AEROPUERTO 2018

AEROPUERTO 2018

Carlos Arce Macías

La industria aérea está en auge. Cada día en el mundo, más personas utilizan el avión para transportarse (4,100 millones de pasajeros por año) y más del 35% de la carga mundial, se mueve por vía aérea. En Latinoamérica la demanda crece a razón de 10% anual, superando incluso a Asia, y en México cada año viajan más de 120 millones de personas, con incrementos interanuales del 8%.

Pero nuestro país tiene enfrente un grave problema: el principal aeropuerto de México, esta saturado, y aunque mueve cerca de 40 millones de pasajeros por año, luce insuficiente. Sus limitaciones impiden un mayor crecimiento de la industria aérea nacional, de la economía, del turismo y del transporte de bienes y servicios en general. No se trata se un servicio para ricos, como algún bobo pudiera interpretar, se trata de una pieza fundamental para el desarrollo de una comunidad, de la puerta hacia su modernidad y el contacto con el mundo. De ahí la necesidad de construir un nuevo aeropuerto para el Valle de México.

Ahora bien, ¿qué es un aeropuerto? Con esa pregunta, hace años comenzó una ilustrativa charla con el doctor Julio Cesar Margaín, asesor de lujo del secretario Pedro Cerisola para el proyecto del nuevo aeropuerto. La reacción fue inmediata:

-Es un lugar de donde aterrizan y despegan aviones.

-Caliente, -comentó el doctor Margaín, egresado del legendario Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)- un aeropuerto es un sistema entre dos puntos, un estacionamiento de aviones y un estacionamiento de vehículos y punto de descarga de otros medios de transporte (metro, tren, autobús). Entre estos dos puntos se genera toda la dinámica de tránsito y complejidad de acciones, que significan un aeropuerto.

-Cualquier aeropuerto, -afirmaba- mide su eficiencia desde la entrada a la terminal, a la puerta de la aeronave. Si es menor a 30 minutos ese traslado, es un aeropuerto eficiente, dentro de los estándares más competitivos a nivel mundial. Entre más se sobrepasen los 30 minutos, el aeropuerto empieza a presentar problemas de eficiencia y mayores costos de operación.

La charla resultó ilustrativa, porque cambia de manera radical la forma de enfrentar el problema sobre la ubicación y construcción de un nuevo aeropuerto para la zona más poblada del país. Se puede proponer muchas combinaciones, pero habrá que asegurar, que si se va a efectuar una enorme inversión, más vale que sea en un proyecto de alta eficiencia: 30 minutos, máximo, a la puerta del avión, aún en tránsito entre dos vuelos en conexión.

Otra cuestión, no menos importante, es la relativa a la seguridad y control de tráfico aéreo, investigado a plenitud por la mas importante consultora internacional, sin fines de lucro, denominada “MITRE”; la corporación de alta ingeniería aeronáutica ha concluido que la única forma de resolver el denso trafico aéreo que se prevé para los próximos años en la Ciudad de México, solo encuentra solución bajo la premisa de la construcción de un nuevo aeropuerto, que tendrá 6 pistas, y la cancelación del actual puerto aéreo, así como de la Base Aérea de Santa Lucía. Con la seguridad no se juega, y el Nuevo Aeropuerto (NAICM) garantizaría las mejores condiciones de operabilidad: eficiencia y seguridad.

Por lo tanto, aún bajo las ráfagas de viejas críticas y el descubrimiento de ocurrencias tan milagrosas como absurdas, la solución de construir un nuevo aeropuerto, encima del vaso del ex lago de Texcoco, es la correcta. La ingeniería resolverá los problemas que dicha construcción genere, como la estabilidad de las pistas, la viabilidad de los proyectos hídricos de la zona y la sustentabilidad ecológica de la terminal y su equipamiento.

Desde el punto de vista comercial, se prevé que para 2020, el NAICM lleve a cabo 720,000 operaciones al año. Su ubicación hemisférica le permitirá situarse como el nodo de conexiones más eficiente en vuelos entre el sur y el norte de América, toda vez que los aeropuertos de Los Ángeles, Houston, Atlanta y Miami, se encuentran saturados y sin posibilidades de crecimiento. La Ciudad de México, presenta todo tipo de ventajas, sobre todo porque es el único centro urbano, que por cuestiones del destino y drama ecológico, cuenta con un agujero en medio de la mancha urbana, para construir un aeropuerto de altas especificaciones. El diseño arquitectónico e ingeniería son de primer nivel, solo enfrenta un pequeño y discretísimo problema… el grupo atracomulco.

Efectivamente, los que votaron por el Nuevo PRI en 2012, dieron el banderazo de salida a la más abusiva gestión gubernamental, en la historia de México, para utilizar la obra pública en enriquecer a los funcionarios de esta administración, capitaneados por el secretario de Comunicaciones y Transportes, de negra fama en el sector.

Es por ello, que vale la pena revisar no el proyecto por su ubicación y factores técnicos, sino sus costos y condiciones de ejecución, por medio de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), y la coadyuvancia de alguna firma internacional que identifique fraudes y distorsiones dolosas en los detalles de la propuesta. No solo se trata de sobrecostos, como el recientemente identificado en la construcción de la barda perimetral, sino de las inmensas posibilidades de lavado de activos que una obra de esta envergadura puede encubrir.

Buena señal se lanzaría a los mercados, pero sobre todo a los ciudadanos, con un actuar prudente, que mantenga un proyecto urgente y detonador de la economía mexicana, a la vez, que se toman medidas para identificar acciones criminales en las contrataciones públicas. Eso no hay que dejarlo pasar. De seguro caen varios pájaros de cuenta,

@carce55

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