COMONFORT

Carlos Arce Macías

El antiguo pueblo de Chamacuero, ubicado entre San Miguel de Allende y Celaya, fue renombrado Comonfort, en recuerdo del presidente y general Don Ignacio Comonfort, quien fue herido mortalmente en ese lugar, durante un enfrentamiento con fuerzas leales al Imperio en 1863.

Ya muy cerca de terminar el miércoles de esta semana, recibí la llamada de un entrañable amigo que me convocaba a partir, a temprana hora, rumbo a la ciudad de Comonfort. El objetivo del viaje sería vacunarnos contra el mortal COVID, ya que, según su información, en ese lugar había suficientes vacunas y se estaba inoculando a personas provenientes de otros lugares.

Así iniciamos la odisea el grupo compuesto por mi amigo, que carga a cuestas más de siete décadas, mi suegro, que lleva con dignidad sus 85 años y yo que he rebasado por un lustro la frontera de la vacunación para adultos mayores. Antes de las siete de la mañana del jueves 18 de febrero arribamos al Hospital Comunitario de Comonfort, y en un barbecho vecino al nosocomio, ya había una larga fila de personas, en busca de su inmunización. Decidimos apearnos del auto y ver que sucedía, ya que solo existía la alargada fila. Y allí aguantamos bajo el penetrante frío, hasta que el sol comenzó a calentarnos poco a poco.

Larga fila

Después de las nueve de la mañana la fila empezó a avanzar con gran celeridad. Acabamos todos ubicados frente a la entrada del hospital, ordenados en tres filas por el personal de la Secretaría de Salud del estado. La primera fila correspondía a las personas de Comonfort con registro en la plataforma nacional de vacunación. La segunda, también para los moradores del lugar, pero que carecían de registro; y la tercera para los foráneos que arribamos procedentes de diversos puntos de la entidad.

La persona a cargo de la organización de la multitud de próceres de la tercera edad, que nos convocamos en ese sitio, nos advirtió , que los “foráneos” seríamos vacunados hasta que hubieran terminado con las personas de Comonfort, alineadas en las otras dos filas. Así empezó, a partir de las diez de la mañana una lenta espera, bajo los rayos de un abrazador sol invernal. La medida de darle prioridad a los originarios de la localidad garantizó que estos no fueran desplazados por los aventureros, como nosotros, provenientes de otras localidades.

La vacuna es un derecho humano y no debe de ser negada a nadie. Desde que fuimos alineados se nos informó que habían llegado diez mil vacunas a ese lugar y que había una dotación suficiente para que todos fuéramos inyectados. Durante las cuatro horas de espera, solo para lograr llegar a la puerta del hospital, pudimos apreciar que gran parte de la muchedumbre eran acompañantes de abuelos, padres y parientes que requerían cuidados. Convivimos con personas en silla de rueda, y otros sostenidos por bastón y andaderas. Coincidimos también con grupos de americanos procedentes de San Miguel, otros de Celaya y algunos de León. En la fila igual se cohabitaba con ricos y pobres, todos pacientes, guardando el orden y sin agandallar lugares. El personal gubernamental siempre fue amable y atento, y brindó información oportuna, como la de la imposibilidad de vacunarse si habíamos sido vacunados recientemente contra la influenza.

Larga espera y lento avance

Hacia las dos de la tarde ¡por fin llegamos a la entrada del hospital! Fue como alcanzar las puertas del paraíso. Los habitantes de Comonfort ya habían sido vacunados en su totalidad. Las modernas instalaciones de la clínica estaban perfectamente bien cuidadas. Fuimos conducidos a unas carpas, en donde ya había sillas, para tomarnos el número de INE y referencias de nuestros estados de salud.

Luego de otra espera, fuimos introducidos al hospital y formados en filas de veinte en veinte. Dentro se encontraba personal de los denominados “Siervos de la Nación” y del ejército, tomando datos de los certificados de vacunación. A mi no me pidieron nada. Uno a uno fuimos pasando a un consultorio, en donde una enfermera, nos esperaba con la jeringa en ristre para inocularnos. Me enseñaron el frasquito de mi vacuna, Astra-Zéneca; me dieron instrucciones sobre las reacciones que pudieran presentarse y luego fui despachado a una área para permanecer allí durante treinta minutos en observación.

