¿DIEGO Y SU JEFE?

Carlos Arce Macías

Durante el Porfiriato, el dictador mexicano enviaba “jefes políticos” a diversas localidades y regiones, de conformidad con su criterio y el del gobernador que él mismo había impuesto. No había conflicto por la decisión.

En realidad, la figura de jefe político no procede de Don Porfirio Díaz, sino va más atrás, a la Constitución de Cádiz de 1812, donde se dibuja la forma del “Jefe Superior”, para hacerse encargo del gobierno de las provincias. A raíz de la promulgación de la Constitución, se aprobaron varios decretos, entre ellos el de 23 de junio de 1813 en el que se definía el gobierno provincial y su figura principal: el jefe político.

Ahora, por la concentración de poder en la Presidencia de la República, como resultado de la reciente elección del 1 de julio, López Obrador ha decidido establecer un sistema de Jefes Políticos denominados elegantemente “Coordinadores Estatales” que representarán al Ejecutivo Federal y determinarán inversiones y acciones federales con los gobernadores de cada entidad. De cara al anuncio, no ha habido, salvo en el caso del gobernador electo de Jalisco, ninguna reacción de reclamo, motivada por tamaña noticia. Solo silencio.

El golpe ha sido seco sobre la faz de los ejecutivos estatales. Temerosos luego de haberse producido varios casos de ejecutivos mega corruptos y autoritarios, nadie se atreve a alzar la voz. La CONAGO, ese instrumento de los gobernadores para presentar un frente común ante la Federación, está debilitada y desarticulada. Salvo el gobernador de Chihuahua, que sin temor ha enfrentado reiteradamente al presidente, todos los demás se han convertido en un puñado de políticos timoratos, rendidos ante los designios del futuro sátrapa. Así tendrán la consciencia.

Y es que por sus fragilidades éticas y de gobierno, no desean enfrentar una decisión política de gran calado, que perturbará profundamente el Pacto Federal. El jefe político  de la constitución gaditana, era un instrumento para una forma de Estado centralista, concentradora del poder en un territorio unitario: España. En México, producto del ejemplo norteamericano, se implementó el federalismo a partir de nuestra constitución de 1824, que fragmentó las intendencias novohispanas en nuevas formas de gobierno estatal. Guerra y sangre costó imponer la idea de una forma de Estado federal, apropiada para un enorme territorio constituido por una gran diversidad humana.

Federalismo deviene del término latino “foedus”, que significa alianza. Así es, se trata de una alianza de gobiernos regionales, que pactan entre sí la conformación de un solo Estado, sin perder un sustrato soberano, que les permita autogobernarse. De allí el nacimiento del llamado Pacto Federal.

Pero también observamos que el gobierno de la Federación, posee una estructura bien definida en leyes y finamente establecida en reglamento internos, reglas de operación y manuales de procedimientos. El gobierno federal está organizado en compartimientos aislados unos de otros. A cada uno de estos “sectores administrativos”, les corresponde realizar ciertas funciones gubernamentales. Por ejemplo, a la Secretaría de Salud, administrar la política pública respectiva, a la de Desarrollo Social, encargarse de combatir la pobreza, la de  Comunicaciones y Transportes de construir infraestructura de transporte y redes de telecomunicación para todo el país. Las secretarías a su vez desarrollan interrelaciones con las entidades federativas para la aplicación de una enorme diversidad de programas y proyectos. Por ello, la mayoría poseen una estructura delegacional que les permite contactar y acordar con los órdenes estatal y municipal, un sinnúmero de acciones. Esta operación de cada secretaría, es parte de las funciones que realiza el secretario del ramo, que no será representado por la nueva figura del coordinador.

