Carlos Arce Macías
“Es más fácil engañar a la gente, que
convencerlos de que han sido engañados”
Mark Twain
Mentira, es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, se piensa o se siente. Pero también es una cosa que no es verdad, según el Diccionario de la Lengua Española. Por eso, los políticos que hablan mucho deben de ser cuidadosos y sustraerse a los engaños e imprecisiones. Sus colaboradores deben estar atentos y concentrados en no dar oportunidad a la mentira en los discursos de su jefe.
Sin embargo no es el caso del recién estrenado presidente de México, López Obrador, ya que a sabiendas de su propensión a lanzar calificativos amenazantes y argumentos hirientes todas las mañanas contra sus molinos de viento predilectos, como la mafia del poder, los neoliberales y la minoría rapaz, está siendo engañado por algunos de sus más cercanos colaboradores, colocándolo, por negligencia, en una posición de vulnerabilidad peligrosa, sin importar de que sus palabras no se correspondan con la verdad.
Así, en pocos días de gobierno, el presidente se ha visto expuesto a la mentira de forma grosera. Seguro es culpa de funcionarios irresponsables y poco éticos que lo han conducido a situaciones comprometedoras. Expongo solo el caso del desabasto de combustibles y sus fatídicas consecuencias.
Se ha dicho que en política solo existe un error, el primero, y lo demás son consecuencias. Revisemos entonces el primer error y su estela de equívocos que le han escriturado sus funcionarios al presidente. Ya sabemos que el origen del desabasto de combustibles fue la suspensión de compra de energéticos a Estados Unidos. Causado por la impericia y la ideología nacionalista de los nuevos funcionarios, se tomaron decisiones absurdas, cancelando la compra de petróleo crudo ligero, que no produce México, necesario para poder procesar los aceites pesados mexicanos. A ello hay que sumar la intentona de renegociar los precios de las gasolinas en Houston, que dejó vacíos los tanques de almacenamiento y secos los ductos, en la temporada de más alto consumo, durante el regreso de vacaciones. Pura ignorancia y torpeza.
Conjuntamente a este primer error, los nóveles funcionarios decidieron iniciar, en el momento más crítico, el mantenimiento de la refinería de Salamanca. Ordenaron el paro de una de una planta catalítica, aparte de frenar la adquisición del éter MTBE necesario para elevar el octanaje de las gasolinas. Así Salamanca acabó inactiva cuando más se requería su producción. Agudizaron, de golpe, la escasez.
Siguiente consecuencia. El grave desabasto activó la alarma en el gobierno federal, lo que motivó a los nuevos funcionarios a buscar un justificación convincente para subsanar su costoso error. Así convencieron al presidente de que la causa del problema era el huachicol, Los inconscientes burócratas, condujeron entonces al Ejecutivo, a declararle la guerra al huachicol, en festiva y decida lucha en contra de la corrupción. Curiosamente, el único paraje mexicano libre de esa intervención militar y policiaca ha sido la zona poblana, la más próspera en el robo de gasolinas en el ducto entre Minatitlán y Puebla. Los colaboradores de Andrés Manuel, insensatos, lo han mantenido en la mentira, sin mayor recato.
Luego vino otra consecuencia del error inicial, el desabasto brutal, especialmente, y para mala fortuna, en los estados contrarios a López Obrador y su partido, Jalisco, Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro. Así llevan 26 días con solo algunos litros de gasolina por vehículo. Las pérdidas para la economía regional ya son incalculables.
No contentos con involucrar a su jefe en un pretexto insuficiente para encubrir sus yerros, llega otra consecuencia. Con absoluto descaro, mal informan a López Oberador para atacar de frente y agresivamente al periódico Wall Street Journal, acusándolo de publicar “voladas”. Esto en referencia a un artículo en que consignaba, con las estadísticas comerciales americanas, la disminución de compras de combustibles del gobierno mexicano durante los últimos meses. Al final provocaron el ridículo de su jefe ante la prensa internacional. La verdad quedó al desnudo: no compraron suficiente combustible.
Pero son perseverantes y han seguido jalando la hebra de la mentira, y esta acabó tronándose en la parte más delgada y dramática. La pasada semana se produjo una enorme explosión en el estado de Hidalgo, matando a más de 100 personas e innumerables heridos y desaparecidos, que se encontraban sustrayendo alegremente gasolina robada, de un ducto. El ejército, responsable de la operación de resguardo, ahora está metido en serios problemas. Una consecuencia deplorable.
Pero la historia no para aquí, y continúan las terribles secuelas del hecho inicial. Se trata de un locuaz plan de sustitución de transporte de combustibles, que remplazará el uso de ductos por el de pipas. Ya media docena de conspicuos secretarios de estado, se trasladaron a los Estados Unidos en busca de transportes de líquidos, no obstante de que los remolques se producen en nuestro país. La adquisición se ha realizado sin licitación de por medio, en clara violación a la Constitución. Se advierten problemas legales a la vista.
Y por si todo esto fuera poco, acicateado por sus ayudantes, López Obrador decide abrir fuego en contra del ex presidente Vicente Fox, acusándolo de encubrir el hurto y trasiego de gasolinas. El huachicoleo en tiempos del ex presidente, ni siquiera correspondía a lo que hoy se califica como tal. El huachicol, originalmente, era la compra de gasolina de tráileres, para mezclarla con aceites vegetales y aceite automotriz quemado. Así el chofer desleal reponía la gasolina con un combustible de pésima calidad, ganando 500 o 600 pesos extra por viaje.
El presidente López se ha dado un tiro en el pié. Nadie le advirtió al enjundioso Ejecutivo que dos de sus más encumbrados funcionarios, estarían involucrados directamente en la acusación contra el ex presidente: la secretaria Olga Sánchez Cordero, entonces ministra de la Suprema Corte de Justicia y Alejandro Gertz Manero, actual Fiscal General, y en aquél entonces secretario de Seguridad del presidente Fox.
Las tomas clandestinas durante 2006 tan solo llegaron a 220 en todo el país, en tanto que en el sexenio del corrupto Peña Nieto, cerró su gestión con 12,589 tomas. Es el verdadero responsable del actual desastre, pero ya ha sido perdonado por López.
Durante el gobierno de Fox se implementaron varias acciones contra la sustracción ilegal de hidrocarburos: el sistema scada para medir presión de ductos, vigilancia aérea, patines de medición en línea, corrida de “diablo” para medir espesores de ductos, sistemas de monitoreo y control de terminales de almacenamiento, rastreo satelital de auto tanques, laboratorios móviles y control de dispensarios en estaciones de servicios.
Gran parte de los mecanismos con que hoy se combate el robo dentro y fuera de PEMEX, tienen su origen en la administración foxista. López Obrador, basado en falsedades, injustamente acusa a Vicente Fox. Ahora al ex presidente le tocará evidenciar la mentira descarada que ha producido consecuencias nefastas sobre muchos mexicanos. Como afirma nuestro presidente, hay que portarse bien y no mentir.