EL H. CENTRO DE NEGOCIOS DE GUANAJUATO CAPITAL

Carlos Arce Macías

Se denuncia: en Guanajuato Capital, como en muchas partes del país, su municipio no es gobernado por un ayuntamiento. Este órgano solo opera como parapeto formal de la verdadera estructura: un centro de negocios de políticos pueblerinos, dedicados a enriquecerse desde el gobierno.

Lo normal para los ciudadanos es pensar que la autoridad de una localidad se ejerce por el presidente municipal. Todas las campañas políticas festinan las impresionantes cualidades del personaje que conducirá los destinos municipales, según cada partido político. No existe, por parte de la autoridad electoral, una acción contundente de educación cívica, para ilustrar al ciudadano común y corriente que el gobierno de una comunidad, no recae en el presidente municipal, sino en una junta de gobierno denominada ayuntamiento. El presidente, solo preside esa junta, compartiendo la potestad gubernamental con síndicos y regidores.

Siendo así la arquitectura jurídica del municipio, y aprovechándose de la ignorancia, en que irresponsablemente el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato (IEEG) mantiene en la población, la mayoría de los astutos políticos provincianos, al olfato de posibles negocios como contratos de obra pública, compras gubernamentales, desarrollos urbanos, prestación de servicios, apropiación de terrenos abandonados o ejidales, obtención de tolerancias ilegales, gestorías y patrocinio de intereses privados, se han organizado desde hace varios trienios, para capturar todas las rentas derivadas de la posición privilegiada que ocupan, al ser elegidos como miembros del ayuntamiento.

En un sistema político en el que la democracia interna de los partidos ha sido eliminada, el establecimiento de un sistema cártel de partidos, se manifiesta en el ámbito municipal a través de la distribución de posiciones en las listas de planillas para la integración del ayuntamiento. Los regidores llegan al gobierno municipal por el principio de representación proporcional. Las regidurías se distribuyen entre los partidos que obtienen más votos, de tal manera que siempre ese órgano de gobierno es plural.

En un sistema democrático, como operaba en los años noventa y la primera parte del presente siglo, las oposiciones se convertían en fieros sabuesos siempre atentos de la administración del partido ganador. Pero con la instalación del sistema de partidos cartelizados, el fenómeno que aparece es el acuerdo cupular, entre las dirigencias partidarias, para posicionar a sus incondicionales en los primeros lugares de cada planilla, y así lograr un ayuntamiento a modo… para hacer negocios y privatizar los dineros públicos.

La descripción de la transformación de un ayuntamiento en un sofisticado y bien organizado centro de negocios, lo han entendido a la perfección, en Guanajuato Capital, tanto el PRI como el PAN. En la anterior contienda local, el PAN, por intermediación de su candidato a diputado estatal, acordó con el cacique local del PRI, la traición a su candidata a la presidencia municipal y una tibia campaña en la diputación federal, a condición de que se le garantizara el escaño local por el cual competía. En la configuración del ayuntamiento, el mismo candidato, incluyó a su esposa y a un impresentable exfuncionario estatal, que garantizarían una armoniosa y jugosa operación mercantil, desde el seno del ayuntamiento. Real politik, dirían los cínicos politólogos que analizan el funcionamiento del poder sin evaluación ética alguna.

De esa forma se concretaron en 2015 varios trienios de operación de un sólido “pacto de impunidad”, bajo el cual opera el gobierno capitalino, que en cada ocasión se muestra más voraz y menos interesado en la difícil problemática municipal de una extravagante ciudad, asentada en un inhóspito lugar absolutamente inadecuado para vivir, pero que por ese mismo motivo, se convirtió, con el tiempo, y por la construcción de un monumental conjunto de egregias edificaciones, en “patrimonio cultural de la humanidad”.

Este “pacto de impunidad” opera sincronizadamente entre la mayoría de los políticos. Saben que la impunidad por delitos como: el conflicto de interés, tráfico de influencias, fraude, abuso de confianza, cohecho, peculado, concusión, abuso de autoridad, afectación al ordenamiento urbano, lavado de dinero, delincuencia organizada y enriquecimiento ilícito, está totalmente garantizada ante la posibilidad de cambio de gobierno, con cualquier partido que gane la elección. La contraloría municipal y la Auditoría Superior del Estado, solo detectan minucias y castigan a mandos inferiores de la administración. La red de corrupción opera plácida y a plenitud, mientras el sistema anticorrupción apenas se construye a paso lento, con un fiscal poco confiable.

