LA RAÍZ DEL MIEDO

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Carlos Arce Macías

Una vez más hay que reafirmarlo: los malos gobiernos no construyen buenas policías. Estamos exigiendo un imposible, que solo se sostiene en un país afecto a la milagrería. Y no debería haber sorpresas ante la incapacidad de las policías municipales para enfrentar a las gavillas que los gobiernos estatal y federal han permitido que operen impunemente.

Narco terrorismo, pánico en las calles

Seamos claros: los malos gobiernos son aquellos en los que la corrupción ha tomado carta de naturalización. Y hay que dejar bien asentado, que no se trata de las acciones individuales de malos empleados y funcionarios que se realizan a través de actos aislados para esquilmar los recursos públicos que tienen a su disposición. El tema es la conformación de redes criminales dedicadas al saqueo sistemático de los recursos públicos por dos motivos: el enriquecimiento de altos funcionarios y a la conformación de fondos para mantener el poder y la subsistencia de su red de corrupción. Todo con el objeto de financiar campañas electoreras multimillonarias, que puedan contratar “operadores” y disponer de dinero en efectivo para comprar miles de votos. Ese es el dato crítico.

Debemos tomar consciencia que cada voto comprado, cada calentador solar obsequiado, cada saco de cemento proporcionado, se convierte en freno paratener una buena policía. Porque los buenos gobiernos requieren del respaldo de una decisión genuina, basada en el voto libre, para sufragar por la mejor opción, que siempre será aquella que garantice un gobierno eficaz. Solo a partir de allí podremos empezar a mejorar nuestro entorno.

Pongo un ejemplo: los chalecos antibalas. Hemos visto, en infinidad de ocasiones, como son descubiertas asignaciones o licitaciones a modo para comprar estos chalecos a sobre precio. Las gestiones las realizan las propias áreas de seguridad pública, que intentan, mediante tranza, obtener moches para sus mandos. O bien las compras de patrullas, siempre cargadas de sobre precios, con el mismo fin: alimentar la red de corrupción institucionalizada dentro de los gobiernos. Si así actúa la policía, cuyo signo debería ser la honestidad: ¿qué podemos esperar de todo lo demás?

¿Y que sucedería si poseyéramos una buena policía? Pues que esta acabaría persiguiendo e investigando a sus propios jefes municipales y combatiendo sus prácticas corruptas. Esto resulta imposible sin antes haber construido, desde los votos, un compromiso pleno con la honestidad.

El cáncer que invade a nuestros gobiernos es la corrupción, el medio, las elecciones compradas. La podredumbre tiene acta de nacimiento desde lo electoral. Malos partidos políticos, acostumbrados a manejar carretadas de dinero, de origen inconfesable, para la operación del día de la votación, mientras los gobiernos se dedican a clientelizar a los ciudadanos, a despojarlos de la libertad de voto, de su dignidad, condicionándolos a la entrega de mercaderías y acciones asistenciales nimias.

Pongamos el ojo en la acción de los gobiernos. No están dedicados a gobernar. Se han convertido en centros logísticos de distribución de dádivas, engañando a la ciudadanía con falsos argumentos sobre la manera de erradicar la pobreza. Esta no se combate con la dádiva, se enfrenta estableciendo un clima de paz y seguridad, fabricado por un gobierno eficaz y eficiente, para que las personas desarrollen sus propias capacidades y salgan adelante por sí mismos.

La raíz del miedo está allí, en los zafios que nos engañan disfrazándose de administradores públicos, dedicados al peculado y la extracción de rentas para ganar elecciones y llenarse los bolsillos. Entendamos: en tanto no paremos el saqueo institucionalizado, no accederemos a la construcción de gobiernos íntegros y profesionales, y con ello a construir cuerpos de seguridad que garanticen una sociedad en paz. Solo eso sería el comienzo de algo mejor.

Dádivas, no gobierno

 

 

 

 

 

 

 

 

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TUS FUNCIONARIOS PANISTAS

Destacado

Carlos Arce Macías

Recientemente el ayuntamiento de León trató el tema de reformas a su Código de Ética de los servidores públicos del municipio, a instancias de una iniciativa para incorporar la delicada cuestión de la discriminación. Reconforta constatar que una asamblea que representa a los ciudadanos se tome el tiempo de discutir asuntos relacionados con el desempeño ético de sus funcionarios y personal, especialmente en momentos en los que, contenidos sobre moral y ética, parecen incomodar a las administraciones públicas. Bien por poner el ojo en la necesidad de perfeccionar esta reglamentación, toral para la construcción de buenos gobiernos.

