Otro Informe

Carlos Arce Macías

Luego de hacer un corte en su discurso, el gobernador, desde el atril, entró en la parte final de su alocución. Al preparar esta última pieza oratoria, tendría que esforzarse por comunicar de manera asertiva, con absoluta convicción. Su asesor principal en este tema, un viejo político, protagonista de mil batallas y de carrera prístina en la política, le había aconsejado, -a diferencia de su joven grupo de comunicación propicio a realizar presentaciones alegóricas y carnavalescas- el retorno a lo básico, a la utilización de esa herramienta netamente humana que es la palabra. La conexión con su público debería de ser oral, borrar las imágenes para que se substituyeran con un discurso finamente articulado, vertido poco a poco, con precisión milimétrica, para lograr convencer que se actúa en el sentido correcto. Había que evitar distraer con pantallas danzarinas, comentó el asesor, se necesita la palabra de fuego, la que convence y funde el hielo de la apatía, para que sea escuchada por los ciudadanos. En los momentos críticos, los estadistas cincelan el mensaje en su público, a través de una construcción oral directa, sencilla y sin recovecos. En esta ocasión los guanajuatenses deben quedar convencidos de que hay un gobierno que tiene rumbo y programa para provocar un cambio anhelado por todos.

Los novatos funcionarios, formados en ambientes académicos poco profesionales, no entendían al maduro preceptor. “Una imagen dice más que cien palabras”, advertían lanzando el conocido cliché que lleva a los políticos a inventarse shows multimedios, en lugar de intentar una comunicación política seria y profunda. El gobernador, no obstante su novatez y sin una formación política labrada por el cincel de las derrotas, descalabros, acuerdos y victorias, situaciones que forman el carácter de un verdadero dirigente, intuía la necesidad de apegarse a las razones que argüía con pasión el experimentado maestro.

La parte final del mensaje al pueblo guanajuatense comenzó. Las primeras palabras salieron un poco titubeantes, pero la dicción se compuso de inmediato y la claridad oratoria recobró su brillo:

“Conciudadanos, vivimos un cambio de época. Poco de lo que antes servía es funcional en estos momentos. Debemos estar dispuestos a transformaciones radicales. Las condiciones que guarda la política estatal resultan inoperantes para esta nueva realidad. Por eso propongo cambios de fondo, ahora los detallo:

Primero considero que debemos impulsar una alternativa social que privilegie sobre cualquier condición, el respeto a nuestros derechos fundamentales. Esto es importante, porque a partir de ahí inicia el funcionamiento de un Estado Constitucional de Derecho. No neguemos la realidad, la sociedad solo puede funcionar si hay confianza entre las personas y con el gobierno. La confianza es la seguridad de que los acuerdos se cumplen y las reglas se respetan. La corrupción rompe la confianza al substituir la ley por las prebendas , las mordidas y los compadrazgos. Su peor expresión es la impunidad, cuyo combate esta a cargo de la nueva Fiscalía General del Estado. El fortalecimiento de la Procuraduría Estatal de Derechos Humanos, estará garantizado. Buen presupuesto y autonomía plena, nos deberán ofrecer a los guanajuatenses un espacio propicio para respetar los derechos de cada persona. Solo de esa forma se construye una sociedad más justa e incluyente.

Hemos extraviado los valores republicanos. Un mandatario no puede decidir el destino de su pueblo de manera arbitraria, por eso requiere de contrapesos, expresados desde hace siglos en el balance entre Poderes. Renunciamos a intervenir en la vida interna de las otras instancias constitucionales. El grupo parlamentario mayoritario, desde ahora se encuentra en la más absoluta libertad de asumir sus responsabilidades plenamente. Propondré una modificación legal, a fin de que los secretarios de estado, puedan ser citados a debatir, explicar y proponer cuestiones relativas a su ejercicio, sin necesidad de recabar la anuencia del gobernador. El Poder judicial, deberá de resolver su camino, sin consultar, desde ahora, con su oráculo tradicional: el ejecutivo. Las propuestas de nuevos magistrados, deberán de replantearse, con el fin de que emerjan de un Colegio Judicial conformado ex profeso para realizar esa misión, garantizando la independencia de ese Poder.

