EL PEOR ESCENARIO

Carlos Arce Macías

Si anda deprimido, le aconsejo cortar esta lectura y buscar noticias de deportes o refugiarse en alguna serie de su interés en Netflix o Prime. Absténgase de leernos, no le conviene.

Ya en confianza con aquellos que, incitados por el morbo, han decidido mantener sus ojos sobre estas líneas, comencemos a desgranar la serie de sucesos que constituyen una de las correlaciones más nefastas que pudiéramos haber pensado en combinar.

Todo comenzó con el triunfo electoral en 2012, de un proyecto urdido entre el PRI y una televisora para hacer presidente de la República a un personaje inmoral y corrupto, dispuesto a pagar con contratos y privilegios, los apoyos, entre otros la asignación de una esposa popular y famosa, que se le fueron otorgando para su campaña. Rodeado de un grupo de atlacomulcas, una tribu agresivamente depredadora de las arcas del Estado de México, elevaron al gobierno nacionalel saqueo rutinario de los presupuestos públicos. Sus acciones, convenidas con los principales partidos de oposición, los cuales fueron comprados a través de canonjías presupuestarias para sus diputados (moches) mediante el ramo 23, acabaron con el sistema de partidos, en donde la oposición desempeñaba un relevante papel, desmantelando así nuestra democracia. La liquidaron. Si hoy nos preguntamos por qué no hay una oposición militante, organizada y crítica, la respuesta se encuentra en la conformación de una partidocracia bandolera y pilla.

¿Cuánto quieren?

Producto del hartazgo, en 2018 accedió a la titularidad del ejecutivo federal un personaje singular. Un político resentido, muy violento y vengativo, carente de talentos para desempeñar ese cargo. Siendo un opositor tesonudo, su radicalización, frustrado por haber perdido las elecciones presidenciales de 2006, lo convirtió en un resentido enfermizo, digno de ser tratado por algún especialista. Así, desde el inicio de su gestión, decidió descabezar a todos los funcionarios de los primeros niveles del gobierno federal, limitando inexplicablemente la capacidad de planeación y ejecución de su gobierno. Hoy en la Federación no atinan como hacer las cosas, ni como cumplir sus funciones.

El problema no quedó ahí. Bajo el presagio de que el sexenio arrancaba mal, la demolición sistemática sobre el aparato administrativo se extendió a áreas muy delicadas de la operación gubernamental. Destaco el ataque constante y artero a todas las instituciones ligadas a la ciencia, a la tecnología y la innovación, así como a la educación superior financiada desde el Estado. Pero llamo la atención, especialmente, en el debilitamiento de los servicios de salud, recortando de manera irresponsable personal y equipamiento de hospitales, así como suministro de medicamentos. Pronto los niños con cáncer se quedaron sin recibir quimioterapias, ante la atónita mirada de los médicos tratantes, mientras el presidente acusaba a las farmacéuticas de corrupción; como si no se pudiese resolver el problema con una investigación, seria y profunda, sin necesidad de poner la vida de los infantes en peligro. Frente a desatinos de esa magnitud, cualquier gobierno hubiera sido derrocado de manera fulminante, en un país avanzado.

No hay…

Y en esas estábamos, asediados también por la delincuencia, que cuenta los muertos por miles, y sin verle fin a ese problema, cuando empiezan a presentarse señales de emergencia mundial por la epidemia que se estaba originando en China. La primer reacción oficial fue demeritar la situación, frenando la implantación temprana de medidas preventivas, para evitar entrar a un estado de crisis. La insensatez del propio presidente, se evidenció: continuó viajando y congregando muchedumbres imprudentemente, alegando que todos podíamos abrazarnos y besarnos sin mayor problema.

De pronto, comenzaron a aparecer imágenes terribles en la televisión de Italia y España, en donde la pandemia se salió de control. Poco a poco, quedaba claro que llegaríamos a la situación de tener que parar actividades laborales y empresariales, luego de un pésimo desempeño económico, provocado por las malas decisiones de López Obrador. La situación empezó a agravarse.

Muerte en Venecia

Y henos aquí, ensimismados en nuestros pensamientos, inmersos en nuestro aislamiento y alarmados por los problemas de salud, y con una perspectiva negativa de recuperación económica, cuando… aparece de forma repentina en nuestro reborujado horizonte, el sunami petrolero.

Convencidos de que la vida moderna se resuelve en rededor de un barril de petróleo o de galones de gasolina, el presidente y su secretaria de Energía, apostaron en un juego que desconocen y salieron trasquilados. Con su pésima decisión de bloquear un acuerdo estratégico de la OPEP, se exhibieron como auténticos chiflados, desconocedores del mundo del petróleo y los energéticos.

Ahora, las dramáticas condiciones impuestas por los saudíes, poseedores del crudo más barato, de los centros estratégicos de distribución (Libia) y de la mayor capacidad de transporte marítimo (rentaron hace tiempo casi todos los buques tanque disponibles), aniquilaron en una noche nuestras exportaciones, mientras PEMEX (la empresa petrolera más endeudada del mundo), pierde en cada barril que produce, porque el precio no alcanza a cubrir los costos de extracción. No obstante lo anterior Andrés Manuel insiste: la nueva refinería de Dos Bocas, va.

Llenos de petróleo

Y entre tanto, las empresas familiares, pequeñas y medianas empiezan a cerrar, perdiendo empleos por miles, en la fase 3 de la pandemia, justo durante el peor momento, cuando el proceso de infestación está a la alza. Sin embargo, López Obrador exultante desde su conferencia mañanera, se niega a presentar programas de apoyo a los empresarios, mientras afirma que nuestro país está preparado para enfrentar la emergencia sanitaria. Ahora viene lo peor.

El presidente de México parece no entender mucho de números y estadísticas. Su subsecretario de Salud le ha ayudado a maquillar y subestimar las cifras de contagio, para hacer parecer que todo está bajo control. Pero existe un hecho indubitable, la muerte. Llevar bien esa contabilidad aclara la mortandad de la peste que sufrimos. Ayer ya eran más de 1000 muertos y los hospitales de la Ciudad de México empezaron a saturarse rápidamente. ¿Ya echaron cuentas sobre el desarrollo del índice de mortalidad?

No salen las cuenta

Deseando que esta pesadilla no se haga realidad, los especialistas nos han indicado que una vez desatada la epidemia, los casos se multiplican exponencialmente. Bajo este criterio, predicen los estadísticos, tomando como base los datos oficiales de muertos, que en 27 días llegaremos a 63,000 decesos, pero en solo diez jornadas más acumularemos 250,000, para completar dentro de mes y medio ¡un millón de muertos! ¿Entenderá el significado de estas proyecciones el presidente? Nuestro mandatario no domina las cifras, se confunde y enreda constantemente, quizás no le dé el cacumen para dimensionar el peligro que nos acosa. Nuestro peor escenario está por realizarse. Hasta ahora todo va mal, el presidente empuja al país al voladero.

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¿APUESTA POR LA CIENCIA?

Carlos Arce Macías

Corría el año 541, cuando en el Imperio Bizantino se expandía la plaga de Justiniano que mataría en Europa entre veinticinco y cincuenta millones de personas, en tanto los creyentes lanzaban alabanzas al Cristo Pantocrátor, con súplicas para ser salvados de la enfermedad.

Cristo Pantocrátor

Durante 1346, la peste negra, acarreada por los barcos mercantes genoveses, se extendía por el mundo occidental, eliminando durante siete años, a más de cincuenta millones de seres humanos, piadosos casi todos, que se adentraban en las grandes catedrales góticas elevando salmos al Señor, requiriendo de su omnipotencia, para ser amparados contra el mal bubónico que infestaba todo el viejo continente.

En 1545, ya asolados por la viruela, los pueblos primigenios de Mesoamérica eran devastados por el Cocoliztli, la salmonela, que acabó con más de la mitad de la población indígena del nuevo mundo, y no obstante las plegarias de los frailes que convertían a los aborígenes a la fe de Cristo, la epidemia devastó a la Nueva España. Las plegarias fueron desoídas.

Epidemia de Cocoliztli

A finales de la Primera Guerra Mundial, en 1918, se expandió rápidamente la Gripe Española, cuyo origen realmente se dio en Estados Unidos. El contagio finiquitó la vida de cerca de cincuenta millones de gente, en ambos lados del océano Atlántico. Las comunidades católicas y cristianas, continuaron sus alabanzas religiosas procurando la intervención divina para paliar la brutal calamidad, que durante dos años sembró la muerte por doquier. Dios no funcionó, permaneció impasible en su reino celestial.

