GOBIERNOS SANTA CLAUS

Carlos Arce Macías

Ante la proximidad de las fiestas navideñas, vale cavilar sobre el personaje de San Nicolás de Bari, cuyos restos se encuentran en esa ciudad italiana, aunque originalmente fue obispo de Myra, una localidad romana asentada en la actual Turquía, durante el siglo IV D.C. Nicolás se hizo famoso por atribuírsele una especial predisposición por los infantes, aunque la leyenda da cuenta de un terrible asesinato de niños, que por medio de la intervención milagrosa del santo, fueron revividos.

Ruinas de Myra

Lo que en el siglo XXI nos queda con relación a esta santa figura, son los dones que se le han atribuido para recopilar todas las peticiones infantiles y cargarse de regalos para distribuirlos entre los niños bien portados. Su figura es cercana a todos y muy simpática, especialmente en la advocación nórdica, inspirada en el rostro de Odín (de allí la barbas), y enfundado en un traje rojo y botas altas. ¿Qué político no quisiera capitalizar características parecidas a las de Santa Claus? Y es aquí donde comienza la reflexión.

Primer acto: con la creciente adopción del populismo en el mundo, muchos demagogos han aprovechado la impaciencia de los gobernados para mejorar sus condiciones de vida, haciéndoles promesas incumplibles. Los desesperados caen en el garlito, votan por ellos, accediendo al poder personajes incapaces para gobernar. Segundo acto: no hay forma de cumplir las promesas formuladas, tan solo se pueden aliviar algunas carencias, a través de dádivas. Así nacen los gobiernos estilo Santa Claus.

Por eso llamamos a estar atentos para no perdernos en la mentira. Gobernar es un arte que requiere de la técnica para para tener éxito. Hay que planear, organizar, diseñar acciones y establecerlas en el tiempo, muchas veces se requieren largos períodos para que se vean los frutos, y durante su desarrollo, monitorear y finalmente evaluar el desempeño. Es la manera de hacerlo bien.

Esta delicada actividad necesita equipos especializados, sobre todo para enfrentar retos como el de la movilidad, digitalización, suministro de energía y agua, salud y seguridad. Seguramente la visión de la ingeniería (es la ciencia que tiene como objeto la resolución de problemas) se ve involucrada en todo esto. Y no está de más que los dirigentes del gobierno no sean unos zafios, sino que tengan cierta capacitación y conocimientos de políticas públicas y análisis financiero.

Frente a nosotros están los desafíos, más complejo, que absorberán tiempo, organización y energía, así como una perspectiva clara hacia el futuro y adaptabilidad para salir avante ante cualquier imprevisto.

Pero la senda fácil y traicionera es el populismo, que requiere la mentira como insumo principal. Promesas incumplibles, intercambiadas por obsequios y aguinaldos, hasta llegar al exceso de confundir a los votantes, haciéndoles creer que la función de gobernar es repartir dinero o regalos a manos llenas. Las masas de ignorantes, mantenidas en la indigencia con la finalidad de alimentar a los mercados electorales, venderán su futuro por un plato de lentejas. Ante tal estulticia, los políticos irresponsables no se esforzarán para lograr bienes públicos. Es más fácil jugar a ser Santa Claus, que planear y construir gobiernos profesionales.

Los modernos santa closes gubernamentales también son obesos. Requieren mucha burocracia para sobrevivir y distribuir regalos durante la época de elecciones. Se necesitan funcionarios especializados en malear y engañar a las personas para que les entreguen su voto a cambio de unos cuantos billetes. Luego obtendrán un puesto en la administración municipal o estatal de su mismo signo partidario, y allí dormitarán durante los siguientes tres años.

En tanto, para seducir ciudadanos, los políticos aviesos se clonan con el personaje más simpático del circo: el payaso. Así se dedican a divertir a los usuarios de redes sociales, inventando cuentos, disfrazándose de distintos personajes, bailando y teatralizando su puesto y función. Al final su intención es engañar a todos.

Perderse en una navidad continua, recibiendo promesas de dádivas, es extraviar el sentido navideño para convertirlo en una incumplida promesa de tener buenos gobiernos. Es avalar el reino de la mentira y la contratación de políticos mendaces, cuyo destino es transportarnos al fracaso. Les proponemos que mejor celebremos puntualmente la navidad, para luego convertirnos en estrictos ciudadanos, muy exigentes con nuestros gobernantes. ¡Felices fiestas!

P.D. Me declaro en vacaciones, regreso a estas páginas el 8 de enero.

Santa Claus… inspiración de políticos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Anuncio publicitario

LA HORA CIUDADANA

Destacado

Carlos Arce Macías

Resultó una casualidad que dos hechos se conjugaran, dos marchas multitudinarias una en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) y otra en apoyo del presidente López Obrador. Fue una curiosa conjunción en la que quedó claro el valor que hoy representan las personas que se asumen ciudadanas, es decir, los individuos que asumen a plenitud sus derechos políticos.

