AHORA, A CHANTAJEAR EMPRESAS

Carlos Arce Macías

Tomar una posición aparentemente justiciera por parte de la autoridad municipal, con el fin de cobrarse a lo chino una supuesta deuda de impuestos (derechos por aprovechamiento de la vía pública), nos muestra una serie de eventos que vale la pena analizar.

Lo primero, es que un municipio no puede intervenir una red de telecomunicaciones, porque se trata de una concesión federal, y el gobierno local no tiene facultades para ello. Pero al alcalde capitalino no le importó, llevó a la policía y demás corifeos, y sin mortificarle mayormente las necesidades de sus gobernados, dejó sin internet a cerca de 17,000 ciudadanos de la zona sur de Guanajuato Capital. Muy orondo, se video grabó y trasmitió su chistecito por Facebook Live.

¡Córtenle!

Pero el destino es cruel. De inmediato en las redes sociales comenzaron las protestas por el corte de internet, telefonía, Netflix y TV, que proporciona la empresa Megacable. Dejó sin comunicación, entre otros, a los bomberos, al Congreso del Estado, al Hospital General y al principal Mall de la ciudad, y todo en plena pandemia. Pero sin percatarse, inmerso en su desbocada vanidad de “influencer”, que últimamente ha asumido; lo que hizo fue filmarse cometiendo un delito: ataque a las vías generales de telecomunicaciones y radiodifusión (Art. 306 de la Ley Federal de Telecomunicaciones) ¡Inaudito!

Como lo sentenció en su transmisión, convocó a la cablera a que de inmediato acudiera a pagar 35 millones de pesos, que dice que deben. La empresa se apersonó, negando el adeudo que se invocaba, y pactó litigar por vía civil el asunto. ¿Vía civil un cobro de derechos fiscales? Algo huele mal ahí.

Pero en la supuesta junta conciliatoria, se exigieron otras condiciones: dotar de internet público a plazas y jardines de la ciudad, computadoras regaladas para el centro municipal de seguridad (C-4) y cinco camionetas para la policía. Me extiendo sobre estas atrabiliarias demandas.

Cuando en el gobierno federal se diseñó el despliegue de las redes de comunicaciones que debían sustentar los nuevos servicios de internet, transmisión de datos y tevecable, se identificaron por los concesionarios los problemas que se padecerían en los municipios, especialmente frente a los alcaldes avieso que pudieran exigir pagos ilegales. Ya tenían experiencia en ello. En algunos se trataba de viles “moches” para el funcionario, pero también evolucionó a la exigencia, con tal de permitir la instalación de cableado, de patrullas, ambulancias, vehículos oficiales, computadoras, uniformes, obras públicas y un sinfín de ocurrencias de los gobernantes locales.

Esta práctica, multiplicada por un sinnúmero de localidades, volvería ruinosa la introducción de internet en todo México. De ahí que se propuso una arquitectura jurídica, que pusiera a salvo de estas prácticas a los concesionarios, convirtiendo el tema en asunto exclusivamente federal, resguardado de las intromisiones y desvaríos de alcaldes populistas, poco informados y demagogos, que pretendieran venderle al pueblo como gran idea la ejecución de acciones para cobrarles a las ricas compañías contribuciones multimillonarias, aderezadas con otros regalitos solicitados a capricho de los munícipes.

La exigencia de obsequios y dádivas, contra permisos, se transforma en una extorsión a los empresarios, que,si no se contiene a tiempo, puede cundir en muchos lugares. ¿Desea una empresa instalarse en cierto municipio? ¿Me pide un permiso de construcción? ¿Se requiere redefinir usos de suelo? ¿Hay necesidad de constancia de dotación de agua potable? No se preocupen, mediante la desinteresada donación de patrullas, computadoras, dotación de áreas públicas con internet, podrán lograr lo que deseen.

Donaciones forzosas

Se trata del rompimiento del Estado de Derecho. Estamos ante la violación del principio de legalidad que solo permite a la autoridad hacer los que la ley le manda. En ningún lado, hay artículo alguno que permita la exigencia de dádivas. Pero lo que sí existe, es el delito de extorsión.

Por último. Cualquier exigencia extralegal, no lo pagará la empresa de sus utilidades, sino los suscriptores del servicio de telecomunicaciones (internet), o sea: usted. ¿Cuánto paga? ¿Quinientos pesos al mes? Pues ahora serán ochocientos.