Luego de una larga colección de enfermedades como el cólera, la gripe rusa, el sida y la influenza, desembocamos en 2020 en el ya famoso coronavirus. La gran pandemia surgida en la ciudad de Wuhan en China, se ha dispersado por el mundo. Las conexiones internacionales, especialmente las aéreas, hicieron que el virus migrara rápidamente a otros países. La información y el internet, mantienen a todo mundo a la expectativa, conociendo su manifestación en los países más remotos. Es algo único de nuestra época.

Pero encontramos diferencias con las legendarias pestes que arrasaron el mundo en otro tiempo, más allá de las inútiles invocaciones a diversas divinidades, implorando su intercesión para poner fin a la acelerada desolación, provocada por las enfermedades. La civilización ha transitado durante el siglos XVII y XVIII, por cambios substanciales para entender el mundo y nuestra realidad. En 1620 Francis Bacon dentro de su obra “Novum Organum”, estableció las reglas del método científico consistente en la observación, medición, experimentación e hipótesis. Luego vinieron Baruch Spinoza, René Descartes y Blas Pascal. La ciencia tomó de la mano al mundo y empezó una nueva época de la civilización que produjo el llamado Siglo de las Luces, descollando entre otros Voltaire, Rosseau, Hume, Smith, Beccaria y Jovellanos. El pensamiento sobrenatural fue frenado por la razón y el método científico comenzó a imponerse lentamente entre las élites de los países más avanzados.

Francis Bacon, Novum Organum

Al día de hoy, la ciencia impone condiciones. Poco a poco, en todos los campos, especialmente por medio del pensamiento de Isaac Newton y Charles Darwin, hemos podido entender a cabalidad nuestra realidad desde explicaciones racionales. Así la medicina transitó del vitalismo producido por “el alma” (Sthal) al mecanisismo (Hoffman), la fisiología (Haller), la anatomía (Morgagni) y la cirugía (Hunter), para devenir en la adopción de políticas públicas de salud, higiene y policía sanitaria (Frank).

Hoy la gran pandemia se encuentra con una ciencia médica avanzada, que en poco tiempo resolverá el reto que se presenta en estos momentos. Grupos científicos de vanguardia en todo el mundo, interconectados en densas redes especializadas, colaboran para compartir información experimental. La empresa privada, animada por las ganancias que se atisban, redobla esfuerzos para obtener vacunas y moléculas antivirales que desactiven el coronavirus. Los laboratorios son de fábula, los presupuestos multimillonarios, de corporaciones, centros de investigación nacionales y universidades, no tienen parangón histórico.

Sin embargo, llama la atención que en ciertos países, se continúe manipulando a la población, proponiendo la oración como medio de protección sanitaria. Peor aún, convoca a risa y pasmo, que nuestro presidente sugiera el uso de escapularios y estampitas para prevenir el contagio. Signo de ignorancia y estupidez supina, o bien de una malévola táctica de manipulación social.

Escapulario

En 1903, una expedición inglesa invadió el Tíbet. El decimotercer Lama, Agvan Dorjiyev ordenó a un improvisado ejército enfrentar a los batallones ingleses bien pertrechados y equipados con armamento moderno. Mientras, los soldados tibetanos fueron proveídos con amuletos de sus lamas, que prometían que su portación les brindaría protección mágica contra las balas. Más de 700 aguerridos tibetanos fueron masacrados por las ametralladoras inglesas, que dejaron de disparar aturdidos y desconcertados por la temeridad de los creyentes budistas que morían como moscas. Los “detentes” resultaron ineficaces frente a la velocidad de las balas.

Ineficacia de amuletos mágicos

Los escapularios y rezos no detendrán el coronavirus. Resulta mejor y más efectivo apostar por la ciencia y la técnica. Desgraciadamente en el caso mexicano, el nuevo gobernante, desarticuló el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), poniéndolo en manos de una ideologizada científica que apuesta por la ciencia ancestral y nacionalista. Los Institutos Nacionales de Salud, encargados de la investigación científica en materia de medicina, han sido irresponsablemente debilitados. La industria farmacéutica nacional y extrajera, mantiene una tensa relación con el Ejecutivo, siendo atacadas continuamente por el presidente. Es decepcionante que uno de los países más prometedores para lograr su desarrollo pleno, apueste por el fanatismo y la superchería.

Mientras otros países cuentan con medios de defensa frente al coronavirus, México se encuentra en el peor de los escenarios. Conducido por un audaz y mezquino demagogo, que desprecia a técnicos y científicos; su desapego por la ciencia y tecnología, nos desbarrancará en el precipicio. Su ignorancia y terquedad costará la vida a muchos mexicanos. Ha desplegado una conducta canalla.

GUANAJUATO ¿CONTRASTE O ESPEJO?

Carlos Arce Macías

 

¿Cuál es el contraste o la similitud que existe entre los gobiernos de Diego Sinhué Rodríguez Vallejo del estado de Guanajuato y el federal de Andrés Manuel López Obrador?

 

El pasado miércoles tuve la oportunidad de exponer, ante un nutrido grupo de personas que acudieron al periódico AM, las condiciones en que se encuentra nuestro gobierno en relación al federal. A más de uno, sorprendió los puntos expuestos. Aprovechamos esta oportunidad para compartir esa presentación con nuestros lectores dominicales. Comencemos primero por algunas diferencias que identificamos, entre el estado y la federación.

 

Una de las más significativas consiste en la apertura hacia la globalidad y las  relaciones internacionales. Para Guanajuato son estratégicas, especialmente con países como Japón, Corea, Alemania y sobre todo Estados Unidos; en tanto la gestión de AMLO, es prácticamente pueblerina en este ámbito. Inseguro, el presidente le tiene pavor a codearse con otros mandatarios. Esta situación tiene sumido a México en un absurdo aislacionismo que frena la globalización regional.

 

Guanajuato, desde hace años ha mantenido una larga tradición en planeación gubernamental. Desde el IPLANEG, su instituto de planeación estatal, ha consolidado proyectos precisos que marcan pautas a seguir, junto con sus indicadores por cumplir. El último capitulo consistió en un trabajo conjunto con la Agencia de Cooperación de Singapur. En contraste, López Obrador, decidió tomar la pluma, y sin conocimiento alguno, desde su supina ignorancia, escribió lo que él cree que es un Plan Nacional de Desarrollo”, imponiendo a su gobierno un rosario de acciones incongruentes y postulados generales, sin referentes de medición.

 

Nuestro estado ha trabajado con denuedo en el ámbito de los servicios de salud. Los hospitales públicos guanajuatenses funcionan bien y los pacientes se encuentran satisfechos con su desempeño. Mientras, el desastre esta evidenciado en la administración federal. El presidente, enceguecido por el uso del poder, no tiene la más leve idea de la compleja operación de un sistema de salud. Por lo pronto, frente al reto de una pandemia mundial, ha dejado a los hospitales sin medicinas e instrumentos de trabajo. Los niños con cáncer están sufriendo las peores consecuencias. Una auténtica canallada.

 

En cuestión de punibilidad en relación con actos criminales, la reacción del joven gobernador ante unos disturbios generados en el municipio de Cuerámaro, fue la de procesar a los detenidos como terroristas, mostrando una faceta fascista inimaginable hasta ahora. En cambio López Obrador, ha manifestado una empatía sublime con los grupos del crimen organizado, prometiéndoles “abrazos y no balazos”, mientras liberó a un cabecilla del narcotráfico recién capturado. Vergonzoso.

 

Estos son los ejemplos de algunas diferencias, ahora pasemos a plantear las circunstancias que descubren las semejanzas, cuando los gobiernos se transforman en espejo uno del otro.

 

Tanto Rodríguez Vallejo como López Obrador concentran muchísimo poder. Leyes y reglamentos los dotan de una enorme cantidad de atribuciones que se resuelven desde su discrecionalidad y arbitrio. Si hoy México es el país de un solo hombre, Guanajuato también es el estado de un solo individuo: el gobernador.

 

AMLO es amo y señor del Poder Legislativo y sumamente influyente en el Judicial. Muy criticados han sido los nombramientos de ministros a modo, pero Guanajuato no es diferente. Diego es el pastor indiscutible de la mayoría parlamentaria en el Congreso del Estado. Es tan severo el yugo, que ha conducido al grupo panista al suicidio político, sosteniendo en el puesto a un fiscal impresentable. Sus nombramientos en el Poder Judicial, garantizan el pleno dominio de los intereses del ejecutivo estatal en la judicatura. Así, López y Rodríguez son almas gemelas, carentes de contrapesos institucionales, propensos a la arbitrariedad, y por ello, causas eficientes de que vivamos en una simulación republicana; en que la verdad desnuda, es que reina un autoritarismo rampante. Ninguno tiene frenos ni contenciones institucionales.

