CIENCIA A CONTRAPELO, UNA SALIDA

Carlos Arce Macías

 

Bajo angustia y presión, el Foro Consultivo, Científico y Tecnológico A.C., órgano autónomo de consulta del Poder Ejecutivo Federal, advierte al presidente de la República: Se verán afectadas por los recortes al gasto, las investigaciones llevadas a cabo por personal altamente calificado, como las relacionadas con la salud en general, las enfermedades infecciosas y crónicas, la diabetes, la obesidad; la salud mental y las adicciones; los derechos humanos, la migración y las presiones demográficas; los estudios de riesgo geológicos, sísmicos y meteorológicos; el cambio climático, su prevención y mitigación; la generación de energías limpias; la alimentación, el agua y la agricultura; la enseñanza y la educación; la preservación de nuestro patrimonio cultural, histórico y arqueológico; los materiales avanzados; la extracción mejorada y eficiente de hidrocarburos; el cómputo, la inteligencia artificial, las matemáticas, las telecomunicaciones y la aeronáutica, entre muchas otras.

 

El párrafo no tiene desperdicio. Alcanza a darnos una idea general del impacto que la toma de decisiones, torpes y desinformadas, del presidente de México, está produciendo en diversos rumbos de la administración. Recientemente, un especialista en temas científicos me revelaba:

Si hoy se pudiesen reparar las pésimas decisiones en materia de política científica y tecnológica, y se procediera a rescatar el CONACYT de las tinieblas que ahora lo acosan, bajo una pésima dirección,  la nueva directiva tardaría por lo menos dos años en recomponer los daños provocados. 

 Traducción: en menos de seis meses, en temas de ciencia, tecnología e innovación, ya nos retrasaron dos años. ¿Cómo acabaremos este dramático sexenio? ¿Con que rezago? Pero aparte, el nuevo gobierno contribuirá a hacer al país más dependiente de la ciencia y tecnología extranjeras. En pocas palabras, estará contribuyendo a lograr exactamente lo contrario a lo proclamado en el discurso oficial. La llamada ciencia “nacionalista” acentuará la necesidad de pedir y suplicar al exterior, ayuda para resolver nuestros problemas, en poco tiempo. Absurdo.

 

Inmersos en esta necedad, los dirigentes a cargo de la maltrecha nave científica, por ejemplo, han decidido que resulta innecesario que los científicos mexicanos viajen fuera del país. Bastante hemos tenido con que muchos de ellos hayan cursado maestrías y doctorados en el extranjero, en dónde solo han aprendido cosas malas y perversas, afirman. Ahora se requiere del permiso especial para viajar bajo los auspicios gubernamentales. Así acabarán con la participación en convenciones y reuniones de especialistas, en trabajos de investigación interdisciplinarios y en experimentación en diversos laboratorios con grupos de científicos internacionales. En fin, una locura.

 

Por lo pronto, los centros de investigación han sido duramente golpeados, al cancelar los contratos por honorarios (es imposible conseguir una plaza en el gobierno federal desde hace años), al retirarles los seguros de desempleo y de gastos médicos mayores y reducir los estímulos diversos, como los de publicaciones y libros.

 

Pero el ataque no para ahí. Por lo pronto la cuatroté, ya desmembró a la Universidad Autónoma Metropolitana, manteniéndola en una larga y letal huelga. Ahora, apoderarse de sus despojos será fácil. Pero también van por la UNAM. Es más que sabido en el medio, que ya cuentan hasta con prospectos para encumbrar a algún incondicional como rector confiable. Se trata de un objetivo estratégico, para su plan de control político y adoctrinamiento. Pronto asistiremos a esta desgastante lucha, de la que, difícilmente, la principal institución universitaria del país, saldrá bien librada. Mientras el área de ciencias y educación superior se pudre y carcome, las cien universidades patito del plan gubernamental, sin rigor académico alguno, se establecerán como clubes y centros de apoyo, reclutando a la juventud maleable.

 

Por lo pronto, los gobernadores que posean un poco de dignidad y valentía, deberían combatir por la sobrevivencia de sus centros de investigación, situados en cada uno de sus estados. Llamo especialmente la atención en el caso del centro del país, el Bajío y el occidente, por sus necesidades de investigación y desarrollo, vinculadas a la potente industria asentada en cada entidad. Para Guanajuato, Querétaro, Jalisco, Aguascalientes y San Luis Potosí, es vital la conservación de la infraestructura en investigación y conocimiento de punta.