Cuando de pronto se anuncia sobreponer, a la relación de los gobernadores con las distintas secretarías, a un “Coordinador General”, se altera de manera fundamental la relación entre estructuras de gobierno y el funcionamiento establecido, entre otros instrumentos por la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, múltiples reglamentos Internos, reglas de operación de programas federales, decretos y manuales de organización del gobierno. La fisura que se provocaría por el nuevo esquema de operación entre la Federación y las administraciones estatales y municipales, acarreará peligrosas desavenencias a la alianza Federal.

Mal haría pues, el nuevo gobernador de Guanajuato, de permitirse establecer una relación de trabajo con el recién nombrado Coordinador General para Guanajuato. No habría motivo para ello, en tanto no se lleven a cabo los cambios legales y administrativos, que se requieren para legitimar la exótica y perturbadora figura que se le ha ocurrido implementar a López Obrador. El principio de legalidad constitucional está vigente: la autoridad solo puede hacer aquello para la que, expresamente, está habilitada. Ninguna ley ni norma permite la actuación, en estos momentos, de la irruptiva figura publicitada. El tema tendrá que ir al Congreso, allí los diputados federales guanajuatenses, en lugar de andar “bajando recursos”, tendrán que dar una batalla épica, en la que quede claro, que esta medida ocurrente y trompicada, agravia al pacto federal, lacera la soberanía estatal y complica la relación entre el próximo presidente, el gobernador y los guanajuatenses.

Y en tanto no se perfile la normatividad que describa pormenorizadamente la función específica y alcances de tal coordinador, el gobernador no debe, por respeto a la soberanía guanajuatense, instrumentar una relación informal, aduladora, lacayesca y servil, con el enviado presidencial. ¡Que primero muestre la ley que lo habilite para tales funciones! Hay que ser seriecitos…¿o aceptará mansamente un jefe ilegal?

@carce55

Anuncio publicitario

INGENIERÍA Y GOBIERNO DIGITAL

Carlos Arce Macías

A los gobiernos se les llena la boca con promesas como la innovación y la mentefactura, para lo cual, lo único que hay que aportar es imaginación, dicen. Pensamos que cuando una política pública se pretende implementar, y se les requiere a los actores que sean imaginativos, la cuestión empieza mal y acabará en el precipicio, no hay ideas claras para echarla a volar.

Innovar en serio, requiere tiempo, aplicación de recursos y sobre todo ingeniería. Esta es la ciencia dedicada a resolver problemas, por lo tanto es la que se ocupa de la esencia de la innovación, el reto. Guanajuato, nuestro estado, produce ingenieros pero con una formación destinada únicamente a que logren un trabajo en la pujante industria abajeña, pero no hacia la ingeniería de punta. Nos encontramos muy lejos de ella.

Hacer ingeniería innovadora requiere de la formación de especialistas de altísima calidad, fuera del promedio estudiantil que encontramos comúnmente en nuestra sociedad. Hay que buscar y convencer a jóvenes dotados, de insertarse en ese mundo exclusivísimo, donde solo puede florecer un alumnado bajo la mirada exigente de grandes profesores. Eso solo sucede en los centros universitarios más importantes del mundo: MIT, Stanford, Cambridge, ETH Zurich y Nayang University Singapur, de acuerdo al índice QS, que mide a las universidades. Para tener una idea, la UNAM, la mejor universidad latinoamericana en ingenierías, se encuentra posicionada en el lejano lugar 137 de la lista de mejores universidades. La nuestra la UG, ocupa el lugar 99 del índice latinoamericano, que corresponde a algo similar a una tercera división del futbol. Aparentemente no hay nada que hacer, más que seguir gastando recursos en educación superior, que acabarán, por el pasivo laboral, en los fondos de pensiones de nuestras universidades. Un obscuro panorama para la producción de ideas novedosas a nivel global, desde nuestro entorno.