 

Los dos gobernantes, el federal y el estatal, tienen control sobre “su” partido y deciden candidaturas. Con esto se elimina la simiente democrática del sistema político. Como cabezas de la partidocracia dominante, bajo los auspicios del dedo elector, no existe posibilidad alguna de que alguien externo a su redil, pueda alcanzar un puesto de elección. A partir de ahí, los dos, Andrés Manuel y Diego Sinhué, eliminan el funcionamiento democrático del Estado.

 

La transparencia y la rendición de cuentas no es afán de estos mandatarios. El IACIP y el INAI, sendos institutos de transparencia, viven sus peores años. Con presupuestos raquíticos poco pueden hacer para introducir la transparencia como  un instrumento del control democrático del gobierno.

 

En cuestión de combate a la corrupción, no hay avances. Los sistemas tanto estatal como federal, son muy débiles, cuentan con recursos exclusivamente para su sobrevivencia. La eliminación de la corrupción por decreto, parece ser el camino de nuestro estado y del actual gobierno federal. Pregunta: ¿cuántos corruptos son perseguidos o duermen en la prisión en Guanajuato? Silencio.

 

La sociedad civil organizada era promovida y fomentada por los gobiernos guanajuatenses. Pero al igual que en el ámbito federal, en donde el presidente López ha festinado su desprecio por los grupos civiles, la costumbre individualista del ejercicio del poder, parece haber permeado en el gobernador Sinhué. Arrebatado, colmó de epítetos y descalificaciones al Observatorio Ciudadano de León, ante la temeraria propuesta de pedirle informes semanales sobre la situación de seguridad pública y violencia en ese municipio. La participación ciudadana y la gobernanza retroceden.

 

En cuanto a su relación con empresarios y magnates, ambos jefes mantienen sometidas a casi todas las organizaciones de emprendedores (COPARMEX y el CCE-León son la excepción). A López Obrador le alaban sus torpezas y a Diego no le dirigen reclamo alguno por su pobre desempeño. Comoditos todos.

 

Las burocracias con que operan tanto la federación como el estado, han sido convertidas en puestos provisionales para operadores electorales, y no posiciones reservadas para una casta profesional de funcionarios comprometidos con la eficiencia y eficacia de las administraciones. Esto explica, en parte, el mal  ejercicio del gobierno. No existe un servicio civil de carrera.

 

La tecnología y la innovación no son el desvelo de estos gobernantes. Los procesos de depuración de la regulación y digitalización de los procesos que tanto contribuyen a contener la corrupción, les son ajenos. En cuestión de ciberseguridad, PEMEX  y Secretaría de Economía ya fueron hackeados, mientras Guanajuato no posee ni siquiera una firma electrónica segura. En el hoyo.

 

Hay muchos más parecidos que diferencias entre los dos gobiernos, pero cerremos con la analogía más dramática: la seguridad pública. México se encuentra en medio de la peor crisis de seguridad, que nos lleva a números de homicidios dolosos exacerbados. Dentro de ese pandemónium, Guanajuato destaca, y por mucho, en el baño de sangre. Mientras nuestros diputados estales deciden no exigir cuentas a los encargados de la seguridad y contención del crimen, mejor les proponen un servil “acompañamiento”, no se vayan a sentir. Fin.

TRANSPORTE PRESIDENCIAL

Carlos Arce Macías

 El actual presidente de la República, privilegia el mensaje político sobre cualquier cuestión institucional. Lo importante para él es crear una narrativa que responda a sus intereses. Una de ellas es convencer a la mayor cantidad de mexicanos, que el traslado del primer mandatario del gobierno federal mexicano se hacía bajo premisas de lujo y ostentosidad groseros, frente a un pueblo miserable y en hambruna. Ese discurso,  absolutamente electorero, cala hondo en una masa de mexicanos formados en el modelo asistencialista, utilizado para condicionar votos. Así de sencillo.

 

El poder de ese mensaje, consolidado por la conducta frívola del anterior presidente, ha producido una neblina intelectual, que imposibilita la lectura correcta de las políticas de transporte del principal dirigente de la nación. Consideramos importante, despejar la bruma, e intentar un análisis pausado y reflexivo de una cuestión significativa en el discurso madrugador de nuestro ejecutivo.

 

Lo primero que debemos enfocar es que en sentido amplio, se trata de transportar al personaje sobre el cual recaen las atribuciones de la Presidencia de la República. Estas son las veinte encuadradas en el articulo 89 de nuestra Constitución, más todas las que le son otorgadas por las demás leyes. Las atribuciones de un presidente son vastísimas, incluso inhumanas, como para considerar que físicamente pueda soportar el agobio de tal exceso de facultades. Siempre le faltará tiempo, por lo cual hay que utilizarlo eficientemente.

 

Entendiendo esto, podemos derivar dos consideraciones importantes: como se trata del ejercicio de poderes unipersonales, vitales para la gestión gubernamental, se requiere proteger de manera especial a la persona que ocupa ese cargo, sobre todo por el daño que se le pudiese causar al Estado en el caso de que algún accidente o atentado le ocurriese; por otra parte, el mecanismo presidencial consiste en la optimización de tiempos para que el ejecutivo tome las mejores decisiones (rodeado de secretarios, asesores y consejeros, si es preciso) sobre cuestiones que implican profundos y graves impactos en la sociedad en su conjunto. Esto es lo que se debe salvaguardar al llevar de un punto a otro al primer mandatario de la nación. 

 

Una vez comprendido lo anterior, puede entenderse a cabalidad la función de seguridad y funcionalidad de la institución presidencial. Quien ostente el cargo, debe de encontrarse en las mejores circunstancias para tomar decisiones correctas, sin correr riesgos innecesarios. Cualquier gasto en relación a preservar este contexto, resulta barato para cualquier país. No hay reclamo a ello, salvo gritos estridentes de opositores furibundos, que deseen la eliminación de un rival político.

 

Llevar de un lugar a otro al funcionario más importante del país, resulta una operación muy compleja. Entendemos que el pueblo llano se sienta complacido de tener un gobernante “igual a ellos, cercano”. Sin embargo esta aspiración no es real, y si lo fuera, sería temeraria. Para empezar, quien accede a esta responsabilidad no es igual a cualquier otro ciudadano, es especial, nos guste o no, nos caiga bien o mal. 

 

Cuando un presidente viaja por tierra de un punto a otro en la Ciudad de México o en el país, la ruta ya ha sido cubierta y revisada en múltiples ocasiones por el cuerpo militar encargado de la custodia del mandatario. El despliegue de elementos es enorme, con la finalidad de evitar cualquier accidente o atentado (sí, atentado). ¿Por qué se viaja en un convoy de más de una veintena de vehículos, precedido de motociclistas y seguidos por ambulancias en prevención de cualquier emergencia? Si la perspectiva fuera la simbiosis con el pueblo, el uso de cualquier automóvil sedan, seguido de un auto con guardaespaldas, hubiera sido la solución, sin operativos para cerrar calles y garantizar que no haya obstáculo alguno para que la caravana avance a alta velocidad (pararse en un semáforo o ir a paso lento es riesgosísimo).

 

En los traslados por aire, los gobernantes de los países importantes lo hacen en helicópteros o aviones asignados para ello. El uso de estos medios es común y no discutible para las sociedades de cualquier país desarrollado. Se trata de utilizar criterios de seguridad y eficiencia. En el transporte aéreo, no puede haber fallas, porque el riesgo resulta mortal. Por eso los gobiernos garantizan la seguridad aérea de sus mandatarios, utilizando las naves más adecuadas y confiables. En ello, nuestro país ya ha fallado, tenemos ejemplos.