Marcha en defensa del INE

Aún cuando no queramos, la condición ciudadana otorga una categoría superior a los sujetos que deciden portarla. De tal manera, que debe de ser tarea prioritaria de nuestra sociedad, incorporar a esta condición a todo el pueblo. Deberíamos de empezar por proteger a los ciudadanos de aquellos políticos que, desde su miseria, intentan arrebatarles a los grupos sociales más vulnerables, su jerarquía de ser miembros de pleno derecho de su comunidad. A estos grupos se les violenta acarreándolos a marchas, informes o actos, a través de coacción, de amenazas o de entrega de dádivas. De esa forma son despojados de su libertad para asistir o no a actos inventados por políticos amorales.

El acarreo, lo definió Jesús Silva Herzog Márquez en un reciente editorial: “no es un servicio de transporte: es un desplazamiento bajo presión…Quienes se rehúsan se atendrán a las consecuencias”. Es también el preludio de la compra de votos, ya que primero se necesita simular un gran apoyo popular, para así justificar los miles de votos que algún impresentable candidato obtiene mediante la clientelización y la entrega directa de cash a las personas. Estas dos figuras son los perversos siameses de los delitos electorales, que nunca son investigados por los abúlicos fiscales federales y estatales. Si todo siguiera igual, Brenda Canchola, presidenta consejera del Instituto Electoral del Estado de Guanajuato (IEGG), se conformará con integrar las mesas de votación, recibir a ciudadanos y acarreado a emitir su voto, libre unos y comprado los otros; y contarlos finalmente para aclamar a los ganadores. Tantán, así dormiría tranquila y satisfecha la presidenta, aunque la calidad de nuestra democracia sea pésima.

Pero hay atisbos de que las cosas cambiarán. Por el momento, las dos marchas arrojan un contraste determinante: una fue de ciudadanos que voluntariamente y por sus medios, decidieron salir a manifestarse en defensa de una institución. La otra, organizada desde el poder, se nutrió de una enorme masa de acarreados, que fueron transportados en 1787 camiones (el periódico Reforma los contó uno por uno) desde diversos puntos de origen. De un lado, lo queramos o no, había ciudadanos, del otro un conglomerado de individuos dotados de trescientos pesos, un refresco, una torta y pasaje de ida y vuelta gratuito.

La sola verbalización del comparativo entre ambos grupos es durísima, incompasiva, pero es la expresión exacta de lo que pasó. Su crudeza debería de convertirse en el acicate para que los políticos dejaran de acarrear gente y mercadear sufragios, so pena de ser señalados, despreciados y expulsados de las boletas electorales.

Habrá que señalar que el acarreo es una práctica común entre la clase política de todos los signos, que debería de ser denunciada, combatida y penada. ¿Saben por qué lo necesitan? Porque nuestros partidos políticos son estructuras vacías de ciudadanos. Requieren simular la presencia de multitudes, obligando a la gente a asistir a sus eventos. Si no hubiese acarreo, solo estarían presentes sus incondicionales y aduladores. Su carencia de ideales y sus prácticas poco éticas no seducen a nadie. Son camarillas solitarias.

Sin el acarreo, será muy difícil justificar los votos traficados con dinero. El teatrito se cae. Y solo entonces, los verdaderos políticos tendrían posibilidades de reaparecer utilizando el talento y las ideas para convencer a los ciudadanos de sus propuestas. Sería un historial limpio el que acredite su postulación a un puesto público. Solo así las administraciones ya no serían utilizadas para expoliarlas. La corrupción política, tan extendida en nuestra obscura realidad, perdería brío y sustento.

Las marchas del 13 y 27 de noviembre, nos dejan una moraleja: la política solo se construye con ciudadanos reales. Los partidos, todos, están rebasados y desacreditados. Hoy, solo los ciudadanos a través de sus redes organizadas podrán hacer viables las próximas candidaturas. Los acarreadores y operadores electoreros no están invitados a la próxima contienda. Su sola contratación por algún partido o candidato significará descrédito y exclusión, no votos. Entiendan: es la hora ciudadana.

Marcha en apoyo al presidente

 

 

 

 

 

 

 

UN INE INEFICAZ

Destacado

Carlos Arce Macias

Un gran salto de la humanidad se fraguó con el nacimiento de la edad moderna en el siglo XIX y la invención de la representación política como el mecanismo para poder gobernar grandes conglomerados humanos. La evolución de la sociedad fue meteórica. La iniciaron los ingleses, especialmente bajo la sabiduría de Edmund Burke a partir de su celebre discurso a los electores de Bristol.

Burke y la representación política

En aquella ocasión el filósofo y político de origen irlandés sentenció: “El Parlamento es la asamblea deliberativa de una única nación, con un solo interés, el de la comunidad… en ella no deben de prevalecer los objetivos ni los perjuicios locales, ni estamentales, sino el bien general, que deriva de la razón general”. El Parlamento es el lugar donde se debate, pero también es el espacio para conformar la unidad de la nación, en torno al bien común.