Para paliar esta gravísima asimetría, el nuevo gobierno que comienza, no haría mal en plantearse la posibilidad de diseñar un buen proyecto que le permita incrementar, aunque sea de manera marginal, las estrechas posibilidades de crear infraestructura para acceder a la alta ingeniería a mediano plazo. Todo se puede, pero hay que trabajar mucho para dar unos cuantos pasos hacia delante. Otros nos llevan muchísima ventaja, ya descifran la llamada “partícula de Dios”, por ejemplo, mientras que en nuestro entorno todavía apostamos por rezos y milagros. Andamos perdidos.

Como en la ciencia, en la forma de gobernarnos estamos a la saga. Estamos amordazados a sub administraciones corruptas e ineficientes, mientras otros avanzan. Llama nuestra atención el caso de un pequeñísimo país, con la misma cantidad de habitantes que el municipio de León: Estonia. Esta minúscula comunidad báltica, consiguió apenas en 1991 su independencia de la Unión Soviética. Entonces su horizonte era poco promisorio, deudas, inflación y un presupuesto exiguo. Desde su centro de conocimiento más importante, la Universidad de Tallin, visualizaron que la única oportunidad que tenían de subsistir con tan escasos recursos, sería eficientar su gasto gubernamental, para lo cual plantearon niveles de eficiencia que solo podían sostenerse a través de los avances en tecnologías de la información (TI). Los ingenieros estonios, comenzaron a desarrollar plataformas digitales que permitieran mejoras substanciales en la administración pública, logrando importantes avances. Conceptualizaron su entorno como una sociedad digital, con su correspondiente gobierno, también digital. Kresti Kaljulaid, la presidente de Estonia, remarca que en su gobierno,  “el fin no es la tecnología, sino usarla como herramienta para un cambio en la manera de gobernar que conduzca a un estado más transparente, centrado en el ciudadano y menos corrupto”.

Desde los inicios del presente siglo los estonios han logrado la eliminación de una parte significativa de la burocracia, al eliminar engorrosas cargas de trámites fincadas sobre los ciudadanos, a través de plataformas transaccionales. Desde el 2002, entregaron a los ciudadanos una tarjeta con chip, que les permite realizar 1,789 trámites EN LINEA. Un estonio solo tiene que presentarse ante la autoridad para realizar tres trámites: matrimonio, divorcio y transacción inmobiliaria. Teniendo internet y un smartphone, obtienen cita médica, pagan multas, dialogan con los profesores de sus hijos, registran empresas, pagan impuestos, votan y opinan sobre decisiones gubernamentales en consulta constante. Nos encontramos ante un nuevo tipo de gobierno, más ligero, flexible… y más barato. De tener a la mano esta tecnología, cualquier administración podría obtener resultados en corto plazo, así lo expresaron ante el Consejo de la Unión Europea los estonios: “la innovación no puede ser patrimonio exclusivo del sector privado, los gobiernos no pueden quedarse atrás, así que basta de excusas. No es una cuestión de dinero. Tampoco de tamaño. Tan solo se necesita voluntad política”.

Eso si, el avance es más sencillo gracias a la educación de excelencia que se imparte en ese país. A los seis años de edad, los niños empiezan a programar en computadora y tienen una constante relación con la tecnología y la ingeniería. De allí se extraerán los candidatos a las facultades de ingeniería que luego logren innovación mas avanzada. Aquí conectamos con el inicio del editorial.

La mala noticia para Guanajuato es el desastre educativo que enfrentamos. Nos encontramos por debajo de la media nacional en todos los índices. Algo muy malo ha pasado en educación en todos estos años, que nos tiene postrados, al nivel, de que la industria establecida, no puede dar trabajo a miríadas de guanajuatenses por sus carencias educativas, de ahí el drama: industrialización acelerada sin impacto en la calidad de vida de millones de guanajuatenses. ¡Vaya reto!

En tanto, debemos proponernos visualizar un paso serio en la preparación de ingenieros, y empezar a trabajar en la conformación de gobiernos digitales que sean más baratos, eficientes y menos corruptos. ¡Que no jodan tanto al ciudadano, para acabar pronto!

