¿POR QUÉ NO FUNCIONA EL PAN?

Regreso de cumplir mis deberes partidistas, acudiendo a la Asamblea Municipal del PAN a elegir una nueva directiva municipal,  así como candidatos para los consejos estatal y nacional.

El evento estuvo bien organizado, el flujo de militantes fue nutrido, las elecciones se desarrollaron sin que mediara debate alguno. Casi por unanimidad se votaron las propuestas, y la elección para nuevo comité municipal fue por cédula. Nada sorpresivo, todo conforme lo planeado, y  las propuestas convenientemente consensadas con anterioridad.

La unidad del partido se hizo evidente, para corroborar la marcha solidaria de todos en pos de los objetivos comunes y de la brega de eternidad en busca del bien común. Todos contentos, sin voces disonantes.

Pero algo huele mal. ¿Saben qué? Ese no es el partido político de profundas raíces democráticas en el que hemos soñado. Lo que experimentamos es un instrumento electivo, propio de zombies. Lo que ha suplantado a la democracia es una mascarada para sancionar acuerdos cupulares, que responden a estrategias e intereses de un grupúsculo que se ha adueñado de la franquicia.

Sin debate interno, sin contraposición de ideas, sin competencia entre camaradas, el sistema democrático no funciona, y es substituido por una mascarada vergonzosa. La democracia exige la construcción interna de un escenario de competencia honesta, que evite trampas de los contendientes y sublime el ejercicio de los valores cívicos entre  militantes. Aprender a competir sin hacer trampas, repartir tortas, acarrear ciudadanos, comprometer apoyos y votos con obsequios, es la escuela de ciudadanía que siempre ha planteado Acción Nacional.

Por eso los reclamos por instituciones electorales transparentes y efectivas, tienen origen en las propuestas de los legendarios «místicos del voto», como los llamaba el presidente Ruíz Cortines, a los obsesivos panistas que planteaban elecciones limpias y honradas.

Hoy, parece que la gran mayoría, se encuentra en una zona de confort, en que el juego consiste en  afiliarse a la corriente mayoritaria en automático, o ser parte de los grupos controladores de votos incondicionales. Esta perversa situación, aniquila la verdadera competencia, indispensable para que surjan liderazgos auténticos y legitimados al interior del partido, propiciando en detrimento de ello, la aparición de perfiles sórdidos, manipuladores y proclives a la corrupción . Por eso se pierden las elecciones, no tengan dudas.Bajo estos métodos,  la calidad del producto resulta deplorable.

Y la consecuencia obvia del pactismo al interior de la organización política, en defecto a la competencia democrática, es extender el método hacia el exterior, a través de los  acuerdos inconfesables con otras fuerzas político-partidistas, para repartirse alegremente las posiciones electorales y desde ahí patrocinar intereses, asignar obras y recibir moches. Al cabo la democracia quedó emparedada en las propias oficinas del PAN.

Llamo a los compañeros del PAN, conscientes de la necesidad de cambio, del combate con seriedad a la corrupción, de implantar verdaderamente la práctica democrática para que la política funcione bien y a favor de los ciudadanos; a no permitir más acuerdos cupulares para formular «propuestas de unidad». La maquinaria partidista debe de ser forzada a desempeñarse con eficiencia en la confrontación fraterna, para fomentar la producción de ideas y la esgrima mental necesaria para sobrevivir en ambientes competitivos. No aceptemos más pactos entre grupos, que pulverizan la democracia interna, e impiden la construcción de ciudadanía,  que son la base de una vida pública sana. Ya basta.

Guanajuato 27 de noviembre de 2006

Twitter: @carce55

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CENA CON FIDEL

UNA CENA CON FIDEL

Carlos Arce Macías

-Fó, tú puedes ser presidente de México. Le espetó Fidel Castro a Vicente Fox, al inicio de una cálida cena, el lunes 22 de febrero de 1999, manifestando sus dotes de adivino, o bien dejando entrever, como le gustaba, la calidad de la información obtenida por su servicio de inteligencia que opera en México.

Ese día, por la noche, luego de la firma del convenio de hermanamiento entre la provincia de La Habana y Guanajuato, en la Casa de los Alcaldes, ciertos miembros de la comitiva del entonces gobernador de Guanajuato, discretamente, fuimos invitados a abordar los vehículos que nos esperaban para transportarnos al Palacio de la Revolución, en dónde se ofrecería una cena con el presidente Fidel Castro Ruz.