 

Ante la revolución de la industria 4.0, que implica el uso de inteligencia artificial, y sumergidos en la economía del conocimiento, cada día se requiere mayor número de investigadores y científicos, pero también de ingenieros. Los ingenieros son la parte más sensible de la ecuación que resuelve el paso de la manufactura a lo que han dado en llamar mente-factura o innovación radical. En este punto hay malas noticias para México: no hay ingenieros que detonen esos procesos. 

 

Los ingenieros innovadores, que transforman radicalmente la realidad se forman en grandes centros de conocimiento, como es el caso de Harvard, Stanford, MIT y el Technion de Israel. Nuestros ingenieros no llegan a esos niveles. Doy un dato: el MIT tituló en 15 años cerca de 16,000 ingenieros, muy pocos. Pero estos formaron empresas innovadoras que sumado su valor, serían la economía número 17 del mundo. Ese es el poder de la innovación en su máxima expresión.

 

Entre tanto en México nos encontramos inmersos en un combate por la sobrevivencia de un delgado y titubeante sistema de centros de investigación, frente a la pseudociencia, el fanatismo ideológico y la ignorancia. Habría que encontrar santuarios para los investigadores de universidades y centros de investigación, que bien pueden ser las ciudades y los estados mas vanguardistas, en entidades sensibles a las necesidades de conservar competitividad internacional y proclividad por la innovación.

 

Para concluir, no estaría mal atreverse a iniciar un proyecto de largo plazo para la formación de ingenieros de altísima calidad, de élite, que contraste con la masificación y medianía académica que pretende la política de la cuatroté. Consiste en la formación de una institución regida por los más altos estándares de calidad educativa, con 1000 estudiantes de licenciatura y 250 de posgrado, 100 profesores, contratados, exclusivamente, en las 50 mejores universidades del mundo, con laboratorios de punta, salones de clase, conferencia y dormitorios. Áreas para viviendas de profesores y ubicado en las cercanías de algún centro urbano que garantice buena calidad de vida. No se trataría de un proyecto gubernamental, más que inicialmente; su viabilidad se cimentaría, como en el caso de grandes instituciones educativas, en la constitución de fondos patrimoniales, soportados por el gremio empresarial, verdaderamente comprometido con el progreso del país. Un proyecto que se convierta en el ejemplo de lo que México escapaz de realizar, aún con vientos en contra. Para iniciar no se requieren más de 100 millones de pesos y un terreno adecuado.

 

Debemos estar listos para entrar en acción, no confrontando ni peleando con rijosos, sino construyendo los arquetipos que el futuro nos reclama. Es una posición políticamente más inteligente, basada en la inteligencia y que plantea problemas que solo con inteligencia se resuelven, no con ideologías.Apostar por el imperio de la razón. Piénselo quien lo deba de pensar y pueda asumir un reto de esa magnitud.

 

 

 

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EL MUNICIPIO EN LA CUATROTÉ

Carlos Arce Macías

 

El municipio es un ente olvidado en la visión de cambio de la llamada cuarta transformación. La concentración de poder en el presidente, hasta ahora su principio y final, su alfa y omega, su ser, su todo, impiden la promoción de ideas, más allá del voluntarismo desplegado por el ejecutivo federal.

 

El Estado mexicano, en su concepción descentralizadora, presenta tres ámbitos de gobierno: el central, el estadual y el municipal (Federación-Estado-Municipio), de los cuales el menos desarrollado es este último. La contienda en el siglo XIX entre el poder central y los estados, dejó su marca la hasta nuestros días. Por su parte las autoridades municipales no han sido capaces de construir acciones concertadas para reclamar sus fueros. Han sido continuamente ninguneadas por la federación y sus propios estados.

 

El gobierno central siempre ha sostenido que en aras del artículo 116 de la Constitución, los municipios son tema de los estados, algo parecido a pensar que la entidad federal es la mamá de unos pollitos llamados municipios. Nada más iluso.

 

México aún no parece despertar a nuestra realidad actual. El país está poblado en derredor de ciudades. El 80% de la población vive en núcleos urbanos. El campo se ha despoblado paulatinamente en el transcurso del siglo XX. Las ciudades marcan hoy la pauta, sin embargo, ha sido un proceso poco atendido por parte del Estado mexicano y sus congresos.

 

En el año 2000, con el triunfo del PAN, las perspectivas eran muy halagüeñas para los municipios. Vicente Fox construyó su victoria, no por estados conquistados, sino por ciudades ganadas. El PAN dominaba las grandes ciudades mexicanas. Las había gobernado muy bien, durante el último decenio del siglo XX. Guadalajara, Monterrey, Tijuana, Ciudad Juárez, León, Torreón, Tampico, entre otras hasta que se logró la victoria en lo que se llamó el corredor azul en el Estado de México. Allí comenzó la debacle. Todo lo que se relacione con el EDOMEX, se contamina con corrupción. Es infeccioso. 