 

México aportó al mundo al presidente que voló por primera vez en aeroplano,  Francisco Madero el 11 de noviembre de 1911. El primer avión presidencial fue un Douglas C-47 Skytrain durante la presidencia de Miguel Alemán, y de allí consecutivamente, todos los mandatarios, tuvieron diversos aparatos a su disposición: Douglas 54, Fairchaild 27, DC-6, BAC 111, hasta el Boeing 726 ocupado durante la gestión del presidente López Portillo.  Cuando accedió a la magistratura federal Miguel de la Madrid, se compró un modernísimo Boeing 757. La compra-venta de la aeronave motivó una gran protesta por su costo, por lo que el avión fue vendido, sin ni siquiera ser estrenado. Nada nuevo bajo el sol. Veamos el desenlace del numerito: por las condiciones de seguridad tan riesgosas, el gobierno tuvo que adquirir hacia finales de la gestión de De la Madrid un nuevo B-757 totalmente acondicionado para el funcionamiento como nave ejecutiva. Este aparato dio servicio a las gestiones de Salinas de Gortari, Zedillo, Fox y Calderón. Más de 25 años de vuelos ejecutados bajo criterios estrictísimos de seguridad. Fue una buena decisión de compra.

 

La adquisición del nuevo avión presidencial, no esta programada para un solo sexenio, sino para su utilización durante una veintena de años de vuelos en condiciones de comodidad y funcionalidad, equiparables a viajes en clase ejecutiva, como los que realizan muchos directores de empresas en aerolíneas comerciales. No hay lujos exorbitantes como los de algún jeque árabe. Su salón principal es usualmente sala de juntas con miembros del gabinete y de acuerdos con diversos funcionarios *. Si tienen estos aviones un camarote para que descanse el presidente, es porque muchas veces realiza vuelos de larga distancia, para acudir a reuniones y compromisos internacionales.

 

A ver. Si el actual presidente repudia viajar en un aeroplano de altas características de funcionalidad y seguridad, y expone a otros pasajeros al riesgo de viajar con él, ¿por qué no continúa trasladándose en un Tsuru con su chofer, sin medida alguna de seguridad? ¿Por qué no ha ido a la Central Camionera a tomar el autobús que lo conduzca a algún destino intermedio? Eso equivaldría a darle congruencia a los mismos criterios que utiliza para viajar por aire.

 

La lógica diagnostica la desproporción en que cae nuestro gobernante al arriesgarse él y arriesgar a pasajeros aéreos comunes y corrientes a trasladarse juntos. Es una imprudencia a la cual no debe de someternos un ejecutivo, medianamente interesado en el bienestar del país. Que use los medios necesarios para gobernar bien. Que no desperdicie su tiempo y el de los demás. Que se cuide él y nos cuide a todos. Un aparato moderno, de última generación, como el Boeing 787 no es de su propiedad, es una nave al servicio de una institución: la Presidencia de la República, que deberá operar durante dos décadas por la menos. Su compra fue debidamente planeada y justificada, deberían exhibir esos documentos, para así normar la ardiente discusión, que desde la estridencia y la demagogia, ha provocado el presidente para desorientar más a su fanaticada. El país tiene retos más importantes para perder el tiempo en tonterías sí, en tonterías que no se discuten en países con gobiernos serios y acotados por contrapesos. 

 (*) En otros tiempos, el presidente en turno utilizaba el tiempo de traslado  para trabajar con secretarios y subsecretarios, reuniones por alguna emergencia (huracán o terremoto) o acuerdos con algún gobernador agobiado o tomando llamadas urgentes por la red presidencial. No descansaba, siempre fue un espacio de labor constante e intensa.

 

CIENCIA

Carlos Arce Macías

 

El fin de la ciencia no es abrir la puerta al saber eterno, sino poner límite al error eterno”.

Galileo Galilei

 

El término “Ciencia, proviene de la etimología latina scientia que significa conocimiento. Pero no es cualquier conocimiento, sino se trata de aquel con ciertas cualidades: sistemáticamente estructurado, obtenido mediante la observación de patrones regulares, de razonamientos y de la experimentación. A partir de estas condiciones se construyen hipótesis, se deducen principios y se elaboran leyes generales y esquemas metódicamente organizados. Se trata de la operación del cerebro humano en su mejor nivel de funcionamiento. Es una tarea diferenciadora de la especie humana. Es el pensamiento sublimado.

 

Sin embargo hacer ciencia no ha sido fácil. Más allá de los referentes históricos de Babilonia, China y Egipto, los griegos desarrollaron como ninguna otra civilización el pensamiento científico. Solo el hachazo del cristianismo segó los avances logrados en la era clásica y postró a la civilización occidental en el obscurantismo. Hacer ciencia se convirtió en una peligrosísima actividad que podía terminar en la hoguera o por lo menos en alguna mazmorra o celda conventual. La utilización del método más sincronizado con el cerebro humano, desnudaba con singular crudeza muchos de los absurdos dogmas religiosos. De allí que la ciencia siempre termina contrapuesta a la creencia. La creencia busca la fe, la ciencia la evidencia y la razón.

 

La historia testimonia a un buen número de famosos perseguidos por sus observaciones, experimentos y teorías, como la célebre científica Hipatía de Alejandría, pero también Roger Bacon, Miguel Servet, Giordano Bruno, Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y René Descartes. El fanatismo y la fe, no se llevan bien con la ciencia que exige como presupuesto la libertad de dudar de todo. La hoguera siempre había estado presente , hasta la consolidación de la revolución científica ya en los finales del siglo XVII mediante la creación en Inglaterra de la Royal Society, la asociación científica más antigua del mundo, con Isaac Newton a la cabeza, y su famoso lema: “Nullius in verba” (En palabras de nadie), que establece el desacato al  “principio de autoridad de los escolásticos”, como reto para comenzar a dudar de todo y pensar todo.

 

A partir de ese momento, las principales potencias mundiales fomentaron las ciencias, y con ello, el desarrollo acelerado de la civilización. Los países saben de la importancia de consolidar una masa crítica que entienda y practique la ciencia, conectando con otras zonas y regiones para compulsar observaciones e hipótesis, así como para compartir experimentos. La bonanza de los países depende de ello.

 

Hacer ciencia se convirtió, con el tiempo en política de Estado. Las conflagraciones bélicas de dos devastadoras guerras mundiales, y especialmente la guerra fría y los avances en el uso de la energía nuclear, accionaron grandes inversiones para formar científicos, construir laboratorios y apoyar proyectos en la industria y en las grandes universidades. 

 

Hoy el país que carece de capacidades científicas y tecnológicas está destinado a la medianía… si bien le va. Es por eso que sorprende la mezquindad e inquina con la que el gobierno de López Obrador ha actuado en contra de la comunidad científica, agrediéndola y acusándola de ser corrupta. Hay un tufo en el modito como el presidente se refiere a los científicos y goza los disparates de su nueva directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), que agravia y hiere.

 

Nuestro nuevo presidente no es un hombre tocado por la luz de la ciencia, sino por el contrario, sujeto al pensamiento basado en creencias. Se advierte esto a todas horas en sus mensajes y en la forma como toma sus decisiones. Convertir en púlpito la tribuna presidencial, descubre su convicción en que la revelación, es la base de su acción. El antídoto, por desgracia para él, es la ciencia. De allí que desmembrar el aparato científico y tecnológico del país se convierte en una prioridad gubernamental, ya que desde esa posición se pueden controvertir “sus datos”.

 

Y es que en el encuentro con el pensamiento científico es desde donde se puede desmoronar su gustada frase:  “yo tengo otros datos”, que no podría sostenerse frente a académicos connotados que recomendarían: “pues revíselos porque están mal”; o bien ante la festiva afirmación de: “vamos requetebién”, porque se impondría la pesada ancla de la realidad, constatada científicamente y que le señalaría al Ejecutivo tajantemente: “se equivoca, vamos mal. Rectifique”. 

 

Ese es el drama de la ciencia frente al poder sin contrapesos, y el momento en que las hogueras se encienden en busca de nuevos condenados para tranquilizar a sus fanáticos. No por nada, el renacimiento democrático se dio luego de producirse la revolución científica. Desde allí se entendió la necesidad de acotar a los monarcas y dictadores. 

 

Pero si no es desde el ámbito científico, dónde se combata la sinrazón que comienza a campear en México, no será en ninguna otra parte, donde se luche frontalmente contra el fanatismo y las creencias absurdas, que subyace en el populismo mas ramplón. Salvaguardar la búsqueda de la verdad en un entorno de libertad, y hacerle frente al dogma, desde cualquier parte donde se quiera imponer, es deber académico irrenunciable. Con valentía, los científicos mexicanos deben de dar esta batalla. Nullius in verba.

