AGNOTOLOGÍA, ¿Que es?

AGNOTOLOGÍA

Carlos Arce Macías

Hay un fenómeno que sucede dentro de las sociedades, que vale la pena analizar bajo la perspectiva de las ideas del doctor Robert Proctor, filosofo de Historia de la Ciencia en la universidad de Stanford. Proctor ha desarrollado el análisis de “la política de la ignorancia”, esto es, de cómo se genera activamente la ignorancia para implantarla en algún grupo social. La agnotología puede ser definida como el estudio de la ignorancia (agnos, desconocimiento o ignorancia, logos, estudio).

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El célebre profesor publicó en 2008 el libro “Agnotología, la construcción y destrucción de la ignorancia”, en el cuál estudió el caso de la industria tabacalera, y su exitosa mercadotecnia para sembrar, primero la duda y luego establecer la ignorancia en los consumidores de cigarros, ante las pruebas científicas que evidenciaban las condiciones cancerígenas del tabaco. Prácticamente, desde los años 30´s del siglo pasado, esta industria promovió el consumo de cigarros, desarrollando una política de venta agresiva, muy bien diseñada, que convenció a los fumadores de las “bondades” de la nicotina y demás químicos agregados a los cigarrillos. El mecanismo consiste en sembrar la duda respecto a la evidencia científica, para luego contraatacar e imponer una ilusión, concienzudamente trazada y contraria a la realidad. ¡A fumar todo mundo, que el cigarro es un gran calmante y un producto benéfico para la salud!

De la misma forma en como se estudió la imposición de la ignorancia respecto al tema de la industria tabacalera, Proctor ha investigado el tema del calentamiento global, y el esfuerzo de las grandes petroleras y conjuntos industriales, para poner en duda los datos científicos que comprueban el aumento de la temperatura de la tierra y el derretimiento de los polos. A través de amplias campañas, utilizadas estratégicamente, se ha podido convencer a políticos influyentes, empezando por el nuevo presidente de los Estados Unidos, de que el calentamiento global es cosa de pseudocientíficos charlatanes.

Otra cuestión es la relativa al creacionismo. Se trata de un movimiento cristiano fundamentalista, muy afincado en las comunidades del centro de los Estados Unidos, que combate la teoría de la evolución de las especies, propuesta por Charles Darwin, desacreditando el cúmulo de evidencias científicas, para sustituirlas por la “verdad” bíblica. Se ha llegado a tal punto, que los ofuscados creyentes han pedido que se permita enseñar el creacionismo en ciertas universidades cristianas, desechando la teoría de la evolución, no obstante su consistencia científica, que cada día resiste mejor cualquier duda.

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Démosle perspectiva a la reflexión. Comunicación e imaginación fueron la clave del despegue de la civilización humana. Mentir, degradar evidencias, imaginar cosas fuera de la realidad, han permitido avances inimaginables, pero, desde la óptica de Robert Proctor, también le dan al hombre herramientas para el engaño masivo, que poco a poco se han ido sofisticando y adquiriendo instrumentos, especialmente la mercadotecnia, para sembrar la ignorancia y convencer a grandes grupos sociales de situaciones irreales, completamente falaces.

Históricamente, tenemos ejemplos dramáticos: la malevolencia de los cristianos en Roma, la herejía de los protestantes, la perversidad de los judíos durante el nazismo, la bondad del tabaco, la mentira del calentamiento global, y la consistencia de La Biblia para explicar el origen de la naturaleza y del ser humano.

Ante todo esto, no debe de sorprendernos, la facilidad con que millones de norteamericanos han sido engañados por una campaña política, bien planeada y minuciosamente implementada para ganar votos, desarrollando un discurso falaz. Antes fueron los judíos, hoy son los mexicanos (categoría en donde son ubicados, por cierto, toda clase de latinos). El llamado al patriotismo, al integrismo, al nativismo y finalmente a una obsesión nacionalista, que raya en la paranoia, ha anidado en el corazón de muchos norteamericanos.

Gran parte de los estadounidenses han sido convencidos de una “realidad” que solo existe en la mente de un líder extraviado en su narcisismo. Su nación es acosada en sus fronteras por los bárbaros. La vida de sus habitantes contrasta con la de los extranjeros que viven en la abundancia, mientras ellos padecen todo tipo de penurias. Los empleos les han sido arrebatados por otras naciones. Sus ciudades son panteones, repletos de lápidas que atestiguan la derrota de su economía. Ha habido una carnicería en los Estados Unidos, de la que son responsables todos sus políticos, pero… ¡El Mesias ha llegado!

Seguramente, desde la universidad de Stanford y otros centros académicos, se aportarán estudios de agnotología, que nos expliquen con detalle como se logró sembrar irresponsablemente la mentira y la ignorancia entre los ciudadanos de una de las naciones más avanzadas del mundo. Habrá que estar atentos. Por lo pronto, hoy el mundo tiembla, apabullado por un ignorante.

Ante la sorpresa mundial, el imperio se ha declarado un señorío feudal, y procurará levantar muros para guarecerse de sus vecinos. Dependerá de sus siervos, sus tierras y sus cosechas. Sus industrias se refugiarán tras las paredes feudales para resistir la competencia extranjera. El mundo es lo ignoto y peligroso, su zona de resguardo es el feudo. Los vecinos del norte han renunciado a la corona imperial, para trocarla por la de un señor feudal. Las almenas y las murallas inexpugnables los defenderán. La ignorancia ha triunfado, por el momento.

Twitter: @carce55

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