El personaje legendario, joven rebelde en pos de sus ideales, líder revolucionario, carismático conductor de un pueblo enfrentado a la potencia más poderosa del mundo, dictador autoritario, y audaz político, de pronto se materializó en ser de carne y hueso, ataviado con su tradicional uniforme militar de campaña, color verde olivo.

Toda su interacción, seguía un guión cuidadosamente preparado, para poder situarse en el centro del evento, con el objetivo de dejar atónitos a sus comensales con las reflexiones y comentarios que iba externando poco a poco, en voz baja, para obligar a todos los invitados a estar en silencio para oírlo con atención.

Su voz eran todavía muy clara, y su dicción, con el acento caribeño característico, era perfecta. Al inicio, solo el hablaba, estableciendo los temas a abordar, y tomando el control total de la conversación. Era un hombre acostumbrado a imponer sin miramientos su pensamiento y visión de los temas que había decidido tratar. El inicio de la cena, fue un monólogo, con tímidos matices de diálogo, hasta que el gobernador Fox, seguramente sin pretenderlo, encontró la punta de la hebra.

-Estamos trayendo a Guanajuato desde Australia, fetos de una raza caprina que produce leche de muy buena calidad-. Fue el comentario vertido por el guanajuatense en algún momento de la charla, cuando se hablaba del desarrollo ganadero en la isla. Los ojos de Fidel destellaron, fijando su mirada en Fox, inquiriéndolo.

-¿Cómo es eso? ¿Que clase de ganado es ese? ¿Cuál es su producción?- dijo, mesándose la barba, mientras esperaba la respuesta a través de la explicación del mejoramiento de las especies caprinas. Solo así el funcionario mexicano pudo establecer un verdadero diálogo con su anfitrión. En ese momento, el resto de nosotros, nos convertíamos en mudos testigos de una apasionada conversación entre un par de granjeros ibéricos, en torno a la conveniencia de adquirir un hato de chivas lecheras.

Los detalles técnicos apasionaban al comandante revolucionario. Interrumpiendo temas de geopolítica, o el relato de su impresión sobre personajes latinoamericanos, como el entonces presidente colombiano Andrés Pastrana, el cual le había causado una magnífica impresión a Castro; volvía otra vez al asunto caprino para repreguntar.

-¿Y como cuántos litros de leche producen estas chivas Fó? ¿La ubre es suficientemente alta para dejarla pastar en zonas en que la hierba es densa, sin que se lastimen? El cerebro del dictador, no dejaba de procesar la información del ganado, y estoy seguro, que por lo menos, algunas chivas australianas deben de pacer tranquilamente en alguna parte de la bella isla de Cuba.

Llamaba la atención, para esos momentos de la larga cena que terminaría hasta la madrugada, el interés común por la agricultura y lo animales. Se habló de caballos, vacas y búfalos.

-Fó… ¿has probado la leche de búfala?

-No, ¿es buena?

-Magnífica. ¡Traigan leche de búfala para todos! Ordenó.

Y en tanto el agricultor guanajuatense, convertido en líder político de su estado, elucubraba sobre la innovación de un tipo de arado, diseñado en la Universidad de Guanajuato, el interés del más fiero contrincante de los Estados Unidos, se enganchaba a las características de penetración en suelos, del instrumento agrícola. Para ese entonces el diálogo de los dos personajes era pleno y equilibrado. Disfrutaban la plática de manera natural, mientras se escanciaba un buen vino español de la ribera del Duero.

La cantidad de información, guardada en la memoria del revolucionario caribeño, era fantástica, pero también denotaba la preparación minuciosa de la reunión. Los datos de salud del estado de Guanajuato los manejó con suma precisión, mejor, incluso, que el secretario estatal del ramo, ahí presente. Recuerdos, reflexiones y anécdotas surgían como pirotecnia mental de la mente de Castro. Era una floritura de retentiva apantallante, para provocar la admiración de sus invitados.

Con naturalidad, sabedor del reconocimiento que se le profesaba, Castro intentaba mantener su liderazgo todo el tiempo. Un oficial, discretamente, probaba los alimentos que se le iban sirviendo. Demasiados atentados en su contra, justificaban la protección a su persona.

