del maestro sobre el alumno, al ser el calificador de las pruebas del educando, expone a peligros innecesarios cualquier intento de relación que no sea estrictamente académica? ¡Carajo! ¿No entienden? Las mujeres, especialmente, están hartasde tanta agresión machista.

 

Por lo pronto, las autoridades involucradas en este enredo, han sido sujetas a un ultimátum por los estudiantes universitarios, para que signen un convenio en que se comprometan a pedir perdón y trabajar en la seguridad de los estudiantes. Consideramos que el primer punto lo podrían cumplir, el segundo lo dudo, vean como está el estado.

SEGURIDAD IMPROBABLE

Carlos Arce Macías

 

Frente a los hechos de sangre y violencia que hemos vivido en esta última semana, como el ataque directo al personal de la Fiscalía estatal por un grupo de la delincuencia organizada, y los constantes homicidios producidos por la guerra imparable entre los cárteles que pretenden controlar el crimen en esta región, surgen cuestionamientos y reflexiones. Vamos a ellos.

 

Aunque parezca excesivo, hay que seguir repitiéndolo: no habrá seguridad pública eficiente, en tanto no se cuente, a nivel local, con una policía profesional. Y estamos muy lejos de ese objetivo. No contamos con verdaderos cuerpos policiacos, salvo quizás, los esfuerzos de León, con todas la críticas que se le puedan dirigir. El resto de los municipios del estado está en la inopia policiaca.

 

Seguidilla de preguntas.

 

¿Por qué no podemos construir buenas corporaciones de seguridad? Respuesta contundente: porque no tenemos buenos gobiernos municipales. Los malos gobiernos, están imposibilitados para crear buenas policías. Obvio.

 

¿Y por qué no tenemos buenos gobiernos locales? Pues porque los municipios, en su mayoría son gobernados bajo el sistema de gobierno-botín. Este engendro ha sido alimentado por una clase política en constante degradación, y por lo tanto, focalizada en la extracción de rentas producidas desde el ejercicio de las facultades gubernamentales y administrativas que tienen los municipios.

 

¿Podríamos abandonar el sistema de gobierno-botín? ¡Claro! Pero no será fácil. Requiere de decisión política al más alto nivel, y de una organización  ciudadana, que promueva un ambiente de intolerancia, insurgencia y rebeldía frente a todo intento de corrupción, pretendido desde el gobierno comunitario.

 

¿Pero por qué se forma el gobierno-botín? Se da por causa del rompimiento de la representación ciudadana en el seno del ayuntamiento. Regidores y síndicos, forman una camarilla hermética, dedicada a la gestión de intereses privados. Las cuestiones de interés público les son ajenas, secundarias e insubstanciales. No hay contrapesos que permitan el debate natural en un Cabildo. Nuestra clase política lleva lustros actuando en contra de los intereses de los habitantes de su vecindario. Y continúan viviendo entre nosotros sin mortificación alguna. Es una familia feliz.

 

¿Ante el negro panorama se puede reconformar la representación política de los ciudadanos en los ayuntamientos? Sí se puede, pero solo bajo una condición: llevar a cabo una reforma política que promueva una real participación de los electores en la postulación de las candidaturas, en el ámbito intrínseco de los partidos. Habría que abrir la postulación de candidatos internos, a un proceso de elecciones primarias.

 

¿Se ha advertido interés de establecer elecciones primarias obligatorias, abiertas a la ciudadanía, por el presente gobierno? No. No existe ninguna señal esperanzadora a ese respecto. Más bien se identifica una postura tendiente a conservar la partidocracia existente, que finalmente es la causante del desastre de las administraciones públicas, tanto las locales como la estatal. Seamos claros: la partidocracia liquidó a la democracia. Y Guanajuato es el reino del gobierno de camarilla y de la partidocracia más exquisita, dirigida por una sola voluntad… y no es la del actual gobernador. 

 

Así la seguridad pública, que permita una vida en paz para el pueblo de Guanajuato, está más lejana que cualquier galaxia del universo. La conclusión es lacerante y dramática: no quiere (lo pongo en singular). La apuesta es que todo siga igual. Nada importa la violencia brutal que padecemos. ¡Terrible!

