COMO AGUA ENTRE LOS DEDOS

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Carlos Arce Macías

Semana complicada. En la capital del estado asesinan al jefe operativo de la policía, echando a rodar por los suelos la narrativa del locuaz alcalde, de que su municipio es el más seguro de todo Guanajuato. Navarro notifica que “recibe el mensaje” … que cada quién interprete. En tanto, todos nos sentimos vulnerables.

Seguridad en crisis

Mientras, en el entorno político, somos sorprendidos por una serie de comentarios en radio y medios impresos, de duras y directas críticas entre las dos destacadas precandidatas de Acción Nacional a la gubernatura: Libia García y Alejandra Gutiérrez. A diez meses de la definición de candidaturas, la guerra se desata. Ya lo habíamos advertido desde este espacio: el PAN-Gto no posee las capacidades para conducir una elección interna. Sus dirigentes son orgánicos, responden a un hilo conductor manipulado desde Palacio de Gobierno, a voluntad del grupúsculo que interpreta y decide, a contentillo, las acciones del Ejecutivo. La madeja de intereses políticos, personales y de negocios gestados desde esa posición, impide que la racionalidad se convierta en guía de las decisiones. Demasiados acuerdos en lo obscurito, ajenos al PAN y al propio gobierno, se tramitan desde esa ubicación. No se tejen alianzas sino complicidades.

Así las cosas, la inequidad del proceso queda asegurada. La precandidata que teja más complicidades con el corrillo gubernamental será la que pueda ser respaldada por la burocracia azul. Así se convertirá en automático en candidata oficial, obligando a otras contendientes a ubicarse como “outsaiders” o externas. ¿Es que estos personajes solo saben jugar a la política con los dados cargados? Luego la cargada panista cumplirá órdenes, mientras que la militancia insurgente y una parte de la sociedad combatirán la imposición. La fractura interna surgirá y se irá profundizando, y la fisura que se cause posibilitará el triunfo de otra opción política. Se harán un doloroso harakiri.

Esta descomposición se da por la carencia de educación democrática de los miembros del PAN y del oprobioso oportunismo de su dirigencia actual. Demasiados años inmersos en el dedazo autoritario los ha corrompido. Hoy pudieran ser buenos militantes del PRI de los años noventa del siglo pasado, y la candidata oficial, sería heredera de Ramón Aguirre. ¡No se sorprendan, es cierto!

El poder se les comienza a ir como agua entre los dedos. El temor se advierte en la mirada del gobernador. Perder Guanajuato era impensable para ellos. Ahora se puede convertir en una profecía autocumplida, por la torpeza que denotan a cada paso que dan. Sin embargo no hay cambios, todo parece seguir la misma ruta hacia el abismo, quizás piensan ganar la elección en el campo y las zonas marginadas, desde la SEDESHU y mediante operadores electorales, a billetazos, como lo hizo su cómplice Alejandro Navarro en el municipio de Guanajuato en 2021, solo que ahora encontrarán la operación de los programas sociales federales en esos territorios.

¿Por qué entramparse de esa manera? En una elección se puede ganar o perder, así es la democracia. Pero lo que resulta nítido es que se debe de proceder bajo patrones de seriedad y honestidad, que garanticen que la competencia por una candidatura esté bien arbitrada, que se castiguen los faules y se expulse a los jugadores rudos y desleales. Eso solo lo puede hacer un PAN estatal conducido por personajes que posean calidad moral y señorío para generar confianza. Y muy importante, que no estén sometidos a las órdenes del gobernante en turno.

Este es el asunto más urgente de atender. Luego vendrá la apuesta por el voto libre de los militantes, la apertura hacia la sociedad civil para obtener su visto bueno por haber implementado un proceso limpio y justo, así como el dialogo con otros partidos que deseen participar en una alianza amplia y pujante. Buena fama, inteligencia, experiencia y capacidad en la conducción, ese debe de ser el perfil de los nuevos directivos, que tengan como objetivo la unidad, que solo se consigue en torno a la limpieza de la próxima elección interna.

En tanto, el gobernador debe de declarar su imparcialidad y evitar entrometerse en el proceso, frenando las manipulaciones de sus temerarios y ambiciosos subalternos. Si no, va a arrojar todo al caño y será el responsable de entregar Guanajuato a sus adversarios. Nadie quisiera ser él, al que el poderse les va como agua entre los dedos. Ya hay tiro, el presidente pendenciero olió la sangre.