Sin imposturas, trataba de conducir con mano firme la reunión, hacia los puntos que le importaban tocar, evaluando detenidamente las reacciones de su interlocutor. Lo estudiaba con esmero.

Pero seguramente fue sorprendido por el inesperado agradecimiento de Fox por la interesante y agradable velada y las atenciones recibidas.

-Pues gracias comandante, ya son mas de las 3 de la madrugada y mañana hay que chambear,- le dijo al asombrado Castro, acostumbrado a liberar a sus comensales casi a la salida del sol. El gobernador de Guanajuato se levantó de su asiento ante el impávido dirigente cubano, que no tuvo más opción, que acompañar hasta las escalinatas del Palacio de la Revolución, a sus invitados, siempre mostrando empatía y amabilidad. Al despedirse, con cierto dejo de afecto sincero, acabó fundiéndose en efusivo abrazo con Fox. La entrevista se daba dos años antes de la ruptura entre ambos, acontecida en 2002.

Al día siguiente, mientras recorríamos por la mañana la Habana Vieja, acompañados por Eusebio Leal, el cronista de la ciudad, Fox vio como una viejecita barría el exterior de la iglesia de San Francisco. Se dirigió a ella, la saludó y empezaron a platicar. Se sentó a su lado y le preguntó:

-¿Eres católica?

-No, no soy católica-. Respondió.

-¿Entonces en quién crees?- Inquirió el guanajuatense.

-En Fidel.

Twitter: @carce55

Editorial publicado el 27 de noviembre de 2016 en el periódico AM LEÓN.

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¿REPÚBLICA O MONARQUÍA?

MÉXICO: ¿REPÚBLICA O MONARQUÍA?

Carlos Arce Macías

El tema es como se trasmite y controla el poder. Las sociedades se organizan constituyendo gobiernos. Para gobernar, se da poder, a un grupo de personas o a una sola, sobre los miembros de toda una sociedad. El poder se puede transmitir por herencia, o bien por designación. Para ello, se han inventado, principalmente, dos modelos: la monarquía y la república.

El modelo monárquico, se basa en el poder unipersonal, se trata de un individuo, que durante gran parte de su vida gobernará a una sociedad, y que a su muerte, heredará el puesto a uno de sus descendientes. Cuando el monarca no tiene instituciones que lo limiten, como un parlamento, el soberano puede actuar a voluntad. Estamos entonces, ante una monarquía absolutista. Este tipo de reyes podían hacer lo que quisieran, sin que nadie les impidiera nada. Podían gastar a contentillo el dinero del reino, sin rendirle cuentas a nadie.

Tampoco requerían permiso para nombrar a sus colaboradores. Bastaba su voluntad, para imponer en el cargo deseado a amigos, compadres, incondicionales y sobre todo familiares.

Y no hablemos de adquisiciones y contratación de obras públicas. Estos reyes podían ordenar la construcción y compra de lo que les viniera en gana, sin freno alguno a su designio contractual.

Una de las ventajas de este tipo de monarquías era que no se requería congraciarse con la ciudadanía. Sin voto de por medio, no había necesidad de partidos políticos, sino solamente de apoyadores a su causa, que se identificaran como incondicionales, acríticos de sus acciones gubernamentales, y dispuestos a realizar, contra viento y marea las instrucciones que recibieran del soberano.

Cuando al rey le hacía falta dinero, no tenía problemas, acudía a sus banqueros para que le otorgaran préstamos contra futuros impuestos y que acabarían pagando sus súbditos. Los montos no importaban, podían elevarse significativamente. Total, el que luego heredara la corona, sería el que debería de pagar.

Finalmente, el rey dejaba a su heredero, y el riesgo era que el nuevo gobernante fuese peor que el rey anterior. Porque así, poco a poco, podría irse deteriorando la calidad del gobierno del reino, hasta tener verdaderos imbéciles como monarcas.

Pero , al transcurso del tiempo, el pueblo ya no soportó esta forma de régimen caprichosa y arcaica y se rebeló. La Revolución Francesa marco el final de la monarquía absolutista y se reinventó una nueva forma de gobierno: la república. El sistema republicano es aquél, en que el poder se otorga periódicamente a un grupo de funcionarios y representantes del pueblo. Cuando se hace a través de elecciones, se dirá que se hace por un método democrático. El poder se distribuye entre tres ámbitos de gobierno: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. La idea, es que ninguno acumule tanto poder, que impere sobre cualquiera de los otros. Así se establecen pesos y contrapesos para evitar que uno prime sobre los demás. Se trata, pues, de una república con división de poderes, que evite las distorsiones y abusos de los malos gobernantes, que sucedían constantemente en la monarquía absolutista.

