4.0 Y 5 G

Carlos Arce Macías
 La revolución industrial comenzó hacia el final del siglo XVIII con la invención de la máquina de vapor, que transformó la realidad, al acelerar la velocidad a la que nos movíamos los seres humanos, con la invención del ferrocarril y del barco de vapor.

Pero esta primera oleada no paró ahí, basada en el desarrollo científico y tecnológico, procedió un segundo flujo, fundamentado en la electricidad, que eficientó la maquinaria e hizo desaparecer las tinieblas nocturnas, ampliando el horario de las actividades humanas. Esto sucedió al final del siglo XIX. Y no acabábamos de adaptarnos a los últimos cambios, cuando al término del siglo XX se percutió otro nuevo cambio industrial de proporciones descomunales: la automatización, respaldada en la instrumentación industrial por medio de sensores, transmisores y sistemas de control. Aún estamos por experimentar los profundos cambios de esta tercera fase de la revolución industrial, que seguramente impactará en el ámbito laboral de miles de millones de personas, que pueden ser substituidas de sus labores, por robots.

 Ahora, el acelerado desarrollo industrial al que estamos sujetos, a causa de la proliferación de los inventos e innovaciones, nos anuncia la era 4.0 de la industria. Traducido en una frase: la cuarta revolución industrial. Esta megatendencia nos anticipa productos y procesos de manufactura soportados en el llamado “internet de las cosas” (IoT), sistemas ciberfísicos (controles por algoritmos), cultura del “hágalo usted mismo” y fábricas inteligentes, coordinadas cooperativamente con otras unidades productivas sincronizadas para producir con mucha eficiencia.


 En nuestro horizonte, se perfilan cambios espectaculares en el uso de la energía, y la utilización diaria de aparatos inteligentes, conectados a las redes de internet, desde cafeteras, hornos, relojes y aires acondicionados, hasta robots sofisticados y vehículos autónomos. La mercadotecnia, basada en el análisis de grandes cúmulos de datos, y la logística guiada por una eficiencia desconocida hasta ahora, transformarán muchas áreas de nuestra vida. Y lo más extraordinario de esto, es que si sobrevivimos cinco años más, lo estaremos viendo con nuestros propios ojos.  

 Estas nuevas condiciones industriales, así como los novedosos aparatos y dispositivos de uso común, requieren una nueva plataforma de conexión de internet que transporte mayores cantidades de datos y lo haga a una altísima velocidad para que la maquina responda las órdenes emitidas, muy rápido (le llaman latencia). Es el caso de la nueva generación de automóviles sin conductor, que requerirán respuestas de solo10 milisegundos de retardo a la instrucción.

 Pues bien, estas necesidades de capacidad y velocidad de internet, solo podrán desplegarse a través de un nuevo tipo de red, llamada 5G. Hoy en día, se estima que existen conectados a la red 7000 millones de aparatos. Pero con la utilización del “internet de las cosas”, es probable que se llegue, en el año 2025 a ¡100,000 millones de dispositivos!

Montar el sistema de 5G, requiere de una fuerte inversión que tendrán que realizar las empresas de telecomunicaciones. Y estas inversiones, se verán reflejadas en una mayor densidad de fibra óptica para conectar los nuevos aparatos al internet, así como un mayor despliegue de antenas transmisoras, ya que la potencia y cobertura serán más limitadas, al incrementar la velocidad de descarga de las señales de internet a velocidades de 1 Giga byte por segundo y probablemente alcanzarán los 10 GB en 2025, ¡un relámpago! El reto se advierte descomunal.


Dentro de esta carrera tecnológica altamente estresante, se encuentra la competitividad de las ciudades, para que puedan brindarle a sus industrias, al sector servicios y a la población en general, la ultra velocidad requerida para el funcionamiento de la enorme cantidad de aparatos y máquinas que se deberán conectar al ciberespacio, para poder funcionar. Si este despliegue no se consigue, el subdesarrollo pesará sobre nuestras cabezas. Esta fue la conclusión a la que llegó el interesante panel titulado: Agenda Digital del Futuro, organizado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), hace apenas unas semanas.

