LA FERIA DEL ESPÍRITU

Carlos Arce Macías

 La cultura en Guanajuato debería estar desconcertada luego del cierre de la edición número 45, en realidad 44, ya que en 1973 no hubo evento, del Festival Internacional Cervantino (FIC). También los guanajuatenses, todos, deberíamos de sentirnos preocupados por el destino del más importante festival artístico de México. Esta mutando a intracendente pachanga pueblerina.

 Este año, los habitantes de Guanajuato Capital debemos de tener claro una cuestión: el verdadero proyecto cultural del estado, se encuentra en el Fórum Cultural de León, el cual, aún después de las recientes vicisitudes que ha enfrentado por el despido de su rebelde director, ha dejado en claro, que los grandes eventos de teatro, danza, música y ópera, se presentan en esa ciudad. Y solo algunos espectáculos populacheros, tipo Auditorio Nacional, pueden ser disfrutados en el FIC.


 Atrás quedaron los viejos tiempos, en el que el escenario por antonomasia, era el egregio Teatro Juárez de la capital del Estado, en el marco del festival más importante de América. Por su foro pasaron decenas de espectáculos de nivel internacional, que llevaron a la festividad guanajuatense a ser considerada entre los cinco más importantes festivales del mundo.

 En nuestra juventud, vivimos el momento en el que el telón del teatro se levantaba para presenciar una producción original: “La Era Romántica” con las tres mejores bailarinas clásicas del mundo, de aquéllos años: Eva Evdokimova (Suiza), Carla Fracci (Italia) y Alicia Alonso (cuba).

También fuimos testigos de la interpretación de la 5ta. Sinfonía de Beethoven, con la Orquesta Filarmónica de Viena, dirigida por el fantástico Carlos Kleiber, uno de los mejores conductores del siglo XX. Su interpretación de esa partitura bethoveniana, quedó inmortalizada en la finísima grabación realizada por la firma discográfica alemana Deutsche Grammophon.


 No menos emocionante resultó la actuación del Ballet de Maurice Bejart, uno de los más insignes en la danza moderna, en la que presentó una puesta en escena novedosísima del Bolero de Ravel con el excelente bailarín Jorge Donn, que posteriormente se convirtió en una coreografía clásica.

 Apostados en la escalinata de la Alhóndiga de Granaditas, presenciamos con una multitud expectante la representación del “Exodo”, por el Teatro Stu de Cracovia (Polonia), que terminó en un acto de rebeldía temeraria: al desdoblar, al final de la obra, ayudados por la compañía completa, una manta que predicaba: “Solidarnosc”. Se trataba de una referencia al sindicato Solidaridad, presidido por Lech Walesa, que luchaba contra el gobierno títere, establecido en Polonia con el apoyo del régimen soviético. Plena guerra fría, teniendo como marco las montañas y cañadas guanajuatenses.


En la iglesia del La Compañía, resonó uno de los más hermosos “Jesús Alegría de los Hombres” de Bach, tecleado por el legendario pianista francés de origen búlgaro Alexis Weissenberg. Junto a él, desfilaron en el foro del cervantino, grandes prodigios del piano como Caludio Arrau, Cyprien Katsaris y Martha Argerich. No faltaron tampoco las guitarras de Narciso Yepez y Paco de Lucía, la flauta de Jean Pierre Rampal y el arpa de Nicanor Zavaleta.

Fantásticas orquestas como las de Nueva York, Israel, Dallas, Lepzig y Washington, dirigidas por Zubin Metha, Leonard Bernstein, Eduardo Mata, Kurt Masur y Mitoslav Rostropovich… nada mas y nada menos, estuvieron presentes en diversos programas cuidadosamente preparados para celebrar el espíritu de Cervantes. No faltó tampoco el ballet El Quijote, de Petipá, bailado por Rudolf Nuréyev. En fin, las emociones se agolpan conforme van presentándose los recuerdos.


Total, que desembocamos, hace unas semanas con una edición más del famoso festival, clausurado por la Orquesta Juvenil del Edomex y el canto vernáculo de Eugenia León. Clausura estilo feria de pueblo, que contrasta con la delicada programación que se realizaba en otros años, desde un patronato conformado por las principales áreas del gobierno federal, bancos y empresas muy importantes, así como por personalidades de leyenda, como Dolores del Río y Fernando Macotela, que presentaban en Guanajuato, lo mejor del arte mundial disponible en esos momentos.

Quizás la carpa de la cerveza Corona en la plazuela del Quijote, sea la imagen que signe las últimas versiones de un festival descuidado, que ya solo sirve como pretexto para la pachanga juvenil, y que revela el nulo interés de los gobiernos federal, estatal y municipal por preservar tradición y fama de un esfuerzo que llevó décadas de trabajo para consolidarlo y mucho dinero invertido para ello.


Por desgracia, también contribuye al deterioro en la calidad del programa del FIC, una imagen urbana descuidada, chamagosa, pletórica de puestos de garnachas, tacos, churros y papitas, que pueblan una ciudad poco estimada por sus habitantes, que permiten gobiernos deficientes, enfocados a los negocios personales y tráfico de influencias.

 La ciudad de Guanajuato, está pasando por uno de sus peores y más dramáticos momentos. Descuidada y en el olvido, con pésimos servicios públicos y congestionada de vehículos, se ha convertido en destino de un turismo desenfrenado, cuya meta es el alcohol y otras substancias narcotizantes, y no la cultura. La Feria Internacional Cervantina ha comenzado en Guanajuato ¡salud!


Artículo publicado en AM LEÓN  el 5/11/2017

@carce55

 

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