 

 

 

 

 

CONSERVADORES

Carlos Arce Macías

Después de su fusilamiento, el cadáver del general Miguel Miramón fue trasladado a la Ciudad de México. Sufragados los gastos por su hermano, Bernardo, y sin la presencia de ningún miembro del clero, por cuyos privilegios tanto guerreó, fue sepultado en el panteón de San Fernando. El general Santiago Blanco, se acercó a la viuda, Doña Concha Lombardo, para decirle:

 La muerte del general ha sido una gran pérdida para el Partido Conservador.

Con enojo y firmeza la viuda le respondió:

-Todos ustedes están enterrados en esta tumba.

(La Derrota de Dios, José Luis Trueba Lara pag.32 Ed. Suma de Letras)

 

El tema de los conservadores viene a cuento, porque el presidente de México, transformado en historiador matutino, insiste en construir molinos de viento para combatir contra ellos. En varias ocasiones sus aspas lo han atrapado y vapuleado. Cree saber de historia, cuando solo conoce y le interesan relatos ideologizados. 

 

Inmerso en su mundillo provinciano, no cuenta con elementos de historia universal, que le aporten una perspectiva más amplia que el simplismo de relatos comunes. Esto lo lleva a equivocarse constantemente. Es como querer explicar las matemáticas, conociendo solo la resta.

 

El conservadurismo se perfila como una respuesta a la derrota de Napoleón durante el periodo denominado de la Restauración, en el que Rusia, Austria y Prusia procuran el rescate y conservación del viejo orden, basado en gobiernos de corte monárquico. Los intentos de preservación de las monarquías, cundieron por muchas regiones. Pero el frágil equilibrio europeo duró muy poco, pronto renacieron las revoluciones y movimientos políticos.

 

Nueva España no fue la excepción. Primero se evitó la independencia promovida por el propio virrey José de Iturrigaray, luego se liquidó la revuelta de Hidalgo y Morelos. Para 1820, cuando ya todo estaba bajo control, surge la amenaza de que la Constitución de Cádiz de 1812, entrara de nuevo en vigor, ante el triunfo de los liberales españoles encabezados por Rafael del Riego. Los grupos novohispanos dominantes, al mando de Agustín de Iturbide reaccionaron velozmente decretando la independencia, garantizando así sus intereses. Nace  entonces, el  primer Imperio Mexicano.

 

Los conservadores, luchaban por el mantenimiento del orden tradicional, basado en el predominio de los intereses de los peninsulares y criollos, del ejército, pero sobre todo, de la Iglesia Católica Novohispana. Su divisa: Religión y Fueros. Siempre encontraron durante esta época apoyos europeos, derivados de las monarquías más potentes. En toda ocasión su sostén fue Europa.

 

 Mientras tanto, los liberales, organizados a través de las logias masónicas (yorkinas y del rito nacional mexicano), promovieron cambios estructurales basados en la desamortización de los bienes del clero y el reconocimiento pleno de la garantía de libertad religiosa, que conlleva la construcción de un Estado laico. Siempre fueron inspirados y respaldados por la nueva potencia hemisférica: Estados Unidos. 

 

De esa manera el juego geopolítico se planteó entre los intereses europeos y norteamericanos, México siempre fue víctima de esta condición, ya que el triunfo de conservadores o liberales, significaba a su vez la victoria de europeos o estadunidenses, y por consecuencia,  la consolidación de un poder hegemónico sobre el continente americano. Juárez por ejemplo, pudo sostener su lucha contra el Imperio de Maximiliano gracias a los apoyos de nuestros vecinos del norte, mientras los conservadores combatían apoyados por las bayonetas francesas.

 

No es recomendable recrear sangrientas guerras civiles, y tampoco asumirse como parte de un bando decimonónico, ya que, fuera de contexto histórico, se genera una cadena de incongruencias mayúsculas, que restan confianza y certidumbre al discurso presidencial. La congruencia es el punto neurálgico, ya que el ejecutivo federal se asume liberal, pero en muchas ocasiones acaba coincidiendo con posiciones conservadoras. Veamos.

 

El conservadurismo tuvo como línea de acción primigenia la reivindicación del cristianismo y pez Obrador profesa en una de sus sectas. Por otra parte, los conservadores mexicanos, apostaron todo en defensa de otra rama del cristianismo: la Iglesia Católica. Ambos coinciden en la defensa de la religión, mientras para los liberales lo religioso queda en el ámbito interno de cada persona.  Confundir pues, la tribuna presidencial con púlpito, resulta profundamente conservador.

 

Los conservadores siempre fueron seducidos por la monarquía, en tanto los liberales se decantaron por la república. Mientras el monarca concentra el poder, el liberal intenta su dispersión. A los primeros, el voluntarismo monárquico y el autoritarismo, no les incomodaba, así como nuestro tabasqueño presidente, no parece sentirse angustiado concentrando el poder. Alejarse del ánimo republicano, intentando imperar sobre el legislativo y judicial, no lo perturba; acomodándose a una práctica típicamente conservadora.

 

El fuero militar ha sido otro de los pilares del conservadurismo. Mientras que el control del uso de la fuerza, supeditándolo a la autoridad civil, fue la bandera de grandes liberales como Ignacio Vallarta; el camino recorrido hasta hoy por el nuevo presidente, es el de la entrega y empoderamiento ilimitado de las fuerzas armadas, como desde hace mucho no lo habíamos visto. Otra política totalmente conservadora.

 

 El movimiento que encabeza Andrés Manuel, contiene grandes inconsistencias. Por un flanco sostiene líneas de compromiso con la libertad individual, materializadas, hoy en día, en el apoyo al matrimonio igualitario y el aborto, mientras pacta alianza con el Partido Encuentro Social, cuya ideología conservadora, que se origina en las creencias de agrupaciones cristianas, en torno a La Biblia. Su actitud resulta muy poco liberal.

 

Pero también se estrella en sus conferencias mañaneras, al atacar al Porfirismo, que es otra de sus fobias. Apunto: Porfirio Díaz, junto con Mariano Escobedo, fueron los sables liberales que derrotaron al Imperio de Maximiliano. Mientras Escobedo rendía Querétaro, Díaz conquistaba Puebla y recibía la rendición incondicional de la Ciudad de México. ¿Conservador Don Porfirio? Al fin de la guerra de intervención, fue el general liberal más famosos, aparte de pertenecer a una logia masónica del rito nacional, en grado 33 (Porfirio Díaz. Su vida y su tiempo I. Pag.151. Carlos Tello Díaz).

 

Para rematar, tranquilicemos el estridente ambiente en que vivimos ahora. El partido conservador fue sepultado con Miramón. Su viuda, Concepción Lombardo, dejó unas extraordinarias “Memorias”, en las que plasmó estas frases: “El Partido Conservador naturalmente inepto y desalentado, después del drama de Querétaro, fue acabando poco a poco, hasta que desapareció por completo” (Una mirada femenina: Porfirio Díaz visto por Concha Miramón. Patricia Montoya Rivero. UAM pag. 70). 

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Por medio del discurso mañanero, López Obrador intenta resucitar a un muerto, para construir un mito,  y sobre este, fincar una épica que termina en caricatura. Así, cada madrugada, continuará girando enganchado en las aspas de sus molinos de viento. Preciado tiempo presidencial, irresponsablemente desperdiciado.

 

 

PERDÓN, ME EQUIVOQUÉ

Carlos Arce Macías

El problema que alguien enfrenta por andar exigiendo disculpas, es que si se equivoca, es él el que deberá pedir perdón por el temerario reclamo. Es lo que pasará, a la larga, con nuestro presidente-historiador. Mal informado, ajeno a los avances de la investigación científica, y sin conocimiento de cómo afecta el acopio monumental del conocimiento del siglo XXI, en la reflexión sobre hechos del pasado; el maestro mañanero se lanzó, de torpe manera, a exigirle al monarca Borbón, que España pida perdón por los agravios causados durante la Conquista, allá en el lejano siglo XVI.

 

Y es que el tutor matutino estudió en libros de texto gratuito, bajo la influencia de un perverso maniqueísmo nacionalista, en el que se entiende la Conquista de “México” (este país no existía), como una agresión a un bucólico reino, en el que los nativos vivían una vida paradisiaca, interrumpida por el acero hispano, que liquidó su caritativa religión basada en los sacrificios humanos, e impuso el castellano como lengua obligatoria. A partir de allí todo se desgrana entre buenos y malos. Una historia muy parecida a una telenovela, lejana a las narrativas de los grandes historiadores mexicanos, ingleses y españoles que han estudiado con minuciosidad el complejo encuentro de civilizaciones que se dio hace ya cinco siglos.