La formación de la representación política se debe a que la decisión para el nombramiento de representantes emana de la voluntad de individuos “libres e iguales”, desde donde surge la selección de representantes de la sociedad. Dice Woldemberg, que esa voluntad, acompañada de la libertad de expresión, de prensa y de reunión, produce ventajas especiales:un mecanismo mediante el cual los poderes pueden ser observados y controlados, así como la construcción de un foro que actúe como contrapeso, en donde exista un espacio para ventilar, apoyar o controvertir las decisiones del gobierno. Si falla este mecanismo, todo se viene abajo y el sistema democrático y republicano se descarrila.

Habría que reflexionar, a partir de esto, sobre el poco aprecio de una parte de nuestra población por el Instituto Nacional de Elecciones (INE) y sus referentes estatales, como el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato (IEEG). Y es que, si la representatividad no surge de la libertad e igualdad de los ciudadanos, el gobierno representativo no funciona. Y todo se va al caño, cuando la voluntad de las personas es comprada, condicionada y forzada por partidos y gobernantes. El desprecio por la libertad del voto, y el envilecimiento de grandes sectores de la comunidad de electores, a través de programas gubernamentales asistencialistas y del ofrecimiento de dinero en efectivo a cambio de la entrega del sufragio a un cierto partido, empieza a tener graves consecuencias, como el descrédito de las instituciones como el INE. ¿Alguna vez fuimos testigos de un posicionamiento serio y contundente de estos órganos en contra de las artimañas de los partidos y gobiernos para arrebatarles a los ciudadanos su libertad? Solo ha habido un silencio ominoso.

Si estas instituciones han permitido la formación de una categoría de “siervos electorales” al servicio de partidos y gobiernos envilecedores, no es de extrañar el desapego a un INE incapaz de proteger la libertad de los ciudadanos para votar. Organizar elecciones, contar bien los votos y definir ganadores, sin cerciorarse de que los sufragios hayan sido emitidos por personas en pleno ejercicio de sus libertades ha sido la gran omisión en su mandato.

Los partidos que hoy afirman su intención de defender al INE bien podrían acudir a él a suscribir un acuerdo en el que se comprometan a realizar procesos genuinamente limpios, sin compra de votos, sin clientelismo, ni cash. Así el desempeño del órgano electoral sería impecable del lado de la oposición. Si el aspirante a dictador decide seguir batiendo a sus huestes en la inmundicia, que asuma a plenitud esa responsabilidad. La mejor arma en estos tiempos es una conducta electoral ejemplar, sin trampas ni chicanadas. ¿Lo entienden?

¿Voto libe?

 

 

 

 

 

DIEGO ¿UN TIRO EN EL PIE?

Destacado

Carlos Arce Macías

Como conmemoración al 83 aniversario de la fundación del Partido Acción Nacional, el gobernador de Guanajuato acudió al evento “Origen y Futuro de Acción Nacional”. Allí habló en tono crítico sobre algunos problemas que enfrenta su instituto político. Resaltamos dos temas importantes: burocracia y aviadores, y la escasez de militantes jóvenes.

Regaño

Subrayo la forma que usó el Ejecutivo estatal para tocar el tema de la burocratización del PAN y la aviaduría, ya que lo hace asumiendo que se dirige a miembros del gobierno y no a ciudadanos. El aviadurismo es ese fenómeno que consiste en ocupar una plaza en la administración pública, y simplemente cobrar sin trabajar. El partido, hay que ser claros, se ha transformado en una organización conformada sólo por burócratas. El PAN podría llamarse PBG (Partido de Burócratas Guanajuatenses). Fíjense bien: de ser el ejemplo a finales del siglo XX de un partido de ciudadanos, que logró conquistar la presidencia de la República, la dirigencia partidista estatal lo ha transformado en un mecanismo de captura de chambas administrativas y puestos gubernamentales. El ganar una elección ha significado apoderarse del gobierno para repartir posiciones entre militantes oportunistas. Así el PAN se ha vaciado de ciudadanos para quedar en manos de un grupo de burócratas y funcionarios dedicados a preservar sus posiciones y a escalar la pirámide jerárquica de la política guanajuatense. Este es el camino que siguió Baja California, y ya conocemos el resultado.

Por otra parte, la torre de control advierte sobre las aviadurías. ¿Por qué hay muchos que cobran y no trabajan? Por dos causas: privilegio e incompetencia. Unos saben que el premio a sus talentos como operadores electorales para clientelizar, condicionar y comprar el voto de los ciudadanos más vulnerables, consiste en su adscripción a un puesto de trabajo durante los siguientes tres o seis años, sin la obligación de cumplir con alguna carga burocrática, una beca, pues. En otros casos se trata de la repartición de puestos, para personas incondicionales, que no cuentan con los perfiles adecuados, pero que están siendo retribuidos por su desempeño en la campaña electoral. En ambos casos el resultado es la ineficacia de la administración pública y la excesiva carga burocrática sobre la nómina gubernamental. Imposible gestionar políticas públicas complejas con esos cuadros improvisados.