@carce55

Guanajuato y su Partido Estatal

GUANAJUATO Y SU PARTIDO ESTATAL

Carlos Arce Macías

En Alemania el sistema de partidos, específicamente quienes componen el centro-derecha, se organiza alrededor de la alianza entre la Unión Demócrata Cristiana Alemana (CDU) y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU). La CDU opera en todo el territorio alemán, con excepción de la rica e industriosa zona sureña de Baviera, la cual posee su propia organización política de centro-derecha, la CSU.

Baviera es un estado (Land), parte de Alemania, en el que se ha desarrollado el segmento de la industria automotriz alemana, más exitosa: Audi, BMW y MAN AG (División de camiones de VW). También es sede de grandes complejos industriales como Siemens, Adidas, Puma así como de la aseguradora Allianz, copropietaria, con Adidas  y Audi, del cotizado equipo de futbol Bayrn Müchen.

Sus condiciones socioeconómicas y religiosas han hecho de la comunidad bávara una ínsula especial dentro de la federación alemana, al punto de configurar un sistema importante de partidos en su seno, hasta ahora gobernado por la Unión Social Cristiana, que ha mantenido su predominio, aún en los momentos en que Alemania ha sido presidida por la socialdemocracia (SPD).

Expurgo el referente bávaro, con el fin de encontrar el antecedente de un partido político estadual, que haya logrado armar un modelo político exitoso, defensor de la idiosincrasia regional, engarzado a un potente sistema económico ocupado por cuidar el desarrollo de su potencial industrial, lanzándolo a la conquista del mundo, no obstante su posición geográfica, en el centro de Europa, sin acceso al mar.

La crisis que actualmente asola a los partidos políticos tradicionales, luego de la aplastante victoria de Morena en México, provoca la necesidad de encontrar nuevas rutas políticas en el país y sus regiones. En este caso, hago referencia a Guanajuato, el único enclave panista, que resistió el flujo de la marea guinda.

Como ya han advertido varios politólogos, el futuro del PAN es especialmente importante para esta entidad. Victorioso a nivel local, el blanquiazul posee 25 de 43 municipios, entre ellos los más importantes y 21 de 22 diputaciones de mayoría, convirtiéndose por mucho, en el partido hegemónico del estado. Pero el futuro panista, a nivel nacional presenta un aspecto siniestro.

De acuerdo a los resultados electorales, el PAN está en peligro de desaparecer en diversos estados de la república. En Tabasco, ya perdió el registro, en tanto en Chiapas y Oaxaca, su debilidad  es palpable. Por otra parte, las perspectivas de reordenamiento interno de esta fuerza política, presentan serias dudas sobre sus posibilidades de éxito. La ruta estatutaria marca la celebración de comicios para finales de octubre, en donde se prevé una sangrienta contienda entre pragmáticos, cuyo resultado será una herida mortal.

Esta es la ecuación panista: el enfrentamiento entre dos grupos. Por un lado el grupo en el poder, dueño de una ambición desmedida e inconsciente, que se niega a dejar los espacios directivos, no obstante la aplastante derrota sufrida. Por la otra parte, el grupo de gobernadores, encabezados por uno de los personajes más torvo y obscuro dentro del panismo, que utiliza para ganar elecciones, las más viejas y reprobables prácticas antidemocráticas. Ante este panorama no habrá arreglo ni recomposición posible. El desastre esta en puerta.

Solo queda una tenue esperanza para lograr un pacto basado en el sentido común, el acuerdo para establecer una pausa consensada, que elimine temporalmente la contienda interna y permita construir un espacio de dialogo y reconciliación entre los grupos enfrentados, bajo un liderazgo confiable, exento de ambiciones hacia el futuro.

