YO CANDIDATO, nubarrones sobre Guanajuato

YO CANDIDATO

Carlos Arce Macías

Al gobernador de Guanajuato le está fallando la asesoría política. En el momento culminante de su desempeño como ejecutivo estatal, cuando se encuentra en la cima de su carrera política, ha tomado una de las decisiones más peligrosas y arriesgadas por la que un político pueda optar: pretender ser candidato a la presidencia de la República.

Y más tardó Miguel Márquez en decidirse, que en encapotarse el cielo guanajuatense, y que los problemas empezaran a menudear por doquier. No se quién lo aconseje, pero su visión es muy limitada. Claramente están calculando movimientos estratégicos que permitan consolidar localmente el liderazgo del gobernador, a fin de reunir una fortaleza que lo capacite para impulsar al sucesor de su agrado, sin medir el tipo de amenazas y peligros que se corren en las ligas políticas nacionales. Hay confusión en Guanajuato.

El gobierno estatal del PAN está viviendo momentos críticos a causa de un panorama desierto de oposición. Un partido político requiere ejercitar su musculo, haciendo esgrima en contra de sus opositores. La docilidad de los partidos competidores a Acción Nacional, le están causando un estrago, que de no cuidarse, puede resultar trágico. No hay suficiente confrontación, crítica y debate que motiven el ejercicio de destreza política. Ante tal vacío de retos e ideas, no se pueden identificar las capacidades de los diversos políticos estatales, que aspiren a gobernar nuestro estado. Casi cualquiera, de mediana estatura, podría anhelar el puesto, si el ambiente de mediocridad lo propicia.

Si la lectura que se hace de las recientes elecciones es que el PAN es el gran triunfador, se equivocan. La victoria fue de los que querían cambiar y estaban hartos de un mal gobierno, solo eso. Las apuestas han sido diferentes, y en poco tiempo sabremos cuales pueden funcionar, y cuales se desintegrarán en los compromisos preelectorales y el uso de recursos sucios en las campañas. Para gobernar bien, se requiere no haberse enlodado antes de la elección. Porque la corrupción así funciona: te capturo con los requerimientos de dinero sucio para la compra de votos y publicidad extraordinaria, o no ganas la elección. Luego los corruptos hacen su agosto desde el nuevo gobierno entrante. Así el mal humor de los ciudadanos, esta garantizado.

En Guanajuato, la experiencia de la última elección, apunta contra el gobierno del PAN. O da testimonio de transparencia y buen gobierno, o el mal ánimo puede extenderse entre los guanajuatenses, impulsando la esperanza en un cambio de gobierno.

Y en ese momento preciso se encuentra el gobernador Márquez, cuando por arte de magia negra, los problemas se empiezan a multiplicar. Se tienen que tomar decisiones radicales. Las señales deben de ser claras en contra de corruptos y de políticos de negros antecedentes, para lograr generar un espacio de confianza en las acciones del gobierno. Por supuesto, hay que abandonar las expectativas de una remotísima candidatura presidencial que solo tiene un destino, el despeñadero.

El más importante político guanajuatense debe concentrarse en su estado, en las condiciones de su gobierno, en las capacidades de su gabinete y en aclarar cualquier acto de supuesta corrupción, y en su caso, castigar severamente a los culpables. No hay lugar a titubeos. Hay que actuar con asertividad y mano firme, y sin temor de que un posible sucesor no sea miembro de su círculo íntimo. Ese precisamente fue el factor del fracaso de varios gobernadores que perdieron la pasada elección, como los Duartes de Chihuahua y Veracruz, Borge de Quintana Roo y Torre de Tamaulipas.

Si alguien le aconsejó a nuestro mandatario, que jugando a ser “yo candidato”, podría negociar la designación de su sucesor, se equivocó de cabo a rabo. Lo que funciona, es acreditarse como un buen gobernante, no como un incipiente candidato. Márquez está todavía a tiempo de rectificar el camino, ojalá lo haga.

Twitter: @carce55

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