Y el gobernador regaña, pero no asume sus responsabilidades para poner freno al desenfreno de sus correligionarios. La solución la tiene a la mano. Esta consiste en institucionalizar y convertir en un sistema funcional, al servicio profesional de carrera dentro de la administración pública. Es ese servicio profesional, compuesto de funcionarios escogidos por sus capacidades administrativas, financieras y técnicas, la pieza fundacional de un buen gobierno. Por eso, hasta ahora, el PAN no ha sido capaz de entregarle a los guanajuatenses gobiernos modernos y confiables, comprometidos en la construcción del bien común. También se explica la degradación de los servicios que presta la gerencia pública, cuando toda la atención y formulación de políticas, se centra en el reparto de dádivas, como lo hace la secretaría encabezada por el desabrido precandidato Jesús Oviedo, porque sin imaginación ni talento, es la única forma que conocen, también la más primitiva y deshonesta, para ganar una elección. Sin darse cuenta, Diego Sinhué tocó uno de los puntos álgidos de la problemática que él debería corregir de inmediato. Aconsejamos que, para no darse un tiro en el pie, el gobernador asuma el reto del cambio.

Hablemos de los jóvenes. De menos de 300, pasamos a 650 en unos meses. Pero no son militantes activos y de peso social. Son solo afiliados por los padroneros del PAN y algunos vivales en busca de una primera chamba. ¿Qué joven en su sano juicio se enrola en un partido inquisitorial, de mordaza, sin debate ni discusión y sin vías de acción política que impliquen nuevos ideales y rebeldía creativa? El Smart Phone les brinda mayor entretenimiento. La invitación a un joven es uno de los conjuros que solo manejan los buenos políticos, los que ponen por delante las ideas que mueven las almas, que instigan a la acción virtuosa y apasionada que provoca seducción. Esas cualidades nunca las encontrará el gobernador en la actual dirigencia, designada a dedo, para gobernar al PAN de Guanajuato. El cambio debe de ser rupturista y radical, para ampliar horizontes, pizcar ideas y abrir espacios de diálogo, y así abandonar el burocratismo pernicioso y el envejecimiento enfermizo. Por lo pronto, la cabeza la traen echa bolas y no encuentran el camino. Están pasmados.

¿Un PAN de burócratas?

 

 

 

 

 

 

 

VOTO Y NO VOTO

Carlos Arce Macías

La política no es una aventura, sino una ciencia difícil, una moral rígida, una ardua misión.

Manuel Gómez Morín

El voto. En la capital del estado de Guanajuato, el Partido Acción Nacional (PAN) presenta la candidatura de Juan Carlos Romero Hicks para diputado del IV Distrito Federal de Guanajuato. Este político se ha conducido con seriedad y pulcritud en el desempeño del cargo, mostrando magníficas cualidades como contrapeso del partido oficial en la Cámara de Diputados. Romero ha sido un destacado diputado de oposición. Quienes consideramos que el Ejecutivo Federal, por su mala gestión y ansias autoritarias debe de ser acotado, debemos votar por esa opción, es la mejor.

Opositor en serio

El no voto. Hay algunas cuestiones que paso a enumerar en el caso de la elección de ayuntamiento para Guanajuato Capital, que nos conducen a no votar por el PAN. La principal razón es que su candidato a alcalde y algunos miembros de su planilla no inspiran confianza ni respeto. El munícipe que pretende la reelección no es persona proba que se hayan conducido con honestidad en los cargos públicos que ha ostentado.

Muchos no concordamos con el proyecto de convertir a Guanajuato en una gran cantina, un antro perpetuo, que derrame ganancias solo al sector turístico, en lugar de respetar su naturaleza de centro cultural, construido desde su universidad y riqueza histórica y patrimonial que dignifica a nuestra comuna y expande sus luces sobre la zona central del Bajío, como lo ha hecho tradicionalmente.

Me resisto a votar por un plan que no respeta el entorno ecológico y paisajístico de nuestra sierra y macizos rocosos. Desde la actual administración, se ha intentado agredirlos constantemente, en complicidad con algunos urbanizadores voraces. Solo los negocios conectados al desarrollo urbano, basados en la compra de terrenos de reserva ecológica para luego cambiarlos a habitacionales, es lo que les interesa; a fin de obtener altas ganancias especulativas entre empresarios y políticos indecentes.

Respetar el macizo rocoso

Esta planilla, salvo algunas dignísimas excepciones, evade el principio toral para realizar un buen gobierno: la prohibición de hacer negocios desde el poder, desde el seno mismo del ayuntamiento. Contra ello, devela la intención manifiesta de convertir al cabildo en una junta de distribución de ofertas comerciales, para patrocinar transacciones familiares y empresariales a cambio de sustanciosas e ilegales dádivas.

