REELECCIÓN Y GESTORÍA

 

 

Carlos Arce Macías

 La reelección es el mecanismo de los sistemas democráticos, que permite a los ciudadanos ejercer su poder, a través del voto, sobre sus representantes y gobernantes. Los premios y castigos, reelegirlos o expulsarlos del puesto, hacen que el político profesional, no se sitúe en una zona de confort, dependiente solo de la oligarquía partidista que lo ubique en una nueva chamba cada tres o seis años.

En Guanajuato, nuestro congreso se encuentra analizando los detalles del nuevo instrumento, para normar las condiciones de la reelección para diputados y ayuntamientos. Inicialmente empiezan a discutir quiénes sí y quienes no deben de pedir licencia para que la competencia no presente iniquidades.

Quiero señalar de manera directa y sin rodeos, que la gestoría, esa exótica predisposición de los legisladores de asignarse recursos para realizar acciones de reparto de dádivas o trafique de influencias a favor de individuos o grupos, en lugar de solo remitir los asuntos a la autoridad correspondiente, generará problemas muy graves.

A raíz de esto, me viene a la memoria una charla de sobremesa, con el entonces director del Instituto de Investigaciones jurídicas de la UNAM, el doctor Diego Valadés, que lanzaba enfático esta reflexión:

-Si el PAN insiste en establecer la reelección, será necesario prohibir la gestoría a los legisladores. Sin esta condición la contienda será inequitativa, y solo generará reclamos justificados de los demás competidores.

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Basado en ello, desde hace tiempo he advertido sobre la imprudencia de destinar apoyos pecuniarios, aparte de su sueldo, a los diputados, tanto locales como federales, aunque para estos últimos aún no habrá reelección. Y ya se identificaba, en las últimas campañas electorales de 2015, la tergiversación ante los electores, de la función legislativa. Apareció, por ejemplo, en espectaculares un candidato a legislador que prometía, entre retro-excavadoras, la construcción de carreteras. Algunos otros, menos audaces, realizan campañas sanitarias, entrega de materiales de construcción, ayudas a discapacitados etc. Incluso, han aparecido, en coloridas fotos subidas a las redes sociales, repartiendo gallinas entre los agradecidos pobladores de colonias populares. ¡El colmo!

Pero volvamos al tema, sin establecer la prohibición de la gestoría, encaminaremos entre malas mañas, la posibilidad de reelección de legisladores, en un ambiente poco competitivo y desigual. Se debe de insistir en que la condición para recontratarlos en el puesto, debe de ser el enjuiciamiento de su desempeño estrictamente legislativo, esto es, en la construcción y análisis de leyes, la eliminación de ordenamientos innecesarios, la exigencia de una buena planeación y presupuestación, el control del desempeño del los otros poderes (ejecutivo y judicial) y de los municipios, y el seguimiento puntual de las verificaciones que realiza el órgano superior de fiscalización, desde el análisis de la cuenta pública.

Pero además de todo lo anterior, lo más importante, el rescate de la dignidad parlamentaria, más allá de la filiación partidista, para generar la acción republicana trascendente: la división de poderes. Eso es lo que nos debe de interesar a los ciudadanos, no el reparto de despensas, pintura, láminas, tinacos, juguetes, cobijas, etc. Eso no constata ninguna aptitud destacada para maniobrar con virtud las leyes y exigir una rendición de cuentas implacable.

Por lo tanto, si no se acata como premisa fundamental de la reelección de diputados, la prohibición expresa de realizar gestoría, mal comenzarán las andanzas de los actuales diputados, para prefigurar un buen marco normativo para la reelección. Ante esa omisión, no merecerían ser reelectos.

Twitter: @carce55

Artículo publicado el 26 de marzo de 2017 en AM LEÓN.