Recabando datos

Reflexiones bajo el rayo del sol: finalmente, terminamos el trámite, después de ocho horas de espera. No deja de ser crítico, que, a personas de la tercera edad, unos por sus muchos años a cuestas y otros por los diversos padecimientos que los aquejan, sean expuestos a tan larga espera. Parte de mi trabajo durante estos años ha consistido en implementar proyectos para la digitalización de trámites gubernamentales y la mejora de sus procedimientos. Lo digo con total conocimiento y experiencia en el tema: no hay razón para que, con los adelantos que existen, tenga que obligarse a los ciudadanos a permanecer formados en largas filas, a pleno rayo del sol, y menos aún a ancianos y enfermos. Esto lesiona su dignidad y convierte una opción de esperanza, en un drama humano innecesario. Un sistema inteligente de gestión, puede discriminar y priorizar la atención, por condición médica, edad y necesidad de cuidados, estableciendo horarios y preferencias.

Prueba ingrata y dolorosa para muchos, inadecuada para todos. Una experiencia humana que se debe documentar para ser conocida y estudiada. Las largas horas de cola, dan pie a meditar sobre nuestra circunstancia. Considero que no debemos de subordinarnos a vivir bajo un régimen de racionamiento y escases, cuyo síntoma son las largas y tediosas filas. Comenzamos este sexenio haciendo hilera para surtir gasolina, también para los medicamentos oncológicos, para transportarse en el metro, para conseguir medicinas para enfermedades crónicas, ahora para tener gas. Lo más grave es la urgencia para vacunarse y paliar los riesgos de fallecimiento. Las colas son propias de un socialismo estalinista fracasado, así como de pésimos gobiernos. No debemos permitirlas. No son un procedimiento democratizador, sino un instrumento que despoja de la dignidad a las personas. Y más cuando se clama por una vacuna que nos garantice no morir intubados y aislados en la zona COVID de un hospital.

Los mexicanos hemos luchado por nuestra libertad. No debemos tolerar este falso sistema, que predica la vacunación como dádiva gubernamental. Es obligación del Estado mexicano inocularnos. Solo llegaron a Guanajuato 41,000 vacunas. En Comonfort, sobraban. Aún no se sabe cuando llegará un nuevo suministro y donde se aplicará. Ojalá que, en el futuro, el trámite de vacunación sea expedito. Que no tarde ocho horas.

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SALUD, PANORAMA SINIESTRO

Carlos Arce Macías

Escribo esto a la conclusión de una interesante charla, en el Observatorio Ciudadano de Guanajuato (OCDG), con el doctor Éctor Jaime Ramírez Barba, secretario de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. Con su conocida pulcritud en el manejo de datos y un profundo conocimiento de la administración de servicios de salud pública, nos ha presentado, no solo la problemática que enfrentamos ante la pandemia de Coronavirus, sino en general el obscuro panorama de la salud en México. Compartiré algunas reflexiones y datos del galeno.

Desde el Observatorio Ciudadano

La llamada emergencia nacional, sigue manejándose como algo vigente. Éctor Jaime reclama: emergencia en el ámbito de salud, se asume como una temporalidad, una condición que se da en un momento determinado, pero que no puede mantenerse indefinidamente. De esta forma, no podemos considerar como emergencia y luego de tantos meses, al coronavirus. Ha pasado a ser una circunstancia sanitaria, si bien muy peligrosa, que debe de ser atendida con las herramientas de administración pertinentes: planeación, organización, control y monitoreo, necesarias para ser eficientes y eficaces.

Pues bien, con una lluvia de datos avasalladora, el diputado Ramírez Barba, nos revela que el gobierno federal, prácticamente no se ha hecho cargo del flagelo de coronavirus que nos hiere día a día. Nuestro gobierno nacional no tiene siquiera, asegurados los contratos para las vacunas, salvo Pfizer (17 millones de dosis dobles), y menos la organización requerida para administrarlas. El reto es complejo, pues se trata de inmunizar a una extensa población de 130 millones de habitantes. La logística es complicada, se precisan redes de refrigeración para conservar el producto, en el caso de Pfizer, de –equipos que garanticen -70 grados de congelación. Desde que se contrató con la empresa americana, se supo de esta delicada cuestión; pero el gasto de 6000 millones para refrigeradores nunca se presupuestó. Aparte, no solo hay que aplicar una dosis, sino que debe de ser reforzada con una segunda inoculación en un tiempo prefijado, lo que dificulta el logro de su plena eficacia.

