EL GATILLO DE TRUMP

Carlos Arce Macías

Ríos de tinta correrán tratando de encontrar el cauce de los motivos de una gran parte de los norteamericanos, que prefirieron votar a favor de un candidato impresentable, antes que darle su voto a una mujer, símbolo de la cultura política tradicional.

La primera reacción, es que los ciudadanos están hartos de su gobierno, en dónde la crisis de representatividad es cada día más profunda. Los electores no están siendo representados a cabalidad. El beneficio común no impera en los congresos, los ideales democráticos han sido abandonados, ante el imperio de los intereses políticos y de la oligarquía.

Instalado este enojo, encarnado por la personalidad de la señora Clinton, y las negociaciones y acuerdos políticos que a diario se entretejen en Washington, a espaldas de los electores, y solo en beneficio de empresas, representadas por audaces cabilderos; se exacerbó con patrañas nacionalistas y de corte claramente racista y xenófobo. Así pues, no resultó complicado amasar un mensaje radical, dirigido a las emociones más primarias, que calaron como cuchillo en mantequilla, en las ingenuas mentes de los americanos de pequeños condados, de corte ultraconservador.

Estamos ante el enfrentamiento final entre la ciudad y la pequeña comunidad. Entre el conservadurismo a ultranza, basados en un puritanismo religioso muy arraigado, propio de personas de edad madura, frente a una sociedad progresista, cuya mentalidad se encuentra configurada en el post-cristianismo, que impera en las ciudades de corte global (situadas sobre todo en las costas) abiertas al libre tránsito comercial y de ideas, y que apuestan por un cúmulo de libertades, intolerables para los conservadores.

La megalópolis, frente al comunitarismo rural, engarzado a sus valores tradicionales. La vida rígida y ordenada de los cuáqueros fundadores de la nación, frente a la dinámica citadina, construida sobre libertades y contactos globales, donde se apilan todo tipo de razas y creencias, en un continuo y tumultuoso happening de milenials. Dato toral, donde hay universidades o en grandes complejos citadinos, el voto por Trump, fue totalmente minoritario.

Los conservadores perdieron por un pequeño margen, en votos totales (250,000). Sin embargo, el sistema electoral americano, dará el triunfo al candidato republicano dentro del Colegio Electoral, que se cuenta por estados ganados. Los liberales, se verán sub-representados en el Congreso, gracias al injusto sistema de mayoría pura, sin representación proporcional, tan reclamado constantemente en México. Ahí tienen los resultados, todo para el ganador y nada para el perdedor, aunque al final éste tenga más votos.

Hoy la más poderosa nación del mundo, está profundamente dividida, no por el resultado de la elección, sino por los mensajes de la campaña del señor Trump. Y nos tocará vivir uno de los cambios más dramáticos que se hayan dado, luego de las guerras mundiales del siglo XX. Todo puede suceder, a partir de estos últimos movimientos, que han desestabilizado el arreglo político del liberalismo tradicional, triunfante después de la caída de la Unión Soviética.

Los votantes conservadores quieren empleos, como los que poseían en los años 70´s del siglo pasado. Y el problema, es que empleo en el mundo está en crisis, no solo por la mano de obra barata y el bajo costo del transporte marítimo interoceánico, con mayores capacidades de tonelaje por viaje, luego de la apertura de las nuevas esclusas del canal de Panamá. La irrupción de la robótica ha revolucionado y puesto en jaque al mercado laboral, por la substitución de seres humanos por máquinas que realizan las tareas más rápido, mejor y sin defectos. No hay forma de revivir los viejos tiempos en Detroit, con alta producción de automóviles, empleos bien pagados y protegidos por poderosos sindicatos. Eso se esfumó.

La renuncia al libre comercio y el retorno al feudalismo, obliga, como lo ha propuesto el candidato republicano, a levantar murallas en derredor de la comunidad nacional. El rechazo propuesto por ambos candidatos al Acuerdo Transpacífico de Integración Económica (TPP), negociado con 12 países de América y Asia, significa la renuncia de los Estados Unidos a liderar el comercio mundial, con el acento puesto, especialmente en el enfrentamiento con los chinos. ¿De verdad es ese el interés de los americanos? China sonríe.