De tal forma, las ciudades y regiones mexicanas que aspiren a mantener su competitividad y condiciones de atracción de inversiones, deberán abocarse a otorgar las facilidades para introducir el cableado e instalación de antenas, necesarias para soportar el sunami digital que se aproxima. No hay opción.


 Y aquí es donde regresamos a la cruda realidad mexicana. Al participar en el panel, las grandes empresas de telecomunicación, denunciaron el continuo soborno, por parte de las autoridades locales, para poder instalar la infraestructura necesaria para contar con redes 5 G. Alcaldes y miembros de los ayuntamientos, están a la caza de coimas y moches, para autorizar la introducción de fibra óptica y antenas. Sin el cumplimiento, bajo la mesa, de estos nefastos chantajes, no hay permisos.

 La cuarta revolución industrial y el futuro del país, queda en manos de los corruptos. Por eso la urgente necesidad de construir buenos gobiernos locales. La oportunidad se presenta en las próximas elecciones de ayuntamientos, que serán fundamentales para impedir el arribo o la permanencia, mediante la reelección de alcaldes, síndicos o regidores, decididos a extorsionar. No hay que permitirlo.

*Artículo publicado en mi columna dominical, en el periódico AM de León, Gto. el 15/10/2017.


@carce55

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RUPTURA AZUL

Carlos Arce Macías

«PAN: perder al partido, sin ganar el gobierno»

Gerardo Esquivel

 Se escuchan voces sobre la consistencia institucional del partido Acción Nacional, que ha visto pasar diversas confrontaciones internas, saliendo siempre avante de todos sus conflictos internos. “Mas fortalecido que nunca”, sentencian algunos apasionados militantes, rememorando las guerras intestinas y el desenlace final del combate que siempre terminó con la defección de un grupo de agraviados integrantes.

 La ruptura con Margarita Zavala, propiciada por un ambicioso e imprudente dirigente nacional, que el panismo encumbró y que ha demostrado que carece de la templanza necesaria para reprimir su obsesión por ser candidato del PAN a la Presidencia de la República; no es un evento similar a los encontronazos entre grupos panistas que se vivieron en otras épocas. Desarrollo la hipótesis.


 Los desencuentros anteriores se dieron en el contexto de un partido de oposición, que competía de manera testimonial en las diversas elecciones. No había poder en sus manos, se trataba de un ejercicio de esgrima virtual, consistente en evidenciar y ridiculizar al partido en el gobierno, con base en la potente oratoria de los selectos miembros, de sólida preparación académica, especialmente jurídica, que hacían trastabillar al todopoderoso partido del gobierno. Salvo un puñado de municipios y algunas diputaciones, el partido no controlaba ni estados, ni ciudades ni congresos. Las candidaturas eran pocas, porque difícilmente se encontraban aventureros temerarios que quisieran participar en elecciones claramente fraudulentas e inequitativas.

 Las divisiones internas, se dieron por causas esencialmente ideológicas y programáticas, especialmente en 1976. O bien por el posicionamiento frente a los cambios en el sistema de partidos y la aceptación de recursos públicos, los cuales hoy, paradójicamente, el dirigente de Acción Nacional repudia. No había candidaturas que pudieran ser ganadoras, en aquéllos tiempos heroicos de “los místicos del voto”, como los bautizara Adolfo Ruiz Cortines.


 La escisión que se ha fraguado dentro del PAN, en estos últimos meses, corre por cauces diferentes. No se acrisola en una formación partidaria repleta de románticos políticos, émulos del fundador: Don Manuel Gómez Morín, uno de los llamados Siete Sabios, de la joven generación de 1916. Ahora el partido es una organización muy compleja, colonizada por una nomenclatura, pendiente de absorber las rentas de todas sus actividades políticas. Los grandes presupuestos están en sus manos, por medio de la negociación con gobiernos, y la supervivencia en la cima del poder, depende de la distribución de puestos a sus incondicionales, “operadores electoreros” casi todos. Las prácticas deliberativas, las sesudas críticas a las decisiones de la dirigencia, la inclusión de ideas novedosas, no son el alimento de una agrupación centrada en el manejo del dinero y el poder. Gómez Morín, hoy, no reconocería al PAN como su criatura.