Basta mirar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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ESPIAR A LOS CIUDADANOS

Carlos Arce Macías

“La vigilancia no tiene que ver con la seguridad, tiene que ver con el poder”

Edward Snowden

Recordemos la laureada película “La vida de los otros”, del director alemán Florián Henckel, que en 2006 ganó el Oscar. Trata sobre la vigilancia que la policía secreta de Alemania Oriental (Stasi), llevaba a cabo sobre sus ciudadanos. Para controlar la lealtad al régimen comunista, la policía contaba con 100,000 agentes y 200,000 informantes para custodiar a un poco más de 16 millones de habitantes. Todas las máquinas de escribir debían ser registradas, se contaba con pertenencias de casi todos los ciudadanos para tener registro de su olor, así como grabaciones secretas de sus conversaciones telefónicas.

Espionaje

Los gobiernos dictatoriales no reconocen fronteras en eso de andar espiando a la gente. Mientras más se concentra el poder en manos de unos cuantos, el nervio se incrementa y el temor a ser defenestrados se apodera de su mente. Los excesos pueden llevarlos a la construcción de un estado de terror apabullante y opresor. Ha sido el caso de Bielorrusia y más cercano de Cuba y Venezuela, por ejemplo.

Y hay que decirlo fuerte y claro, no hay mayor amenaza contra la democracia, que andar espiando ciudadanos. Y más, cuando estos se dedican al periodismo de investigación, como el caso de Arnoldo Cuellar, director del Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública (PopLab). Hoy en Guanajuato, no haya un director o subdirector de medios de comunicación que no se sienta vigilado. Lo mismo pasa con los políticos en activo, cuyas conversaciones y chats son intervenidos con equipos muy sofisticadosde alta tecnología, diseñados para detectar palabras claves de pláticas y diálogos que pudieran ser de interés del vigilante, para generar reportes a las áreas de inteligencia gubernamental.

Cuellar ha apuntado hacia el personaje más obscuro de la política guanajuatense actual: el fiscal general en funciones. Y muchos otros periodistas coinciden, algunos sin expresarlo públicamente, como él. Todos son acechados o susceptibles de serlo. Mal fario para Guanajuato, sumido en una decadencia política acelerada.

El fiscal

Pero en donde la paranoia se asienta, es en la clase política. Porque en este tipo de regímenes sustentados en el control ilegal de la actividad de las personas, desde agencias policiacas y persecutorias, acaba convirtiéndose en la serpiente que muerde su propia cola. Esto, porque resultaría ingenuo pensar que quien puede fisgonear a un periodista contando con la mejor tecnología del momento, no la utilice para tener bien fiscalizados a los más altos puestos políticos de la entidad. ¿Pueden estar vigilando al gobernador y a la secretaria de gobierno? Sin duda.

Uróboro

Y es entonces cuando el rompecabezas se completa. Un Fiscal, dueño de información privilegiada sobre la clase política de todo un estado, no puede ser despedido de su puesto. Sabe demasiado. A todos mantiene acogotados, aunque algunos se piensen sus socios, amigos o cómplices.

Hace algunos años, en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) se realizó un estudio sobre la autonomía de la fiscalía general de la República. Entre sus conclusiones se señaló el peligro de que, al no depender del presidente o institucionalizar su vigilancia, esa organización podría convertirse en un incontrolable espacio institucional, cargado de un enorme poder persecutor, sin límite alguno en su funcionamiento. Eso parece estar aconteciendo en Guanajuato. La fiscalía está fuera de control. Los diputados están capturados en la misma red que otros funcionarios, y el poder se concentra en el bunker de Puentecillas.

Y lo peor, es que todos estos recursos se utilicen en contra de los ciudadanos críticos al gobierno, en tanto los cárteles se extienden y asientan en la región, sin contención alguna. Nuestro estado se ahoga en sangre.

Si no hacemos algo ya, quizás en un futuro próximo, nuestra decadente Stasi provinciana, comience a contratar delatores y a coleccionar nuestros datos biométricos y ubicación en tiempo real por medio de GPS. Así vemos alejarse cada día la añorada democracia, que es el único camino descubierto por el hombre para vivir en libertad. Todos sobreviviremos con miedo y seremos celados y fichados… como Cuellar.

El espiado