No se puede apoyar a un candidato a presidir el ayuntamiento, que ha banalizado la política, convirtiéndola en un circo dirigido por el payaso mayor, dedicado a prometer la repartición de calentadores solares, despensas y otro tipo de regalos, por cierto, ilegales. No está en su esencia darle contenido ético al quehacer público, construyendo ciudadanía. Al revés, sus afanes se significan por tratar de corromper a los ciudadanos, coartando la libertad al condicionar y comprar su voto, no convenciendo por su buena gestión gubernamental, sino por el sinnúmero de regalos y promesas de obra que compromete a sabiendas de los escasos recursos con que contará. Eso no es el PAN, más parece una versión local del lopezobradorismo, populismo ramplón.

Calentadores por votos

No obstante, las continuas advertencias realizadas a la dirigencia estatal panista, para evitar candidaturas vergonzantes, todas fueron desatendidas, permitiendo, de ganar esta opción, la conformación de una cleptocracia (gobierno de ladrones) en la administración local de la capital del estado. Estas conductas, revelan la complicidad de los dirigentes y el gobernador con el postulante a alcalde, que deberá ser saldada con el desprestigio personal por el oprobio hacia la ciudadanía, que desesperada, busca gobiernos limpios para procurar tener un buen gobierno.

Total, porque el candidato a presidir el ayuntamiento y sus incondicionales, no son buenas personas; tampoco dignas de gobernar esta comuna, porque traicionan los principios de su partido, Acción Nacional que considera en sus Principios de Doctrina que “El municipio es la forma primera de la sociedad civil, con autoridades propias y funciones específicas, cuya misión consiste en proteger y fomentar LOS VALORES de la convivencia local y prestar a la comunidad los servicios básicos que la capacidad de las familias no alcanza a proporcionar. El municipio, base de la organización política nacional, debe de ser COMUNIDAD DE VIDA y no simple circunscripción política, fuente de apoyo de libertad, de EFICIENCIA en el gobierno y de LIMPIEZA en la vida pública”. Por su incongruencia con estos ideales, no se debe votar por ellos.

Deshechos de Guanajuato

NUESTROS CANDIDATOS, ¿LOS MERECEMOS?

Carlos Arce Macías

El filósofo francés Joseph de Meistre, ante la bataola provocada por las turbas durante la Revolución Francesa (1786), emitió la famosa sentencia: “Los pueblos tienen los gobiernos que merecen”. Hay que extraer la conseja del cajón de la historia, para preguntarnos si las postulaciones a cargos de elección popular que nos están recetando los partidos políticos, todos, responden a la convalidación de la famosa frase.

Joseph de Meistre

Deplorable debe de ser la condición existencial de los guanajuatenses y mexicanos, para ser maltratados de violenta manera, para endilgarnos la postulación a los cargos públicos que los diversos institutos políticos han anunciado. No hay consideración alguna hacia los ciudadanos; muy pocos candidatos pasan la prueba inicial, que sería un filtro ético, para corroborar, su honorabilidad y buena fama.

Y hay que decirlo sin rodeos, nos encontramos ante una clase política depredadora de los puestos públicos, que mantiene capturados la totalidad de las posiciones en disputa. Ni en la desesperación provocada por la emergencia nacional que estamos viviendo, acosados por una brutal epidemia, una violencia desbocada y una crisis económica fustigada por un gobierno nacional deplorable, los partidos políticos son capaces de ofrecer perfiles de nuevos personajes ciudadanos, que nos procuren la posibilidad de cambiar nuestro cruel entorno. 

Los partidos solo reciclan a su camarilla, manifestación del sistema de “cartelización” dentro del cual actúa nuestro sistema político. Las posiciones de gobierno son acaparadas siempre por los mismos. La democracia interna ha sido desterrada, hasta de la organización que la proclamaba como estandarte: Acción Nacional. Ahora se rige a punta de dedazos, negando su historia y ensombreciendo su conducta bajo el nubarrón de la incongruencia y la negación de sus principios de doctrina.

Los principios, por los suelos

Una señal clara de un partido cártel es su acendrada partidocracia. Porque este tipo de partidos, estudiados a partir de 1995 por los profesores Richard Katz y Peter Maier(“Democracy and the Cartelization of Political Parties”, Oxford Press), ha tomado carta de naturalización en México, en donde el fenómeno de la cartelización se da en diversos ámbitos, algunos muy lóbregos y tenebrosos.

Hay que asumirlo para entender el tiempo que vivimos: nuestros partidos no necesitan a los ciudadanos. Solo se bastan con su dirigencia y camarilla de leales escuderos, hambrientos de alguna migaja que les esparzan los amos. Y es que el diseño esta manufacturado para que cada institución tenga tal cantidad de dinero a través de subvenciones públicas y de recursos ilegales tolerados mediante el “Pacto de Impunidad”, que se dedican a hacer costosísimas campañas electorales en donde los ingredientes primordiales son la compra de voto y la clientelización de los ciudadanos más vulnerables.