Pero como esta solución se advierte difícil de lograr, Guanajuato debe de tomar providencias. Una de ellas, la más trascendente, es plantear la posibilidad de romper su dependencia del PAN nacional, cuyo destino quedará severamente comprometido cuando su dirigencia pierda el apoyo de gobernadores y buena parte de la militancia corporativizada. Las bancadas en la Cámara de Diputados y en el Senado se dividirán y veremos la emigración de legisladores a otras fuerzas partidarias. Bajo estas condiciones, estaremos ante una organización política marginal, que difícilmente recibirá la atención de algún subsecretario de Gobernación.

Para encarar tan fragoroso reto, vale analizar con total seriedad la conformación de una fuerza política estatal, que trasvase el poderío azul, a una formación de naturaleza regional sólida y potente, que evite la contaminación de los ánimos derrotados y claudicantes de la actual dirigencia nacional, entrampada en la conflagración fraterna. El actual PAN de Guanajuato caminaría solo, pero tendría en sus manos su destino.

A su vez, la formación de un partido estatal ofrecería la oportunidad de ajustar muchas distorsiones. Sería el momento propicio para conformar un padrón confiable y moderno, refrendar la democracia interna basada en una competencia leal, bien regulada y sin trampas. También se podrían introducir nuevos postulados, propios de organizaciones de vanguardia, fundamentadas en plataformas digitales, capaces de entablar diálogos públicos con sus militantes, así como capacitación electoral y educación cívica de alta calidad. Se abrirían amplios horizontes para imaginar e implementar nuevas formas de hacer política. Se introduciría un nuevo fenómeno en la construcción del siguiente sistema de partidos en México, quebrando el lastre centralizador y abonando a la creación de un nuevo y diferente federalismo.

El destino de Guanajuato, no puede estar marcado por los despropósitos de una dirigencia nacional del PAN miope, despistada y ensoberbecida. El partido estatal puede estar vinculado ideológica y programáticamente a Acción Nacional, pero también puede cortar los amarres en el momento en que sea pertinente y oportuno, ante la posibilidad del naufragio irremediable de la organización. El ejemplo de Baviera resulta inspirador. Más vale prevenir que lamentar. @carce55

GUANAJUATO Y SU PARTIDO ESTATAL

Carlos Arce Macías

En Alemania el sistema de partidos, específicamente quienes componen el centro-derecha, se organiza alrededor de la alianza entre la Unión Demócrata Cristiana Alemana (CDU) y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU). La CDU opera en todo el territorio alemán, con excepción de la rica e industriosa zona sureña de Baviera, la cual posee su propia organización política de centro-derecha, la CSU.

Baviera es un estado (Land), parte de Alemania, en el que se ha desarrollado el segmento de la industria automotriz alemana, más exitosa: Audi, BMW y MAN AG (División de camiones de VW). También es sede de grandes complejos industriales como Siemens, Adidas, Puma así como de la aseguradora Allianz, copropietaria, con Adidas  y Audi, del cotizado equipo de futbol Bayrn Müchen.

Sus condiciones socioeconómicas y religiosas han hecho de la comunidad bávara una ínsula especial dentro de la federación alemana, al punto de configurar un sistema importante de partidos en su seno, hasta ahora gobernado por la Unión Social Cristiana, que ha mantenido su predominio, aún en los momentos en que Alemania ha sido presidida por la socialdemocracia (SPD).

Expurgo el referente bávaro, con el fin de encontrar el antecedente de un partido político estadual, que haya logrado armar un modelo político exitoso, defensor de la idiosincrasia regional, engarzado a un potente sistema económico ocupado por cuidar el desarrollo de su potencial industrial, lanzándolo a la conquista del mundo, no obstante su posición geográfica, en el centro de Europa, sin acceso al mar.

La crisis que actualmente asola a los partidos políticos tradicionales, luego de la aplastante victoria de Morena en México, provoca la necesidad de encontrar nuevas rutas políticas en el país y sus regiones. En este caso, hago referencia a Guanajuato, el único enclave panista, que resistió el flujo de la marea guinda.