Pero lo que más debe de preocupar, es la tensión social que se ha despertado en tierras del Tío Sam. La historia demuestra que el alivio de grandes tensiones, se da a través de la guerra. De ahí las explicaciones a los constantes conflictos que ha vivido la humanidad.

Ante un futuro incierto, ante un galopante cambio de paradigmas, ante la transformación de la vida local en comunidades globales en contacto con todo el mundo, ante la superación de mitos religiosos por un nihilismo desbordado por jóvenes ajenos a creencias tradicionales, se instala el miedo.

Y el miedo es uno de los percutores más efectivos en la mente, ya que se produce en la amígdala cerebral, que es parte del cerebro arcaico, accionador de los impulsos más primarios de defensa y ataque. A ese gatillo llegó el dedo de Donald Trump. Ha sido irresponsable, porque al activarlo imprudentemente, provoca una de las respuestas inconscientes más rápidas y contundentes: la agresión y el ataque.

La violencia se ha instalado en la sociedad y la confrontación con armas cada vez más destructivas, puede desatarse rápidamente. A las guerras comerciales, le siguen las conflagraciones armadas. La motivación primaria se impone sobre los procesos racionales. Ese es el peligro inminente.

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EN MÉXICO NO HEMOS APRENDIDO A PENSAR COMO CONSUMIDORES

PENSAR COMO CONSUMIDOR

Carlos Arce Macías

 

Mi pasado editorial dominical sobre el grave problema que sufre el sector zapatero de León, y la dificultad de imponer una salvaguarda comercial a las importaciones de zapato, desató comentarios negativos por mis opiniones. La verdad duele. Pero sigo con el tema.

 

Los mexicanos debemos acostumbrarnos a pensar como consumidores. Es algo extraño en un país construido desde bases gremiales, en un corporativismo agresivo que apuesta por los privilegios y la concentración de rentas en pocas manos. Las corporaciones han defendido por naturaleza sus intereses, como lo constata la revuelta de 1808, encabezada por Gabriel Del Yermo, deponiendo al virrey José de Iturrigaray, y evitando así una separación tersa y pacífica de España.

 

Las corporaciones de la Ciudad de México siempre fueron poderosas, y con el tiempo, y para enfrentar el echeverriato, las cámaras y confederaciones industriales, de comerciantes y de patrones desarrollaron una buena organización. Sus voces son legítimas y se escuchan con claridad a través de los medios masivos de comunicación, pero… son las voces de grupos específicos que defienden e influyen en decisiones de gobierno para preservar y conseguir beneficios para sus agremiados. Son proveedores.

 

Pero frente a ellos, en nuestro país, no existen agrupaciones de consumidores como en todos los países desarrollados, que incidan en las políticas comerciales y presionen a las autoridades para que compensen los desequilibrios del mercado que favorecen a los proveedores bien organizados. Los consumidores, que somos las personas comprando o contratando, debemos reclamar nuestros derechos, considerados como derechos humanos de tercera generación, junto con el derecho a la competencia (Asamblea General de la ONU 1985).

 

Los consumidores, requerimos de la competencia para que el mercado funcione y los precios bajen. Y pensando como consumidores, en el caso del calzado, planteamos las siguientes cuestiones:

 

  • Quienes no estamos involucrados en el sector, somos mas de 100 millones de mexicanos, o sea, mayoría. Y cuando se decidan cosas, habrá que hacerlo privilegiando el bienestar de la mayoría de los consumidores mexicanos.
  • Queremos un producto de calidad a buen precio, si es mexicano mejor, pero si no lo es, tenemos el derecho de elegir lo que nos plazca. El derecho a elegir es un derechos humano.

 

 

  • Deseamos una explicación de porqué los industriales si pueden comprar sus insumos a China (60% de las importaciones) y denostan a los consumidores por una acción similar. Queremos beneficiarnos de la globalización, así como en otras circunstancias la padecemos.
  • No entendemos porqué los norteamericanos pueden calzarse a menor precio que los mexicanos. Seguramente ha sido porque en ese gobierno primó el interés de la mayoría y no solo de un gremio.
  • A los consumidores, en general, el gobierno no nos anda cuidando el empleo, cada quién nos rascamos con nuestras propias uñas y enfrentamos la competencia en nuestro entorno inmediato.
  • Nuestra conveniencia como consumidores es que los productores compitan con todas las naciones que importan zapato a nuestro país, a fin de garantizar el mejor precio y calidad del producto. Así funciona la economía.
  • Afirman que en los precios de compra de China hay subvaluación, pero no lo prueban. Posiblemente los consumidores hemos descubierto los verdaderos precios de producción de los zapatos y el excesivo margen de utilidad que obtienen. He recibido información al respecto.