Eso explica que no les interese la participación de los electores libres. Mientras menos participen, menos votos se necesitan comprar para ganar una elección… y más dinero acabará en las alforjas particulares de los políticos. No piensan en convencer con ideas y propuestas, esas son antiguallas. Dinero contante y sonante para ofrecer a los pobres, quinientos pesitos por su voto, laminas, calentadores solares, cemento, despensas, o una beca para el abuelito o el nini. Indignos todos.

Comprando el voto, desterrando la libertad de los ciudadanos

Y para ilustrar como se materializan estos infaustos fenómenos, pronto escribiré sobre un ejemplo real, relativo a uno de los politicastros más impresentables de la región, cuyo partido no le vio inconveniente alguno para lanzarlo como candidato, no obstante el caudal de agresiones, estafas y desgobierno que haya provocado con su actuación deshonesta, ya convertida en leyenda local.

Pero nuestros partidos continúan en lo mismo, arrojando bazofia. Parecen pensar que nos la merecemos, cuando lo único que exigimos es la construcción de buenos gobiernos, que produzcan buenas policías, acomedidos servicios de emergencia y un plan de reactivación económica medianamente factible. Por lo pronto, la mayoría de los candidatos, no los que merecemos y necesitamos, no nos sirven para gobernarnos bien.

No los merecemos.

¿POR QUÉ NO SE VAN?

Carlos Arce Macías

Semana aciaga para los guanajuatenses. Nos atiborramos de malas noticias. La violencia continúa imparable, ahora se expresa también con el descubrimiento de tétricas fosas en Salvatierra y Cortázar, con cerca de 100 cadáveres. Las irregularidades en compras públicas menudean. Adquisiciones amañadas de computadoras y de placas para automóviles. Violaciones flagrantes, a la vera del Congreso estatal de una zona de preservación ecológica para beneficio del suegro del alcalde capitalino… en fin, no paramos.

Muchos muertos…

Pero en contraste, Guanajuato se significa por ser un estado con nula corrupción. La aspiración ilusoria del jefe del ejecutivo federal, aquí se ha hecho realidad. Si no, solo consulte con el fiscal anticorrupción del estado. ¿Sabe cuántos corruptos hay en las cárceles guanajuatenses? ¡Cero! ¡Albricias! En esta noble entidad, hemos erradicado de tajo cualquier deshonestidad de políticos y funcionarios. Puras blancas palomas. Hemos construido el paraíso de la incorruptibilidad.

¿Qué sucede entonces? Algo pasa ante la obviedad de la incongruencia. Una avalancha de hechos terroríficos y trágicos, frente a un panorama jurídico y de persecución del delito, hueco e ineficaz. La gravedad de esta circunstancia nos debe de llamar la atención. Expliquémosla. 

Todo tiene un mismo origen: detentar el poder. La clase política, más allá de cualquier color, debe de continuar prevaleciendo en los cargos públicos a cualquier precio, repito: a cualquier precio. 

A partir del año 2000, el sistema electoral cambió. De la simulación de votos (falsificación de actas e introducción de votos falsos en las urnas), transitamos a la obtención de votos directamente de los ciudadanos. En un ambiente democrático, sería por medio del convencimiento, evaluando la pertinencia de las candidaturas, los programas y propuestas. Pero todo se desvirtuó. La compra de voto a los grupos más vulnerables de la sociedad, nos condujo de la virtud cívica del sufragio, a la perversidad de la compra venta inmoral de votos y la degradación de los ciudadanos, los cuales pierden dignidad. La pobreza no justifica este hecho, hay que decirlo con todas sus letras.Quienes lo hacen y lo propician deberían de estar tras las rejas.

Compra de voto impune

Al poder comprar el voto en las narices de los reguladores de las elecciones: INE, IEG, Fiscalía Especializada en Delitos Electorales, etc., todo el panorama político se trastoca. Las campaña se vuelven carísimas, a tal grado que solo unos cuantos tienen acceso a la participación política, lesionando derechos fundamentales de los que quedan fuera por no contar con sumas millonarias de efectivo. Esto hace que para poder participar, solo lo hagan quienes posean cantidades inmensas de dinero, ya que, o son ciudadanos multimillonarios que pueden darse ese lujo, o bien funcionarios que ocupan posiciones destacadas en la administración pública, y que extraen dinero de los presupuestos públicos mediante contratos simulados, sobreprecios pactados para obtener moches y empresas fantasmas para desviar recursos presupuestales. Es más, las candidaturas, en los partidos se deciden por los fondos que garanticen los precandidatos para captar sufragios vendidos, no por sus capacidades y talentos. Mucho dinero habrá de distribuirse el día de las elecciones. ¡A comprar votos por montón!

Una vez verificado este vergonzoso hecho, es necesario contar con la cobertura de la institución encargada de perseguir estos delitos, que son los mismos que combaten los crímenes violentos . Quienes tienen pactos inconfesables para brindar ese escudo de impunidad, deben de ser ratificados y asegurados en el puesto. De ello depende que exfuncionarios de alto nivel, no acaben con sus huesos en la cárcel.