 

Ahora, hay otra forma de entender la Historia. La da a conocer el gran escritor israelita Yuval Noah Harari ( Sapiens, de Animales a Dioses, Debate 2013). Entender el proceso de desarrollo de la humanidad, como la evolución de una especie, entre muchas, dotada de aptitudes especiales, denominada Sapiens. Desde esa óptica el proceso de la evolución, aparece en un contorno diferente a las lecturas tradicionales; por ejemplo, en la reflexión sobre los imperios, como el español del siglo XVII, del que el revolucionario académico enuncia: “Hay escuelas de pensamientos y movimientos políticos que buscan purgar la cultura humana del imperialismo, dejando atrás lo que afirman que es una civilización pura y auténtica, no mancillada por el pecado. Tales ideologías son, en el mejor de los casos, ingenuas; y en el peor, sirven de solapado escaparate del nacionalismo y la intolerancia”. Y en eso estamos hoy en día en nuestra patria, amachados en retornar a viejas rencillas, ya superadas, para intentar, en aras de un nacionalismo trasnochado, fracturar a la sociedad, que en lugar de otear el futuro, es obligada a encadenarse al pasado.

 

Pero de pronto, irrumpe la ciencia en este teatro chocarrero, armado por nuestro presidente hace algunas alboradas. Los paleo demógrafos, han ubicado a los habitantes de lo que hoy sería el territorio de México en 22 millones de personas en 1520. Para 1575 la población indígena se había reducido a menos de 2 millones de habitantes. ¿Qué sucedió? 

 

 La respuesta la han ido construyendo los paleo patólogos. Primero se identificaron varias pandemias, propiciadas por el encuentro con los europeos. La primera fue la influenza, que enfermó al almirante Colon en su segundo viaje, terminando con gran parte de los pobladores del Caribe. Continuó con una terrible epidemia de viruela, que transportó uno de los miembros de la expedición de Pánfilo de Narváez, y que anidó en Tenochtitlán, mató a Cuitlahuac, y de plano borró de la faz de la tierra a los aztecas. Murieron en una década 8 millones de indígenas. Por más que los extremeños y andaluces hicieran milagros para exterminar cuanto indígena encontraran en su camino, era imposible de cumplir esa cifra, más cuando los conquistadores deseaban mano de obra y nuevos fieles para cumplir con su “encomienda”. Así ha quedado bien documentada la terrible mortandad que se provocó por ese vector infeccioso, al que luego siguieron el sarampión, la fiebre amarilla  y el tifus. 

 

Sin embargo, en 1545 se dio una nueva enfermedad no identificada. Los indígenas que habitaban el Valle de México, la denominaron cocoliztli. A partir de esa fecha, la reducción de habitantes indígenas en Mesoamérica fue dramática. En solo cinco años, mató aproximadamente a 13 millones de gente, casi todos nativos. Para mala fortuna de las tribus originarias, en 1576 se volvió a reactivar la epidemia de cocoliztli, llevándose a la tumba a 2 millones más de infectados. Esta peste se perdió en el tiempo. No fue identificada en su momento, al contrario de las demás plagas que fueron prontamente clasificadas. Se comenta por los especialistas que fue algo parecido al ébola africano.

 

Desde hace un par de años, en la mixteca alta de Oaxaca, bajo la plaza central del complejo arqueológico de Yacundaa-Teposcolula, se encontraron los restos de cientos de personas, cuyo deceso se dio a mediados del siglo XVI. La alemana Ashlid Vagene, especialista en aqueogenética del Instituto Max Planck de Ciencias de la Historia Humana, conduce los estudios de ADN, de algunos de los más de 800 cuerpos enterrados en ese lugar. Ahora hay conclusiones. El misterioso cocoliztli coincide con una cepa de la Salmonella Entérica Paratyphi C. La investigación fue publicada en la prestigiosa revista científica Nature Ecology & Evolution.

 

La información científica, generada apenas en 2018, transforma nuestro conocimiento sobre la Conquista del Imperio Azteca. No fue una guerra genocida, encabezada por los castellanos y andaluces (España aún no nacía) la que extinguió a los habitantes del Valle de México, sino una serie de devastadoras epidemias de las que el cocoliztli fue la más mortífera. Esta nueva información, deshabilita el argumento que esgrime el presidente, para exigir desagravio y perdón de los españoles, acusados de acciones dolosas de exterminio. AMLO, mal asesorado, se equivocó y debería disculparse.

 

 Ante la evidencia y los estudios que seguirán apareciendo sobre el tema, la ciencia nunca para, aunque no sea ciencia nacionalista; los hechos descubiertos transforman la idílica y colorida Tenochtitlán, dibujada y pintada por Diego Rivera, en la cual Andrés Manuel sueña y cree; en una trampa epidemiológica mortal, que diezmó a la población original, liquidando a 20 millones de personas. 

 

Por eso es importante la ciencia: ilumina la obscuridady rebela la mentira. No en balde, Steven Pinker, el famoso psicólogo experimental y científico cognitivo de la Universidad de Harvard, ha escrito un vibrante libro:En Defensa de la Ilustración. Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso” (Ed. Paidós 2018), como una respuesta y ataque directo al populismo que se ha esparcido en Estados Unidos, y que hoy padecemos también en México. 

 

El culmen de la razón es la ciencia. A ella debemos acudir para desactivar las mentiras en que se trata de sustentar el discurso retrógrado, lineal, predictivo y simplista, con que se pretende engañar a los ciudadanos menos educados. No por nada, el primer intento de desarticulación de instituciones, planeado por López Obrador y sus cómplices, se dirigió precisamente en contra del CONACYT. La ciencia, la tecnología y la innovación, son parte del antídoto contra el populismo ramplón que se trata de imponer en nuestro país. Resistir su embate, es vital para sobrevivir a este nuevo cocoliztli político. La razón será la mejor arma.

@carce55

 

 

 

UN BARRIO DE CHIHUAHUA

Carlos Arce Macías

 

Durante el evento para dar a conocer los resultados de su Segundo Informe de Gobierno, Javier Corral lanza una de sus primeras frases: Para nosotros las personas son sujetos de derechos y no simples beneficiarios pasivos que reciben dadivas. El enunciado transforma completamente el enfoque que impera desde el gobierno federal y postula la idea fundamental de la Iluminación (Siglo XVIII), de entronizar la dignidad humana por sobre todo lo demás. Es el avance civilizatorio que hoy se intenta detener por medio de la limosna gubernamental. La imagen que esa política nos genera es ridícula: el rey lanzando monedas a los siervos. En el caso del actual gobierno, tarjetas de monedero electrónico cobrables en Banco Azteca. ¿Se dará cuenta el presidente que acabará, al final, atrapado por la mezquindad de una estrategia social tan denigrante? Recordemos, la nobleza acabó perdiendo la cabeza, en su momento.

 

El gobernador de Chihuahua sabe, que para contrabalancear al gobierno de Obrador, se deben evidenciar los contrastes. No se puede enfrentar una idea desde la similitud, como lo han venido intentando muchos de los gobernadores de bando diferente a Morena. O son muy torpes, o se encuentran atrapados por sus rémoras y negocios. Insisto: no tienen alas para volar.

 

Asumiendo ese contraste Corral señala: “Sin simulaciones ni engaños, nuestro gobierno ha promovido y respetado la división de poderes. Hoy vuelve a ser una realidad en Chihuahua, la autonomía de cada poder”. Entiende el gobernante fronterizo que la dinámica republicana, se convierte en el contrapeso más emblemático, frente al populismo ramplón. Mediante la inteligencia, facultad de los humanos, se ha superado históricamente esa etapa. Volver a ella es dar cientos de pasos en reversa, significa ubicarnos a la cola de la evolución. México no lo merece.

 

Y apunta con vigor el gobernante: “Tenemos un nuevo Auditor Superior del Estado y una nueva Fiscal Anticorrupción, auténticamente independientes que llegaron a estos puestos por méritos propios”. Asume así el gobierno de Chihuahua, que el sistema anticorrupción no será eficaz sin una fiscalía y una auditoría que, gracias a su independencia, investiguen, persigan y atrapen a los corruptos; desde ex gobernadores deshonestos, funcionarios y munícipes desleales, empresarios voraces y prestanombres embozados. Hay que liquidar la impunidad de manera seria, eficaz e inteligente. Todo ello frente a la promesa fácil del milagro absurdo sobre la eliminación de la corrupción por simple cambio en la titularidad del ejecutivo. Se debe de trabajar en ello bajo un esfuerzo constante hasta limitarla a su mínima expresión.