 

 

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DE LA GUERRA

 

Carlos Arce Macías

 Tenemos que empezar a ganar guerras de nuevo

Donald Trump

Difícilmente el nuevo presidente de los Estados Unidos, sabrá quién fue Carl Von Clausewitz. Posiblemente lo confunda con algún general alemán de la Segunda Guerra Mundial, sin saber que se trata de uno de los escritores más influyentes en temas sobre estrategias, tácticas y filosofía de la guerra.

Von Clausewitz (1792-1831) fue un académico de la Escuela de Guerra de Prusia, que le tocó vivir las guerras napoleónicas, participó en las batallas de Jena, Borodino, Ligny y la de Wavre, que permitió la llegada de los prusianos a Waterloo para derrotar, por fin, a Napoleón.

Escaló a altos puestos en el ejército, hasta dedicar su vida a escribir sobre sus pensamientos a cerca de la guerra, las condiciones que envuelven victorias y derrotas, así como las causas que las originan. A él se debe la conocida frase, de que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”. En su libro “De la Guerra”, reflexiona sobre el belicismo y concluye que su raíz deviene del origen animal del hombre, del odio y finalmente de la política.

Con los recientes avances científicos se ha comprobado que la zona límbica del cerebro humano, produce las sensaciones de miedo, percute la agresividad como respuesta, y bloquea el funcionamiento de las corteza cerebral, provocando la incapacidad de razonar. La naturaleza agresiva de la bestia, se apodera de la persona, y la violencia se propaga como respuesta.

Todo se genera por el temor, y si se extiende entre los individuos de un grupo de sapiens (humanos), los lazos de defensa mutua se exacerban, produciendo respuestas belicosas contra todo aquello que sea extraño o diferente. En organizaciones humanas avanzadas, la nación es un referente de un grupo específico de sapiens, y el nacionalismo, su expresión defensiva en contra de todo lo que no es controlado por el propio grupo.

En una singular mezcla de odio y miedo, la política se dificulta, y los acuerdos entre grupos diversos se complican. Cuando fracasa la negociación, basada en la razón, lo que sigue es la guerra, violencia, enfrentamiento y eliminación.

Ninguna variedad animal, ha mostrado características más agresivas contra especímenes de su misma especie, que el homo sapiens. Recorramos la historia y saquemos conclusiones. Las guerras asiáticas, teniendo como centro a China y los mongoles, han sido las más devastadoras, cerca de 222 millones de víctimas a los largo de los siglos.

Ya en occidente, las guerras napoleónicas difícilmente produjeron 7 millones de muertos. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial, cobró la vida de más de 30 millones de personas, entre otras causas, por la mala interpretación que hicieron los generales alemanes y aliados de la época (Ludendorff y Foch), de las estrategias de ataque, que analizaba Von Clausewitz, para obtener una victoria: un ataque masivo en un lugar específico, tal como lo hacía Napoleón. El único problema, fue que los batallones de soldados se encontraron con una nueva arma: la ametralladora, con capacidad ilimitada de tiros y con una gran rapidez de disparo, que segaron jóvenes vidas, sin cesar. La masacre fue espantosa.

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Tan solo veinte años después de terminada esa contienda, dio comienzo la Segunda Guerra Mundial. Las innovaciones tecnológicas ahora permitían mejoras substanciales para eliminar enemigos, especialmente la aviación. La carnicería fue tal, que se estima que las bajas causadas por el fanatismo nazi, el fascismo  italiano y el militarismo japonés, llegaron a 70 millones de personas, rubricando la contienda, la inauguración de la era atómica, con el lanzamiento de bombas sobre Japón.

A partir de ahí, los europeos decidieron formular políticas para atemperar la animosidad nacionalista que tantos conflictos creó en ese continente. La razón aconsejó, con la caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría entre Occidente y la Unión Soviética, la creación de un orden supra nacional denominado Unión Europea. Más allá de situaciones comerciales y económicas, la Unión ha propiciado la mitigación de los conflictos. La sustitución de los orgullos nacionalistas locales, por el de asumirse como “europeos”, ha sido la clave que ha permitido a Europa, un largo período de paz.

