GOBERNADOR 2018

Carlos Arce Macías

El mundo está encarando un shock inesperado, por los cambios sufridos en Inglaterra y Estados Unidos, producidos por la combinación de hartazgo, ignorancia, fanatismo y populismo.

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La política se comienza a decantar por el engaño electoral, que descaradamente ha demostrado su eficacia, en tanto no se tenga que gobernar. Luego, será otra cosa. Prometer cambios inviables, y realidades incumplibles, basados en la voluntad del populista, terminarán en un descontento masivo y mayor deterioro económico y social.

Una cuestión contra la que hay que estar vacunados, es que la fiebre populista produce reacciones equivalentes y en la misma dirección para contrarrestar el embate. Lo explico. Si el populista resuelve imponer un arancel ilegal del 30% a las importaciones, el gobierno agredido podría reaccionar imponiendo una carga equivalente. Si los Estados Unidos, encumbran a un populista dicharachero, nosotros hacemos lo mismo y convertimos a su equivalente en presidente de México.

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Este tipo de respuestas son las que viralizan y complican más la cuestión. Eso se debe a que los mensajes que se envían, sobre todo para ganar las elecciones, van dirigidos a la parte del cerebro que produce las emociones. ¿Cuál debería ser pues la reacción correcta a la cauda de mentiras enviadas por los demagogos? ¿Reproducirlas y exacerbarlas? ¡No! ¡Al contrario! Hay que salirse del cerebro límbico para procesar racionalmente la agresión y la mentira, controlar la reacción imprudente y desmenuzar la falsedad. Eso se logra utilizando la zona del cerebro donde se encuentran las conexiones más sofisticadas y que nos alejan de las otras especies, el raciocinio. Hay que actuar pensando, no emocionándonos.

 

Solo así, las respuestas a los peligrosos retos que en estos momentos vivimos, serán las adecuadas. Por lo pronto, tratar de no reproducir el populismo, y en contraposición, reaccionar intensificando las relaciones globales, que es lo que le conviene a México.

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Esa misma condición, debe de traspasarse al ámbito estatal. Ante los severos retos que enfrenta un Guanajuato que se ha industrializado en forma acelerada, que mantiene en su territorio empresas de origen diverso, tanto japonesas, alemanas, suecas y francesas; habrá que tratar de revitalizar su actividad internacional, y sus relaciones con más países, especialmente asiáticos, fortaleciendo sus programas de atracción de inversión.

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La tentación de retornar a lo doméstico, nacional y aldeano, es actuar en la misma lógica de Trump. Ya habrá quién se atreva a proponer el país-insula, el estado-interior, la comunidad de “tierra adentro”, escindida del resto del mundo, mirándose al ombligo eternamente. Sería un error.

Por lo tanto, el reto será convencer con argumentaciones claras y fáciles de entender, que la apuesta guanajuatense, va en sentido contrario a lo que nuestros vecinos del norte han hecho. Debemos de ser el ejemplo, de que la apuesta global, responde a la expansión de la mente humana, que se niega a quedar apresada en unas cuantas conexiones neuronales, resistiéndose a extender su pensamiento, cada día mas lejos. La zona de confort pueblerina, ya no puede ser el destino de los guanajuatenses. Singapur tiene nuestra misma población, le ha ido bien y piensa en términos globales, porque no se ancló en su propio espacio, sino que se expandió comercialmente.

Ahora Guanajuato crece muy por arriba de la media nacional. Sus condiciones están cambiando. Contamos con ciudadanos binacionales, que han aprendido a ampliar su visión y sus capacidades. Dallas es la segunda ciudad de nuestro estado.

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Por eso considero, que los partidos políticos tienen que ser muy cuidadosos al escoger a sus candidatos. Habrá de todas las tendencias, por supuesto, hasta los populistas, decididos a ganar las elecciones prometiendo milagros inimaginables, solo porque ellos lo proponen y porque suena bonito plantearlos.

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Por eso consideramos, que no habiendo milagros a la vista, la guía del estado, debe de recaer sobre un perfil con visión amplia, internacional, que conecte con los miles de americanos-guanajuatenses, que no tenga temores de viajar a zonas ignotas del mundo en pos de atraer inversión y proponer asociaciones benéficas para Guanajuato. Que no dude en vincular el estado con el mundo, frente al neo-nacionalismo rampante que muchos norteamericanos y su presidente pretenden.

 

Ante  eso, los guanajuatenses debemos de ser cautos en elegir como próximo gobernador de nuestro estado, a una persona de bien, honesta y sin antecedentes de corrupción sobre sus espaldas, que llene el perfil descrito. El reto es extraordinario, y no nos debemos de equivocar, porque hay demasiados peligros a la vista.

@carce55

 

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La nueva ley de movilidad en Guanajuato

REGULAR O CONTROLAR

Carlos Arce Macías

La legislatura estatal de Guanajuato se estrenará, de verdad, con el trámite de un nuevo instrumento que pretende regular la “movilidad” de los guanajuatenses, o sea, la afectación legal a una garantía fundamental que se consagra en el artículo 11 de la Constitución: la libertad para viajar por el territorio nacional libremente.