El PAN, dentro del feudalismo político que está construyendo, ha entregado, irresponsablemente, al diputado desleal la candidatura a la alcaldía. El PRI cuevanense, sin esperanza alguna de triunfo, por el pésimo gobierno realizado, sacrificará a su candidato a alcalde, pactando con el panista y acordando configurar un nuevo grupo de políticos vivales, comprometidos con el saqueo del gobierno capitalino. Da lo mismo cualquier partido.

Si los capitalinos quieren constatar la mala fama y sospechosa carga de intereses de los integrantes de la próxima red, basta ubicar, aparte de los candidatos a presidente municipal y a síndicos, a las tres primeras postulaciones a regidores, que son las que tendrán un lugar asegurado en el próximo ayuntamiento; y que se encuentran estratégicamente sembradas para conformar el siguiente: “H. Centro de Negocios de Guanajuato Capital”. Pongan atención en esas designaciones de todos los partidos. Ojo.

P.D. Reconozco la rectitud en el desempeño de sus cargos del síndico Ramón Izaguirre y de los regidores Guillermo Torres y Emilio Arellano

@carce55

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EL DELFÍN

Carlos Arce Macías
 Cuando a un gobernante le interesa que el poder quede en manos de un incondicional, a este se le llama delfín. El nombre tiene su historia, deviene del medievo francés. Desde 1349, el heredero al trono de Francia lleva el título de delfín, debido a su nombramiento como Conde de Vienne, región del este de Francia, cuyo escudo de armas porta dos delfines. Así nació la tradición de enunciar al sucesor del rey francés como delfín. Posteriormente se extendió el sustantivo, para enunciar al personaje, que se pretende imponer como sucesor a un cargo.


 Pero la diferencia entre la ruta nobiliaria de los reyes de Francia, con la voluntad de un gobernante civil, es dramática. En el régimen monárquico, la sucesión del poder se da por vía hereditaria. El hijo del rey, recibe por lo tanto el delfinado de Vienne, solo por el hecho de ser el primogénito y primero en la línea de sucesión al trono. Mientras que en un gobierno republicano, la decisión de nombrar un delfín, significa el rompimiento de las normas democráticas para el traspaso del poder. La asignación del puesto se realiza mediante procesos de competencia dentro de un sistema de partidos políticos. Mientras esto sucede, los gobernantes deben mantenerse al margen de ello, para no alterar indebidamente la contienda.

 Los partidos son la fuente de candidaturas para detentar el poder. A ellos corresponde hacer que los ciudadanos virtuosos, comprometidos, con verdadero espíritu de servicio y talento, sean propuestos para los cargos de representación popular y para los del ejecutivo. Y ahí radica el problema que ahora padecemos.

 Si el sistema de partidos políticos mexicanos actual, fuera el vigente en Inglaterra en 1940, los británicos nunca hubieran encontrado un Winston Churchill que liderara la guerra contra el nazismo. Hitler hubiera vencido con facilidad. Los partidos políticos se han trasmutado en las instituciones más resistentes a la atracción de talento, aunque esa es su principal misión. Si fueran empresas, estarían en quiebra.


 Los partidos han recorrido un trance evolutivo de la camarilla inicial, a los partidos de masas, luego a los partidos atrapa-todo (catch all), para finalmente convertirse en partidos cártel. De los grupos de interés cerrado, la organización partidista se transformó en “partidos de masas” desde mediados del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX. Guiados por una ideología (el socialismo por ejemplo), se tejía una gran red, que teniendo como base utopías y sistemas para organizar mejor a la sociedad y acceder a niveles superiores de vida, capturaba así adeptos, que finalmente terminarían votando las candidaturas que su partido postulara. La ideología definía el voto.

Pero las cosas cambiaron. A partir de los años 50´s del siglo pasado, surgieron los partidos atrapa-todo. La dinámica electoral (americanizada) se sustentó en el candidato, y no en los programas o postulados ideológicos. La propuesta de campaña se manufacturaba buscando promesas que beneficiaran a todos los sectores: empresarios, amas de casa, jóvenes, jubilados, trabajadores, etc. Para todos habría una esperanza particular de mejora. De esta manera, la sociedad entera cabría en un supuesto programa que repartiría beneficios indiscriminadamente.