Por eso, la salida de Inglaterra de la Unión, es muy peligrosa. También lo es, la apuesta militarista basada en el miedo, el odio racial y el nacionalismo, con que el señor Trump, acicatea a sus seguidores. La especie homo sapiens, ha demostrado una gran fragilidad de su cerebro mamífero cuando es atemorizado, mostrando una fuerte disposición a reaccionar agresivamente, desatando guerras.

El problema, es la gran potencia del armamento moderno. Si tan solo los ejércitos de la Segunda Guerra, hubieran tenido armas automáticas del tipo del AK-47, entre su equipo, el exterminio hubiera sido significativamente mayor. Todo esto, más allá de la capacidad de destrucción masiva de todo el planeta, a través de ataques con misiles balísticos intercontinentales, dotados de cabezas nucleares. Estúpidamente, el señor Trump, anda jugando con fuego. Ganar otra guerra, nos puede llevar a la aniquilación.

Twitter: @carce55

Artículo publicado en AM LEÓN, el 19 de marzo de 2017

INMIGRACIÓN Y EXPANSIÓN

 Carlos Arce Macías

A partir del 20 de enero, en Estados Unidos, con la toma de posesión del nuevo presidente, se pretende cambiar una de las columnas que ha sostenido a esa nación: la inmigración. De pronto, una porción de la población votó por una opción arisca hacia los inmigrantes, que incluso presenta acendrados matices racistas. Los norteamericanos han decidido negarse a continuar sosteniendo su gran país, sobre los hombros de muchos extranjeros que deciden mudarse a vivir en el.

Uno de los principales problemas que identifican es la enorme cantidad de mexicanos y latinos que ilegalmente se han radicado en su territorio, culturizando a gran parte de su sociedad con sus usos y costumbres. Hemos vivido, en cierto modo, un expansionismo silencioso desde Latinoamérica hacia Estados Unidos.

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Pero vale la pena identificar el proceso histórico que ha sufrido esa nación, en contraste con México. Su configuración territorial y su rápido crecimiento, nos proporcionan datos reveladores sobre el tema.

Nueva España hacia 1790, contaba con una población cercana a los 4 millones de habitantes, en tanto que las antiguas colonias inglesas, recientemente independizadas, contenían una masa aproximada de 3 millones de personas. Nueva España era pues, mayor en territorio y poblamiento que los Estados Unidos de América.

Para 1846, al inicio del conflicto entre las dos naciones, el antiguo reino español había perdido Texas, la cual se había separado, y contaba para entonces con 7 millones de habitantes en su territorio. Por su parte, los norteamericanos habían aumentado su población de los 3 millones iniciales a ¡15 millones! El país se comparaba demográficamente con el tamaño de España o Inglaterra en esos momentos. ¿Cómo sucedió esto?

La respuesta la da la inmigración. Una avalancha de europeos, decidieron trasladarse a la joven nación, a buscar un mejor futuro, del que les podía brindar la vieja Europa. Ingleses, irlandeses y alemanes decidieron establecerse en los nuevos territorios rumbo al oeste, que se iban abriendo a la colonización poco a poco. La dinámica expansiva fue brutal, presionando las fronteras norteamericanas hacia los territorios mexicanos limítrofes.

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México a su vez, pasó de un reino español, a una convulsa república en continuas guerras internas. La población se concentró en la meseta central, la cual proporcionaba un clima templado, sin inviernos crudos ni calores extremos, ideales para el desarrollo. Casi nadie deseaba emigrar a los agrestes y desolados territorios norteños, lejanísimos de la capital del país y asediados por hostiles tribus indígenas.

Pero a ello, se agrega una situación especial, la carencia de migración, motivada por la inestabilidad política, pero también por una restricción muy importante: a diferencia de los Estados Unidos, en donde privaba la libertad religiosa, fundamentada en la variopinta conjunción de creencias que allá se profesaban, México en el artículo 3 de su texto constitucional de 1824, se determinaba como un país “perpetuamente católico”. A consecuencia de este dispositivo de la Constitución, quedaba prohibido el asentamiento de extranjeros en el territorio mexicano que no profesaran la fe católica. Así la conjunción de clima, estabilidad política y credo religioso, se conjugaron para evitar una inmigración pujante, como la que sucedía en el país del norte.

