CANSADA DE SER MUSA

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Esta semana fue conmemorativa del “Día de la Mujer” y de “Un día sin nosotras”. Las redes sociales se llenaron de mensajes de dolor y reclamo, así como de propuestas para construir una realidad más justa para las mujeres. Es muy difícil expresar en unas cuántas líneas la galaxia de sentimientos que provocaron las marchas multitudinarias, lugar de encuentro, abrazos y gritos desesperados.
Por eso prefiero ceder este espacio a una selección de piezas de “slam poetry”, que es un tipo de recital de competencia, que integra a la poesía escénica, el performance y el rap.
La autora es una joven mujer mexicana: María Rodríguez Cuéllar, que puede ser seguida en Instagram bajo la cuenta mariaacuellarr.


“Porque no somos una estadística ni un hashtag en Instagram, no somos una moda ni una nueva ola
Soy la voz que me arrebataron aquella noche La amiga que desapareciste
Y la hermana que abusaste
Soy miles que desde la tumba ya no gritan Soy ella que obligaste a callar
Les prestaré mi voz a todas las que no pudieron hablar”.


“Quizá me marcaste para siempre quizá nunca saldrás de mi mente
De mi cuerpo corrompido por aquellos besos y mi alma podrida del recuerdo”.


“Quizá sea yo una víctima más Quizá seas tú un monstruo sin piedad Quizá sea yo un cuerpo
Y tú un hombre que ahora es criminal”.


“Pero recuerda que jamás me quedaré callada No soy una cifra
Soy una hija lastimada”.


“Porque no somos estadística
Ni un hashtag en Instagram
No somos una moda ni una nueva ola
No soy un movimiento
Ni soy un capricho contemporáneo
Soy la voz que me arrebataron aquella noche”.


“Soy amiga, hermana, hija
Hija con miedo de algún día no regresar De desaparecer en un mundo machista Donde qué traía puesto será importante para la ley Y mi escote dirá más que el sufrimiento de mi madre”.


“Mi estatus social será factor Y la justicia no se hará Soy mujer que carga miedo”.


“Hermana, si no regreso rompe todo En México, donde el feminicidio es noticia vieja Donde las marchas son inconvenientes
Y las denuncias son “teatritos”
¿Cómo no quieres que grite?
Que haga ruido
Que tome espacio de tu mundo ideal
Para recordarte que cada vez nos faltan más”.


“Y hoy, nuestro día del año
Para por fin tomar espacio
Para buscar justicia, nunca venganza Porque las queremos de regreso
Y les da miedo la revancha”.


“Después de un año sigo aquí Con la voz de las que nunca volvieron Pintando su nombre en las paredes Haciendo arte del dolor Porque estoy cansada de ser musa”.


“Esto es en tu nombre, en el tuyo, hermana ojalá nos veamos mañana cara a cara las dos vivas y con ganas”.

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CUATRO SILLAS

Carlos Arce Macías

 

Estamos fuertes, no tenemos miedo y no viviremos en silencio nunca más.

Estudiantes de la UG (La Colmena)

 

Apenas la semana pasada tocaba el tema de lo mal que se veía la Universidad de Guanajuato, conminando a miembros de su comunidad a no intervenir en acciones de organizaciones ciudadanas de reclamo y protesta; cuando el miércoles estalló una huelga estudiantil, a causa del asesinato de una estudiante, que inicialmente se trató de encubrir como suicidio. Desde ese día, todo cambió.

 

El movimiento universitario fue evolucionando, desde la División de Derecho, Administración Pública y Ciencias Políticas, hasta alcanzar a todos los ámbitos de la universidad y lograr el apoyo de otros centros de estudio. Fue un reguero de pólvora.

 

El pasado jueves cinco de diciembre, fueron convocadas por los huelguistas, las autoridades a las que se les reclaman responsabilidades, por sus ineficiencias y omisiones en el desempeño de sus atribuciones. Ante la ausencia de uno de los funcionarios citados, los jóvenes cancelaron el evento bajo la premisa: “sin los cuatro no hay trato”. 

 

Y allí estaban, bajo la luz cenital del Teatro Principal, con caras desencajadas, los normalmente hieráticos funcionarios emplazados, mientras los estudiantes, guardando un excelente orden, abandonaban en completo silencio el recinto. En el foro solo quedabancuatro sillas, a las cuales podríamos bautizarasignándoles un nombre:

 

LA SILLA DEL DESCUBRIDOR: se trata de la que correspondería a Diego Sinhué Rodríguez Vallejo, gobernador del estado, que estaría descubriendo, apenas, a la capital de Guanajuato y a su universidad pública. Ahora debe enfrentar la sofisticación de un movimiento estudiantil, que plantea un reto descomunal por la inteligencia con que están actuando los jóvenes indignados . Para nuestro actual ejecutivo, la capital es prescindible, la relega, incluso ha trasladado sus oficinas al Puerto Interior, para ahorrarse el viaje a Guanajuato. También es absolutamente ajeno a la UG, que solamente ha sido digna del envío de su esposa como representante, al tradicional y formal acto de inauguración de cursos, que anualmente se celebra, y al que siempre acudía el gobernador. En el caso de la defensa de La Bufa y cerros circunvecinos, no ha dudado en secundar los afanes urbanísticos del alcalde, manifestando un desconocimiento, desprecio y frivolidad lacerantes contra los capitalinos. No hay empatía alguna con ellos.