 Los partidos se fortalecen en la disputa democrática, sofisticando cada vez más sus tácticas, y obligando al estado a entregarles mayores presupuestos. Al llegar a este punto, los partidos adquieren la capacidad de sobrevivencia más allá de sus éxitos electorales, ya que sus presupuestos se los permite, controlando importantes zonas de gobierno, así como la asignación de recursos. La sobrevivencia conjunta de todo el aparato partidario queda garantizada, y con ello, el cártel queda constituido.

 La principal característica de los partidos cártel, consiste en que no requieren de la participación entusiasta de los ciudadanos. Tampoco necesitan de sus aportaciones, dinero y negocios les sobran. Todos, en mayor o menor medida tienen acceso al gobierno, y se distribuyen sus zonas de influencia por acuerdos internos. Lo que necesiten, simplemente lo compran: votos, organización, sistemas, etc.. El poder es suyo, en tanto que la democracia queda infelizmente cancelada.


 Por eso, estando así las cosas, alrededor de los partidos, se congregan las ambiciones, muchas veces patológicas, de personajes que no tendrían cabida en otro tipo de organizaciones. Son los tripulantes de los presupuestos y de la distribución de beneficios personales y grupales. En tanto, los buenos ciudadanos, por salud, recato y previsión, no se acercan a estos tugurios.

 Y ese es el problema que ahora enfrentamos. Como lograr que los partidos políticos postulen ciudadanos serios y responsables a los puestos públicos, y que garanticen un buen gobierno, que no sea botín de unos cuantos. Exijamos, pues, que el gobernante no se involucre en el nombramiento de un delfín en previsión de una competencia leal y pareja; y votemos solo candidatos potables, libres de sospecha de corrupción. Porque queremos democracia, no autoritarismo.


@carce55

 

 

60 MILLONES

  Carlos Arce Macías

 Recientemente, el gobierno estatal, para ahorrar problemas al municipio de Guanajuato Capital, y sobre todo para tratar de evitarles el fincamiento de responsabilidades a sus negligentes funcionarios, decidió otorgarles un adelanto de participaciones para que puedieran liquidar una pesada deuda, originada en actos claramente ilegales.

 Dentro del sistema de cártel de partidos, que se ha conformado en nuestro país, a los guanajuatenses de la capital, el Partido Acción Nacional nos ha impuesto una pesada carga, al permitir a sus dirigentes locales negociar el municipio, para cederlo a una parte del PRI, la menos belicosa, más complaciente y acomodaticia, y así lograr una feliz y larga convivencia sin sobresaltos políticos, beneficiándose todos de un gobierno botín denominado: Guanajuato Capital.


 Pero la cohabitación ha resultado tan perniciosa, que en 2010, una de las peores administraciones municipales que haya padecido Guanajuato, intentó permitir la comercialización de las áreas verdes que rodean los cerros más emblemáticos del entorno: los Picachos y La Bufa. La ciudadanía se rebeló e impidió la transgresión, basada en un pingüe negocio, ya convenido entre el ayuntamiento y los recientes propietarios de los terrenos al pie de riscos y montañas. La firme oposición ciudadana, llevó a la realización de un plebiscito que perdió el gobierno municipal, ante el pasmo de gobernador panista del estado, que nunca criticó ni frenó al corrupto gobierno capitalino, quizás para no evidenciar su larga cola de irregularidades y negocios turbios. Pura corrupción.

 El siguiente gobierno tricolor, avizoraba una mejora substancial. Sin embargo, todo quedó en promesas y el desencanto fue mayor. La voracidad por la obra pública, solventada en moches, la destrucción implacable y feroz de varios de los jardines más tradicionales de la ciudad, el odio por los árboles y la propensión para transformar todo espacio publico en zona de changarros para venta de fritangas, acabó transformando el trienio en un remedo de gobierno, compuesto por vivales ávidos por capturar las rentas municipales.