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Más allá de las circunstancias bélicas de la guerra de 1846-48, el contingente poblacional, condicionó el destino de ambos países. Estados Unidos contaba con colonos para los extensísimos territorios de norteamérica, mientras México, asentado en la placidez de mesoaméricana, no contaba con pobladores para su basto territorio. La suerte estaba echada.

Estados Unidos le debe a los inmigrantes, haber podido poblar los territorios despojados a su vecino. Los alemanes fueron el principal grupo que se asentó en las extensas praderas del centro de los Estados Unidos. Dato curioso, de las poquísimas zonas pobladas por mexicanos en Nuevo México, Tejas y California, 50,000 habitantes aproximadamente, ninguno retornó a México. Todos prefirieron convertirse en ciudadanos americanos, siguiendo exactamente el mismo patrón en que se mueven los actuales migrantes, que no desean regresar a su país, sino vivir, definitivamente, con nuestros vecinos del norte.

Si la iniciativa de Cuauhtémoc Cárdenas, de reclamar ante tribunales internacionales la nulidad de los acuerdos de Guadalupe Hidalgo, en el que se acuerda el despojo de más de la mitad del territorio nacional a favor de los Estados Unidos llegara a buen fin, se enfrentaría un grave problema: los habitantes de origen mexicano de los territorios por recuperar querrían seguir perteneciendo a los Estados Unidos de Norteamérica. ¡Que paradoja!

Twitter: @carce55

Artículo publicado el 12 de marzo de 2017 en AM LEÓN.

V INFORME, LA TENTACIÓN DE SER CÉSAR

 

Carlos Arce Macías

Miguel Márquez es una persona sencilla por naturaleza. Intenta alejarse de las extravagancias del poder, y pretende instalarse en las antípodas de boato político, imprimiéndole espontaneidad a su constante interrelación con la ciudadanía. Es un político, que con cierto aire foxista, desea definirse como alguien cercano a la gente.

Hay que aclarar algo, el acto republicano, relativo al Informe Anual del Ejecutivo, se encuentra normado en el artículo 78 de la Constitución Política del Estado. Se trata de “un informe escrito en el cual exponga la situación que guarda la Administración Pública del Estado”. Esta obligación se cumple con la entrega que hace el Secretario de Gobierno al Congreso. Punto.

De tal manera, que el acto público al que asistimos en el parque Bicentenario es otra cosa. Se trata de un evento político, que envía un mensaje concreto: Márquez cumple, el gobierno tiene logros excepcionales gracias al trabajo del gobernador, y aunque con algunos problemas, todo pinta muy bien para los guanajuatenses.

 

El discurso duró aproximadamente hora y media, una hora y un cuarto, se dedicó a señalar los logros de la administración. No se pueden minimizar: enorme creación de empleos, aumento substancial del producto interno bruto del estado, multiplicación de las exportaciones, muchos parques industriales en diversos puntos de la región, turismo en auge, y un sector agroindustrial en transformación, de granero a refrigerador del país, a través de la agregación de valor a sus productos. Guanajuato está mejor que muchos estados de la República, gracias a su posición geográfica, a las condiciones internacionales vigentes hasta ahora, a la labor de sus empresarios y trabajadores, a la infraestructura creada en administraciones anteriores… y finalmente al desempeño de su gobierno, lidereado por el gobernador.

La entrega y aplicación de millones y millones de pesos, a programas sociales para miles de habitantes de escasos recursos, debería llamarnos la atención, no por su virtud, sino por la persistencia de las carencias en las clases más vulnerables de la sociedad. Me explico, una buena administración debería rendir informes en los que se evidenciara anualmente un menor gasto en programas sociales destinados a la pobreza, a causa de la remisión de la misma. Pero en todo México parece lo contrario; se festina el aumento anual del gasto en estos programas, y se anuncia con orgullo ese logro. La pobreza en plena expansión. ¡Bravo!