Como ya han advertido varios politólogos, el futuro del PAN es especialmente importante para esta entidad. Victorioso a nivel local, el blanquiazul posee 25 de 46 municipios, entre ellos los más importantes y 21 de 22 diputaciones de mayoría, convirtiéndose por mucho, en el partido hegemónico del estado. Pero el futuro panista, a nivel nacional presenta un aspecto siniestro.

De acuerdo a los resultados electorales, el PAN está en peligro de desaparecer en diversos estados de la república. En Tabasco, ya perdió el registro, en tanto en Chiapas y Oaxaca, su debilidad  es palpable. Por otra parte, las perspectivas de reordenamiento interno de esta fuerza política, presentan serias dudas sobre sus posibilidades de éxito. La ruta estatutaria marca la celebración de comicios para finales de octubre, en donde se prevé una sangrienta contienda entre pragmáticos, cuyo resultado será una herida mortal.

Esta es la ecuación panista: el enfrentamiento entre dos grupos. Por un lado el grupo en el poder, dueño de una ambición desmedida e inconsciente, que se niega a dejar los espacios directivos, no obstante la aplastante derrota sufrida. Por la otra parte, el grupo de gobernadores, encabezados por uno de los personajes más torvo y obscuro dentro del panismo, que utiliza para ganar elecciones, las más viejas y reprobables prácticas antidemocráticas. Ante este panorama no habrá arreglo ni recomposición posible. El desastre esta en puerta.

Solo queda una tenue esperanza para lograr un pacto basado en el sentido común, el acuerdo para establecer una pausa consensada, que elimine temporalmente la contienda interna y permita construir un espacio de dialogo y reconciliación entre los grupos enfrentados, bajo un liderazgo confiable, exento de ambiciones hacia el futuro.

Pero como esta solución se advierte difícil de lograr, Guanajuato debe de tomar providencias. Una de ellas, la más trascendente, es plantear la posibilidad de romper su dependencia del PAN nacional, cuyo destino quedará severamente comprometido cuando su dirigencia pierda el apoyo de gobernadores y buena parte de la militancia corporativizada. Las bancadas en la Cámara de Diputados y en el Senado se dividirán y veremos la emigración de legisladores a otras fuerzas partidarias. Bajo estas condiciones, estaremos ante una organización política marginal, que difícilmente recibirá la atención de algún subsecretario de Gobernación.

Para encarar tan fragoroso reto, vale analizar con total seriedad la conformación de una fuerza política estatal, que trasvase el poderío azul, a una formación de naturaleza regional sólida y potente, que evite la contaminación de los ánimos derrotados y claudicantes de la actual dirigencia nacional, entrampada en la conflagración fraterna. El actual PAN de Guanajuato caminaría solo, pero tendría en sus manos su destino.

A su vez, la formación de un partido estatal ofrecería la oportunidad de ajustar muchas distorsiones. Sería el momento propicio para conformar un padrón confiable y moderno, refrendar la democracia interna basada en una competencia leal, bien regulada y sin trampas. También se podrían introducir nuevos postulados, propios de organizaciones de vanguardia, fundamentadas en plataformas digitales, capaces de entablar diálogos públicos con sus militantes, así como capacitación electoral y educación cívica de alta calidad. Se abrirían amplios horizontes para imaginar e implementar nuevas formas de hacer política. Se introduciría un nuevo fenómeno en la construcción del siguiente sistema de partidos en México, quebrando el lastre centralizador y abonando a la creación de un nuevo y diferente federalismo.

El destino de Guanajuato, no puede estar marcado por los despropósitos de una dirigencia nacional del PAN miope, despistada y ensoberbecida. El partido estatal puede estar vinculado ideológica y programáticamente a Acción Nacional, pero también puede cortar los amarres en el momento en que sea pertinente y oportuno, ante la posibilidad del naufragio irremediable de la organización. El ejemplo de Baviera resulta inspirador. Más vale prevenir que lamentar.

@carce55