 

LA SILLA DEL SORPRENDIDO: era la destinada para el rector de la Universidad de Guanajuato, sorprendido desde la madrugada del martes, por una huelga que marca el fin del silencio y la inactividad en los campus universitarios. Acomodaticio con un gobierno en franco estado de decadencia, se ha dedicado a intentar construir una carrera política, en lugar de dedicarse a edificar una comunidad libre, abierta a las ideas y capaz de contribuir a la formación de la juventud a su encargo. Rodeado de un séquito de burócratas incondicionales, poco profesionales, que no aportan y mucho destruyen, ha pretendido erigir un claustro universitario en donde impere la dictadura de suburocracia, sobre la importancia de los alumnos, que son la esencia de cualquier universidad. Hoy retorna a una dura realidad de enojo y reclamos. Se las verá duras para salir del pantano que ha contribuido a crear.

 

LA SILLA DEL TORPE: es la que le tocaría al pésimo alcalde del municipio, que debería estar en las aulas universitarias aprendiendo algo, en lugar de desgastarse al intentar gobernar desde la ignorancia y la estulticia. Sobre él, que encabeza el actual gobierno-botín, instalado en la capital del estado, recaerían las principales acciones para imponer un ambiente seguro para el alumnado de la UG. No hay como. No existen en Guanajuato capital las condiciones mínimas para cuidar a los ciudadanos que allí radican. Carece de una policía profesional, aparte de ser insuficiente para los requerimientos que le exigen los huelguistas. Su interés, acompañado por los de algunos súbditos de su ayuntamiento, es el nodo de negocios en que han convertido el cabildo. Lo importante para ellos son los bisnes que desde allí se pueden impulsar. No cuenta el municipio, ni siquiera con una contraloría funcional, que lo llame a cuentas ante sus desatinos. Las patullas de la policía, las utiliza para que lo transporten, acompañado de sus amigos, a los partidos de futbol en la ciudad de León. Es impresentable.

 

LA SILLA DEL AUSENTE: frío, lejano, inconmovible, encontramos finalmente el asiento del  Fiscal General del Estado, nombrado a sangre y fuego, por la mayoría constituida por los diputados del PAN. Carente de méritos para ocupar esa posición, el personaje ni siquiera acudió, inicialmente, al llamado de los universitarios, plantando al gobernador y dejándolo colgado de la brocha. Seguramente creyó, que anunciando la captura del presunto homicida de la joven asesinada, ya todo se calmaría y las aguas recobrarían su cauce. Se equivocó. Si no puede con los cárteles que asesinan a diario por todos los rincones del estado, la seguridad continuará ausente en el terruño. No nos engañemos.

 

Frente a esas cuatro sillas, nos encontramos a un nutrido grupo de estudiantes, que reclaman lo más elemental de un gobierno: paz y seguridad. El reclamo contrasta con los ánimos de una administración municipal, cuyos retos son la construcción de un estacionamiento, un nuevo museo para exhibir cadáveres (momias) y un edificio, ubicado en una zona ecológica, para instalar cómodamente a su burocracia. La contratación es lo que le interesa a al alcalde, no la formación de un buen cuerpo policiaco. Los malos gobierno, no crean buenas policías, entiéndanlo.

 

Mientras, a la universidad sus alumnos le gritan y reclaman, que ponga fin al acoso de maestros y funcionarios en contra de sus estudiantes. ¿Resulta muy complicado explicar que entre quienes están en la nómina de la universidad y quienes forman parte de las listas de asistencia no puede haber ni intentarse una relación de índole personal? ¿No comprenden que la potestad del maestro sobre el alumno, al ser el calificador de las pruebas del educando, expone a peligros innecesarios cualquier intento de relación que no sea estrictamente académica? ¡Carajo! ¿No entienden? Las mujeres, especialmente, están hartasde tanta agresión machista.

 

Por lo pronto, las autoridades involucradas en este enredo, han sido sujetas a un ultimátum por los estudiantes universitarios, para que signen un convenio en que se comprometan a pedir perdón y trabajar en la seguridad de los estudiantes. Consideramos que el primer punto lo podrían cumplir, el segundo lo dudo, vean como está el estado.