Ayuntamiento de León

Ahora, recordemos que los panistas, ya están sujetos a un Código de Ética que debe de ser observado por sus funcionarios públicos. Utilizaremos este espacio para recordar algunas de las recetas que postula una organización política guiada por ideales, que nunca se ha considerado como marca comercial ni corporación dedicada a hacer negocios desde el poder, como algunos creen. Veamos.

Primeramente, el Código panista “será un instrumento de evaluación del comportamiento del funcionario en el desempeño de su cargo”. Esto quiere decir, que el PAN municipal y estatal, deben de realizar una valoración de como cumplen sus funcionarios su mandato. En su caso, “el partido coadyuvará, en lo que le corresponda, para la aplicación de las sanciones que se señalen en la normatividad respectiva”, en caso de identificar irregularidades e incumplimientos.

Es imperativo para los panistas en el gobierno ofrecer “ en la atención al ciudadano, igualdad de oportunidades, sin discriminación alguna que pudiera dar lugar a trato diferenciado o preferente”. Con ello se combate el amiguismo y el interés personal en el trato privilegiado en trámites y permisos administrativos, y sobre todo en la protección a derechos humanos fundamentales como los relacionados con la no discriminación. También se establece el compromiso de encaminar las acciones “a cumplir el programa de gobierno ofrecido a los ciudadanos”. Esto obliga a la institución a cumplir puntualmente sus promesas.

¿De verdad los quieren cumplir?

Ahora veamos algunos de los compromisos más importantes que consigna este documento:

1.- Actuar procurando el Bien Común, sin buscar intereses particulares ni beneficios personales, para familiares o amistades. Esto implica no involucrarse en situaciones o actividades que signifiquen un conflicto de intereses, personales o familiares, en su labor como servidor público.

2.- Abstenerse de utilizar información en beneficio propio, de terceros o para fines distintos a los que son inherentes a la responsabilidad pública que detentan.

3.- Conducirse en el desempeño de la responsabilidad pública con imparcialidad, respetando el derecho de todas las personas y rechazando cualquier procedimiento que privilegie ventajas personales o de grupo.

4.- Ojo: No aceptar, ofrecer ni otorgar, directa o indirectamente, dinero, dádivas, favores o ventajas a cambio de la realización u omisión de cualquier acto en el ejercicio de las funciones públicas, y no realizar labores de gestoría remuneradas, ante instancias del propio ámbito de responsabilidad o de otros niveles de gobierno.

5.- Aplicar correcta, transparente y responsablemente los recursos públicos, evitando cualquier discrecionalidad o desvío en la disposición de estos. Los recursos públicos en ningún caso se utilizarán para campañas electorales. En estos tiempos, este imperativo que se establece, es de primera magnitud, ante las criminales prácticas de desviación de recursos para cubrir costosísimos pagos electoreros.

6.- Contratar para los cargos públicos de la dependencia, sólo a quienes reúnan el perfil para desempeñarlos con ética, con la aptitud y la actitud necesarios.

7.- Asegurarse que la información que llegue a la sociedad sea veraz, oportuna, adecuada, transparente y suficiente para cumplir con la exigencia del derecho a la información.

8.-Facilitar a los medios de comunicación el cumplimiento de su misión de informar, absteniéndose de ofrecer u otorgar favores o dádivas con cualquier propósito que busque cambiar el sentido de la información.

Estos son algunos de los compromisos más importantes que deben asumir los panistas que ocupen cargos en los gobiernos. Si se identifican violaciones a su Código de Ética, estos pueden ser denunciados al Comité Directivo Estatal del PAN, para que investigue las malas conductas y sancione a los malos y deshonestos funcionarios. Se trata de una acción contundente, que rencauzaría a una administración hacia la gestión del Bien Común y libraría a la institución de políticos oportunistas. ¿Se atreverá el PAN a poner ese ejemplo?

P.D. El Código puede consultarse en la siguiente liga: https://almacenamientopan.blob.core.windows.net/pdfs/documentos/ZOVP0rUrsnq5OKok4DdfyHEiyt3ltN.pdf

¿Y la ética de los funcionarios?