La nueva ley, intenta reglamentar la “movilidad”, esto es, el traslado de las personas dentro del estado de Guanajuato y sus municipios. Incidiendo también en el artículo 5to constitucional que reglamenta libertad de trabajo y la categoría de servicios públicos. Así pues, se pretende acometer un reto jurídico del mayor calado. No pinta fácil.

Se celebra el interés por un tema tan trascendente para la sociedad, y la problemática que engloba el que todos podamos llegar a nuestros trabajos y negocios, así como desplazarnos a nuestros hogares, centros de comercio, parques y zonas de diversión, etc., caminando o en un transporte económico, seguro, eficiente y sustentable.

¿Pero como debe de abordarse el diseño de una iniciativa, sobre un asunto con tantas aristas y tan sensible a la población? Me parece, francamente, que debe de realizarse cuidadosamente, cubriendo todos los flancos, recabando muchos datos y realizando los estudios y consultas pertinentes. Su sustento y motivo, no pueden fundamentarse en solo unos cuantos párrafos presentados en una sencilla “Exposición de Motivos”, como prefacio de la iniciativa; para que sea discutida, y en su caso, aprobada por los diputados. Serían pasos seguros rumbo al fracaso.

Una regulación es una normatividad con impacto sobre ciertos sectores económicos, que deben de ser analizados y sus mercados concienzudamente estudiados. Una forma moderna de legislar, impone un diseño jurídico basado en estudios sólidos, que a nuestro parecer, no se están solventando en la iniciativa que se propone, y que resultan necesarios para que los diputados hagan bien su laborLo primero que se requiere, es la formulación de un “Documento de Política Pública de Movilidad en Guanajuato”, en dónde, antes que nada, se presente un diagnóstico de la problemática que enfrenta el estado, se proporcionen los datos indicativos de ésta, se analicen y posteriormente se proceda a proponer las opciones encontradas para rebasar los obstáculos y lograr los avances deseados. No todas las vías, son necesariamente jurídicas, y en el documento de política pública, deben de analizarse minuciosamente todas las cuestiones. Ahí se deben presentar datos, estudios específicos y estadísticas, estatales y locales, para poder establecer indicadores que deberán de evaluarse, en su momento, y de ese modo asegurar que la política implementada sea la correcta y dé los frutos pretendidos.

Sin un documento fornido y bien integrado, los diputados, simplemente, no pueden realizar su trabajo, irían a ciegas. Por lo menos no lo harán de forma responsable y estarían fallando a sus electores. Cuando se realiza una tarea legislativa seria y acuciosa, no hay tiempo para gestorías populacheras. Por eso, desde esta columna hemos sido enfáticos en señalar que el trabajo legislativo es una actividad, que en la actualidad, necesita procesar un cúmulo de información muy importante, con honestidad y sentido común, para generar un bien público fundamental: leyes.

La iniciativa, por lo pronto, no vienen bien. En solo una decena de párrafos, se intenta describir los antecedentes que dan motivo a la nueva ley. Se evidencia una insuficiencia de datos, que no permiten avalar el diseño concienzudo del nuevo instrumento regulatorio.

De su contenido, se infiere un tufo sovietizante, por su compulsiva búsqueda del control burocrático sobre las actividades de la población, propia de políticas utilizadas a mediados del siglo pasado, que ya se encuentran superadas y rebasadas por iniciativas innovadoras. Eso ya no funciona. La poca información aportada, no considera los efectos de la nueva legislación sobre los mercados que serán afectados, ni los costos de cumplimiento para los ciudadanos y sus actividades. Solo se piensa controlar y controlar, imponiendo costosos trámites que resultan absurdos para una sociedad en rápida evolución. La mejora regulatoria, brilla por su ausencia.

El nuevo organismo regulador que se propone, un instituto, puede ser una idea viable; pero nunca se dice en la exposición de motivos, cual será el blindaje y sus mecanismos para evitar la captura del órgano, por los entes que intentará normar. Este es el verdadero reto, y corazón del problema: que los gremios de taxistas, camioneros y empresas transportistas, no impongan sus intereses sobre el de los ciudadanos, que es, finalmente, lo que constituye y acrisola el bien común.

La deficiencia que he mencionado, se origina de la falta de capacidades regulatorias en los equipos del ejecutivo estatal. No es pecado mortal, el gobierno federal ya vivió esta situación en 2001, cuando las exigencias de un control más estricto en la calidad de las regulaciones, obligaron a las diferentes dependencias y entidades, a formar grupos especializados en regulación. Hay que hacerlo, solo así, se puede trabajar bien. Por lo pronto, los diputados deben solicitar más información, ya que por ahora, ni diagnóstico les adjuntaron.

Twitter: @carce55