PLEBISCITO, PORQUE NO SE MANDAN SOLOS

Carlos Arce Macías

Explico a los lectores de esta columna que el tema a tratar alude no solo a la figura de democracia directa denominada plebiscito, sino también a la condición política del gobierno estatal, que, alejado de la problemática municipal, salvo en el caso de León, les son ajenos al gobernador y a su secretaría de gobierno. Paso a exponer la problemática.

El municipio capital del estado, así designado por el artículo 35 de la Constitución estatal, ya ha abrevado de un proceso de democracia directa que se tuvo que substanciar en 2010, para frenar a un ayuntamiento irresponsable y de dudosa conducta, que extendió un cambio de uso de suelo a la mala, que impactaría en toda la zona sur de la ciudad de Guanajuato, abriendo la urbanización a las faldas de su icónico macizo rocoso de La Bufa y Los Picachos. Se armó luego la batahola por tan infame autorización, el ayuntamiento quedó sumido en la impotencia y la ciudadanía logró imponer su veto a la urbanización de sus preciados y abruptos cerros.

El primer plebiscito: NO a la urbanización de La Bufa

Es importante insistir que el origen de toda esta lucha cívica se debió a una abusiva decisión del Ayuntamiento. Y es que el órgano máximo del gobierno local está sujeto a la soberanía popular, que se manifiesta a través de los mecanismos de participación ciudadana constitucionales, en este caso, del plebiscito. No se mandan solos.

Pero por desgracia, el ocurrente gobierno comunal que ahora padecemos cree que le basta su mayoría panista en el Ayuntamiento, para hacer lo que le venga en gana, aún cuando se trate de resoluciones contrarias a la lógica y sentido común. Decisiones que agravian y violentan a la ciudadanía. Igualito que en el caso de La Bufa. Estamos hablando de la resolución de contratar un crédito de 70 millones de pesos para construir un edificio híbrido que combina un museo de momias con un centro comercial.

El proyecto no tiene pies ni cabeza y por lo tanto, el endeudamiento carece de solidez. Insensatos, alcalde, síndico y regidores, aprobaron unos planos y algunos papeles disfrazados de “estudios”, para de inmediato turnarlos al Congreso del Estado para que, mediante la gestión del diputado Víctor Zanella, incondicional del alcalde, les aprobara, vía fast track, el endeudamiento solicitado. Y así se hizo.

Ahora, Ayuntamiento y Congreso están metidos en un problema, pero persisten y ahondan su irresponsabilidad y negligencia: no hay permisos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, del la Secretaría de la Función Pública Federal, ni del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, para erigir un nuevo museo de momias y clausurar el actual museo de sitio. En pocas palabras, el cabildo y los diputados aprobaron indebidamente un proyecto que carecía de las autorizaciones necesarias. La intervención de todas estas áreas federales se da porque Guanajuato está sujeta a una regulación especial para su zona monumental y paisajística, y por ser “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”.

Y por si no fuese suficiente el enredo provocado por el alcalde Alejandro Navarro y sus secuaces, en reciente sesión del Ayuntamiento, ante una propuesta de la oposición para suspender el trámite de contratación del empréstito de 70 millones de pesos, EN TANTO NO SE CUENTE con los permisos obligatorios, la mayoría azul, la desechó con una votación 9-6, nomás porqué son más, y sin mediar razones ni argumentos. A lo charro pues, para que siga el tramite con el banco, aún sin los permisos.

Ante tal descaro, los guanajuatenses de la capital, una vez más, acudimos a una figura de democracia directa, para evitar el abuso de una mayoría irracional, que sostiene, contra viento y marea, un proyecto que naufraga.

Y lo más llamativo es que, para la instancia estatal, parece no haber indicios de problemas y confrontaciones en los municipios, en este caso en la propia capital del estado. En otras épocas, ante situaciones como estas, mediaba el llamado a la cordura y a la sensatez del gobernador acompañado de la operación política de la secretaría de gobierno, para evitar que un conflicto escalara. Ahora, ni se dan por enterados, por ejemplo, de esta petición de plebiscito que movilizará a la comunidad de Guanajuato Capital; como tampoco advierten la contraposición entre los afanes por prevenir adicciones en la juventud guanajuatense, en la alianza con los islandeses de “Planet Youth”, y la transformación del municipio de Guanajuato, nomás para captar más turismo, convirtiéndolo en capital del rap, del desmadre, el alcohol y la droga. Viven en la luna.

Tocada y reventón

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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