Por eso, México optó desde su Constitución de1824, la primera, por un sistema republicano que garantizara un gobierno prudente, profesional, acotado entre sí por el balance entre los poderes. Su base es la representación política de los ciudadanos, en el Congreso, al cual deben de rendir cuentas, anualmente, quienes presiden los demás poderes.

En la república, los gobernantes van siendo seleccionados por organizaciones partidistas, en las que la competencia interna va cribando a los mejores hombres para administrar y gobernar. Las camarillas internas y los juegos cortesanos son eliminados por la promoción de las virtudes republicanas de los integrantes de los propios institutos partidistas.

La república nos protege de la irresponsabilidad de los gobernantes al ejecutar el gasto público. La deuda siempre estará controlada, a fin de prevenir desastres financieros en que pudiera caer el estado, elevando el déficit a niveles peligrosos para la estabilidad económica.

Con la república, el gobierno es profesional, evitando la contratación de familiares, amigos e incondicionales, que puedan formar grupos en el seno de la administración para controlarla y obtener ganancias indebidas. La competencia laboral de los funcionarios, es la guía de su acceso y permanencia en la administración.

En la república, los cargos no se heredan. Son los perfiles y la experiencia de los futuros candidatos a los puestos, lo que hace que estos sean electos libremente por los ciudadanos, o bien reelectos por el correcto desempeño en sus cargos. Lograr la confianza de la ciudadanía, es lo más importante.

Eso es lo correcto e inteligente, la historia nos vuelve a enseñar como el proceso civilizatorio no se detiene, e inventa formas, más perfectas, para gobernarnos. Porque ¿se imaginan el desfiguro que sería, establecer un sistema republicano, más caro, y que requiere tantas complejidades institucionales para evitar el abuso del poder, y que este no funcione como se tiene previsto?

Sería inimaginable una república con división de poderes, en dónde el presidente o los gobernadores de una entidad federativa, pudieran sobre-endeudar a la nación o a sus estados, nombrar a sus familiares, amigos o incondicionales a los cargos administrativos, contratar obra pública a contentillo, adquirir bienes sin acreditar su correcto precio y calidad, formar camarillas internas en los partidos políticos, para controlar las designaciones, y sobre todo, gastar el dinero de los ciudadanos, sin transparencia y sin rendir cuentas, ante los congresos, de los gastos devengados.

Porque si así sucediera, cosa impensable en México, la verdad es que saldría más barata la monarquía absolutista que la complejísima estructura republicana. ¿No lo creen? Seríamos unos tontos, pues.

Twitter: @carce55

Artículo publicado en el periódico AM LEÓN, el 20 de noviembre de 2016

 

 

 

EL GATILLO DE TRUMP

Carlos Arce Macías

Ríos de tinta correrán tratando de encontrar el cauce de los motivos de una gran parte de los norteamericanos, que prefirieron votar a favor de un candidato impresentable, antes que darle su voto a una mujer, símbolo de la cultura política tradicional.

La primera reacción, es que los ciudadanos están hartos de su gobierno, en dónde la crisis de representatividad es cada día más profunda. Los electores no están siendo representados a cabalidad. El beneficio común no impera en los congresos, los ideales democráticos han sido abandonados, ante el imperio de los intereses políticos y de la oligarquía.

Instalado este enojo, encarnado por la personalidad de la señora Clinton, y las negociaciones y acuerdos políticos que a diario se entretejen en Washington, a espaldas de los electores, y solo en beneficio de empresas, representadas por audaces cabilderos; se exacerbó con patrañas nacionalistas y de corte claramente racista y xenófobo. Así pues, no resultó complicado amasar un mensaje radical, dirigido a las emociones más primarias, que calaron como cuchillo en mantequilla, en las ingenuas mentes de los americanos de pequeños condados, de corte ultraconservador.