Ante esta nueva realidad, el desquebrajamiento del partido, no iniciaría con una desbandada inmediata; pero teniendo a la mano una nueva formación independiente, los múltiples precandidatos panistas, perdedores en las diversas designaciones que se anuncien próximamente, irán abandonando el esfuerzo electoral blanquiazul, para apoyar la opción de Margarita Zavala. Esto provocaría una profunda herida, que podrá poner en riesgo gubernaturas, senadurías, diputaciones federales, diputaciones estatales, alcaldías, sindicaturas y regidurías, que se sentían seguras.

 En el caso, por ejemplo de Guanajuato, la nominación del “delfín” gubernamental, se complicaría, ante la posibilidad de éxodo de los aspirantes frustrados, a las filas de la candidatura independiente, recién creada. La carretada de votos para el PAN, puede verse peligrosamente disminuida, y con esto, el desplome del voto blanquiazul, en un contexto de alta competencia. Las cosas se embrollaron a un extremo crítico, y solo una candidatura muy sólida y convincente, podría salvar el difícil reto.


 Por supuesto, la viabilidad del recién creado Frente Amplio Ciudadano, se vería seriamente dañada, cuando su principal promotor vaya perdiendo paulatinamente votos y fuerza. El Frente quedaría debilitado, y los equilibrios internos, serían más difíciles de administrar, ante la pérdida de potencialidad electoral panista.

 Enfrentar a una opción con el adjetivo de “independiente”, distante de la vilipendiada partidocracia, y que cuente con recursos, operadores capacitados y ciudadanos convencidos de su viabilidad para contender por la Presidencia, y que aparte conozca de memoria las debilidades del PAN, puede resultar un enemigo mortal para este partido. Aparte de que la flexibilidad para enrolar nuevos apoyadores y simpatizantes, le dará una valiosa ventaja. Más allá de los resultados electorales, se abrirá en el futuro próximo la opción para conformar un nuevo partido de centro-derecha, oxigenado y modernizado, que competiría directamente con Acción Nacional por ese sector del electorado.


 Ahora el panismo puede arrepentirse de su miope proceder, al permitir el arribo de jóvenes oportunistas, que temerariamente, desmontaron los restos de las buenas prácticas que aún anidaban en ese instituto político, para definir candidaturas. Lo primero que hicieron fue inflar y alterar el padrón de militantes, y con ello, la imposibilidad de realizar contiendas internas justas y equitativas. Luego, una dictadura casi estaliniana, resguardada por corifeos, que sustituyó a la figura de los probos y mesurados presidentes nacionales, que el PAN se enorgullecía de poseer.

 La última oportunidad la dejó pasar Acción Nacional, cuando en el 2015, la aplanadora montada con recursos sustraídos al grupo parlamentario de la Cámara de Diputados, logró una enorme cantidad de votos para encumbrar a Ricardo Anaya, sobre la opción que encabezaba Javier Corral, actual gobernador de Chihuahua. Allí se definieron querencias, ambiciones, obsesiones y patologías. La ruptura era cosa de tiempo, como bien lo advirtió el chihuahuense. Y así pasó.


@carce55

 

 

SISMO REGULATORIO

Carlos Arce Macías

Luego de los efectos de los recientes movimientos telúricos que sufrió una gran parte de nuestro territorio, una enorme convulsión, paralela a la sismológica se deberá producir en nuestro país, aunque aún no se identifique plenamente: la regulatoria.
Poco a poco, luego de que los aterrados partidos políticos dejen de competir en la ruleta del populismo más ramplón; nos daremos cuenta, lentamente, que lo primero que debemos enfrentar es a nuestra geografía, con la única arma que una sociedad medianamente organizada, tiene a la mano: la normatividad para regular un crecimiento urbano seguro.