Nuestro actual sistema de partidos está totalmente desacreditado, no funciona ni cuenta con la empatía ciudadana. Por eso propondremos la obligación de realizar elecciones primarias dentro de los partidos, mediante el voto ciudadano, que deberán llevarse a cabo durante una única jornada electoral para todos. De ese proceso surgirán las nuevas candidaturas, las cuales estarán abiertas también para ciudadanos independientes. Estaremos construyendo un nuevo sistema de partidos a nivel estatal, que nos garantice que cada fuerza política proponga para los puestos de elección popular, al mejor de sus militantes o simpatizantes. Solo así la democracia empezará a volver a nuestro entorno.

El buen gobierno comienza en el ámbito local. La conducción de nuestros municipios se ha ido degradando a un nivel insostenible. Por eso encargaremos a la Universidad de Guanajuato, a su Campus capitalino, una propuesta transformadora de la vida municipal. Podemos pensar, por ejemplo, en una recomposición de los ayuntamientos; en la elección de regidores por distritos locales; la categorización de municipios para diferenciar sus capacidades y por lo tanto las atribuciones asignadas. El ámbito municipal nos ofrece una extensa gama de ajustes, para asegurarnos mejores gobiernos hacia el futuro. Debemos intentarlo.

Por último, ofrecemos la instauración de un sistema de transparencia y rendición de cuentas, bajo una instancia que no dependa directamente del ejecutivo estatal. Un titular cuya propuesta surja de instancias académicas acreditadas y ratificado por nuestro Congreso. Quién conduzca los trabajos de la Secretaría de la Transparencia y Rendición de Cuentas, debe de poseer características muy especiales para afianzar en el quehacer cotidiano del gobierno, la total apertura de sus entrañas a los ciudadanos. Su papel es ofrecer la “verdad” de la gestión gubernamental, a fin de que los gobernados decidan castigar o premiar nuestro desempeño.

Por el momento es lo que tengo que informar y proponer, para que a través de cambios estratégicos bien pensados y mejor implementados, accedamos a un nuevo panorama prometedor para Guanajuato. Los invito a acompañarme hacia el cambio, solo así habrá destino teñido sobre el manto de la esperanza”.

El informe terminó. Hubo un silencio largo. En el Congreso del Estado, sede del evento, el gobernador levantó la mirada, mientras observaba los rostros sorprendidos de la audiencia. El reto estaba lanzado y la ilusión sembrada. Ya había motivos para luchar.

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V INFORME, LA TENTACIÓN DE SER CÉSAR

 

Carlos Arce Macías

Miguel Márquez es una persona sencilla por naturaleza. Intenta alejarse de las extravagancias del poder, y pretende instalarse en las antípodas de boato político, imprimiéndole espontaneidad a su constante interrelación con la ciudadanía. Es un político, que con cierto aire foxista, desea definirse como alguien cercano a la gente.

Hay que aclarar algo, el acto republicano, relativo al Informe Anual del Ejecutivo, se encuentra normado en el artículo 78 de la Constitución Política del Estado. Se trata de “un informe escrito en el cual exponga la situación que guarda la Administración Pública del Estado”. Esta obligación se cumple con la entrega que hace el Secretario de Gobierno al Congreso. Punto.

De tal manera, que el acto público al que asistimos en el parque Bicentenario es otra cosa. Se trata de un evento político, que envía un mensaje concreto: Márquez cumple, el gobierno tiene logros excepcionales gracias al trabajo del gobernador, y aunque con algunos problemas, todo pinta muy bien para los guanajuatenses.

 

El discurso duró aproximadamente hora y media, una hora y un cuarto, se dedicó a señalar los logros de la administración. No se pueden minimizar: enorme creación de empleos, aumento substancial del producto interno bruto del estado, multiplicación de las exportaciones, muchos parques industriales en diversos puntos de la región, turismo en auge, y un sector agroindustrial en transformación, de granero a refrigerador del país, a través de la agregación de valor a sus productos. Guanajuato está mejor que muchos estados de la República, gracias a su posición geográfica, a las condiciones internacionales vigentes hasta ahora, a la labor de sus empresarios y trabajadores, a la infraestructura creada en administraciones anteriores… y finalmente al desempeño de su gobierno, lidereado por el gobernador.

La entrega y aplicación de millones y millones de pesos, a programas sociales para miles de habitantes de escasos recursos, debería llamarnos la atención, no por su virtud, sino por la persistencia de las carencias en las clases más vulnerables de la sociedad. Me explico, una buena administración debería rendir informes en los que se evidenciara anualmente un menor gasto en programas sociales destinados a la pobreza, a causa de la remisión de la misma. Pero en todo México parece lo contrario; se festina el aumento anual del gasto en estos programas, y se anuncia con orgullo ese logro. La pobreza en plena expansión. ¡Bravo!