Vacunación, reto logístico.

La adquisición de vacunas ha sido toda una saga. Los gobiernos de Estados Unidos, Unión Europea e India, desde junio de 2020 compraron vacunas. México lo hizo hasta el 2 de diciembre. Siempre llegando tarde. Al desaparecer los fideicomisos públicos, por capricho presidencial, eliminaron el dedicado a la obtención de vacunas, que guardaba 68,000 millones de pesos (mdp), pero esa cantidad no fue traspasada al presupuesto 2021, solo se suprimió. Pero al Fondo de Gastos Catastróficos, también le redujeron 30,000 mdp, aduciendo la necesidad de compra de sueros inmunizadores, dinero que se vaporó y no aparece en el actual presupuesto. Total, que solo hay considerados 8,000 mdp, correspondientes a las compras ordinarias de otras vacunas como las de la tuberculosis e influenza.

El sistema de salud, desde que entró el nuevo gobierno, ha sido castigado, disminuyendo sus presupuestos cada año. Por si no fuera suficiente la incapacidad de los actuales administradores, ha provocado un subejercicio en 2020 de ¡12,000 mdp! Inexplicable que habiendo dinero, siga sin haber medicamentos quimioterápicos para el tratamiento de niños con cáncer. Ojo con esto, el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), es dirigido, irresponsablemente, por un amigo del presidente, ex director de la zona arqueológica de Palenque. Un administrador formado en la Universidad Olmeca de Tabasco, sin el menor conocimiento en políticas públicas de salud. Así estamos.

El arqueólogo…

La consolidación de compras de medicinas en la Secretaría de Hacienda, resultó desastrosa. Acabaron pidiéndole ayuda a la ONU. Por lo pronto, las contrataciones para 2021 deberían darse en este mes, y ya fueron aplazadas para febrero. Si no sucede otro retraso, eso significa que hasta agosto estará surtiéndose los medicamentos que se demandan con urgencia. El desabasto, especialmente de medicina para enfermos crónicos, está a la vista.

Demoler partes de la administración federal, encargados de temas como energía, comunicaciones o telecomunicaciones, produce graves impactos en la economía. Pero dedicarse a devastar la organización de los servicios públicos de salud, y más en tiempos de una plaga mortal, significa decenas de miles de muertes, que pudieran ser evitadas. Al presidente no le importan. Le interesa más el estadio de beis bol de Palenque o solazarse viendo caricaturas infantiles . Es insensato y mezquino.

Devastando la salud.

AMOR POR LA MUERTE

Carlos Arce Macías

En nuestro país nos enorgullecemos de ser bien machos, de no temerle a la muerte, de enfrentarla y retarla. La dibujamos con maestría de la mano de José Guadalupe Posadas, entregándonos una catrina. El día que se rememora a los muertos comemos y cenamos en los panteones, para suscribir nuestro valor frente a la huesuda. Somos unos valedores, no nos espanta la parca.

Posadas y la catrina

Pues así parece ser. Nos damos valor e inyectamos inconsciencia a nuestro talante. En ese desapego por la vida, esta empieza a mostrarnos una conducta enfermiza, cercana a la necrofilia. Especialmente durante 2020, la colección de difuntos ha crecido en cantidades tumultuarias. Nosotros tranquilos, nadie se agobia.

Como el gran escritor italiano Roberto Saviano lo plasma en el guion de la serie “Zero, Zero, Zero”, disponible en Prime de Amazon, o Guillermo Arriaga en su reciente novela “Salvar el Fuego”, el fenómeno de la delincuencia se nos cuela como la humedad, entre toda la sociedad, exacerbando la violencia y contaminando el ámbito de la política, hasta llegar a un ex secretario de la Defensa. 

La salvajada con que se mata, se entierran cuerpos en grandes fosas y se publicitan los asesinatos de miembros de cárteles enemigos, decapitándolos y cortándolos en pedazos, resulta innombrable. No es digno de la especie humana. No corresponde a seres que piensan y poseen un cerebro inteligente.