 

En aquél momento se esperaba una época dorada para el gobierno de las grandes ciudades. La enorme derrama de recursos hacia los estados, preveía presupuestos robustos que se utilizarían para modernizar los centros urbanos. En muchos casos esto ocurrió, pero en otros, lo que se empezó cimentar fue una organización mafiosa dedicada a la expoliación de los gobiernos locales.  Obtener una posición como alcalde, síndico o regidor, significaba la garantía de realizar cualquier negocio y traficar influencias. 

 

Los estados, salvo unos cuantos, acrisolaron bandas de funcionarios, dirigidas por los propiosgobernadores, dedicadas al saqueo. Las administraciones panistas no solo no fueron capaces de combatir y transformar ese entorno, sino que aprendieron y copiaron,  muchas de las mal mañas de sus adversarios priístas.

 

En el 2012 los atlacomulcas, una tribu salvaje, depredadora de las arcas públicas, llegó al gobierno federal. Colonizaron, en posiciones clave la administración, y saquearon impunemente municipios, estados y a la propia federación. No se entiende, pues, el manto de impunidad que se ha garantizado, desde el nuevo gobierno, para la perniciosa pandilla saliente.

 

Hoy, motivados por el hartazgo a gobiernos deshonestos, dejamos atrás la esperanza de un verdadero cambio, y comenzamos a vivir la peor gestión económica y administrativa de los tiempos modernos. El gobierno federal depende de la voluntad mañanera del presidente. Solo lo que el ordena en sus publicitadas comparecencias ante medios, se intenta realizar. Es un gobierno hermético a las ideas externas. Únicamente lo que sanciona el presidente es acometido por su ineficaz y rala burocracia. Y lo que realmente interesa, es construir, no gobernar. A las pruebas me remito: Santa Lucía, Trenecito Maya y Refinería de Dos Bocas.

 

Pero si bien, muchos estados han sido los precursores de esta forma personal de gobernar, los municipios no parecen haberse quedado atrás, aunque sean de distinto partido. La obra pública, la que genera moches, es lo que realmente importa. En el camino quedan olvidados el caudal de servicios, comenzando por el de la seguridad pública, que deben prestar. Lo interesante es construir lo que sea, pero construir.

 

Ahora surgen muchas críticas a la conducta bravucona y ocurrente del nuevo presidente. Se detecta la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Nuestros gobiernos locales, están sujetos, no a los planes y programas que garantizan la gobernanza municipal, sino también a ocurrencias que pueden competir, en su escala, con las de AMLO. 

 

En mi pueblo por ejemplo, mientras se incendia un tiradero municipal que contamina con lixiviados los cuerpos de agua de nuestro entorno, donde la basura se recolecta ineficientemente, el alumbrado público es inexistente en muchas zonas, el transporte público es de los peores en el estado, pero sobre todo, en donde la seguridad pública se ha visto menguada a un nivel intolerable, por la simple y sencilla razón de que no contamos con un cuerpo de seguridad profesional, la prioridad de nuestro miope gobiernito local, es la construcción de un museo para las célebres Momias de Guanajuato y rehabilitar una deteriorada plaza de toros de propiedad privada. Olé. Allí están nuestros santa lucías y Dos Bocas. Igualito que el Peje. Hacer obra pública para que deje dividendos obscuros.

 

El caso de las momias, lo he sostenido hasta la saciedad, me parece un esperpento. Que una ciudad base su turismo en la exposición de cadáveres al público, resulta indignante. Propongo una idea: podríamos complementar la macabra exposición con una buena selección de fotografías de momentos agónicos de parientes de los miembros del ayuntamiento. Sería una elegía al morbo, como todo lo relacionado con esa perturbadora exposición. Todo para vender chácharas en un tianguis anexo. Degradante.

 

Gestar un cambio profundo en las administraciones municipales no está en la visión de la cuatroté. Por eso, si en algo se debe de centrar el contraste con gobiernos de otra marca, debería de ser por el predominio en la técnica para gobernar y tomar decisiones pertinentes, de operación eficiente, de transparencia y rendición de cuentas. En un gobierno verdaderamente diferente, debería privilegiarse la planeación, programación, monitoreo y auténtica participación ciudadana. Las organizaciones de la sociedad civil, deberían estar en auge. Pero eso no pasa en mi pueblo. Solo imitan al presidente. La misma gata…