Estamos ante el enfrentamiento final entre la ciudad y la pequeña comunidad. Entre el conservadurismo a ultranza, basados en un puritanismo religioso muy arraigado, propio de personas de edad madura, frente a una sociedad progresista, cuya mentalidad se encuentra configurada en el post-cristianismo, que impera en las ciudades de corte global (situadas sobre todo en las costas) abiertas al libre tránsito comercial y de ideas, y que apuestan por un cúmulo de libertades, intolerables para los conservadores.

La megalópolis, frente al comunitarismo rural, engarzado a sus valores tradicionales. La vida rígida y ordenada de los cuáqueros fundadores de la nación, frente a la dinámica citadina, construida sobre libertades y contactos globales, donde se apilan todo tipo de razas y creencias, en un continuo y tumultuoso happening de milenials. Dato toral, donde hay universidades o en grandes complejos citadinos, el voto por Trump, fue totalmente minoritario.

Los conservadores perdieron por un pequeño margen, en votos totales (250,000). Sin embargo, el sistema electoral americano, dará el triunfo al candidato republicano dentro del Colegio Electoral, que se cuenta por estados ganados. Los liberales, se verán sub-representados en el Congreso, gracias al injusto sistema de mayoría pura, sin representación proporcional, tan reclamado constantemente en México. Ahí tienen los resultados, todo para el ganador y nada para el perdedor, aunque al final éste tenga más votos.

Hoy la más poderosa nación del mundo, está profundamente dividida, no por el resultado de la elección, sino por los mensajes de la campaña del señor Trump. Y nos tocará vivir uno de los cambios más dramáticos que se hayan dado, luego de las guerras mundiales del siglo XX. Todo puede suceder, a partir de estos últimos movimientos, que han desestabilizado el arreglo político del liberalismo tradicional, triunfante después de la caída de la Unión Soviética.

Los votantes conservadores quieren empleos, como los que poseían en los años 70´s del siglo pasado. Y el problema, es que empleo en el mundo está en crisis, no solo por la mano de obra barata y el bajo costo del transporte marítimo interoceánico, con mayores capacidades de tonelaje por viaje, luego de la apertura de las nuevas esclusas del canal de Panamá. La irrupción de la robótica ha revolucionado y puesto en jaque al mercado laboral, por la substitución de seres humanos por máquinas que realizan las tareas más rápido, mejor y sin defectos. No hay forma de revivir los viejos tiempos en Detroit, con alta producción de automóviles, empleos bien pagados y protegidos por poderosos sindicatos. Eso se esfumó.

La renuncia al libre comercio y el retorno al feudalismo, obliga, como lo ha propuesto el candidato republicano, a levantar murallas en derredor de la comunidad nacional. El rechazo propuesto por ambos candidatos al Acuerdo Transpacífico de Integración Económica (TPP), negociado con 12 países de América y Asia, significa la renuncia de los Estados Unidos a liderar el comercio mundial, con el acento puesto, especialmente en el enfrentamiento con los chinos. ¿De verdad es ese el interés de los americanos? China sonríe.

Pero lo que más debe de preocupar, es la tensión social que se ha despertado en tierras del Tío Sam. La historia demuestra que el alivio de grandes tensiones, se da a través de la guerra. De ahí las explicaciones a los constantes conflictos que ha vivido la humanidad.

Ante un futuro incierto, ante un galopante cambio de paradigmas, ante la transformación de la vida local en comunidades globales en contacto con todo el mundo, ante la superación de mitos religiosos por un nihilismo desbordado por jóvenes ajenos a creencias tradicionales, se instala el miedo.

Y el miedo es uno de los percutores más efectivos en la mente, ya que se produce en la amígdala cerebral, que es parte del cerebro arcaico, accionador de los impulsos más primarios de defensa y ataque. A ese gatillo llegó el dedo de Donald Trump. Ha sido irresponsable, porque al activarlo imprudentemente, provoca una de las respuestas inconscientes más rápidas y contundentes: la agresión y el ataque.

La violencia se ha instalado en la sociedad y la confrontación con armas cada vez más destructivas, puede desatarse rápidamente. A las guerras comerciales, le siguen las conflagraciones armadas. La motivación primaria se impone sobre los procesos racionales. Ese es el peligro inminente.

Twitter: @carce55

 

 

 

 

 

 

 

 

PAN: la clave está en los MOCHES

Carlos Arce Macías

En México constatamos que cada día, hay menos políticos y más delincuentes organizados dentro del poder. Basta una ojeada a las principales notas de los periódicos nacionales, para informarnos de las carretadas de fraudes, desvíos de fondos, expoliación de recursos y prevaricación, que desde los distintos niveles gubernamentales se llevan a cabo.