 

Así como los ciudadanos debemos exigir a las autoridades un uso honesto de los recursos públicos y rendición de cuentas puntual, como consumidores – que somos los ciudadanos comprando y contratando bienes y servicios-, debemos de exigir mercados sin distorsiones, que funcionen en un ambiente de competencia, y así nos garanticen las mejores condiciones de contratación y compra de bienes para solventar nuestras necesidades. Sencillito.

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ZAPATEROS MAL ASESORADOS, LES PROPONEN SALVAGUARDA COMERCIAL

SALVAGUARDA PARA LEÓN

Carlos Arce Macías

 

Recientemente, la alcaldesa de León lanzó una recomendación a la industria zapatera de su terruño, para que pueda enfrentar a China con eficacia: promover una salvaguarda comercial.

 

La gobernante no se aparta de la reacción habitual de los políticos, consistente en proponer ocurrencias cuando no conocen el tema. Pretende asesorar irresponsablemente.

 

Recapitulemos. Las cuotas compensatorias y la salvaguarda son restricciones a la importación de mercancías. La historia de las medidas de protección a la industria zapatera es la siguiente:

 

1994.- Frente a la apertura con América del Norte (TLC), Salinas negoció con los industriales protegerlos frente a la amenaza asiática. Así se impusieron, ilegalmente, cuotas compensatorias a los zapatos chinos de hasta 1105 por ciento. No pasaba nada, China no era miembro de la Organización Mundial de Comercio (OMC), y por lo tanto se podía actuar arbitrariamente.

2001.- China entra a la OMC y el día de campo se acaba para nuestro país. Había que poner fin al desaseo con que se procedió en la época salinista. Aún así, en una dura y costosa negociación para el gobierno del presidente Fox, se logra el mantenimiento de las cuotas compensatorias hasta finales de 2007.

2007.- México elimina las cuotas compensatorias vigentes (ilegales y arbitrarias), pero consigue un nuevo acuerdo de “Medidas de Transición”, vigentes hasta 2012.

 

En concreto, la industria del calzado fue protegida, a costa de las relaciones con el segundo país más poderoso del mundo, durante 12 años. Más tiempo era insostenible en el ámbito internacional y de comercio exterior. Aparte hay otro problema, el mercado de Estados Unidos de zapato esta abierto a China, y resulta muy fácil importarlos a México. Controlar el trasiego es prácticamente imposible, se revisan aproximadamente el 4% de los contenedores, y una revisión mas profusa paralizaría la frontera impidiendo la entrada a tiempo de insumos requeridos por nuestra industria.

 

Y finalmente el asunto de la salvaguarda recomendada por la alcaldesa. Esta medida tienen las siguientes características:

–       Protege contra daño grave a una rama de la industria, por lo que hay que probar ese “daño grave”. Los zapateros ni siquiera han podido probar el daño simple en los casos antidumping que han intentado. Siempre han fracasado, aunque lo han ocultado.

–       Es compensable. O sea, que China puede imponer las mismas cargas a otro sector económico mexicano que exporte a oriente.

–       Es general. Se aplica a todas las importaciones, no solo a las chinas. Esto haría que México, si la impusiera, entrara en conflicto comercial con otros países.

–       Es discrecional. Aún cuando se cumpla con todos los requisitos, el gobierno puede decidir no imponerla. En el antidumping, si se comprueba, tiene que implementarse forzosamente la medida.

–       Su imposición produciría inflación, ya que al no haber competencia el precio del zapato se incrementaría, perjudicando a los consumidores mexicanos.

–       Se abriría la Caja de Pandora, porque el gobierno de EPN tendría una larga fila de sectores reclamando la misma protección que a los zapateros.

 

Por estas consideraciones, México solo ha impuesto salvaguardas comerciales en muy contados casos (2 o 3).