LA LOCURA

Carlos Arce Macías

 

¡Noticia bomba! En Guanajuato existe un déficit del 45% de policías. Sí, escudados en una estrategia temeraria y costosa, el anterior gobierno estatal permitió que el déficit se incrementara y que nuestro estado y sus municipios fueran deteriorándose en cuanto a nivel de operatividad contra la delincuencia, por escasez de policías . Ante los hechos, solo hubo, y hay, silencio; ningún reclamo directo de los encargados de hacer rendir cuentas a las autoridades en la materia.

Al estado le faltan por lo menos 8000 policías para alcanzar los promedios internacionales, que indican que deben existir 3 elementos de seguridad por cada mil habitantes. Solo tiene 9,484 y deberían estar enrolados por lo menos 17,600. Al problema se le suma una segunda circunstancia crítica, Guanajuato es la entidad puntera en policías asesinados: 60. De esa manera, nos hemos sumergido en un círculo vicioso mortal. Ese es el tamaño de la negligencia.

Efectivamente, los semáforos se fueron prendiendo paulatinamente, pasaron de verde a amarillo y luego al rojo, en tanto en las áreas de seguridad, con inusitada indolencia, todo continuaba con pasmosa tranquilidad, como si la entidad no tuviera gravísimos problemas de violencia criminal, en aumento acelerado. 

 

El ejecutivo optó por la explicación más torpe y tramposa: son los malos matándose, decía. Como si el homicidio doloso no fuera una conducta punible, por el solo hecho de que suceda. Si es entre sicarios y matones… adelante, no pasa nada, mientras que ciudadanos comunes, descuidados e indefensos no se encuentren en medio de las ráfagas de AK-47.

 

¿Cómo llegamos a esta espantosa locura criminal? ¿Por qué no se fincan responsabilidades a los negligentes? Esas son las preguntas que nos debemos hacer, y las responsabilidades que debemos exigir como ciudadanos. Iniciemos la autopsia del patético tema.

 

Los trágicos sucesos comenzaron por el desgaste del sistema democrático ante una partidocracia ruin y expoliadora. En los partidos políticos, sin la auténtica y libre participación de su militancia, se barajan y entregan puestos de representación popular, a los amigos incondicionales del sátrapa gobernante y de los circunspectos dirigentes partidistas. Ese es el mecanismo por medio del cual se somete a la voluntad autocrática, al poder legislativo, que debería ser independiente, y cuya función principal, no solo es hacer leyes, sino implementar la rendición de cuentas y generar contrapesos políticos. En nuestra realidad, la política se reduce a acuerdos cupulares y reparto de prebendas. Toda la arquitectura constitucional, ha caído por tierra.

 

A estas alturas, el anterior Congreso, salvo los débiles balbuceos de unos cuantos diputados, no exigió ninguna investigación, seria y profunda, a las instituciones de seguridad del estado. Sin reacción alguna ante las alarmas, se pudo llegar a faltantes de policías, del orden cercano al 50%. Hasta ahora, nadie se inmuta ni nadie reclama. El bozal está apretado. Las instituciones democráticas apabulladas. Maniatada, la representación popular, se nos muestra envilecida y sojuzgada. No en vano, un diputado me comentaba: 

 

 Es que todo les molesta allá arriba, no quieren ruido, cualquier estridencia y de inmediato nos regañan (sic).

 

Bajo tal presión, el sistema de control sobre el ejecutivo se ha desbielado, y no hay órgano que le exija responsabilidades sobre el baño de sangre que se extiende por todo Guanajuato, propiciado por su carencia de elementos de seguridad, entre otras causas. ¿Entendemos ahora por qué es tan importante contar con un Congreso funcional y diputados autónomos, que honren su condición de representantes del pueblo?  La partidocracia no solo liquida la democracia, sino permite la irresponsabilidad y la impunidad de pésimos gobernantes, que permitieron el quebranto de los cuerpos de policía.

