PESADILLA GUANAJUATENSE

Carlos Arce Macías

 

Toda una revelación mediática ha resultado el nuevo alcalde de Guanajuato Capital. Sus recientes declaraciones han corrido por todas las redes sociales, llegando a los noticieros más importantes de la televisión mexicana. El bochornoso mensaje reclamando mayor derrama económica a los turistas que visitan la ciudad patrimonio de la humanidad, y en contraste sugiriendo la exclusión de aquellos paseantes que por su condición económica no gastan lo que a los comerciantes locales les gustaría, constituye un claro acto discriminatorio, que necesita ser reconvenido.

 

Pero también debe de ser evaluado el golpe mediático que su partido ha recibido. En la línea de las desgracias, en el momento más inoportuno, cuando el Partido Acción Nacional se encuentra inmerso en la fractura más profunda que haya sufrido, con sus dos ex presidentes de la República fuera de sus filas, grupos importantes y organizados de panistas renunciando a su militancia, desconocida la legitimidad de su proceso interno por los contendientes derrotados, sumadando también la carga de entregar la coordinación del Senado al tenebroso Rafael Moreno Valle, el miembro del PAN menos panista y más priísta de todos los integrantes de esa bancada; se da el salto a la palestra del bufón guanajuatense, provocador de la chacota en todos los medios, propiciando para su partido el más atroz de los ridículos. Como dice el viejo refrán: “estábamos mal y parió la abuela”.

 

Sin embargo, estos hechos que rematan en comedia y guerra de pastelazos, nos conducen, a otra circunstancia que nos aleja del chiste y nos sumerge en un verdadero drama, serio y profundo: la ratificación de un procurador con las manos manchadas de sangre, como próximo Fiscal General del Estado de Guanajuato. Esto elimina las carcajadas provocadas por las decenas de memes sobre el alcalde elitista, para ensombrecer el rostro a cualquiera, pero especialmente a los ciudadanos guanajuatenses.

 

Este tema pone en jaque al PAN y su congruencia política. Mientras en la Cámara de los diputados Juan Carlos Romero Hicks se desgañita reclamando y resistiendo la imposición de un fiscal a modo por parte de los morenistas; desparpajado, el novel gobernador guanajuatense, envía la solicitud de nombramiento para el funcionario más desacreditado de la anterior administración estatal. Inaudito.

 

No hay forma racional de solventar la pertinencia de la nominación. Asesinatos por doquier, ciudades, como Celaya, Salamanca e Irapuato en vilo. Toque de queda de facto, en donde los ciudadanos saben del peligro que se corre al salir por las noches de su casa. En Celaya, por ejemplo, muchos ven pasar en indiscretas y ostentosas caravanas, a los líderes de la delincuencia organizada, pero el procurador nunca los ha podido ubicar.

Utilizando argumentos amañados, el gobernador guanajuatense ha comunicado a su partido a nivel nacional, que el desempeño de su procurador es de presumirse. Que el baño de sangre que se vive en Guanajuato, realmente se debe al “delito federal”. Sospechosamente, se evidencia el mismo argumento sustentado constantemente por el ex gobernador Miguel Márquez, poco avezado en las artes del derecho. Y al sostener, contra viento y marea la ratificación del actual procurador como fiscal, para los próximos nueve años, Diego Rodríguez liquidará la carrera política de “sus” diputados. ¿Qué ciudadano en su sano juicio, votará por la reelección de un representante que se prestó a una nominación abyecta, como la que se propone? Automáticamente están fulminando el capital político de la bancada del PAN en el congreso local, les están acabando su futuro. Pero si la sumisión y el pasmo es su respuesta, allá ellos. 

 

Y todo este trágico sainete, ocurre precisamente cuando el candidato a convertirse en “amo de México”, se encuentra a punto de asumir el poder, y los vapuleados partidos de oposición deberían mostrar congruencia, unidad e inteligencia. En su lugar el panismo exhibe sus peores desfiguros, exactamente en el territorio en el que debería convertirse en contra punto de López Obrador. Todo por encubrir al ex gobernador.

 

Por lo pronto, Acción Nacional ha perdido la brújula, la extravió en Guanajuato. Mientras en Jalisco, con dignidad, el gobernador Enrique Alfaro, planta cara al nuevo tlatoani, y lo reta a no romper las delicadas reglas constitucionales que sustentan al sistema federal. Las figuras señeras de Valentín Gómez Farías y Prisciliano Sánchez, engalanan su discurso. 

 

Vemos como se ensancha la brecha entre la potencia política de dos gobernadores. El guanajuatense de inmediato reacciona acomodaticiamente, para intentar no controvertir a López Obrador. Afirma que todo irá bien, que le respetarán su lugar de entes coordinados en el tema de seguridad.

 

En tanto Alfaro reacciona, exige, y postula con convicción las tesis clásicas del federalismo, su titubeante gobernador vecino, calla y obedece los designios planteados desde Tenochtitlán. Mientras, el PAN exhibe sin inhibición su incongruencia al entronizar a un fiscal carnal en Guanajuato, a la vez que es ridiculizado en todo México, por la inaudita torpeza declarativa de su alcalde discriminador. De pesadilla.  

@carce55

 

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