¿Cuántos corruptos hay en la cárcel en Guanajuato?

Por eso no es de extrañar que todo siga igual en Guanajuato. Los asesinos no son sometidos, las fosas clandestinas aparecen, los funcionarios desleales permanecen impunes y los políticos que se sostienen bajo este sistema, siguen mandando. Por eso no se van… mientras toleremos la compra de votos y no reduzcamos el costo de las campañas electorales. Sencillo.

BUEN GOBIERNO, EL ORÍGEN DEL PROBLEMA

Carlos Arce Macías

Lo normal para encontrar las causas de algún fenómeno socio-político, es detectarlas analizando hechos  históricos similares, buscando en ellos los trazos análogos y consecuencias que se ocasionaron. Por eso Cicerón afirmaba: “La historia, es la gran maestra de la vida”.

Leo con atención historia de Roma, raíz del mundo occidental, en el que nuestra civilización se encuentra enclavada. Nos interesa la construcción y desempeño del período de la República y su sustitución por el Imperio. Son momentos estelares, no solo para esa época, sino para la comprensión del funcionamiento del sistema republicano. México, no hay que olvidarlo, es una república.

La República Romana, un gran invento.

Pues bien, descubrimos que a través de una organización más evolucionada que la monarquía, Roma logró hazañas extraordinarias. De ser una discreta comuna en el Lazio, se expandió por toda la península itálica, enfrentando los ánimos expansionistas de Pirro, rey de Epiro, logrando controlar en pocos años todo el territorio peninsular. Luego empezaron las confrontaciones con la gran potencia marítima del Mediterráneo: Fenicia. Esto marcó el inicio de las guerras púnicas, que terminaron con la destrucción de Cartago y la incorporación de todas sus colonias a Roma. Inmediatamente concluidas esas guerras, se enfrentaron a Macedonia, reuniendo toda Grecia a sus territorios.

Enfrentar a generales como Pirro, Amílcar, Aníbal y Filipo V, no fue sencillo. Solo una organización política novedosa y audaz, como la republicana, logró la consolidación de los romanos como la potencia mediterránea hegemónica. La república, fundada en la frugalidad, el esfuerzo conjunto, el solidarismo y la moral cívica. Produjo grandes militares como Catón, Flaminino, Flaco, Claudio y Escipión, entre otros.

La República en manos de grandes estrategas militares

Los puestos públicos, especialmente las magistraturas anuales se decidían en votación. Integrantes de familias plebeyas, tuvieron la oportunidad de escalar socialmente y aportar a la grandeza de Roma. Los mejores gobernaban, escogidos y sustentados por el voto consciente de los ciudadanos.

Pero el éxito de la República, trajo consigo el veneno que acabaría con ella. Resulta que los victoriosos generales romanos, vencedores en Grecia, África e Hispania, se apoderaron de enormes riquezas:botines, tributos y esclavos. Cornelio Léntulo, regresó con 20,000 kilos de plata y 1,100 de oro hispánico;Emilio Paulo, con 64,000 kilos de plata y 150,000 esclavos de Macedonia. Se inventó el denario (moneda de plata), con ello, la riqueza se hizo fungible, la actividad financiera e inmobiliaria se multiplicó, enriqueciendo extraordinariamente a muchas familias, cuyos miembros se desempeñaban en actividades políticas.

El Denario, moneda ligera de plata.

El paso siguiente fue temerario y terrible. En una sociedad basada en el sufragio ciudadano para acceder a las posiciones políticas, nadando en dinero y riqueza, lo más sencillo resultó ser la compra de votos a los ciudadanos. “En política todo lo que cuesta, sale barato”, decía Fidel Herrera, político mexicano. Y así procedieron las egregias familias romanas, para conservar e incrementar su influencia desde los puestos públicos. Aceleradamente el ambiente político se fue deteriorando. Primero el gobierno, que ya no dependía de un genuino interés ciudadano, perdió calidad y comenzó a tropezar, sumido en confrontaciones entre familias rivales. Luego aparecieron los populistas, como los hermanos Graco, que amenazaron con movilizaciones sociales. Vino luego la guerra civil que acabó con los vestigios de la república. Inmediatamente, después de los triunviratos, llegó Octavio Augusto, se abandonó el republicanismo y comenzó el imperio.

La historia lo muestra, hay una forma eficaz para matar al sistema republicano: la compra de voto. Es la manera de de corromper el comportamiento virtuoso de los ciudadanos, que deberían votar por “los mejores”. Ahora solo sufragarían por quien más migajas les arroje. Automáticamente, optamos por la kakistocracia,el gobierno de los ineptos, de los peores, que, robándose el dinero de las arcas públicas, cómodamente transaccionan votos a cambio de dinero. Todo se distorsiona, corrompe y degrada.