 

Pero el problema no acaba allí, se prolonga al nuevo entorno gubernamental. El actual Congreso, no solo no equilibra, sino que nace humillado por el ejecutivo, al ser obligado a ratificar al procurador, como nuevo fiscal carnal de Guanajuato. El panorama no podría ser más negro. Cada diputado con su voto, se les advirtió, signó un obscuro futuro. Hasta hoy, no son dignos de representarnos.

 

Y las consecuencias se exacerban. Solo silencio de nuestros diputados, ante la escandalosa denuncia de esta semana, sobre el criminal déficit de policías, que propicia que los guanajuatenses padezcamos una inseguridad y violencia de locura y terror. Pregunta: ¿qué no deberían los diputados estar formando, urgentemente, una comisión de investigación sobre responsabilidades, con respecto a la actuación policiaca de los últimos cinco años?¿No hay cuestionamientos que hacerle al ineficiente funcionario que mantenemos como secretario de seguridad estatal? ¿No es hora de convocar a los alcaldes y jefes de policía de los municipios, a que rindan informes puntuales ante el Legislativo? ¿No es momento de investigar responsabilidades a un ex ejecutivo sonriente y bonachón, pero omiso y apático? Su negligencia, ahora lo constatamos, resultó funesta.

 

¿Sabemos en cuanto tiempo y que costo tendrá la formación de los policías faltantes? ¿Cuántas vidas costará el descuido? Y eso que no entramos al caso de la carencia de fiscales, que habrá que dejar para otra ocasión. Ahí, el déficit es también escandaloso.

 

Pongamos atención sobre el origen de estos problemas. Mientras nuestros representantes no sean genuinos, y sus compromisos se pacten, tan solo con los dirigentes de sus partidos, estos no asumirán su obligación de representación popular, y nunca iniciarán el reclamo de responsabilidades políticas y administrativas, permitiendo, así, la impunidad. En tanto, el panorama de seguridad en Guanajuato solo nos depara llanto y tristeza. La locura criminal prevalecerá, gracias a la falta de democracia interna de los partidos y con ello, de independencia de los poderes, que es la condición necesaria para poner coto a los malos gobernantes.

 

¿Queremos paz? Iniciemos por exigir una reforma política profunda al sistema de partidos en el estado y el fin de la impunidad a gobernantes irresponsables. Los diputados, hasta ahora floreros costosos, deberían investigar con seriedad las conductas dañinas de todos los funcionarios involucrados en el déficit de policías. Repetimos: urge terminar con la impunidad y, en su caso, fincar responsabilidades. Hay que dar los pasos iniciales para poner fin a la locura.

 

 

ENGAÑO POLICIAL

Carlos Arce Macías

Esta semana tuve oportunidad de platicar con una persona experta en planeación policiaca, que ha vivido de cerca la construcción y operación de cuerpos de policía. Conoce también las experiencias internacionales más destacadas, como las de Estados Unidos (FBI), Inglaterra, Chile, España e Israel, entre otras. Sus opiniones me parecen importantes de compartir, aunque me reservo su nombre por el momento.

Durante la conversación, me comentó como había sido testigo de un interesante debate en el seno del Parlamento inglés, en la Cámara de los Comunes, en el que un diputado planteaba como meta futura para la policía inglesa, lograr que el mejor estudiante del país se integrara a dicho cuerpo. El argumento se basaba en el prestigio de la corporación, pero aún cuando este era evidente, requería de algunos pasos para llegar a la cima: que el más destacado de los jóvenes ingleses optara por el ámbito policiaco como destino.

Las policías deben de ser las instituciones más reconocidas y apreciadas de la sociedad. Son los encargados de velar porque la paz y armonía impere en nuestras comunidades. Poseyendo el monopolio legal de la violencia, su deber es cuidar, a tiempo completo, de cada uno de los miembros de una colectividad. Dos son las condiciones clave para integrar una buena policía: la selección de los candidatos y la formación de mandos.