UG, CASA DE LIBERTADES

Carlos Arce Macías

 

En el correr de la historia, las universidades han tenido grandes cambios. Desde la conducción religiosa basada en un eje teológico originado en el Imperio Carolingio, desarrollado con la escolástica y reafirmado durante los periodos absolutistas, hasta arribar a los movimientos independentistas y revolucionarios, para terminar en conmociones tan profundas como la de 1968, a nivel mundial, en dónde la libertad de cátedra, de investigación y de participación cívica plural, conformaron el carácter de la universidad moderna.

 

Ese claustro es un relicario de la libertad. Es un espacio libre para el pensamiento y la acción desde postulados críticos. Nunca una verdadera universidad compaginará con los gobernantes en turno, porque su misión educadora parte del análisis concienzudo de la realidad, evitando la injerencia del Estado en sus estudios y opiniones. Una universidad estará siempre abierta al mundo y las ideas que van surgiendo. Es un mecanismo de rompimiento de zonas de confort y de ambientes acomodaticios.

 

Aún recordamos los años universitarios, en que nuestra alma mater, se encontraba sitiada por el priísmo local. Hasta las mesas directivas estudiantiles, debían contar la bendición del gobierno. Así empezó por los años setenta una sorda lucha por vencer al PRI en los espacios universitarios, buscando la pluralidad y el cambio. 

 

Frente a las formaciones tricolores aparecía el oficialismo convenenciero que reinaba en aquélla época. Estudiantes hambrientos de oportunidades políticas, que sabían que sus carreras comenzaban en una posición en la mesa directiva estudiantil, para luego empezarle a cargar el portafolio a algún politiquillo local o pasar información a los jerarcas del tricolor, sobre los movimientos que pudieran darse en el seno universitario, eso era lo usual: espionaje ramplón y ocioso.

 

El modelo empezó a agonizar, cuando se dieron las primeras alianzas entre la izquierda y la derecha estudiantil, para vencer a los priístas. Las derrotas condujeron a excesos como apedrear la sede del partidazo en Guanajuato. El remate fue la aparición de un movimiento inesperado, denominado “Anarquía Feliz”, que clausuró en la Escuela de Derecho, las tradicionales mesas directivas, sustituyéndolas por un sencillo Consejo de Representantes, elegidos en cada grupo. Durante diez años, se cancelo la ridícula imitación de la realidad imperante, con un partido hegemónico que imponía sus designios en todas partes.

 

La modernización de la Universidad de Guanajuato, se produjo luego de la caída del PRI en el estado. Concretamente en 1994 con una de las reformas más profundas, para garantizar libertades y condiciones académicas de forma óptima, promoviendo del desarrollo de la dignidad humana y garantizando su autogobierno. 

 

 

A partir de ese punto, la universidad ha padecido la embestida de una sobre burocratización alarmante, en donde los empleados administrativos se han convertido en los modernos mandarines del campus universitario. Sin razón alguna, más que por ambiciones extravagantes, su comportamiento ha sido acomodaticio con el poder, escaseando la crítica y la propuesta. 

 

La universidad está dotada de una arquitectura institucional que le garantiza su autonomía. Pero ha sido incapaz de controlar internamente los abusos de su burocracia y personal académico, permitiendo atropellos que desembocan en injusticias, especialmente en cuestiones de género.

 

La UG, ha perdido brío. Ahora parece encaminarse a un espacio parecido al de los años setenta del siglo pasado, en dónde prevalecía la cercanía al poder y el juego político sincronizado con el gobierno en turno, a tal grado, que se ha conminado a algunos alumnos y empleados a no levantar olas, no ser excesivamente activos en acciones ciudadanas, a evitar participar en  protestas y reclamos y… a portarse bien. Tranquilitos para no tener problemas o ser despedidos. Se trata de una agresión a los derechos políticos de los estudiantes y trabajadores universitarios, intolerable en el ámbito de una institución como la UG.

 

¿Qué peligrosa aventura desean emprender? ¿En que rifa política quieren participar para preferir agraviar a los universitarios en lugar de garantizarles su dignidad y derechos? Que respondan rápido, antes que el asunto escale y acabe peor que los problemas de género que ahora agobian los días del rector. 

 

Del otro lado, desde el gobierno,  debemos conminar al panismo a recordar sus orígenes universitarios. Manuel Gómez Morín, fue el paladín de la lucha por la autonomía de la Universidad Nacional, en el lejano 1936. Esa confrontación descarnó la realidad de un gobierno autocrático. Solo nos falta que ahora se intente controlar políticamente la casa universitaria, imitando las más vergonzosas, torpes e ineficaces prácticas tricolores. Atemperen a sus personeros en ese ámbito. Alumnos y trabajadores poseen derechos a la participación política, que son sagrados. Las elecciones se deben ganar gobernando bien, no impidiendo el activismo ciudadano.