CROMATOLOGÍA POLICIACA

Carlos Arce Macías

Guanajuato continúa ahogado en la violencia, en tanto el COVID hace estragos en la población. Los astros se han alineado negativamente sobre nuestras cabezas: pésimo gobierno federal, malísimo gobierno estatal y funestos gobiernos municipales en muchas localidades, destacando el de Guanajuato Capital. Se requiere una fuerte sacudida, protagonizada por la ciudadanía para comenzar a transformar el obscuro panorama político que nos rodea. Debemos dar un manotazo sobre el tablero en el que se desarrolla la partida electoral, para obligar a los contendientes a empezar de nuevo. ¡Basta ya!

Y cuando nos ponemos a pensar en esta cruel realidad que nos acosa, se nos atraviesa la nota de PopLab, en la que se consigna una épica y reciente hazaña de nuestro gobernador, el cual descubre, luego de cavilar intensamente en los problemas de la seguridad pública y los inconvenientes que a causa de la violencia criminal padecemos los guanajuatenses, que era necesaria hacer una encuesta para obtener la opinión de la ciudadanía, en relación a sus más íntimos sentimientos sobre el color de las patrullas que utilizan los distintos cuerpos de seguridad.

Chequen el color

La imaginación no le da a nuestro gobernante para entender, que las policías son parte del problema que enfrentamos, que la cuestión no es el color ni marca del vehículo, sino la actitud, semblante y trato de quienes lo conducen. Y que, aunque cambien la pintura de las patrullas, para la mayoría de los ciudadanos, estas son sinónimo de violencia y temor. Entiendan, se les teme a los criminales, pero también a las policías. Y no es para menos, se sabe que en muchos casos,se encuentran infiltradas por crimen, y si no, carecen de  capacitación, formación profesional y no respetan los derechos de los ciudadanos.

Ahora sorpréndase, resulta que el color de las patrullas, era la simiente del terror hacia los elementos policiacos…resultaban muy obscuros y perturbadores: azul marino y negro. Pero con la encuesta en la mano, se descubrió que el color que vencería esa animadversión y miedo legendario hacia los policías, era el “azul PAN”. Habrá que revisar el costo del cambio de colores de todas las unidades y los beneficiarios de estas contrataciones. Revisando en internet, se advierten todo tipo de colores en los vehículos policiales de ciudades y pueblos de todo el mundo. Pero quizás, nuestro gobierno estatal ha realizado un descubrimiento sorprendente y extraordinario, del cual no había habido antecedentes.

Colores más partidistas

No permitamos que nos engatusen, la lógica detrás de esta prodigiosa decisión, resulta tan ñoña, como el cursi lema de este gobierno “Grandeza de Guanajuato”, ¿cuál?. Pienso que el ejecutivo ofende a los ciudadanos al confundirlos con niños de párvulo. Por eso, ofendidos, hay que conminarlo con dureza a que gobierne, a dejar a un lado los temores, a realizar cambios radicales en las áreas de seguridad, porque bajo los actuales mandos, las cosas seguirán de mal en peor. La cromatología (el estudio de los colores), es interesante, pero no resolverá la papa caliente que le quema las manos. Los guanajuatenses estamos cansados de tantos homicidios, asaltos, extorsiones y violencia que no nos permiten vivir en paz. Por eso hay que lanzar nuestros reclamos sobre todos nuestros gobiernos: federal, estatal y municipal.

Para encontrar la salida, necesitamos urgentemente de dos Cámaras de Diputados que hagan su trabajo: la federal que acote las pifias del presidente, y la local, que de inmediato haga rendir cuentas a los encargados de la seguridad y decida la remoción de los incapaces, aún en contra del designio del gobernador. Al ámbito municipal habrá de tocarle una carga muy pesada, que se niegan a llevar a cabo: limpiar las corporaciones municipales y profesionalizarlas. Por eso se necesitan ayuntamientos y alcaldes valientes y honestos, con capacidades para administrar cambios tan delicados como el de la seguridad pública municipal. Pasma que muchos de los actuales munícipes, tengan el descaro de pretender la reelección; ni siquiera pueden organizar el departamento de limpia, ¡imagínense la policía!

Los guardianes de la Paz

Los colores son parte del lenguaje, pero poco ayudarán a resolver la epidemia de violencia desbocada, en que nos mantiene la mala gestión de nuestras autoridades, que debieron frenar, desde hace mucho tiempo, los primeros escarceos de los criminales. Un ultimátum de los ciudadanos, mediante el voto, es necesario para salir del marasmo en el que estamos inmersos todos. Es tiempo de empezar, y puede ser cambiando el color de las autoridades que incumplen con sus obligaciones y promesas; así, como si se tratase del color de las patrullas.

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