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Una vez descrita la parte festiva del mensaje, utilicemos el pensamiento crítico, para plantear otras perspectivas del evento. Consideramos de entrada, que perdió clase y buen gusto, a diferencia de los actos anteriores en los que se había impuesto una retórica sobria y directa. El bautizo de Márquez, como “El Gallito de Oro”, en un anuncio incrustado en el discurso, resultó el inicio de un guión excesivamente auto elogioso. Luego siguieron varias inclusiones de minusválidos, pequeños empresarios, estudiantes, etc, que agradecían directamente los apoyos otorgados y la buena disposición del Miguel Márquez y el cumplimiento de sus promesas. Bajo este formato, el discurso adquirió un toque populista innecesario.

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Si el PAN quiere enfrentar con éxito al candidato que lleva todo el siglo haciendo campaña a base del populismo, debe de posicionar una disertación radicalmente distinta, seria, directa, clara y contundente, que reúna un requisito muy importante: el republicanismo.

Ser republicano, preocupado por las cosas públicas, requiere trasladarnos a la vieja Roma, la inventora de esta práctica política. La Roma republicana, fomentaba las virtudes cívicas de su pueblo. Su clase política la llevó a convertirse en dominadora del mundo occidental, gracias a la integridad de sus gobernantes. En la Roma republicana, no había pan y circo, sino discusión circunspecta de los asuntos públicos en su Senado. Solo basta recordar que la construcción del Coliseo, no se dio sino hasta el siglo I D.C. durante el reinado del emperador Tito, con la república destruida y el imperio en pleno apogeo. En ese período histórico, los romanos vivían sojuzgados, pero felices disfrutando los espectáculos de su circo. El pan se repartía, arrojándoselos a los asistentes. La dignidad perdida, pero todos satisfechos.

Si Guanajuato, es parte de una república, su clase política debe de ser austera y su discurso debe construirse para señalar los avances, pero sobre todo, los retos que tiene por enfrente su gobierno. Quince minutos para referirse al grave problema de la seguridad pública y rematar su participación, resultan insuficientes para construir un mensaje republicano, en el que se plantean con seriedad los asuntos importantes para los ciudadanos. Los programas asistenciales, por muy populares que estos sean, son totalmente marginales.

Un buen discurso hubiera sido aquél que esbozara con contundencia el relato de temas torales como : el funcionamiento y las amenazas a la seguridad pública que viven los guanajuatenses; las condiciones medioambientales y de equilibrio ecológico del desarrollo industrial y urbano; la gobernabilidad democrática del estado; el ejercicio de la libre expresión; la vigilancia al desempeño de la administración pública; la consolidación de la transparencia y la rendición de cuentas; el combate a la corrupción y los moches; la efectividad del gobierno para hacer prevalecer el Estado de Derecho, especialmente el cumplimiento de contratos y el respeto a los derechos de propiedad; las condiciones políticas y administrativas de los gobiernos municipales. Eso es parte de lo verdaderamente importante y trascendente, que no se tocó.

Pero la tendencia a presentarse como un césar simpaticón, se impuso finalmente. Miguel Márquez debe de realizar una profunda reflexión sobre ello. Quizás sus consejeros áulicos deberían de intervenir a fin de corregir el camino rumbo a la sobriedad republicana y la traducción, en un léxico sencillo, de los temas fundamentales del buen gobierno, porque esa es la diferencia para asumirse no como gerente, sino como estadista.

En fin, en un momento de prosperidad bajo amenaza, se perdió una valiosa oportunidad para trascender, no por los números y estadísticas consignadas en el mensaje, sino por las ideas expresadas. Ojalá se aboque el gobernador a mirar con una perspectiva más profunda y menos superficial, su importante labor. Los guanajuatenses se lo exigimos.

Twitter: @carce55

 

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¿INFORMAR O RENDIR CUENTAS?

Carlos Arce Macías

A ver ¿quién se acuerda de algo que haya informado el presidente de la República, el gobernador o el ayuntamiento? Hagan memoria, fuercen el cerebro, para extraer algún dato, un trozo de información que haya quedado guardada en lo más recóndito de su materia gris. ¿Muy poco? ¿Nada? No se preocupe, no tiene Alzheimer, es normal, nadie se acuerda de los informes.

Entonces, si a nadie interesa: ¿por qué mantener tan ingrata ceremonia? ¿Vale la pena gastar el tiempo de trabajo de los gabinetes gubernamentales para formular un culebrón de supuestos éxitos administrativos y de faraónicas obras? ¿Porqué desperdiciar irracionalmente tantos recursos y horas-hombre en tan infame costumbre?