El que paga es el consumidor

Las políticas públicas requieren capacidades de pensamiento complejo, para procesar consecuencias que muchas veces no están a la vista. Por eso es urgente tener personas preparadas al mando de la administración. En Guanajuato Capital estamos en el hoyo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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ESPIAR A LOS CIUDADANOS

Carlos Arce Macías

“La vigilancia no tiene que ver con la seguridad, tiene que ver con el poder”

Edward Snowden

Recordemos la laureada película “La vida de los otros”, del director alemán Florián Henckel, que en 2006 ganó el Oscar. Trata sobre la vigilancia que la policía secreta de Alemania Oriental (Stasi), llevaba a cabo sobre sus ciudadanos. Para controlar la lealtad al régimen comunista, la policía contaba con 100,000 agentes y 200,000 informantes para custodiar a un poco más de 16 millones de habitantes. Todas las máquinas de escribir debían ser registradas, se contaba con pertenencias de casi todos los ciudadanos para tener registro de su olor, así como grabaciones secretas de sus conversaciones telefónicas.

Espionaje

Los gobiernos dictatoriales no reconocen fronteras en eso de andar espiando a la gente. Mientras más se concentra el poder en manos de unos cuantos, el nervio se incrementa y el temor a ser defenestrados se apodera de su mente. Los excesos pueden llevarlos a la construcción de un estado de terror apabullante y opresor. Ha sido el caso de Bielorrusia y más cercano de Cuba y Venezuela, por ejemplo.

Y hay que decirlo fuerte y claro, no hay mayor amenaza contra la democracia, que andar espiando ciudadanos. Y más, cuando estos se dedican al periodismo de investigación, como el caso de Arnoldo Cuellar, director del Laboratorio de Periodismo y Opinión Pública (PopLab). Hoy en Guanajuato, no haya un director o subdirector de medios de comunicación que no se sienta vigilado. Lo mismo pasa con los políticos en activo, cuyas conversaciones y chats son intervenidos con equipos muy sofisticadosde alta tecnología, diseñados para detectar palabras claves de pláticas y diálogos que pudieran ser de interés del vigilante, para generar reportes a las áreas de inteligencia gubernamental.

Cuellar ha apuntado hacia el personaje más obscuro de la política guanajuatense actual: el fiscal general en funciones. Y muchos otros periodistas coinciden, algunos sin expresarlo públicamente, como él. Todos son acechados o susceptibles de serlo. Mal fario para Guanajuato, sumido en una decadencia política acelerada.

El fiscal

Pero en donde la paranoia se asienta, es en la clase política. Porque en este tipo de regímenes sustentados en el control ilegal de la actividad de las personas, desde agencias policiacas y persecutorias, acaba convirtiéndose en la serpiente que muerde su propia cola. Esto, porque resultaría ingenuo pensar que quien puede fisgonear a un periodista contando con la mejor tecnología del momento, no la utilice para tener bien fiscalizados a los más altos puestos políticos de la entidad. ¿Pueden estar vigilando al gobernador y a la secretaria de gobierno? Sin duda.

Uróboro

Y es entonces cuando el rompecabezas se completa. Un Fiscal, dueño de información privilegiada sobre la clase política de todo un estado, no puede ser despedido de su puesto. Sabe demasiado. A todos mantiene acogotados, aunque algunos se piensen sus socios, amigos o cómplices.

Hace algunos años, en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) se realizó un estudio sobre la autonomía de la fiscalía general de la República. Entre sus conclusiones se señaló el peligro de que, al no depender del presidente o institucionalizar su vigilancia, esa organización podría convertirse en un incontrolable espacio institucional, cargado de un enorme poder persecutor, sin límite alguno en su funcionamiento. Eso parece estar aconteciendo en Guanajuato. La fiscalía está fuera de control. Los diputados están capturados en la misma red que otros funcionarios, y el poder se concentra en el bunker de Puentecillas.

Y lo peor, es que todos estos recursos se utilicen en contra de los ciudadanos críticos al gobierno, en tanto los cárteles se extienden y asientan en la región, sin contención alguna. Nuestro estado se ahoga en sangre.

Si no hacemos algo ya, quizás en un futuro próximo, nuestra decadente Stasi provinciana, comience a contratar delatores y a coleccionar nuestros datos biométricos y ubicación en tiempo real por medio de GPS. Así vemos alejarse cada día la añorada democracia, que es el único camino descubierto por el hombre para vivir en libertad. Todos sobreviviremos con miedo y seremos celados y fichados… como Cuellar.

El espiado

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ARQUITECTURA POLICIACA

Carlos Arce Macías

Ser policía es una profesión vital para la sociedad. La paz social, comienza por la ausencia de miedo entre los ciudadanos. Y son los policías quienes tienen a su cargo el enraizamiento de la seguridad pública. No debemos confundir la función policiaca con la militar, ese es uno de los más graves problemas que enfrentamos.