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Una vez descrita la parte festiva del mensaje, utilicemos el pensamiento crítico, para plantear otras perspectivas del evento. Consideramos de entrada, que perdió clase y buen gusto, a diferencia de los actos anteriores en los que se había impuesto una retórica sobria y directa. El bautizo de Márquez, como “El Gallito de Oro”, en un anuncio incrustado en el discurso, resultó el inicio de un guión excesivamente auto elogioso. Luego siguieron varias inclusiones de minusválidos, pequeños empresarios, estudiantes, etc, que agradecían directamente los apoyos otorgados y la buena disposición del Miguel Márquez y el cumplimiento de sus promesas. Bajo este formato, el discurso adquirió un toque populista innecesario.

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Si el PAN quiere enfrentar con éxito al candidato que lleva todo el siglo haciendo campaña a base del populismo, debe de posicionar una disertación radicalmente distinta, seria, directa, clara y contundente, que reúna un requisito muy importante: el republicanismo.

Ser republicano, preocupado por las cosas públicas, requiere trasladarnos a la vieja Roma, la inventora de esta práctica política. La Roma republicana, fomentaba las virtudes cívicas de su pueblo. Su clase política la llevó a convertirse en dominadora del mundo occidental, gracias a la integridad de sus gobernantes. En la Roma republicana, no había pan y circo, sino discusión circunspecta de los asuntos públicos en su Senado. Solo basta recordar que la construcción del Coliseo, no se dio sino hasta el siglo I D.C. durante el reinado del emperador Tito, con la república destruida y el imperio en pleno apogeo. En ese período histórico, los romanos vivían sojuzgados, pero felices disfrutando los espectáculos de su circo. El pan se repartía, arrojándoselos a los asistentes. La dignidad perdida, pero todos satisfechos.

Si Guanajuato, es parte de una república, su clase política debe de ser austera y su discurso debe construirse para señalar los avances, pero sobre todo, los retos que tiene por enfrente su gobierno. Quince minutos para referirse al grave problema de la seguridad pública y rematar su participación, resultan insuficientes para construir un mensaje republicano, en el que se plantean con seriedad los asuntos importantes para los ciudadanos. Los programas asistenciales, por muy populares que estos sean, son totalmente marginales.

Un buen discurso hubiera sido aquél que esbozara con contundencia el relato de temas torales como : el funcionamiento y las amenazas a la seguridad pública que viven los guanajuatenses; las condiciones medioambientales y de equilibrio ecológico del desarrollo industrial y urbano; la gobernabilidad democrática del estado; el ejercicio de la libre expresión; la vigilancia al desempeño de la administración pública; la consolidación de la transparencia y la rendición de cuentas; el combate a la corrupción y los moches; la efectividad del gobierno para hacer prevalecer el Estado de Derecho, especialmente el cumplimiento de contratos y el respeto a los derechos de propiedad; las condiciones políticas y administrativas de los gobiernos municipales. Eso es parte de lo verdaderamente importante y trascendente, que no se tocó.

Pero la tendencia a presentarse como un césar simpaticón, se impuso finalmente. Miguel Márquez debe de realizar una profunda reflexión sobre ello. Quizás sus consejeros áulicos deberían de intervenir a fin de corregir el camino rumbo a la sobriedad republicana y la traducción, en un léxico sencillo, de los temas fundamentales del buen gobierno, porque esa es la diferencia para asumirse no como gerente, sino como estadista.

En fin, en un momento de prosperidad bajo amenaza, se perdió una valiosa oportunidad para trascender, no por los números y estadísticas consignadas en el mensaje, sino por las ideas expresadas. Ojalá se aboque el gobernador a mirar con una perspectiva más profunda y menos superficial, su importante labor. Los guanajuatenses se lo exigimos.

Twitter: @carce55

 

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