 

“Hemos reconstruido la relación del gobierno con la sociedad civil. Hemos hecho de nuestra alianza con la sociedad civil uno de nuestros mayores logros y es una de nuestras fortalezas(…) Ahora trabajamos de la mano de muchas organizaciones de la sociedad civil que eran ninguneadas, estigmatizadas, descalificadas o incluso perseguidas. La participación ciudadana en el gobierno, es una de nuestras reconstrucciones más importantes”. Corral entiende a cabalidad, que ante la asonada federal en contra de toda organización civil, de las que pregonan los alcances de la dignidad humana a todas las áreas de nuestra vida; el contrapunto de un gobierno diferente, consiste en potenciar el tejido social, la organización de asociaciones, no dependientes y manipuladas desde los gobiernos, sino que surjan espontáneamente para accionar sobre la realidad de su comunidad y entorno.

 

Javier Corral va pasos adelante en su lectura de la política mexicana, porque comprende que es la democracia y la vida republicana, ayudada por la ciudadanía activa y consciente, la única fórmula que será capaz de frenar los intentos de masificación y clientelismo servil, que se pretenden imponer. Los caminos son diferentes, siglos de historia, así lo demuestran. La ecuación es nítida: República-Anticorrupción-Participación.

 

Al día siguiente del informe de gobierno, Andrés Manuel arribó a Chihuahua. En el evento en donde promovía las Tandas para el Bienestar, reconoció el temple del gobernante norteño, franco y directo. Así lo dijo el presidente: “Saben qué, podemos tener diferencias, porque eso es la democracia, es pluralidad y no pensamiento único. Si Javier Corral hace un cuestionamiento al presidente o al gobierno federal, está en su derecho a disentir, y se le va a respetar siempre. Es más, merecen más respeto los opositores, que los abyectos”. Ya sabrán otros gobernadores donde ubicarse, y la imagen que de ellos, y de sus gobiernos, tendrá López Obrador.

 

Al finalizar el Segundo Informe de Corral, tuvimos el gusto de encontrarnos, en un fuerte abrazo con Francisco Barrio Terrazas, funcionario de larga trayectoria. Alcalde de Ciudad Juárez en 1983, gobernador de ese estado en 1992, secretario de la Contraloría en 2000, diputado federal hasta 2003 y embajador en Canadá entre 2009 y 2012. Luce en espléndida forma. Lo vimos por el largo pasillo del Centro de Convenciones caminando al lado de Corral mientras palmeaba su espalda en señal de aprobacióndel mensaje que acaba de pronunciar. Sentir el beneplácito de su tutor político, dejaba satisfecho al gobernante. Destaco la usanza norteña, siempre se hablan de usted, como buenos «bárbaros del norte».

 

En la frugal reunión, posterior al evento multitudinario, ambos chihuahuenses platican e intercambian opiniones. Llama la atención la serenidad de Barrio Terrazas. Sus palabras y frases caen como gruesas gotas de agua sobre el árido suelo del norte. Esta en su mejor momento. Prudente, apacible, sin presiones, con una madurez política que solo se alcanza desde la lejanía de los asuntos coyunturales, para evaluar con precisión las cuestiones torales que enfrentan Chihuahua y México.

 

Escuchándolo y atestiguando su interlocución, se nos agolpan las reminiscencias y surgen las preguntas en nuestra mente: ¿dónde quedó el partido que produjo un político de tan buenas hechuras como Barrio? ¿Qué hizo  tan mal el PAN para cambiar la manufactura de buenos, honestos y prudentes gobernantes, por una conjunción de funcionarios abyectos y cobardes? En esta nueva era, por lo menos queda un puñado, destacando entre ellos Javier Corral. Muchos esperamos que mantenga el paso.

LA PEÑA EN EL ZAPATO

Carlos Arce Macías

 Al inicio de la transición democrática era utilizada una explicación sobre la segmentación ciudadana. La población se dividía entre unos pertenecientes al círculo rojo y otros al círculo verde. En el círculo rojo se incluían a los más activos, a participantes dentro de las organizaciones civiles, los influyentes empresarios, los políticos y líderes ciudadanos, dueños de un pensamiento crítico, que expresan, sin temores, sus puntos de vista. Nada los detiene para criticar a las autoridades, ni al mismo presidente. Por otra parte están los pertenecientes al círculo verde. Se trata de la población en general, cuyos afanes son el trabajo y la sobrevivencia en una sociedad que muestra enormes desigualdades. Ensimismados en su problemática, los quehaceres de la política les son generalmente ajenos y distantes. Solo las decisiones gubernamentales que les afectan de manera directa, les hacen reaccionar.

 

Durante los albores de este nuevo gobierno, el círculo rojo, que puede representar hasta al 20% de la sociedad, se encuentra enojado, agraviado, sulfurado por la cauda de decisiones y acciones destructivas que ha decidido  llevar al cabo el presidente López Obrador. Especialmente en redes sociales se puede seguir el debate diario entre chairos (con un alto número de bots oficialistas) y fifís. El agravio y la división están a flor de piel, acicateados por los descalificativos y acusaciones soeces que se lanzan desde los ejércitos electrónicos gobiernistas. Se va perfilando en esta violenta dicotomía, un país profundamente dividido y enconado, que se expresa especialmente en el twitter.

 

La rabia generada por la suspensión del nuevo aeropuerto y el irresponsable tiradero de dinero ordenado por el Ejecutivo Federal, fue solo el inicio. La escasez de gasolina, provocada por la ineptitud de los nuevos funcionarios de PEMEX alteró muchos ánimos, especialmente en la zona centro-occidente del país. A ello han seguido la suspensión del programa de estancias infantiles, de mujeres victimas de violencia, el desabasto de medicamentos en los hospitales, la suspensión del Seguro Popular… en fin. Un importante segmento de ese circulo rojo, abomina al presidente, mientras este se burla y se regocija endilgando adjetivos a sus críticos todas las mañanas, atizando, cada vez más, el hiviente caldero. Malo para México, el círculo rojo es un sector muy activo, dentro del cual se mueve una gran parte de la economía del país y la pertenencia de México, a un sofisticado y dinámico mundo globalizado.

 

Y en ese ambiente de confrontación, menosprecio e insulto, la memoria se pierde y los acuerdos inconfesables encuentran buen refugio. El ex presidente Enrique Peña Nieto y su pandilla duermen tranquilos luego de haber devastado al país. Seguro hasta tiempo tendrán para tomarse una buena siesta.

 

Peña Nieto, ha sido el presidente más corrupto de México. No todos sus colaboradores, pero sí su círculo más cercano de funcionarios selectos, se dedicaron al saqueo y la pillería con un descaro inusitado. El grupo de Atlacomulco, cuya labor ha sido el asalto a los presupuesto gubernamentales, regresó al poder, en 2012, con una consigna: reponerse de 12 años de abstinencia. La rapacería, adjetivo favorito de AMLO, fue su insignia y no dejaron títere con cabeza.

 

Por donde se revise, se encontrará el desvalijamiento al que fue sujeta la hacienda estatal. Y en eso, la supuesta oposición, fue su cómplice y seguramente, una parte de ella, partícipe en la expoliación. Los gobernadores, convertidos en modernos sátrapas, tomaron dineros del crimen organizado, lo ayudaron a lavar su dinero, asignaron obras sin licitación, contratos fantasmas, compras multimillonarias a consorcios farmacéuticos a precios estratosféricos. Entre la clase política, imperó el pacto de impunidad. Bajo el lema de “todos lo hacen”, imperó el dinero sucio en las elecciones, y con ello, la sustracción, a nivel industrial, de los dineros públicos. Muchos legisladores se batieron en la zahúrda del moche, eufóricos por “bajar recursos” para sus distritos, mientras el voto se compraba descaradamente a billetazos entre los sufragantes. ¡Un fiestón de corruptelas!

 

Y mientras eso sucedía frente a nuestras narices, desde los mecanismos del Estado para contener el pillaje, no solamente nada sucedía, sino que la inacción y modorra se esparcía a las auditorías y procuradurías estatales. Silencio y ceguera criminal. 

 

La corrupción ha desgastado a tal grado a la democracia mexicana, que la ha puesto en condición de anoréxica. El descontrol en el funcionamiento republicano ha sido inconmensurable, liderado por el PRI y Peña Nieto. Para enfrentar las elecciones presidenciales de 2018, seguramente la bolsa mal habida de recursos estaba atiborrada de efectivo. Al percatarse de la nula posibilidad de triunfo, decidieron abandonar a su candidato y repartirse los dineros entre la gavilla de incondicionales, en tanto se pactaba con el posible ganador.

