DIPUTADO EN ASCENCIO

Carlos Arce Macías

 

El diputado federal del PAN, Sergio Fernando Ascencio Barba, joven político y empresario, es un buen ejemplo para describir lo que le ha sucedido a Acción Nacional en los últimos decenios. También sirve para explicar otros dos fenómenos: como funciona la economía de compadres y como se estructuran las redes de corrupción. Comenzamos.

 

El PAN, a partir de Juan Camilo Muriño, inició desde sus filas, un acelerado tránsito rumbo a la inmoralidad. Al novicio político campechano se le dotó de poder y se le dieron todo tipo de prebendas, para proceder de forma poco ética, mezclando negocios con política, sin que nadie lo acotara. Una circunstancia trágica, acabó cancelando su temeraria carrera hacia la reconstrucción de una especie de alemanismo moderno pero ahora desde Acción Nacional. Los cachorros del cambio, lucrando descaradamente desde los puestos públicos.

 

Por desgracia, el modelo de Muriño echó raíces en el PAN, muchos jóvenes tomaron al atildado personaje como prototipo, especialmente en las prácticas de fusionar sus carreras políticas con los bisnes. La característica ética y de honradez del partido, absolutamente unida a su marca, se perdió, degradándose rápidamente hasta  sepultarla finalmente en la LXII Legislatura federal, de tristísima memoria. Allí un nutrido grupo de ambiciosos políticos azules fueron tutelados por el colmilludo priísta Manlio Fabio Beltrones. Con malicia, se los engulló de un bocado y los inició en las malas artes de la política. Fue la legislatura del oprobio, que acabó con los escándalos del reventón con escorts (eufemismo) y los famosos moches solicitados a municipios y gobiernos, a cambio de “bajarles recursos” en el presupuesto federal.

 

Lo sorprendente ha sido que los involucrados en tan ruines conductas, continúan no solo a cargo de la dirigencia del partido azul, sino en importantes puestos públicos. Basta analizar la lista de diputados de la burbuja de esa desventurada legislatura para constatarlo. Bajo biografías tan borrascosas, la organización política construida por Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna, difícilmente podrá erigir un camino luminoso para el país. Ninguna sanción se ha decretado contra los corruptos, porque de haber procedido, uno de los involucrados hubiera sido el propio Ricardo Anaya, y significaría haber suprimido automáticamente su candidatura presidencial.

 

Y ya inmersos en la impunidad, encarrerado el ratón, como dice el vulgo, muchos panistas continúan apegados a las abusivas y corruptas prácticas de los negocios construidos alrededor de los cargos en el gobierno. Y como esta estrategia les ha sido muy exitosa para consolidar su desbocada carrera, y nadie ha estado en posición de frenarlos y expulsarlos de la mancillada institución, continúan incólumes su camino rumbo a diversos puestos. Ya luego los electores decidirán, en base a votos libres, condicionados o comprados, si se van o se quedan. 

 

No resulta sorpresivo, entonces, que el diputado Ascencio, en pleno asenso económico por su contubernio con autoridades locales, se haya lanzado a la nada sensata empresa de intentar urbanizar la  Sierra de Santa Rosa. Solo debemos hacernos una pregunta: ¿cualquier ciudadano, sin ostentar una diputación federal, podría conseguir los permisos de la Dirección de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial Municipal y del Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Guanajuato?¿No habría ninguna reacción de las autoridades de Medio Ambiente frente al mal uso de una “Constancia de Verificación” para talar dos arbolitos, y con ella devastar su terreno y construir caminos? Si cualquier persona pudiera hacerlo, seguramente todo el proceso se conduce por la vía correcta. Si no es así, si solo un encumbrado político puede lograrlo, nos encontramos ante una nueva expresión de la economía de compadres y del trafico de influencias.

 

Los políticos han aprendido que no solo se puede meter la mano a los dineros públicos mediante la asignación de contratos a empresas fantasmas. Otro mecanismo es el de propiciar negocios desde el gobierno. Utilizar su posición para conseguir prebendas para sí o para clientes que les pidan su intervención para lograr ciertos objetivos. Por eso ha sido tan productivo, económicamente hablando, el permanecer en puestos públicos importantes, sin ninguna supervisión de las actividades extra legislativas de nuestros representantes. Finalmente hay que asirse al cargo, cueste lo que cueste. ¿Ya entendemos porqué?

 

La economía de compadres (Crony capitalism) es una degeneración del sistema capitalista en el que nos desarrollamos, que pervierte la sana competencia, proporcionándole a ciertos actores ventajas indebidas frente a sus competidores, gracias a su sociedad con políticos influyentes. El no combatir este esquema, el promoverlo y perfeccionarlo desde el propio gobierno, es uno de los factores que permiten explicar el voto por AMLO en las recientes elecciones. 

 

Pero no entendemos, seguimos propiciando el compadrazgo político. Solo así se explica la oficiosidad del alcalde Alejandro Navarro para obsequiarle a través de Juan Carlos Delgado Zárate (ex funcionario estatal varias veces sancionado) permisos de lotificación y tala; así como la exitosa gestión ante las autoridades del Sistema de Agua Potable de Guanajuato, controlado por un cacique local, para garantizarle el suministro del preciado liquido a su fraccionamiento. Vemos el capitalismo de compadres en pleno funcionamiento, la única forma de hacer negocios importantes.

 

Como lo hemos comentado constantemente en esta columna, la corrupción funciona en red. Se trata de una organización muy sofisticada y perfectamente aceitada para accionar con gran efectividad. La red se estructura por medio de acuerdos inconfesables entre políticos y empresarios para poder obtener ganancias pecuniarias para todos. Es el networking más utilizado en nuestro país y el más efectivo. Por sus contactos corren todo tipo de transacciones: judiciales, de obra pública, de contrataciones gubernamentales y de obtención de permisos y culminación de trámites complejos. Así se engorda la corrupción en nuestro país.

 

Lo esperanzador de todo, es que como decía Carlos Castillo Peraza, gran dirigente del PAN, “el cambio comienza, cuando los políticos pasan de la hipocresía al cinismo”. Y es ya tan cínico su actuar, tan grosera y despótica su conducta, que pronto deberá cambiar todo esto. Una estrategia ciudadana para derrotarlos, es frenar todas sus aviesas intenciones, colapsar sus planes, revelarlos, transparentarlos y frenarlos. Extirpar su gobierno-botín. A eso debemos avocarnos. 

 

 Entre tanto, seremos testigos, una vez más, de cómo funciona la corrupción. Será diferente, solo si vemos a un acólito de la LXII Legislatura, Diego SinhRodríguez, actuar en sentido contrario de la marea que lo ha llevado al poder. Tiene, todavía, la fuerza para frenar los abusos que se tejen desde la presidencia municipal de Guanajuato Capital. Puede ordenar la intervención de las autoridades de Medio Ambiente y verificar que la dotación de agua, obtenida mediante trampas y sobornos, no provoque escasez a las comunidades serranas que se surten de la presa de Peralillo. Ya veremos.

 

PD.- Respondo a la amenaza del alcalde Alejandro Navarro. Sepa por estas líneas, que su consigna de que “todo lo que huela a Carlos Arce, hay que darle duro”, no me amedrenta, al contrario, me motiva a enfrentar su amago. Muy mal que decida utilizar su cargo y el poder institucional para intentar perjudicar a un ciudadano por criticarlo. Mejor que se ponga a trabajar, su gobierno va pésimo.

 

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