Respecto a la primera, en Estados Unidos, cuando hay convocatorias para añadir a nuevos miembros a un cuerpo policiaco, la inscripción es masiva y solo accede a la corporación una mínima parte de los enlistados. Pertenecer a la policía significa la entrada a un selecto club social, que es reconocido por los ciudadanos, en general, como un ente privilegiado por su función social. Los miembros de la Policía Montada de Canadá, por ejemplo, tienen asignado un día nacional, en el cual son reconocidos y se les agradecen los esfuerzos realizados a favor de su congregación. Capacitarse en Depot, Regina la base de formación de esta fuerza, resulta un rango de honor, al que aspiran muchos jóvenes, hombres y mujeres, canadienses.

El reto para nuestro país, es enorme, porque la sociedad mexicana carece de un instrumento vital para solventar nuestro desarrollo social. Resulta paradójico que la policía este integrada por las personas que no fueron aceptadas en ningún otro puesto. Entregar la seguridad pública al estrato menos calificado para realizar un trabajo, motiva el resultado que ahora nos entregan estas corporaciones, cuya función se encuentra acosada por los grupos criminales.

Llamo la atención sobre la idea que existe en relación a los policías mexicanas, pero también, gracias a recientes estudios antropológicos desarrollados en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), se conoce la percepción de nuestros policías, sobre la sociedad a la que atienden: creen que los mexicanos son despreciables, no aceptan autoridad, en cambio la denostan, agreden y banalizan.

La formación de mandos es escasa. Este es un tema vital para garantizar una operación eficiente y eficaz. El equipo de oficiales precisa más tiempo de entrenamiento que la tropa. Estamos ante una lenta, pero consistente carrera meritocrática muy bien planeada, cuidada y arropada desde la autoridad civil. Forjar buenos cuadros dirigentes es un proceso que necesitará de mucho tiempo y paciencia. Estamos a años luz de tenerlos. En fin, esa es nuestra realidad que irresponsablemente hemos creado al tolerar pésimos gobiernos, con sus correspondientes policías.

Hoy, en Guanajuato, como en muchas partes de México, los demagogos políticos, que conforman una de las categorías más despreciada por la ciudadanía, que supera a la policía en los índices de desconfianza ciudadana, van por calles, plazas y callejuelas, prometiendo a voz en cuello, la solución mágica a los problemas de seguridad pública que enfrenta su municipio, comenzando por aumentar el número de efectivos policiacos. ¡Mienten! Bien saben que solo acabarán comprando más patrullas y uniformes nuevos, lo de siempre. Reponer las vacantes policiacas, con personal idóneo (sic), es prácticamente imposible, más cuando los criminales están masacrando a mansalva a los elementos de algunas policías municipales.

Finalmente, la conformación de un cuerpo medianamente acoplado, necesita un sistema de seguros privilegiado. Por el riesgo de la actividad, estos deben de ser muy caros. El gobierno debe de pagarlos. El equipamiento precisa ser de nivel óptimo, tanto el de protección como el armamento. En este aspecto llama la atención la conducta de ciertas direcciones de policía que intentan constantemente tranzar con las compras de chalecos antibalas, manifestación de una galopante corrupción interna. El acceso a becas de estudio, apoyos académicos para sus hijos y una vivienda digna, acuerpan el listado de condiciones necesarias para atraer a jóvenes talentosos, de perfiles elevados y con proclividad a los estudios sociales y especialmente criminológicos, a incorporarse a este mecanismo, vital para el desarrollo de una comunidad. Es un reto de mediano y largo plazo, que no conoce de milagros.

Insisto en mi tesis: nuestros gobiernos, prefieren contratar, concesionar, inaugurar, repartir y regalar, en lugar de gobernar. Se resisten a hacerlo. Formar policías eficaces, requiere una decisión trascendente: elevar significativamente el impuesto predial y frenar el gasto social clientelar y electorero, para cubrir el enorme gasto que se requiere. Gobernar es hoy sinónimo de construir una policía seria y eficaz.  Y eso no les gusta a nuestros politicastros. Intentarán engañarnos una vez más con promesas falsas y soluciones ingenuas. Sin cambios radicales y dolorosos, casi ningún ayuntamiento está en condiciones de enfrentar semejante reto. Ya verán.

@carce55