Pedacitos…

Solo en Guanajuato ya llegamos a los 4,043 homicidios, con la mano en la cintura. El presidente fustiga al gobierno panista contando de mes a mes el número de víctimas, para que los guanajuatenses vayan tomando nota de la tenebrosa numeralia y se sepan mal gobernados. En contraste, a nivel nacional, la proyección de asesinatos para este año ronda los 40,000 superando con creces los sexenios anteriores, a los cuales tanto critica el actual ejecutivo federal. Vamos espeluznantemente mal.

En cuanto a COVID-19, las cifras resultan trágicas para el gobierno central, “se aplanó la curva” festinaba López Obrador, y nada había de cierto al respecto. Ya sobrepasamos los 100,000 decesos causados por la pandemia. Las alarmas médicas se prenden y los hospitales empiezan otra vez a contar la disponibilidad de camas. Guanajuato ha enterrado a casi 4,000 contagiados.

COVID 19

La muerte ronda por donde quiera. Comparemos, contra las grandes conflagraciones mundiales, la cifra de 140,000 fallecimientos anuales en que nos situamos en el año que transcurre. En la guerra de Vietnam, Estados Unidos perdió 58,000 combatientes en casi dos décadas de batallas. En la guerra de Afganistán, los norteamericanos han perdido 2419 soldados, mucho menos que las “bajas”guanajuatenses por homicidios en lo que va del actual año. En el  conflicto con Irak, las pérdidas de soldados americanos, apenas compiten con los asesinatos guanajuatenses, 4497 soldados eliminados. Cifras impactantes, duras, que rasgan el alma.

Pero aún hay más noticias malas para México, hemos rebasado, juntando las muertes por COVID y los homicidios de 2020 (140,000), a las bajas de guerra que sufrieron los Estados Unidos durante durante la Primera Guerra Mundial: 117,000 combatientes, cuya vida se sesgó por las bombas y balas de los ejércitos del Eje.

Más muertos en México en un años, que americanos en la
Primera Guerra Mundial

Por ahora, nuestros gobernantes no sufren presiones extraordinarias por mantener al país con una cantidad inaudita de muertos durante el presente año. Somos muy machos, muy insensible, o muy imbéciles por tolerar y normalizar esta matazón. En México y en Guanajuato la vida no vale nada. ¡Viva la muerte!

REPLAQUEO, PARTIDISTA Y TEMERARIO

Carlos Arce Macías

La “Grandeza de México” es un eslogan muy cursi del actual gobierno. No se qué pensaron sus publicistas, ni como se definió, pero claramente responde a un creativo muy poco creativo, muy pueblerino, pero chocante por grandilocuente. Me refiero a esta frase porque, el gobierno de Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, ha decidido imponer a los guanajuatenses un trámite de reemplacamiento, en plena pandemia de coronavirus, en los meses en los que se esperan rebrotes por la entrada de la temporada de frio combinado con la influenza, y cuando las recomendaciones de los epidemiólogos son las de no acudir a lugares cerrados, como oficinas gubernamentales, en donde existe falta de ventilación y los riesgos de contagio son muy altos. Pues allá vamos los indefensos ciudadanos a cambiar las placas de nuestros vehículos. ¿Cuántos nos contagiaremos del COVID 19? ¿Cuántos pondrán en riesgo su vida al infectarse? No es tema, y ningún diputado, nuestros representantes, ha levantado la voz para quejarse, en especial los pertenecientes al gremio de legisladores ratificadores. Ya sabemos que en estos lares, la vida no vale nada. Pero eso sí, las nuevas tablillas ostentan la frase publicitaria sobre la “Grandeza” a todo lo largo de la parte inferior de la placa.

Lema cursi

La matricula de un auto, es un código alfanumérico para identificar un vehículo y conocer los datos y domicilio del propietario y la información vinculada a este registro. El incluir el lema gubernamental limita el espacio para lograr una impresión mayor del código de identificación, aparte de recordarnos que orgullosamente, nuestro actual gobierno es “Grandeza de México”. Cara de asombro.

Los colores azules, no son los más propicios para ser percibidos en la lejanía. Estudios de óptica, han comprobado que los contrastes más indicados son el blanco y amarillo, por su alto índice de reflectividad (NOM-001 SCT). No importa, deben ser azules porque el PAN gobierna Guanajuato. Que se enteren todos. ¿No recuerdan las críticas al PRI por esas mismas acciones? ¿De dónde sacan la infausta creencia de que imponiendo farragosos trámites un partido político va a obtener votos? ¿Qué ganan con recordarle a los ciudadanos de que fue precisamente el gobierno panista de Diego Sinhué el que los obligó a acudir a una oficina gubernamental, a exponerse peligrosamente al contagio, en plena peste de coronavirus?