 

El círculo rojo ha olvidado a Enrique Peña Nieto, en una especie de perdón anticipado. Obrador esta frenando al país con decisiones necias, pero el peñismo, fue la causa eficiente de la consolidación de López en la presidencia. El hartazgo ciudadano es la reacción al saqueo impune que realizó el ex presidente bajo la consigna de que la corrupción era natura mexicana. Ese hartazgo produjo la victoria morenista, porque todos los demás participantes estaban enfangados por la ladronería peñista.

 

Tristemente López Obrador asumió a plenitud las condiciones que le estableció Peña, pactando su exoneración a priori, a través de su canciller Videgaray. Así se entregó México, a cambio de impunidad para el presidente saliente y sus corifeos. El pacto de impunidad se revitalizó.

 

Con el fin de encubrir al ex presidente, se ha elaborado una narrativa tramposa, en la que la corrupción de otras gestiones presidenciales  se equipara al desbordamiento generalizado del último sexenio. Todo para encubrir las tropelías de Peña y su banda. A estos no se les molesta ni agrede cada mañana, solo comentarios marginales se les dedican. Es el nuevo pacto de impunidad.

 

Ahora la Secretaría de la Función Pública y la Unidad de Investigación Financiera (UIF), con furia inusitada,  investigan al titular de la CRE, motivada por una opinión que enojó al presidente. La furia se desato contra el funcionario. Mientras Peña Nieto, viaja, estrena novia y juega golf. Él feliz.

 

MARXISMO TROPICAL

Carlos Arce Macías

 

¿No encuentra la clave de cómo funciona el cerebro del nuevo presidente de los mexicanos? Hay que buscar, siguiendo a Ortega y Gasset, en su circunstancia, en sus vivencias. Consideramos, que como lo ha explicado Jorge Castañeda en su más reciente editorial, la formación marxista que se enseñó en la Universidad Autónoma de México en los años setentas del siglo pasado, fue determinante para la construcción de los patrones imaginarios, con que López Obrador intenta interpretar la realidad. Se trata de una combinación de priísmo setentero, con el marxismo que se enseñaba en las universidades en aquellas épocas. De ahí abrevó nuestro maestro mañanero.

 

Él es un líder social. Ha desarrollado talentos comunicacionales con las masas, con el pueblo, al cual alude, siempre que requiere apoyo. Conoce bien la ecuación del populismo: carisma, promesas fáciles de entender y la generación de apoyos incondicionales. Nada nuevo bajo el sol.

 

Como buen marxista, uno de sus métodos es la división fundamentada en la lucha de clases y la Teoría de la Explotación. Por eso todas las mañanas nos despertamos con una nueva malquerencia; se trata de dividir y separar a la sociedad entre buenos y malos. No hay medias tintas. Lacerar e insertar epítetos a sus antagonistas se ha convertido en el deporte favorito del presidente.

 

Sus convicciones respecto a PEMEX y la CFE, como empresas paraestatales (ya no lo son jurídicamente), solo encuentran acomodo en la tesis de los seguidores del prócer del comunismo. Se trata del principio de Apropiación de los Medios de Producción. La necesidad de controlar, por lo pronto, las mayores empresas de México, a fin de obtener el manejo de áreas substanciales de la economía del país.

 

Su pugna por manipular salarios con base en la llamada Teoría de Salarios, responde a un postulado ideológico fundamental, planteado por Marx. Se trata de la explicación sobre la explotación del proletariado y su de pauperización , por parte de la burguesía abominable (neo profiristas, neoliberales, mafia del poder y conservadores). Los grupos empresariales apoyaron la proposición inicial. Ahora están cercados por demandas laborales, especialmente en la frontera norte, y los sindicatos filo-morenistas están al acecho. Les abrieron la puerta.

 

Como bien lo comprobaron Lenin y Stalin, Andrés Manuel conoce la Ley de Hierro de la Oligarquía. Sabe que si su plan fructifica, acabará conformándose una clase burocrática privilegiada, conformada por funcionarios y comisarios incondicionales, que resistirán, por todos los medios, cualquier posibilidad de cambio de rumbo del gobierno. Si es necesario, a fin de hacer prevalecer las ideas que lo llevaron al poder, se combatirá al propio pueblo, si es necesario. La revolución exige sacrificios y purgas. Ahora lo vemos en Venezuela.

También habrá que tolerar a los ingenuos que se adhieren al Movimiento. Los partidos políticos son resabios burgueses. Habrá que utilizar aquellos liderazgos que de buena fe se han incorporado al programa de Morena. Existe una definición para ellos, propuesta por Lenin: tontos útiles. ¿Alguién ha ubicado últimamente a Poncho Romo? ¿Qué destino le espera a Tatiana Clouthier? ¿Cuánto trajín aguantará Doña Olga Sánchez Cordero?

 

La ruta está trazada. No entienden, los que se niegan a verlo. Las piezas embonan perfectamente. Su interpretación de la realidad transita por el modelo cubano. A la manera de Fidel, el pregonero del alba, urde largas peroratas para explicarle al pueblo que será de la nación, como la conducirá, y por qué el panorama económico se complica cada día frente al estoico heroísmo revolucionario. Desde diciembre del 2018, México opera bajo una ficción decimonónica, que ha comprobado su fracaso en cuanto experimento social se haya llevado a cabo: Rusia, China, Vietnam, Camboya, Corea del Norte, Venezuela y Cuba. No han dado una.

 

En México ya ha habido pruebas para imponer experiencias similares que han acabado en desastres monumentales. Comenzó con Lázaro Cárdenas, al cual el intento le costó una sucesión derechista y el abandono total del socialismo. El tesón izquierdista de Echeverría concluyó con una brutal crisis económica, mientras afirmaba: “La economía se maneja desde Los Pinos. En tanto, el voluntarismo de López Portillo significó el hundimiento de la nave nacional. La administración de la abundancia se esfumó, solo quedaron ruinas.

 

Hoy, este nuevo populismo amenazante debe de ser combatido con la razón. El marxismo no es capaz de explicar y solucionar los problemas del siglo XXI. Sus supuestos teóricos han sido rebatidos y descalificados por datos que comprueban sus errores conceptuales.

 

El Siglo de las Luces, como lo aconseja el psicólogo experimental y científico cognitivo de Harvard, Steven Pinker , es la respuesta de la humanidad a sus problemas, es la base del florecimiento de nuestra civilización. Es la apuesta por la razón y la ciencia. Es lo que ha deshecho a la izquierda fatalista y falaz, generadora de estupideces. Bajo el reinado de la razón y la ciencia, como lo afirma Pinker: combinamos ideas, nos hacemos más solidarios, se multiplican nuestras facultades racionales, obtenemos libertad para desatar nuestra curiosidad intelectual, establecemos métodos de debate abierto,  somos capaces de actuar con escepticismo frente a la autoridad y el dogma, asumiendo la necesidad de que se pruebe fehacientemente, que las ideas sustentadas realmente coincidan con la realidad, que no sean un timo, como en el caso del marxismo.

 

Es por eso, que frente a la irracionalidad de las ocurrencias de una mente conformada por ideas caducas, el ataque directo se hace en contra de los centros neurálgicos del pensamiento crítico: centros de investigación y universidades. En Camboya, por ejemplo, los violentos marxistas ordenaron romper los lentes de los ciudadanos para que no pudiesen leer. La razón, finalmente, mata las quimeras de los profetas, al exigirles probanza. Por eso el virulento ataque que se ha montado en contra del sistema de ciencia, tecnología e innovación del país. Es esta estrategia violenta, lo que explica la expulsión del gobierno de cuanto técnico se identifique en un puesto. Odian la estadística, los datos, los planes, las pruebas y el análisis. Apuestan solo por su anacrónica ideología.

 

Se pretende imponer así, la ficción y la charlatanería. Los marxistas supersticiosos creen que las condiciones de 1848, año de publicación del famoso Manifiesto Comunista de Marx y Engels, pueden ser replicadas en el México de 2018.

 

Vienen las primeras batallas de la razón frente a las fábulas mañaneras. Pero hay que guerrear inteligentemente, porque como lo afirmaba el agudo filósofo de la Ilustración, Francois Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire: “Es peligroso tener la razón, cuando el gobierno está equivocado”.