Carlos Arce Macías
Sin duda el partido Acción Nacional, se encuentra en una etapa crítica. La mezcla de viejos militantes, con una generación de jóvenes acostumbrados a desplegar carreras cómodas dentro de la política, casi exentas de riesgos, a diferencia de las viejas épocas, ha prefigurado un coctel partidista poco armonioso.
En el centro de esta realidad esta un tema fundamental para México, Guanajuato, el PAN y la próxima elección de 2018: la corrupción. Y el problema que enfrenta el partido que ha gobernado esta entidad por más de 25 años es este: ¿cómo podrá convencer a los electores, de que realmente es un partido con una profunda convicción de combate en contra de la corrupción? ¿Cómo evidenciar una internalización plena, respecto a que la corrupción es el problema más grave que en estos momentos enfrenta nuestra sociedad? ¿Cómo persuadir a los ciudadanos de que cuenta con los perfiles adecuados para encabezar esta lucha anticorrupción?
El reto es extraordinariamente complejo, porque se afronta el deterioro político, que se produce por los largos años en el gobierno y por el abandono de prácticas democráticas, que en aras de la retención del poder a toda costa, se han ido perdiendo paulatinamente.
La única forma de enfrentar con éxito la próxima elección, a fin de que gane, no un grupo de apoyadores incondicionales a un candidato, sino la ciudadanía guanajuatense en su totalidad, es revitalizar, sin recato alguno, los mecanismos democráticos tradicionales del PAN, y con esto, la reconstrucción de un gobierno republicano, de contrapesos, en dónde la labor de la oposición se haga sentir y el combate en contra de la corrupción sea el objetivo principal.
Para ello el camino no resulta sencillo, se requiere de la convicción colectiva de los militantes para transformar en organización democrática, una formación partidista que ha perdido bríos frente a la ciudadanía, por su apuesta por un corporativismo, que ahora, solo beneficia a oligarquías que operan en el seno partidista.
La forma inicial, de enfrentar tan ominosa realidad, es establecer, publicitar e introspectar en sus militantes una aversión, radical y sincera, a la corrupción y sus diversas manifestaciones. Ese sería el comienzo.
Esta aversión inicia, con algo muy sencillo y claro: no juntarse con corruptos, no aceptarlos, y si es posible, escindirlos de la organización partidista. Eso es lo que entienden los ciudadanos, y lo que deberán tomar en cuenta para emitir su voto, ante la reelección de muchas autoridades que se dará en 2018.
Bajo esta reflexión, vale alertar sobre la inexplicable tolerancia con miembros del partido que se han visto involucrados en actos reprobables, y que no obstante la evidencia de estos hechos, el organismo no haya tomado medidas para frenar su encumbramiento político. Ante la irresponsable omisión, no extraña que un grupo numeroso de militantes se proclamen corifeos de tan indignos personajes.
Siguiendo la línea de razonamiento planteada, ubicarse en la cercanía a Luis Alberto Villarreal, debería ser motivo de preocupación para cualquier panista que tenga en alto su nombre y honra. Los guanajuatenses conocemos, por diversos reportajes, las andanzas del político sanmiguelense y su involucramiento en el caso de los famosos moches. Mantenerlo en el blanquiazul y darle la posibilidad de ser consejero nacional, a través de un pacto con el supuesto delfín del gobernador, es una de las más significativas pifias del PAN. La ferviente apuesta por el combate a la corrupción de la dirigencia panista, ha quedado desmentida en los hechos, ante la nominación de Luis Alberto al órgano que se define como la conciencia del panismo, en su más pura acepción.
Pero para algunos panistas, exhibirse en las redes sociales, al lado del “señor de los moches”, resulta inexplicablemente motivo de orgullo y certeza de actuar bajo los más caros valores y principios panistas. No es esta la mejor forma de manifestar públicamente un compromiso por la honestidad y la rectitud.
Desgraciadamente, nos encontramos ante un problema que padecen muchos militantes en busca de escalar posiciones en la política. No ha anidado en ellos la aversión a la corrupción, y con ella, a interactuar con los corruptos. El silencio partidista y la falta de denuncia pública, han permitido que avancen sus afanes por obtener el poder a cualquier precio, pensando pragmáticamente, que el fin justifica los medios.
Habrá que invitar, con comedimiento, a todo el panismo guanajuatense y nacional, a realizar un profundo examen de conciencia para rescatar sus valores originales y ponerlos en práctica. Deben de enmendarse muchas conductas, y discernir que las malas amistades no son propicias para lograr una carrera política, basada en el ejercicio de las virtudes cívicas.
Remato recordándoles, el viejo refrán: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. En política, hay que tenerlo siempre presente.
Twitter: @carce55
Publicado en el periódico AM LEÓN, el 18 de diciembre de 2016
Le faltó hablar de Fernando Torres Graciano, de Medina Plascencia y miguel Márquez.
Todos están incluídos. Que mediten en con quién se juntan. Saludos
Mandaselo a Margarita
Ya lo vio. Saludos