Hace años, a mediados del pasado siglo, el Informe de Gobierno, si era algo que valía la pena… por lo menos para presidentes y gobernadores. Faramalla, boato, ostentación, por doquier. El día del gobernante en turno se proclamaba sin rubor alguno. Los pobres burócratas y masas de acarreados, debían recetarse horas de farragosos discursos, cortados constantemente por sonoros aplausos. La negación de la república, daba paso al oropel casi imperial, en cada ámbito de gobierno: presidente, gobernadores y presidentes municipales, cada uno, según el alcance de sus presupuestos, organizan la fútil pachanga para vanagloriarse de su gestión.

¿Ya basta no? Es tiempo de que el Congreso de Guanajuato reflexione el tema y proponga cambios radicales a un show que a nadie le interesa. La ley debe cambiar y eliminar el baladí informe. Ahorremos dinero, recursos y esfuerzos que tan insubstancial evento ocasiona.

Por ejemplo, en la ciudad de Guanajuato, el gran logro resultó ser el hecho de haber conseguido ordenar la ocupación de la vía pública, con mesas, sillas y sombrillas de diversos restaurantes. ¡Albricias para los capitalinos! Luego el alcalde remató, fuera de guión, con la absurda ocurrencia de proponernos picar roca en lo futuro, para estacionar en las profundidades del cerro de San Miguel ¡800 automóviles! ¿Cuánto costará cada tonelada de roca, rezagada de las profundidades del cerro guanajuatense? Estamos ante una nueva ocurrencia.

Suficiente. La administración pública empieza a vivir nuevas realidades, que obligan a los gobiernos a presentar información pormenorizada y refinada a niveles nunca antes vistos. La nueva Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, obligó al legislativo guanajuatense a expedir una nueva ley estatal en la materia, que impone medio centenar de obligaciones pormenorizadas a las administraciones gubernamentales. De forma pro activa, los gobiernos federal, estatales y municipales, deberán presentar en sus páginas de internet, información relativa a indicadores con que se evalúa al gobierno, padrones completos de los beneficiarios de los distinto programas de apoyo, los estados financieros completos, las diversas presentaciones del presupuesto de egresos, las listas de servidores sancionados internamente, información sobre manejo y monto de la deuda, concesiones, contratos, convenios y permisos otorgados por la administración, listado de adjudicaciones directas de compras y obras públicas, de invitaciones restringidas y licitaciones, padrones de proveedores y contratistas, resultado de evaluaciones que se lleven a cabo, registros de jubilados y pensionados, y catálogo de disposición documental y guías de todos los archivos que posee la administración. Estos son solo algunos rubros para abrir boca.

La rendición de cuentas, llegará a las raíces de la administración pública mexicana. La exhibición a los ciudadanos de tan rica y variada información, que deberá ser presentada en formatos manipulables por el ciudadano, para que pueda cruzar datos a su gusto e investigar con minuciosidad, anuncian el advenimiento de un caudal de información, que convertirá en innecesario cualquier informe de gobierno. ¿Para qué conservar tan aburrida ceremonia, si ahí, en las páginas de internet, estará contada toda la historia del gobierno en tiempo real?

Por eso debemos relevar al gobernador de viajar por el estado, a escuchar los frívolos informes de un montón de presidentes municipales. Mejor que organice juntas de trabajo con los ayuntamientos, y dedique sus visitas a resolver problemas urgentes de las diferentes localidades. Sería una práctica más valiosa y productiva.

Para rematar, aparte de intrascendentes para la sociedad, los informes resultan contrarios a los intereses de quienes encabezan el gobierno. Cualquier manifestación, grito o discordancia de grupos opositores o malévolos políticos locales, se transforma en “la nota”. De tal forma, que con unos cuantas cartulinas, se neutraliza en enorme gasto para promover éxitos y logros gubernamentales.

Cesen pues fanfarrias, himnos y loas. Apostemos por el brillo de las pantallas de las computadoras y la curiosidad de medios de comunicación y ciudadanos, interesados en que su gobierno rinda cuentas puntuales de su desempeño, continuamente, basado en información y datos oficiales. Ahorremos dinero, tiempo y esfuerzo de nuestros gobiernos, cancelando los informes. Es momento de rendir cuentas.

Twitter: @carce55

Editorial publicado en AM LEÓN, el 2 de octubre de 2016