Luego de los escandalosos casos de varios gobernadores, el tema más paradigmático, se da en el Congreso Federal. Ambas cámaras ya han aprobado una Ley de Ingresos para 2017, mañosamente inflada, a fin de poder disponer de 37,000 millones de pesos para repartirlo entre los grupos parlamentarios. En sus cuentas aparece la distribución de 20 millones de pesos por diputado.

El pretexto resulta insostenible: el cumplimiento de promesas de campaña de cada legislador. En sencilla traducción, el método consiste en postularse, hacer campaña prometiendo ocurrencias ajenas a su función (canchas deportivas, caminos, escuelas, plazas, centros sociales, presas, etc.), al fin que ya apoltronados en su curul, contarán con varias decenas de millones de pesos por año, para cumplir con sus electores.

Así, con gran descaro, se tergiversa la elección de representantes y se apalea la democracia. Los poco educados electores, votarán por quién más prometa, y no por el candidato más apto para representarlos en la compleja función legislativa. Bajo esta dinámica, el candidato más irresponsable, se impondrá en la contienda; y con ello el objetivo primario de su desempeño, no será el análisis de las leyes que se propongan, ni la rendición de cuentas de los otros poderes, sino la negociación de su voto por una tajada cada vez más substanciosa del presupuesto.

Ya con la mesa servida y con el voto aprobatorio comprometido por unas migajas presupuestales, la representación popular se liquida, en aras de una dotación de dinero para repartir a voluntad, y sin control alguno. Se sabe de las instrucciones directa en el interior de la SHCP, de no perturbar el desempeño distributivo de los legisladores. Al fin, salen baratos.

Y lo que evidencia todo este perverso trance, es la calaña de gran parte de los diputados electos. Todos, con excepción de los de Morena, están felices ante la inminente creación del popularmente llamado “fondo para los moches”. Y en tanto los lopezobradoristas son congruentes, el PAN, el llamado partido de la gente decente, salvo algunas excepciones como la del senador Ernesto Cordero, apoya entusiasmado el fondo de reparto.

Los panistas ven venir la tormenta y se quedan impávidos. No obstante la paliza sufrida esta semana por su dirigente nacional, con revelaciones que ponen en duda su honestidad y el origen claro de su fortuna; parece no caerles el veinte de que la decisión de restablecer el “fondo para moches”, acabará con los restos de prestigio y decencia que le podrían quedarle. En tanto el priísmo sonríe.

Tampoco toman nota de que los ojos de las organizaciones civiles, estarán enfocados sobre el manejo de los dineros del infame fondo, y su probable utilización para la precampaña presidencial de su dirigente nacional. El PAN está metido en un enredo, sobre todo si a esto sumamos el antecedente de opacidad y nula rendición de cuentas, de la bancada albiazul de la LXII legislatura, cuando el actual dirigente era su coordinador. El panorama se oscurece aún más.

Por eso, ante tal embrollo, la Comisión Anticorrupción del PAN, debe de iniciar, cuanto antes, la investigación del sonadísimo caso de los moches, que finalmente, ha sido el que más a afectado la imagen de Acción Nacional ante la ciudadanía. La Comisión, debe de llamar a cuentas a los involucrados y expulsar a los culpables. Ahí están las grabaciones que exponen el modus operandi. ¿Qué más necesitan?

Sabemos del condicionamiento a muchos alcaldes, por parte de diputados, para “bajarles” recursos a cambio de substanciosas comisiones, o contrataciones amañadas de constructoras dispuestas a compartir utilidades con los propios legisladores promoventes. Esta corrupción descarada debe de exponerse y castigarse.

Solo si el PAN investiga satisfactoriamente el caso, y ofrece a la ciudadanía y a la Procuraduría, los datos de sus investigaciones internas, para que los culpables sean indiciados; este instituto político podrá plantear a los mexicanos la conveniencia de darle su voto, para que regrese a Los Pinos. La próxima elección presidencial basculará sobre la disposición de partidos y candidatos para combatir la corrupción. ¿Se atreverá el PAN?

