Carlos Arce Macías
La semana ha sido tan brutal en el tema de seguridad y violencia, copada por tráileres repletos de cadáveres y primeras planas nacionales que relatan el choque entre bandas criminales en Guanajuato, a razón de 1600 homicidios para este año, que he preferido abrir un paréntesis para alcanzar un oasis editorial que nos alcance para recibir la ansiada designación de los responsables de la seguridad pública y la persecución de delitos, en el gabinete de Diego Sinhué Rodríguez. Su gobierno estará marcado por esta decisión y pienso en la enorme responsabilidad que caerá sobre él. Pasemos a algo más agradable.
Recuerdo el trabajo delicado y meticuloso de un hobbie cultivado en mi juventud: el modelismo. Siempre me gustó armar aviones y barcos. Uno de los retos más importantes que enfrenté, fue la construcción de una réplica del célebre Calypso, el barco de exploración submarina del famoso capitán Jaques-Yves Cousteau.
La plataforma de video Amazon Prime, ha colocado en su cartelera digital una gran película: L´Odisseé (La Odisea), una coproducción franco-belga, sobre la vida del explorador marino. La dirección corre a cargo de Jérome Salle, un fino e imaginativo director francés, mientras que la caracterización de Cousteau la realiza el acreditado actor galo Lambert Wilson. El reencuentro después de tantos años con el protagonista de variadas aventuras subacuáticas, resultó, para mi, inolvidable. La compra del destartalado barco, las complejas relaciones familiares, los clarobscuros de la dominante personalidad de Cousteau, son expuestos por buenos artistas y una espléndida fotografía de Matías Boucard, que le permite tomas espectaculares de los diversos parajes visitados por el Calypso.
Para nuestra generación, los documentales del explorador oceánico, abrieron un mar entero de conocimientos sobre medio ambiente y ecología marina. La capacidad desarrollada por Cousteau a través de aqua-lung, el sistema de buceo autónomo inventado en 1943 junto con su amigo el ingeniero Emile Gagnan, permitió tomas de la vida submarina jamás antes vistas. La oportunidad de revelar las condiciones de los mares y océanos, por medio de su lente, hicieron famoso al buceador francés. A la vez se le fueron acumulando responsabilidades enormes, al tiempo que descubría, poco a poco, el delicado equilibrio de distintos ecosistemas, así como el impacto de la actividad humana sobre ellos.
Llama la atención su peligroso crucero en la antártica y el descubrimiento para millones de espectadores de los silenciosos y gélidos parajes, en sus series televisivas. Su visita al congelado continente abrió muchas mentes a la necesidad de construir un esquema de protección global sobre toda la desolada región. Así surgió el “Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente” impulsado denodadamente por Jaques Ives Cousteau, que fue concluido en Madrid en 1991.
Conforme transcurrían viajes y exploraciones, el enfoque de su vida fue cambiando paulatinamente. Primero fue un innovador, luego un descubridor, para acabar como un promotor de la protección al medio ambiente y un fervoroso ecologista. Aparte de la Antártica, entabló una significativa lucha por la protección del Amazonas y el cuidado de uno de sus mares favoritos: el Mar de Cortés, al que bautizó como “el acuario del mundo”, en el que irresponsablemente, décadas después, hemos permitido la extinción de la vaquita marina.
Su resuelta lucha en pos de la protección de los delicados equilibrios ecológicos, así como la constatación del deterioro de los mares por la mano humana, lo llevo a respaldar una interesante lucha jurídica, para que la ONU expidiera “La Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Generaciones Futuras”, formulada por la Sociedad Cousteau y un grupo de académicos e intelectuales. El llamado de atención sobre el deterioro que sufre el planeta a manos de la especie sapiens, justifica la concientización de todos los humanos con respecto a nuestras obligaciones de proteger a la Tierra de la destrucción y la contaminación. Las futuras generaciones reclamarán nuestra irresponsabilidad. Sus derechos humanos son susceptibles de ser violados por las generaciones actuales, circunstancia que al preverse en un instrumento internacional, significa un muy importante avance del Derecho.
Así, mientras Jaques Cousteau se pierde en las profundidades oceánicas y yo recuerdo mis dificultades para engarzar las piezas a escala del Calypso, los guanajuatenses, en nuestra lejanía del océano, debemos de meditar y actuar en defensa de nuestro medio ambiente, impactado por la industrialización acelerada que enfrentamos. Nuestros ríos desembocan en el mar. Es urgente atender el medio ambiente.
@carce55