Carlos Arce Macías
Esta semana se denunció la problemática que vive la capital del estado, relativa a la grave sequía que afecta a esta zona de México. El Observatorio Ciudadano de Guanajuato, puso en contexto la dramática situación por la que pasa el municipio en que anida una ciudad patrimonio de la humanidad. Abordemos el tema.

Bajo una inusitada discreción se ha intentado acallar cualquier noticia sobre una crisis hídrica, no obstante que las tres presas que surten a la ciudad están casi secas, y el agua de los pozos, ubicados en la zona sur, presenta substancias contaminantes peligrosas.
¿Por qué no se ha avisado con tiempo a la ciudadanía para ser escrupulosamente cuidadosos con el agua? La respuesta es sencilla: siendo parte de las malas decisiones en el tema de abasto de agua, está la autoridad municipal, que ahora se encuentra en campaña para intentar ser reelecta; el municipio y el órgano operador, han tratado de mantener el tema cubierto por un silencio cómplice. No quieren que los electores empiecen a preguntarse como se llegó a esta condición, y tomen medidas electorales para evitar la reelección de Alejandro Navarro y su pandilla. Esa es la razón.
El error que origina esta tragedia deviene de la decisión de construir una nueva presa denominada ya por los guanajuatenses como de “La Intranquilidad”. Allí se han gastado gran parte de los recursos que el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Guanajuato (SIMAPAG), debería de haber usado para realizar el saneamiento de las aguas del río Guanajuato, afluente del Lerma y abastecedor de la presa de La Purísima, así como para remediar el desastre ecológico que provoca el tiradero de basura a cielo abierto del municipio, que violenta las normas ambientales respectivas, arrojando sus lixiviados, ultracontaminantes, al cauce del río.
La construcción de la nueva represa es el resultado de la ocurrencia de un viejo político narcisista, mediante un pacto político con Alejandro Navarro, para distribuirse el control de los centros de poder local: agua potable y el ayuntamiento. Los trabajos iniciales de obras de desvío del cauce fueron asignados al grupo VISE, dueño del periódico “Correo”, con lo que garantizaron la cobertura y apoyo de ese medio, que incluso formula encuestas a modo para el candidato panista.
Pero desde hace años, se advirtió que la cuenca en donde se pretende erigir el nuevo embalse capta las aguas provenientes de minas de la zona de La Luz, cargadas de metales pesados y arsénico. El mañoso político con sueños guajiros, se dedicó a amenazar a los investigadores de la Universidad de Guanajuato que descubrieron el problema de la contaminación hídrica. Todo, para evitar que continuaran los estudios, que dejarían evidenciado un proyecto ruinoso, negligente y temerario. La intención entre ambos políticos consiste en extraer rentas de los presupuestos gubernamentales. A eso se dedican.

Hoy, luego de gastar decenas de millones en una obra que no es apoyada por el gobierno federal, la población capitalina se encuentra sin la rimbombante presa y con la batería de pozos, que garantizan una mínima dotación de agua, con contaminantes de plomo, flúor y arsénico, asociados a graves enfermedades como diabetes, trombocitopenia, isquemia, hipertensión, aterosclerosis e infarto cerebral.
Una presa se ve, se presume. Redes de drenaje y plantas de tratamiento, no son algo que pueda presumir un alcalde incompetente y cerril. De esta manera se vinculan, de forma perniciosa para los guanajuatenses, la avaricia irrefrenable del alcalde con ánimos releccionistas y la disparatada vanidad y voracidad del obscuro político local, para producir una profunda crisis, que pone en peligro a todos los habitantes de la región. Por dolo, equivocaron la política pública de un servicio vital.
Los hechos corroboran la impericia de Alejandro Navarro y sus alianzas torvas. Con oportunidad se le informó al PAN de estos riesgos, pero no solo no reaccionó, sino que ratificó su apoyo al deshonesto gobernante. Votar por él para que continúe desgobernando el municipio por otros tres años, sería una decisión insensata e irreflexiva de los desesperados electores. La camarilla actual, ambicionará continuar haciendo negocios, como contratar obra pública con sobreprecio… mientras la población bebe agua contaminada.
P.D. Como remate: esta semana el candidato Navarro promete la construcción de un campo de golf en el área de protección ecológica del municipio. Seguro no sabe que hacer con tanta agua. Chiste cruel.