Nuevas placas

Pero también debemos reflexionar sobre la imposición de publicitar en nuestros vehículos los logos y lemas de una administración sexenal específica. Valdría la pena intentar un amparo para descomponerles esta aviesa imposición. Las matriculas deben de aludir exclusivamente a referencias oficiales. Lemas y logos, no lo son, sí el escudo del estado y el de la nación.

El trámite será gratuito, nos informan. Vaya tranquilidad. Pero tendremos que acompañar la solicitud de nuevas placas con varios requisitos (identificación oficial, comprobante de domicilio, CURP, no reporte de robo), y de ahí se derivará el cumplimiento de otras obligaciones, sobre todo pagos (ese es el sentido fundamental de la medida). El 48% del padrón tiene irregularidades, dicen.

Solución digital a medias

Compañías aseguradoras han anunciado la próxima utilización de sistemas innovadores de monitoreo de vehículos, en donde tendrán información en tiempo real sobre la forma de conducir de los usuarios y el cumplimiento de estos, de las reglas y normas de manejo. Pronto la matricula será digital, seguro el tramite se hará en línea de punta a punta, sin necesidad de presentarse y contagiarse de alguna enfermedad en las oficinas del gobierno. Seguramente, cuando estos avances tecnológicos se implementen, los ciudadanos guanajuatenses hayan cobrado en las urnas la mala leche y temeridad de sus gobernantes. Se lo habrán ganado.

EL PEOR ESCENARIO

Carlos Arce Macías

Si anda deprimido, le aconsejo cortar esta lectura y buscar noticias de deportes o refugiarse en alguna serie de su interés en Netflix o Prime. Absténgase de leernos, no le conviene.

Ya en confianza con aquellos que, incitados por el morbo, han decidido mantener sus ojos sobre estas líneas, comencemos a desgranar la serie de sucesos que constituyen una de las correlaciones más nefastas que pudiéramos haber pensado en combinar.

Todo comenzó con el triunfo electoral en 2012, de un proyecto urdido entre el PRI y una televisora para hacer presidente de la República a un personaje inmoral y corrupto, dispuesto a pagar con contratos y privilegios, los apoyos, entre otros la asignación de una esposa popular y famosa, que se le fueron otorgando para su campaña. Rodeado de un grupo de atlacomulcas, una tribu agresivamente depredadora de las arcas del Estado de México, elevaron al gobierno nacionalel saqueo rutinario de los presupuestos públicos. Sus acciones, convenidas con los principales partidos de oposición, los cuales fueron comprados a través de canonjías presupuestarias para sus diputados (moches) mediante el ramo 23, acabaron con el sistema de partidos, en donde la oposición desempeñaba un relevante papel, desmantelando así nuestra democracia. La liquidaron. Si hoy nos preguntamos por qué no hay una oposición militante, organizada y crítica, la respuesta se encuentra en la conformación de una partidocracia bandolera y pilla.

¿Cuánto quieren?

Producto del hartazgo, en 2018 accedió a la titularidad del ejecutivo federal un personaje singular. Un político resentido, muy violento y vengativo, carente de talentos para desempeñar ese cargo. Siendo un opositor tesonudo, su radicalización, frustrado por haber perdido las elecciones presidenciales de 2006, lo convirtió en un resentido enfermizo, digno de ser tratado por algún especialista. Así, desde el inicio de su gestión, decidió descabezar a todos los funcionarios de los primeros niveles del gobierno federal, limitando inexplicablemente la capacidad de planeación y ejecución de su gobierno. Hoy en la Federación no atinan como hacer las cosas, ni como cumplir sus funciones.

El problema no quedó ahí. Bajo el presagio de que el sexenio arrancaba mal, la demolición sistemática sobre el aparato administrativo se extendió a áreas muy delicadas de la operación gubernamental. Destaco el ataque constante y artero a todas las instituciones ligadas a la ciencia, a la tecnología y la innovación, así como a la educación superior financiada desde el Estado. Pero llamo la atención, especialmente, en el debilitamiento de los servicios de salud, recortando de manera irresponsable personal y equipamiento de hospitales, así como suministro de medicamentos. Pronto los niños con cáncer se quedaron sin recibir quimioterapias, ante la atónita mirada de los médicos tratantes, mientras el presidente acusaba a las farmacéuticas de corrupción; como si no se pudiese resolver el problema con una investigación, seria y profunda, sin necesidad de poner la vida de los infantes en peligro. Frente a desatinos de esa magnitud, cualquier gobierno hubiera sido derrocado de manera fulminante, en un país avanzado.