 Ahora la actual intendencia municipal, victoriosa en una elección, nuevamente convenida para encumbrar a un panista como legislador estatal, a costa de entregar el municipio otra vez al PRI; ha ido desmoronándose de forma acelerada, y es tal la desorganización interna y el enfrentamiento en el seno del Cabildo capitalino, que ha originado un exacerbado estrés en el alcalde que ha acabado por postrarlo en un hospital, en varias ocasiones.


 Como explicaba al inicio, la última desventura que ha protagonizado nuestra opaca administración, es la necesidad de cubrir un pago de 60 millones de pesos adeudados al Servicio de Administración Tributaria (SAT), por no haber pagado el impuesto sobre la renta de los trabajadores del municipio desde 2012. El ayuntamiento capitalino, acabó con los dedos contra la puerta, al ser embargado por el gobierno Federal, bajo la amenaza de ser intervenidas, también, sus cuentas bancarias.

 Toda posibilidad de mejora administrativa y de servicios públicos hacia el futuro, ha quedado cancelada por el imprevisto pago, motivado por la irresponsabilidad de varias administraciones, incluido el interinato en 2012, del actual presidente municipal. Muy mustio, no ha querido informar con puntualidad del adeudo y el enorme daño patrimonial provocado a la capital del estado, a fin de intentar pasar desapercibida su negligencia.

 En los informes trimestrales de la cuenta pública, en el apartado de “pasivos”, no está reportada la deuda al SAT. Ocultaron información. Son responsables, y por lo tanto sujetos al establecimiento de responsabilidades que pudieran ser no solo administrativas, sino también del orden penal: los ayuntamientos de los períodos 2009-2012, 2012-2015 y 2015-2018, encabezados por Nicéforo Guerrero, Edgar Castro (interino), Luis Gutiérrez y Edgar Castro. También los diferentes contralores municipales que no aplicaron correctivo alguno, por el no pago de los impuestos federales, e incluso, el órgano superior de fiscalización, dependiente del Congreso del Estado, y supervisado por la Comisión de Hacienda y Fiscalización, que no detectó las anomalías cometidas por las distintas administraciones municipales.


Pero sorprendentemente, nos hemos encontrado con una bonhomía y candidez inusitada de parte del ejecutivo estatal, para entregar, rápidamente y sin explicaciones de por medio, ¡60 millones de pesos! al municipio de Guanajuato, para que liquide sus agobiantes deudas. Algo muy sospechoso está sucediendo entre el gobierno del estado y el municipio. No resulta normal, en un juego democrático, tal liberalidad para prestar dinero a supuestos adversarios políticos, cuando estos han evidenciado una negligencia extraordinaria en el cumplimiento de sus deberes.

 El gobierno estatal, está permitiendo la impunidad de diversos funcionarios municipales, mientras se crea en el Congreso el sistema anticorrupción de Guanajuato. Una terrible paradoja, que avizora el nulo compromiso para combatir a los corruptos, así como la lenidad en el ejercicio de la ética pública. El ejecutivo estatal debió haber exigido, antes de entregar los 60 millones de pesos, la total transparencia de la deuda, así como el inicio de procedimientos para fincar responsabilidades a los omisos y negligentes funcionarios, que dañaron el erario del municipio. Eso no le importó a la autoridad estatal, prefirió aparecer, muy sonriente en una foto, con el asustado y estresado alcalde capitalino. La nula exigencia con la rendición de cuentas, para otorgar el auxilio solicitado, seguramente abrirá el paso a la tradicional impunidad mexicana, una vez más. El pacto de impunidad quedó a la vista.

 P.D: Información de última hora: Declara el síndico del Ayuntamiento de Guanajuato, que existe un déficit por 30 millones de pesos para poder solventar los compromisos del presente año. ¡Ahí les hablan, gobierno del estado, necesitarán otro préstamo!

Twitter: @carce55

 

ELECCIONES 2017, DESTRUYENDO CIUDADANÍA

Carlos Arce Macías
 

Uno de los grandes estadistas registrados por la historia, fue Winston Churchill. Es identificado como uno de los grandes políticos del siglo XX, por convocar a su pueblo a luchar contra el nazismo que se esparcía por Europa, y para ello les prometía unas cuantas cosas: sangre, sudor y lágrimas.

