GUANAJUATO Y SU PARTIDO ESTATAL
Carlos Arce Macías
En Alemania el sistema de partidos, específicamente quienes componen el centro-derecha, se organiza alrededor de la alianza entre la Unión Demócrata Cristiana Alemana (CDU) y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU). La CDU opera en todo el territorio alemán, con excepción de la rica e industriosa zona sureña de Baviera, la cual posee su propia organización política de centro-derecha, la CSU.
Baviera es un estado (Land), parte de Alemania, en el que se ha desarrollado el segmento de la industria automotriz alemana, más exitosa: Audi, BMW y MAN AG (División de camiones de VW). También es sede de grandes complejos industriales como Siemens, Adidas, Puma así como de la aseguradora Allianz, copropietaria, con Adidas y Audi, del cotizado equipo de futbol Bayrn Müchen.
Sus condiciones socioeconómicas y religiosas han hecho de la comunidad bávara una ínsula especial dentro de la federación alemana, al punto de configurar un sistema importante de partidos en su seno, hasta ahora gobernado por la Unión Social Cristiana, que ha mantenido su predominio, aún en los momentos en que Alemania ha sido presidida por la socialdemocracia (SPD).
Expurgo el referente bávaro, con el fin de encontrar el antecedente de un partido político estadual, que haya logrado armar un modelo político exitoso, defensor de la idiosincrasia regional, engarzado a un potente sistema económico ocupado por cuidar el desarrollo de su potencial industrial, lanzándolo a la conquista del mundo, no obstante su posición geográfica, en el centro de Europa, sin acceso al mar.
La crisis que actualmente asola a los partidos políticos tradicionales, luego de la aplastante victoria de Morena en México, provoca la necesidad de encontrar nuevas rutas políticas en el país y sus regiones. En este caso, hago referencia a Guanajuato, el único enclave panista, que resistió el flujo de la marea guinda.
Como ya han advertido varios politólogos, el futuro del PAN es especialmente importante para esta entidad. Victorioso a nivel local, el blanquiazul posee 25 de 43 municipios, entre ellos los más importantes y 21 de 22 diputaciones de mayoría, convirtiéndose por mucho, en el partido hegemónico del estado. Pero el futuro panista, a nivel nacional presenta un aspecto siniestro.
De acuerdo a los resultados electorales, el PAN está en peligro de desaparecer en diversos estados de la república. En Tabasco, ya perdió el registro, en tanto en Chiapas y Oaxaca, su debilidad es palpable. Por otra parte, las perspectivas de reordenamiento interno de esta fuerza política, presentan serias dudas sobre sus posibilidades de éxito. La ruta estatutaria marca la celebración de comicios para finales de octubre, en donde se prevé una sangrienta contienda entre pragmáticos, cuyo resultado será una herida mortal.
Esta es la ecuación panista: el enfrentamiento entre dos grupos. Por un lado el grupo en el poder, dueño de una ambición desmedida e inconsciente, que se niega a dejar los espacios directivos, no obstante la aplastante derrota sufrida. Por la otra parte, el grupo de gobernadores, encabezados por uno de los personajes más torvo y obscuro dentro del panismo, que utiliza para ganar elecciones, las más viejas y reprobables prácticas antidemocráticas. Ante este panorama no habrá arreglo ni recomposición posible. El desastre esta en puerta.
Solo queda una tenue esperanza para lograr un pacto basado en el sentido común, el acuerdo para establecer una pausa consensada, que elimine temporalmente la contienda interna y permita construir un espacio de dialogo y reconciliación entre los grupos enfrentados, bajo un liderazgo confiable, exento de ambiciones hacia el futuro.
Pero como esta solución se advierte difícil de lograr, Guanajuato debe de tomar providencias. Una de ellas, la más trascendente, es plantear la posibilidad de romper su dependencia del PAN nacional, cuyo destino quedará severamente comprometido cuando su dirigencia pierda el apoyo de gobernadores y buena parte de la militancia corporativizada. Las bancadas en la Cámara de Diputados y en el Senado se dividirán y veremos la emigración de legisladores a otras fuerzas partidarias. Bajo estas condiciones, estaremos ante una organización política marginal, que difícilmente recibirá la atención de algún subsecretario de Gobernación.
Para encarar tan fragoroso reto, vale analizar con total seriedad la conformación de una fuerza política estatal, que trasvase el poderío azul, a una formación de naturaleza regional sólida y potente, que evite la contaminación de los ánimos derrotados y claudicantes de la actual dirigencia nacional, entrampada en la conflagración fraterna. El actual PAN de Guanajuato caminaría solo, pero tendría en sus manos su destino.
A su vez, la formación de un partido estatal ofrecería la oportunidad de ajustar muchas distorsiones. Sería el momento propicio para conformar un padrón confiable y moderno, refrendar la democracia interna basada en una competencia leal, bien regulada y sin trampas. También se podrían introducir nuevos postulados, propios de organizaciones de vanguardia, fundamentadas en plataformas digitales, capaces de entablar diálogos públicos con sus militantes, así como capacitación electoral y educación cívica de alta calidad. Se abrirían amplios horizontes para imaginar e implementar nuevas formas de hacer política. Se introduciría un nuevo fenómeno en la construcción del siguiente sistema de partidos en México, quebrando el lastre centralizador y abonando a la creación de un nuevo y diferente federalismo.
El destino de Guanajuato, no puede estar marcado por los despropósitos de una dirigencia nacional del PAN miope, despistada y ensoberbecida. El partido estatal puede estar vinculado ideológica y programáticamente a Acción Nacional, pero también puede cortar los amarres en el momento en que sea pertinente y oportuno, ante la posibilidad del naufragio irremediable de la organización. El ejemplo de Baviera resulta inspirador. Más vale prevenir que lamentar. @carce55