PAN: PARTIDO-PADRÓN

Carlos Arce Macías

La batalla por un buen padrón electoral, que contribuyera a garantizar elecciones limpias en México, duró muchos años. Los gobiernos autoritarios del PRI, se resistían a conformar un instrumento propio de las democracias modernas, indispensable para organizar buenas elecciones. Pero finalmente el gobierno cedió. La última confrontación por la construcción de padrón idóneo, se libró en Guanajuato. Cuento la historia en primera persona, porque por azares del destino me tocó vivirla directamente.

Corría enero de 1992 cuando recibí una llamada de Ivo Ramírez, conocido mío, para informarme que en una mina abandonada, perteneciente a su familia y llamada “El Pingüico”, su hijo había encontrado credenciales de elector. La noticia me sorprendió por lo que pactamos una visita al lugar, en donde, desde el tiro vertical de la mina, de 283 metros de profundidad, se identificaban, en la pared rocosa una cantidad importante de rectángulos rosados, que bien podían ser credenciales de elector de aquéllos años. Como extraer alguna resultaba muy peligroso, mi amigo me sugirió que nos trasladáramos al tiro horizontal, que se encontraba atrás del cerro en que nos encontrábamos. La expedición por ese viejo tiro, apuntalado con trabes de madera vieja y podrida, resultó toda una aventura, más cuando nos adentramos en el, sin ningún equipo de seguridad.

Cuando salvando algunos derrumbes, llegamos a la confluencia de los dos tiros, el vertical y el horizontal, Ivo y yo pudimos ubicar una gran cantidad de credenciales de elector, que recogimos y transportamos a la salida del túnel. También descubrimos que en el fondo del tiro vertical, decenas de metros abajo, había muchas más credenciales. Con algunos de los documentos de identificación en mano, comunicamos al gobierno el hallazgo, y luego desde las oficinas del PAN en el Congreso, preparamos una conferencia de prensa para develar el hecho, así como la presentación de la denuncia respectiva para que se iniciara la investigación penal correspondiente. El escándalo estalló a nivel nacional. Pronto, varios reporteros de medios de la capital, acudieron a pedir entrevistas, mientras la Secretaría de Gobernación, al mando del legendario Fernando Gutiérrez Barrios, hombre de mano dura en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se aprestaba a tratar de controlar los daños producidos por el escándalo.

Tan solo unos días después del descubrimiento, me reportaron del PAN nacional la próxima visita a Guanajuato del corresponsal del New York Times. Se trataba de un joven e inquieto reportero, que no quedó satisfecho con las entrevistas a los descubridores del deshonesto hecho, sino que me pidió visitar la mina y explorar el socavón. Lo hicimos armados con buenas linternas y casco por lo menos. Allí estaban las credenciales esparcidas por el lugar. Se extrajeron, posteriormente, por la Procuraduría estatal cerca de 15,000 documentos. De esa manera, el escándalo, a los pocos días, se vio reflejado en las páginas del New York Times. Afortunadamente, la nota coincidía con los esfuerzos de México por lograr la firma de un tratado tripartita de comercio con Estados Unido y Canadá.

Pocos tiempo después, recibí una llamada desde la sede nacional panista en la Ciudad de México. Era Antonio Lozano Gracia, para informarme que la batalla contra el gobierno, por un padrón electoral confiable, había sido ganada por Acción Nacional. Se lograba, finalmente, la incorporación a la credencial de elector de la fotografía del titular de la tarjeta, y en la lista nominal, aparecería también la foto del elector con todos sus datos. El gobierno de Salinas, no podía tolerar calificativos antidemocráticos en Washington. Las demandas del PAN, para organizar elecciones limpias con base en un buen padrón, fueron satisfechas de cabo a rabo.

Termino aquí mi relato y paso a plantear el drama brutal que se cierne sobre Acción Nacional. “Los místicos del voto”, como nos llamaba el presidente Adolfo Ruíz Cortines, con el paso de los años, y bajo el influjo de dirigencias negligentes e impresentables varias de ellas, acabamos siendo víctimas del cruel destino.

Ironías de la vida, luego de la denodada lucha de varias décadas en pos de la democracia electoral, el voto libre y los padrones confiables, la institución azul ha sido transformada en el ejemplo nacional de cómo realizar elecciones amañadas para asegurarle, a una cúpula sectaria, su permanencia al mando del partido. Para lograrlo se ha manipulado el registro de afiliados, permitiendo a cacicazgos locales inscribir a grupos de personas que solo son utilizadas para votar en los procesos internos y así asegurar candidaturas y dirigencias. La liga se ha estirado tanto, que hoy el PAN, ha dejado de ser un partido político, en la mayoría de los estados y municipios, aunque haya excepciones, para convertirse en tan solo un padrón, un vil listado de nombres, manejado y amañado por la cúpula gobernante. Así, tristemente, el PAN ha dejado de tener alma, para solo poseer un registros de miembros, algo así como algunos batallones de zombis que pueden ser conducidos mansamente a votar por quien el cacique de la localidad indique. Adiós a la democracia.

Atrás quedaron las refriegas políticas frente al todo poderos PRI, cuyo objetivo era establecer la democracia en México. Hoy Acción Nacional no es capaz de otorgarse una contienda medianamente prístina y confiable. La propia Cecilia Romero, presidente de la Comisión organizadora de la próxima elección, declaró: “Hay que reconocer que el padrón no garantiza que todos los que están son panista, ni tampoco que todos los panistas estén en el padrón, eso es claro”, y abunda: “Desgraciadamente ha habido, en los últimos años, intentos de algunos y logros de otros, de afiliar personas al partido para que voten por ellos el día de la elección, entonces, hoy en día valen más los votos que los valores”. ¡Zaz!

Así las cosas, mientras algunos panistas extrajimos a la luz las pruebas de las maquinaciones fraudulentas para trampear elecciones, otros miembros del PAN, tomaron en sus manos el padrón de miembros, para despeñarlo en el abismo, no de la mina del Pingüico, pero sí en la obscuridad de los escritorios de los comités nacional, estatales y municipales, para desde allí modelar un instrumento que garantice la permanencia de muchas deshonestas dirigencias, en el mando partidario, no importando el desempeño en las elecciones ni las más estrepitosas derrotas. Ya no hay decoro ni vergüenza. Nada importa, lo que se quiere prioritariamente es mantener el control sobre los presupuestos del partido y de los negocios generados por malos gobiernos azules. Para la cúpula no se trata de ideales, sino de hacer cuentas.

@carce55

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