Twitter: @carce55

Artículo publicado en AM LEÓN, el 6 de noviembre de 2016

LIQUIDAR AL PAN, los panistas lo pueden lograr

Carlos Arce Macías

Los astros parecen alinearse para echar por la borda toda posibilidad del Partido Acción Nacional para disputar, con ventajas, la próxima elección para presidente de la república. Sus liderazgos, súbitamente, parecen haber perdido rumbo, dejando a un lado el sentido común para entregarse al impulso primitivo de la obsesión.

No hay necesidad alguna, de acciones perniciosas del actual ejecutivo federal, que voluntariamente o no, logra mágicamente las decisiones y consecuencias más perniciosas y nefastas, en aquellas circunstancias en las que se involucra. En el PAN, se puede prescindir de Enrique Peña Nieto, se bastan solos para pulverizar una muy probable victoria en el 2018, incitados por bajas pasiones y torpezas fundadas en emociones arcaicas.

La ingeniería de tan maravillosa circunstancia, que beneficiará sin duda alguna al sempiterno candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador, consiste en lo siguiente:

a) El sueño obsesivo del principal dirigente del PAN, por obtener la candidatura a presidente de la república. Como expresa cotidianamente la conseja popular, “ya se vio”. Esta obcecación, ha producido la alteración de toda la estructura partidista, presta a secundar las ambiciones personales del novel dirigente. Tal parece que el contemplarse en los miles de anuncios propagandísticos de su partido, difundidos por la televisión, se le percutió el mismo trauma que al joven Narciso, que terminó enamorándose de su propia efigie. La locura que produce tal fascinación, anidó, cruelmente, en el interior del cerebro del dirigente blanquiazul, al tiempo que su camarilla de incondicionales, encabezada por su consejero áulico cargado de viejas rencillas intrapartidistas, terminaron de completar el drama, impidiendo cualquier forma de lucidez que permita actuar con inteligencia.

b) Un gobernador, manufacturado en los moldes de otra formación partidista, que no ha logrado asimilar los principios del PAN y los requerimientos de recto proceder que han consignado su fundadores y sus más conspicuos dirigentes históricos. Para él, el uso de recursos de económicos, la prebenda, el pago de campañas de promoción de imagen y la compra de voluntades, conforman la clave para imponerse en la elección interna. No para en mientes, la obsesión por el poder, lo justifica todo. Eso, unido a la cólera acrisolada por la traición del actual dirigente partidista, su antiguo socio, motivan la preparación de una campaña interna de tal nivel de intensidad, que prefigura un enfrentamiento fratricida, que solo desencadenará victorias pírricas, desastrosas para todos.

c)Una candidata que adelantó los tiempos de la competencia, y que está dispuesta a lograr su meta, incluso fuera del PAN, como candidata independiente. Como tragedia griega, ella y sus seguidores ahora enfrentan a los jóvenes políticos que se formaron durante el gobierno de su esposo, y que tomaron el inmoral ejemplo de un joven secretario de gobernación, convertido en favorito presidencial. Este obscuro personaje marcó el deslinde del funcionariato panista, de los viejos principios de honestidad y rectitud que se proclamaban, trocándolos por la populachera máxima del “aiga sido como aiga sido”. De esa manera los jóvenes panistas, asumieron el mal ejemplo, y emprendieron sórdidas carreras a lomo del pragmatismo más ramplón. Paradoja de la vida: “cría cuervos…”.

No queda, por ahora, más que los dioses de la razón construyan un milagroso escenario en dónde las súbitas ambiciones se atemperen, la cólera se aplaque, la fidelidad partidista se imponga y el sentido común reine por fin.

Pero esto no sucederá, si para comenzar, la dirigencia nacional no asume su responsabilidad a plenitud, expulsando del partido a un buen número de corruptos, limpiando así el escenario, para garantizar una contienda interna, transparente, equitativa e imparcial. Que no les tiemble la mano para desterrar a personalidades que hayan detentado cargo prominentes dentro de la institución, y cuya conducta haya sido infame.

Una advertencia final: estas profundas desavenencia, no se arreglan a través de comisiones; solo se construyen soluciones, cuando los involucrados pueden verse directamente a los ojos, permitiendo a sus mentes abrirse a la razón, y con ella, al diálogo constructivo. No se hagan tontos, ni esperen más. México peligra.

Twitter: @carce55

Articulo publicado el domingo 30 de octubre de 2016 en AM LEÓN.