“La geografía es el destino” advertía Napoleón Bonaparte, al marcar las rutas de sus conquistas europeas, y no le faltaba razón. La ubicación de los Estados, los cruces de caminos, los cauces de los ríos, los pantanos y lagos circundantes, condiciones meteorológicas y geológicas, conforman un destino, para los asentamientos humanos que forman villorrios, pueblos y ciudades. Todos deberíamos ser conscientes de esto, porque de su ignorancia parte la temeraria creencia, de que el lugar en donde habitamos, es el mejor del mundo. No es así, siempre presenta circunstancias positivas y negativas.

 Ante tales escenarios, toda fundación humana, debe de tener como objetivo, potenciar el contexto positivo de nuestro centro poblacional, y aminorar los peligros que el entorno geográfico nos impone. De esa manera, una sociedad desarrollada, que ha aglutinado cientos de miles de habitantes, debe labrar la consciencia de su población, para que sepa a que estamos expuestos, y que peligros enfrentamos.


 Por eso es importante saber geografía, no solo como un tonto ejercicio nemotécnico, que se realiza en los últimos años de primaria. Combinado con la física, los pobladores de una zona, deberíamos tomar conocimiento del “mapa de riesgo” de nuestro pueblo o ciudad.

Como lo venimos advirtiendo, los peligros que nos acechan deben de ser aminorados, basados en un mapa confeccionado para ello, que ubique los terrenos inundables, las zonas de deslaves, los pantanos, las franjas cercanas a terrenos con residuos contaminantes, los suelos altamente inestables, a causa de terremotos o huracanes, etc. Del mapa de riesgo, debe de desprenderse una serie de disposiciones que impidan arriesgar a los ciudadanos, evitando su ubicación en lugares que presentan alto riesgo. Permitir desarrollos urbanos en zonas de grandes declives o cercanas a los lechos de los ríos, o a suelos amplificadores de las ondas telúricas, se convierte en un acto de irresponsabilidad, lesivo a los derechos humanos.


De aquí, pues, se desprende una variada normatividad, que desgraciadamente ha acabado convirtiéndose en una simple tramitología, carente de sentido, y sujeta a criterios torcidos y aberrantes, que mediante la corrupción, permiten que las personas habiten lugares peligrosos para su economía, sus bienes y en muchos casos para su vida.

Las tragedias en la Ciudad de México, Puebla, Morelos, Oaxaca y Chiapas, deben de producir una honda mejora regulatoria en materia de urbanismo y edificación. Los conocidos “permisos de uso de suelo, de fraccionamientos y lotificación y el permiso de construcción”, son parte clave de una interrelación positiva entre un mapa de riesgo y el desarrollo urbano.

Para garantizar la seguridad de una construcción, la acreditación de los “directores responsables de obra (DRO)”, debe transformarse, de un insubstancial requisito, a un trabajo serio, que finque responsabilidades de orden civil y penal. Las mafias, acrisoladas en los colegios de arquitectos e ingenieros, deben de ser pulverizadas, para sustituirse por verdaderos instrumentos de control de calidad de las edificaciones que se vayan levantando, en los lugares que sean seguros.


Toda un nuevo capitulado de delitos en contra del desarrollo urbano seguro, debe de proponerse, dentro de los trabajos del nuevo sistema anticorrupción, para castigar a los responsables, particulares y funcionarios públicos, de permitir la construcción en zonas de riesgo, o la construcción de edificios que no tengan las características técnicas para ser seguros. La obligación de aseguramiento de los inmuebles, puede ser la piedra de toque, que obligue a construir responsablemente. A las aseguradoras no les gusta perder dinero.

No cabe duda, las escuelas dañadas y desplomadas, los edificios habitacionales erigidos después de 1985 que se derrumbaron, los centenares de edificaciones públicas, puentes, hospitales y oficinas, que se construyeron con “moche” de por medio, y acabaron colapsadas, producirán la necesidad de implementar una mejora regulatoria a fondo, que dé seguridad a las familias, sin convertirse en una tramitología excesiva, que impida construir las ciudades y pueblos seguros que necesitamos.


@carce55