La diferencia entre ambas actividades la podemos ubicar desde la arquitectura. Los militares habitan en cuarteles, herederos de castillos y fortalezas, con almenas, altas paredes, mirillas de tiro hacia el exterior, accesos controlados, temor ante cualquier sujeto que no esté uniformado. Su distintivo son los cascos y las armas largas que portan. Son los defensores de la soberanía de la nación, frente a ataques externos e internos que intenten lesionar nuestras instituciones. Nada o muy poco se puede ver desde el exterior en relación con la vida castrense. Son un mundo aparte, entrenado para eliminar enemigos.

Cuartel militar

El funcionamiento de la policía es diferente. Son los vigilantes de que haya orden en las comunidades, regulan el riesgo que se vive en una sociedad, garantizan el buen vecinazgo entre los habitantes de una colectividad. Están encargados de la prevención de conductas incorrectas y agresivas, que lesionen nuestra convivencia comunitaria. Fungen como guardianes de los espacios públicos y del trato respetuoso a las mujeres. Luego entonces ¿desde dónde trabajan los policías? ¿Habitan en cuarteles?

El municipio de San Pedro Garza García, que forma parte del área metropolitana de Monterrey, nos ha permitido avizorar los espacios de su policía. Hace meses concluyó la construcción de su academia para formar profesionales, que decidan dedicar su vida a esa labor. Sorprenden las ideas que se adoptaron para el proyecto educativo que emprendieron, que denota la vocación en que se debe de acrisolar un elemento policiaco bien formado.

Academia de Policía

El proyecto arquitectónico, influido por la escuela danesa, presenta, en contraste con las construcciones castrenses, una perspectiva abierta e integrada a la ciudad. Es una construcción transparente, en donde todas las áreas se interconectan y se miran unas a otras. Parte de la inspiración, seguro viene del compromiso con las políticas de transparencia que siempre sustentó el actual alcalde de San Pedro, Miguel Treviño, un político sin afiliación partidaria, dueño de una libertad para actuar, poco común en México.

El concepto arquitectónico va más allá. La academia está totalmente integrada a la dinámica social. No viven en un mundo aislado, sino que se interactúa con el entorno. Van un par de ejemplos: los gimnasios en ciertos horarios, cuando no son ocupados para entrenamiento, están abiertos al público y cuentan con instructores para asesorar a los visitantes. El auditorio, un estupendo espacio multiutilitario, es compartido con los grupos organizados de la sociedad para eventos y presentaciones. Nada se considera de uso exclusivo para la academia, incluyendo el comedor.

Gimnasio

En el edificio transparente e interconectado, se capacita a los policías en aulas dotadas con la última tecnología, con escenografías de crimen para aprender a recabar pruebas sin equivocaciones y contaminación, manejo de vehículos, autos, camionetas y motocicletas en simuladores de alta tecnología. Y muy especialmente, el aprendizaje de todo el sistema de derechos humanos.

Los cadetes en preparación tienen un sueldo base, de $23,000 pesos mensuales, bonos, pago de horas extras, más prestaciones como seguros cuantiosos por muerte, incapacidad y gastos médicos. También cuentan con créditos para obtención de vivienda y préstamos de nómina. Todo esto rodeado de un equipamiento completo con buenos vehículos, uniformes profesionales, cámaras personales, armamento de última generación y chalecos con placas de protección.

Todos profesionistas titulados

Con todo esto, San Pedro cumple con la parte relativa a la operatividad de su cuerpo policiaco, la cual debe de estar complementada con los sistemas de información de última tecnología, que les permita construir un sistema de inteligencia eficiente y eficaz, que redunde en la seguridad de los habitantes de su territorio. Sirva pues el relato, para estar consciente de la carencia que padecemos en Guanajuato y sus ciudades. Seamos serios, andamos a la saga, los niveles óptimos, están lejanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LAS MOMIAS EN LEÓN

Carlos Arce Macías

 

“¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo quién está en ustedes?”

San Pablo, Corintios 6:19

El artículo 77 del Reglamento de Panteones del Municipio de Guanajuato, instruye que la utilización de restos humanos áridos (momias) solo se hará para fines culturales. También establece un extraño trámite para los deudos de ese tipo de cadáveres, los cuales se pueden inconformar para impedir que vayan a ser expuestos en algún sitio. En caso de proceder la solicitud, los descendientes están obligados a la incineración del cuerpo. Esta exótica norma, quizás única en México, provoca una reflexión profundísima: ¿por qué se obliga a incinerar el cadáver momificado? 