 Los estadistas trascendentes, desde Grecia, Roma, los diversos imperios, han sabido convocar a sus pueblos a luchar, a organizarse y a contribuir a la grandeza de su nación. La ciudadanía se construye a partir de la convocatoria al esfuerzo común, a la contribución desinteresada por la mejora de la comunidad. Requiere dejar a un lado el beneficio personal, para sumarse a la energía social y lograr un desarrollo más equilibrado y justo para todos.


 Se trata de confrontar esa lucha interna del ser humano, entre egoísmo y generosidad. Los estadistas, incentivan a los ciudadanos a ser generosos, con el fin de conformar sociedades mas organizadas y potentes, relegando el egoísmo como opción secundaria en la toma de decisiones. Así se explica, en esos entornos sociales, la solidaridad comunal y el combate a la corrupción. Esta no es otra cosa, mas que la decisión egoísta, de poner por delante el interés personalísimo e ilegal, en detrimento de toda la comunidad.

 No obstante toda la narrativa histórica que nos enseña los diversos caminos para formar una sociedad más justa y colaborativa, los partidos políticos mexicanos, muchos politólogos, así como la comentocracia, se han embobado por un maquiavelismo tercermundista, que se justifica como “natural a la política” y se asume como condición para ser exitoso en ella. De esta manera se ha sublimado al político traidor, egoísta y ambicioso, como el referente del éxito, contribuyendo de esta manera a la formación de una joven clase política más depredadora que la que le antecedió.

 El mejor ejemplo, lo vemos en la formación del sistema de partidos políticos acartelados, como se describen en el interesante estudio de los politólogos de Oxford y John Hopkins University, Peter Mair y Richard Katz, en “Organización Partidaria, Democracia Partidaria y la Emergencia del Partido Cártel” (Googleénlo). Siguiendo este texto académico escrito en l995, se corrobora el fenómeno mexicano. Partidos que no requieren de ciudadanía, porque los votos se compran, se condicionan o se logran por el temor; todo esto gracias a una exaltada mercadotecnia y a los recientes sistemas de Big Data, en dónde a través del análisis en las redes sociales, se puede capturar a los votantes, de la misma forma como se les condiciona a comprar un Smartphone, un producto milagro o una golosina cargada de azúcar.

 Esto lo permite el dinero, grandes cantidades de recursos ilegales, obtenidas de los mismos presupuestos públicos, con total descaro, y con base en el pacto de impunidad existente entre todas las fuerzas políticas… todas.


 Así las promesas de campaña en los comicios de Nayarit, Coahuila, Estado de México y Veracruz, solo aluden a compromisos para entregar beneficios a los ciudadanos. No hay acciones de concientización, no hay convocatoria al esfuerzo, nunca reclamos a la inacción ciudadana por permitir tanta corrupción o invitación a alcanzar un ideal.

 Prometer, prometer, prometer, dar, dar, dar; ha sido desde hace tiempo el eje de las campañas de todos los partidos. Es en resumen, una acción generalizada de compra y obtención de votos, a través de dádivas de toda clase: tarjetas bancarias, despensas, láminas, excusados, tinacos, camisetas, delantales, cachuchas, cemento, varilla, transporte público gratuito, etc..

 Analicemos los actos de campaña. Son circos itinerantes, que convocan a las masas, porque presentan un variado menú de espectáculos: box, lucha libre, conciertos y baile. Los ciudadanos no van a oír a los candidatos, van a divertirse con el programa de esparcimiento que les proponen los partidos políticos, a condición de soportar unos cuantos discursos aburridísimos. Luego, la distribución de tortas, jugos y refrescos. Probablemente habrá también sorteos de electrodomésticos y rifas de viajes. Para el votante, entregar la credencial para sufragar, o sus datos para aparecer en una lista de compra de voto, no resulta un mal negocio.


 Con estas desvergonzadas conductas se está destruyendo, a velocidad del rayo, el poquísimo avance en construcción de ciudadanía que presenta nuestro país. No hay concientización, no hay crítica seria y fundamentada, no hay ideales en juego, no hay sustentación democrática, no hay convocatoria a la educación cívica, solo promesas y dádivas al por mayor: chucherías, frijol, aceite y galletas de animalitos. Ciudadanos maiceados, inconscientes, sin amor a su patria. Así no se construye un país. Por eso, el precipicio está tan cerca.


Twitter: @carce55