Reaccionen ya. La ciudad de León, debe formular nuevas políticas de desarrollo económico. Desde hace años se les advirtió sobre la vulnerabilidad de su economía y la necesidad de diversificarse. Los zapateros no lo permitieron porque ello implicaba el aumento en los salarios de los trabajadores, al tener que competir, en lo laboral, con otras industrias. Quien requiere urgentemente una salvaguarda es León. Pero una salvaguarda que proteja a la ciudad de las ocurrencias de sus políticos y de su voraz sector zapatero.

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SOLO PARA USTEDES

SOLO PARA USTEDES

Carlos Arce Macías

 

A mis lectores, les pido que guarden para sí, lo que les voy a contar. Por favor, no lo compartan con los leoneses, pues pueden provocar su enojo, y la verdad el fin de éste artículo es compartir información con ustedes, pero sin agraviar a los vecinos.

 

Como muchos saben, la ciudad de León, las más importante desde el punto de vista económico del estado de Guanajuato, ha basado su crecimiento en la manufactura del cuero y del calzado. La industria curtidora se ha diversificado y con la llegada de plantas automotrices, ha encontrado opciones muy interesantes para continuar su crecimiento inmersa en el mercado exportador.

 

Entre tanto, el sector zapatero se ha visto afectado por la irrupción comercial de los países de oriente, especialmente China. Y ante la amenaza de las grandes importaciones de calzado desde ese país, los zapateros vuelven a pedirle al gobierno federal que los proteja, a fin de preservar sus empleos.

 

Y aquí viene lo interesante y lo que puede significar un conocimiento nuevo para todos los que lean éste editorial. Se trata de la traducción de esta reiterada solicitud empresarial en términos comprensibles para el consumidor común y corriente, como lo somos nosotros. Pongan atención. Cuando la industria nacional solicita protección comercial para obligar a que se restrinjan importaciones de zapato; la traducción es la siguiente: autoridad, no permitas que los mexicanos puedan comprar zapato más barato, consérvenos “nuestro” mercado para poder seguirles vendiendo caro. Así de claro.

 

Reconozco el derecho que tiene cualquier empresario de defender su negocio, pero frente a ello, los consumidores, que somos usted y yo, tenemos derecho a que el gobierno nos garantice la mayor variedad posible de artículos para que compitan en  calidad y precio. La fórmula mágica es la competencia, mientras más competidores haya, mayores oportunidades habrá para que el consumidor compre bueno y barato. Ese es el funcionamiento positivo  de la economía. De otra forma se distorsiona el mercado.

 

De tal manera, que aunque a un sector muy importante de León le interese que no llegue calzado de oriente, a los consumidores mexicanos nos debe interesar que haya la mayor cantidad de opciones, para escoger la que mejor nos convenga y la que más nos guste. Por ello, resulta importante no dejarse llevar por la tradicional argumentación de protección del empleo. ¿Acaso a usted el gobierno le anda protegiendo el empleo? Si se protege a los zapateros, pues que se le proteja también a los carpinteros, a los albañiles, a los comerciantes, a los hoteleros ¡a todos! Pero en economía eso no se puede, y en política no es ético discriminar, protegiendo a unos y a otros no.

 

 

 

Un dato importante, el americano se calza más barato que el mexicano. A causa de la apertura e intenso comercio con China, los gringos tienen opción de escoger entre más variedad de zapatos y a mejores precios que nosotros. Esa es la sencilla explicación del porqué muchas señoras, cuando viajan a Estados Unidos, compran allá sus zapatos, son buenas consumidoras.

 

Por lo pronto los zapateros han decidido iniciar una nueva solicitud ante la autoridad federal para que se le impongan nuevas cuotas compensatorias al zapato chino, para frenar su acceso al mercado mexicano. Están en su derecho. No obstante, antes deberán presentar a la autoridad  la información  completa de su industria.  No será fácil, ya han fracasado  anteriormente.

 

Finalmente, una pregunta discreta, al oído y sin malicia, ingenua pues. ¿Creen que aquellas empresas que no pagan debidamente sus impuestos tenga derecho a ser protegidas por el gobierno, en perjuicio de nosotros, los consumidores mexicanos?

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