Si para la elección del 2021 no combatimos eficazmente la venta de votos, el destino estará sellado: la república, y con ella, la democracia, verán su fin. Al tiempo.

El fundamento de la corrupción política.

ELECCIONES 2017, DESTRUYENDO CIUDADANÍA

Carlos Arce Macías
 

Uno de los grandes estadistas registrados por la historia, fue Winston Churchill. Es identificado como uno de los grandes políticos del siglo XX, por convocar a su pueblo a luchar contra el nazismo que se esparcía por Europa, y para ello les prometía unas cuantas cosas: sangre, sudor y lágrimas.

 Los estadistas trascendentes, desde Grecia, Roma, los diversos imperios, han sabido convocar a sus pueblos a luchar, a organizarse y a contribuir a la grandeza de su nación. La ciudadanía se construye a partir de la convocatoria al esfuerzo común, a la contribución desinteresada por la mejora de la comunidad. Requiere dejar a un lado el beneficio personal, para sumarse a la energía social y lograr un desarrollo más equilibrado y justo para todos.


 Se trata de confrontar esa lucha interna del ser humano, entre egoísmo y generosidad. Los estadistas, incentivan a los ciudadanos a ser generosos, con el fin de conformar sociedades mas organizadas y potentes, relegando el egoísmo como opción secundaria en la toma de decisiones. Así se explica, en esos entornos sociales, la solidaridad comunal y el combate a la corrupción. Esta no es otra cosa, mas que la decisión egoísta, de poner por delante el interés personalísimo e ilegal, en detrimento de toda la comunidad.

 No obstante toda la narrativa histórica que nos enseña los diversos caminos para formar una sociedad más justa y colaborativa, los partidos políticos mexicanos, muchos politólogos, así como la comentocracia, se han embobado por un maquiavelismo tercermundista, que se justifica como “natural a la política” y se asume como condición para ser exitoso en ella. De esta manera se ha sublimado al político traidor, egoísta y ambicioso, como el referente del éxito, contribuyendo de esta manera a la formación de una joven clase política más depredadora que la que le antecedió.

 El mejor ejemplo, lo vemos en la formación del sistema de partidos políticos acartelados, como se describen en el interesante estudio de los politólogos de Oxford y John Hopkins University, Peter Mair y Richard Katz, en “Organización Partidaria, Democracia Partidaria y la Emergencia del Partido Cártel” (Googleénlo). Siguiendo este texto académico escrito en l995, se corrobora el fenómeno mexicano. Partidos que no requieren de ciudadanía, porque los votos se compran, se condicionan o se logran por el temor; todo esto gracias a una exaltada mercadotecnia y a los recientes sistemas de Big Data, en dónde a través del análisis en las redes sociales, se puede capturar a los votantes, de la misma forma como se les condiciona a comprar un Smartphone, un producto milagro o una golosina cargada de azúcar.

 Esto lo permite el dinero, grandes cantidades de recursos ilegales, obtenidas de los mismos presupuestos públicos, con total descaro, y con base en el pacto de impunidad existente entre todas las fuerzas políticas… todas.


 Así las promesas de campaña en los comicios de Nayarit, Coahuila, Estado de México y Veracruz, solo aluden a compromisos para entregar beneficios a los ciudadanos. No hay acciones de concientización, no hay convocatoria al esfuerzo, nunca reclamos a la inacción ciudadana por permitir tanta corrupción o invitación a alcanzar un ideal.

 Prometer, prometer, prometer, dar, dar, dar; ha sido desde hace tiempo el eje de las campañas de todos los partidos. Es en resumen, una acción generalizada de compra y obtención de votos, a través de dádivas de toda clase: tarjetas bancarias, despensas, láminas, excusados, tinacos, camisetas, delantales, cachuchas, cemento, varilla, transporte público gratuito, etc..

 Analicemos los actos de campaña. Son circos itinerantes, que convocan a las masas, porque presentan un variado menú de espectáculos: box, lucha libre, conciertos y baile. Los ciudadanos no van a oír a los candidatos, van a divertirse con el programa de esparcimiento que les proponen los partidos políticos, a condición de soportar unos cuantos discursos aburridísimos. Luego, la distribución de tortas, jugos y refrescos. Probablemente habrá también sorteos de electrodomésticos y rifas de viajes. Para el votante, entregar la credencial para sufragar, o sus datos para aparecer en una lista de compra de voto, no resulta un mal negocio.


 Con estas desvergonzadas conductas se está destruyendo, a velocidad del rayo, el poquísimo avance en construcción de ciudadanía que presenta nuestro país. No hay concientización, no hay crítica seria y fundamentada, no hay ideales en juego, no hay sustentación democrática, no hay convocatoria a la educación cívica, solo promesas y dádivas al por mayor: chucherías, frijol, aceite y galletas de animalitos. Ciudadanos maiceados, inconscientes, sin amor a su patria. Así no se construye un país. Por eso, el precipicio está tan cerca.


Twitter: @carce55