Entre las muchas anécdotas que se desgranan en torno a “Las Momias de Guanajuato”, hay una poco conocida. Hace años, una mujer acudió ante un síndico municipal, a fin de solicitar, que le fuera entregada la momia de su ancestro. El deudo manifestó que su domicilio se encontraba situado en el callejón del Calvario, muy utilizado por los turistas, que suben a pie al monumento al Pípila; por lo cual había pensado montar un exhibidor que pudiera mostrar el cadáver, previo cierto pago, utilizando de esa manera a su antepasado para obtener un ingreso extra. Cosas que solo pueden acontecer en un exacerbado surrealismo.

El resultado de esa gestión es la norma que ordena la cremación de la momia, ya que, de otra manera, quienes tengan parientes momificados pudieran llevárselos a casa y comercializarlos. El artículo 77 establece de forma contundente que los restos humanos áridos descubiertos en los panteones del municipio, deben utilizarse exclusivamente para acrecentar el Patrimonio Cultural del Municipio.

Ahora bien, parte de la colección de cuerpos momificados que tanto sainete le han provocado a Guanajuato, serán exhibidos en un stand de la Feria de Verano de León. Se cobrará la entrada y el tenebroso alcalde de Guanajuato anuncia que con el billete se entregaran “cuponeras” de descuento para restaurantes y bares de la capital estatal. Hace meses algunas momias fueron utilizadas como atracción en la Calle Subterránea, en la celebración de tremendo guateque antrero. También las trasladaron a Zacatecas a una reunión de alcaldes. No faltaron tampoco como mudas testigos de la salida del rally anual que se corre en las calles del pueblo. Total, que la exhibición de cadáveres, que poco tiene de “cultural” y mucho de morboso, continúa de la seca a la meca, promocionando sobre todo la imagen chacotera del alcalde capitalino.

Exhibidores de cadáveres

El uso que se les está dando a los cuerpos áridos es comercial y de promoción mercantil. No estaría nada mal, a fin de llevar al extremo el asunto, convenir con la Feria de León una exposición fija de las momias. Quizás sería una buena idea, en lugar de construir centros de inteligencia policiaca en el espacio ferial, edificar un gran museo de momias, que superaría con creces al de Guanajuato, y que podría contener una buena cantidad de zapaterías, locales de venta de productos orientales y una sección de fritanguerías. León es el primer destino turístico del estado. Sus flujos son superlativos. Los recursos que le generarían al municipio de Guanajuato serían muy importantes, pudiendo destinar alguno de ellos a un programa general de exhumación de cuerpos, que permita identificar más momias, que a la vez sean exhibidas en otras latitudes. Un museo en Dallas o Los Ángeles no estaría mal. Guanajuato cimentaría sus finanzas públicas en la exhibición de los rostros de la muerte. Pero dinero es dinero y negocios son negocios.

Sin embargo, ante este virulento y desbocado mercadeo, hay dos pequeños problemas que solucionar: la comercialización privada de momias guanajuatenses y la opinión de la Iglesia. La primera se soluciona con la derogación del articulo 77 del Reglamento de Panteones. Si el municipio se lanza a comercializar cuerpos, los descendientes de vestigios áridos tienen el mismo derecho de hacer su respectivo negocio. Con buena suerte, una familia podría conformar un buen patrimonio de dos o tres momias en exhibición. Se formaría, incluso, un mercado secundario de cadáveres exhibibles, que podrían utilizar los inversionistas para armar nuevos museos. Un panorama prometedor para generar buenos ingresos.

Meterse con la Iglesia no es cosa menor. Uno de los pilares de la religión consiste en la creencia de que habrá una resurrección de la carne que dará vida a los cuerpos mortales (Catecismo de la Iglesia Católica Segunda Sección, Capítulo Tercero, artículo 11: “Creo en la Resurrección de la Carne”). La carne, aunque árida. tiene un sentido místico para los creyentes. Por lo tanto, no resulta compatible con la comercialización soez que se pretende hacer de personas fallecidas. Admira la falta de caridad de los políticos negociantes. Habrá que ver que opina el Obispo de León al respecto. Hay que escuchar al Pastor.

Resurrección

Finalmente, consideramos que más allá de posiciones religiosas, la dignidad humana se proyecta respetando a los muertos. Siempre como referencia de nuestro lugar de origen está en aquel pedazo de tierra en donde se encuentran enterrados nuestros padres y abuelos. De ahí la necesidad de preservar y embellecer los camposantos. Es un reconocimiento al lugar en donde yacen nuestros muertos. Pero no todos piensan así, el ayuntamiento de Guanajuato no ve problema en mancillar tumbas y abrir féretros.

Mal habla de los ciudadanos de Guanajuato Capital, el convertir en deporte local la exhumación de cadáveres para exhibirlos de feria en feria. Aunque no sorprende las intenciones, siempre mercantiles, de gobernantes de baja calaña. Ahora los leoneses se unirán, alegres y festivos, al circo mortuorio que les han montado.

Atracción en la feria.