No hay…

Y en esas estábamos, asediados también por la delincuencia, que cuenta los muertos por miles, y sin verle fin a ese problema, cuando empiezan a presentarse señales de emergencia mundial por la epidemia que se estaba originando en China. La primer reacción oficial fue demeritar la situación, frenando la implantación temprana de medidas preventivas, para evitar entrar a un estado de crisis. La insensatez del propio presidente, se evidenció: continuó viajando y congregando muchedumbres imprudentemente, alegando que todos podíamos abrazarnos y besarnos sin mayor problema.

De pronto, comenzaron a aparecer imágenes terribles en la televisión de Italia y España, en donde la pandemia se salió de control. Poco a poco, quedaba claro que llegaríamos a la situación de tener que parar actividades laborales y empresariales, luego de un pésimo desempeño económico, provocado por las malas decisiones de López Obrador. La situación empezó a agravarse.

Muerte en Venecia

Y henos aquí, ensimismados en nuestros pensamientos, inmersos en nuestro aislamiento y alarmados por los problemas de salud, y con una perspectiva negativa de recuperación económica, cuando… aparece de forma repentina en nuestro reborujado horizonte, el sunami petrolero.

Convencidos de que la vida moderna se resuelve en rededor de un barril de petróleo o de galones de gasolina, el presidente y su secretaria de Energía, apostaron en un juego que desconocen y salieron trasquilados. Con su pésima decisión de bloquear un acuerdo estratégico de la OPEP, se exhibieron como auténticos chiflados, desconocedores del mundo del petróleo y los energéticos.

Ahora, las dramáticas condiciones impuestas por los saudíes, poseedores del crudo más barato, de los centros estratégicos de distribución (Libia) y de la mayor capacidad de transporte marítimo (rentaron hace tiempo casi todos los buques tanque disponibles), aniquilaron en una noche nuestras exportaciones, mientras PEMEX (la empresa petrolera más endeudada del mundo), pierde en cada barril que produce, porque el precio no alcanza a cubrir los costos de extracción. No obstante lo anterior Andrés Manuel insiste: la nueva refinería de Dos Bocas, va.

Llenos de petróleo

Y entre tanto, las empresas familiares, pequeñas y medianas empiezan a cerrar, perdiendo empleos por miles, en la fase 3 de la pandemia, justo durante el peor momento, cuando el proceso de infestación está a la alza. Sin embargo, López Obrador exultante desde su conferencia mañanera, se niega a presentar programas de apoyo a los empresarios, mientras afirma que nuestro país está preparado para enfrentar la emergencia sanitaria. Ahora viene lo peor.

El presidente de México parece no entender mucho de números y estadísticas. Su subsecretario de Salud le ha ayudado a maquillar y subestimar las cifras de contagio, para hacer parecer que todo está bajo control. Pero existe un hecho indubitable, la muerte. Llevar bien esa contabilidad aclara la mortandad de la peste que sufrimos. Ayer ya eran más de 1000 muertos y los hospitales de la Ciudad de México empezaron a saturarse rápidamente. ¿Ya echaron cuentas sobre el desarrollo del índice de mortalidad?

No salen las cuenta

Deseando que esta pesadilla no se haga realidad, los especialistas nos han indicado que una vez desatada la epidemia, los casos se multiplican exponencialmente. Bajo este criterio, predicen los estadísticos, tomando como base los datos oficiales de muertos, que en 27 días llegaremos a 63,000 decesos, pero en solo diez jornadas más acumularemos 250,000, para completar dentro de mes y medio ¡un millón de muertos! ¿Entenderá el significado de estas proyecciones el presidente? Nuestro mandatario no domina las cifras, se confunde y enreda constantemente, quizás no le dé el cacumen para dimensionar el peligro que nos acosa. Nuestro peor escenario está por realizarse. Hasta ahora todo va mal, el presidente empuja al país al voladero.