¿INFORMAR O RENDIR CUENTAS?

Carlos Arce Macías

A ver ¿quién se acuerda de algo que haya informado el presidente de la República, el gobernador o el ayuntamiento? Hagan memoria, fuercen el cerebro, para extraer algún dato, un trozo de información que haya quedado guardada en lo más recóndito de su materia gris. ¿Muy poco? ¿Nada? No se preocupe, no tiene Alzheimer, es normal, nadie se acuerda de los informes.

Entonces, si a nadie interesa: ¿por qué mantener tan ingrata ceremonia? ¿Vale la pena gastar el tiempo de trabajo de los gabinetes gubernamentales para formular un culebrón de supuestos éxitos administrativos y de faraónicas obras? ¿Porqué desperdiciar irracionalmente tantos recursos y horas-hombre en tan infame costumbre?

Hace años, a mediados del pasado siglo, el Informe de Gobierno, si era algo que valía la pena… por lo menos para presidentes y gobernadores. Faramalla, boato, ostentación, por doquier. El día del gobernante en turno se proclamaba sin rubor alguno. Los pobres burócratas y masas de acarreados, debían recetarse horas de farragosos discursos, cortados constantemente por sonoros aplausos. La negación de la república, daba paso al oropel casi imperial, en cada ámbito de gobierno: presidente, gobernadores y presidentes municipales, cada uno, según el alcance de sus presupuestos, organizan la fútil pachanga para vanagloriarse de su gestión.

¿Ya basta no? Es tiempo de que el Congreso de Guanajuato reflexione el tema y proponga cambios radicales a un show que a nadie le interesa. La ley debe cambiar y eliminar el baladí informe. Ahorremos dinero, recursos y esfuerzos que tan insubstancial evento ocasiona.

Por ejemplo, en la ciudad de Guanajuato, el gran logro resultó ser el hecho de haber conseguido ordenar la ocupación de la vía pública, con mesas, sillas y sombrillas de diversos restaurantes. ¡Albricias para los capitalinos! Luego el alcalde remató, fuera de guión, con la absurda ocurrencia de proponernos picar roca en lo futuro, para estacionar en las profundidades del cerro de San Miguel ¡800 automóviles! ¿Cuánto costará cada tonelada de roca, rezagada de las profundidades del cerro guanajuatense? Estamos ante una nueva ocurrencia.

Suficiente. La administración pública empieza a vivir nuevas realidades, que obligan a los gobiernos a presentar información pormenorizada y refinada a niveles nunca antes vistos. La nueva Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, obligó al legislativo guanajuatense a expedir una nueva ley estatal en la materia, que impone medio centenar de obligaciones pormenorizadas a las administraciones gubernamentales. De forma pro activa, los gobiernos federal, estatales y municipales, deberán presentar en sus páginas de internet, información relativa a indicadores con que se evalúa al gobierno, padrones completos de los beneficiarios de los distinto programas de apoyo, los estados financieros completos, las diversas presentaciones del presupuesto de egresos, las listas de servidores sancionados internamente, información sobre manejo y monto de la deuda, concesiones, contratos, convenios y permisos otorgados por la administración, listado de adjudicaciones directas de compras y obras públicas, de invitaciones restringidas y licitaciones, padrones de proveedores y contratistas, resultado de evaluaciones que se lleven a cabo, registros de jubilados y pensionados, y catálogo de disposición documental y guías de todos los archivos que posee la administración. Estos son solo algunos rubros para abrir boca.

La rendición de cuentas, llegará a las raíces de la administración pública mexicana. La exhibición a los ciudadanos de tan rica y variada información, que deberá ser presentada en formatos manipulables por el ciudadano, para que pueda cruzar datos a su gusto e investigar con minuciosidad, anuncian el advenimiento de un caudal de información, que convertirá en innecesario cualquier informe de gobierno. ¿Para qué conservar tan aburrida ceremonia, si ahí, en las páginas de internet, estará contada toda la historia del gobierno en tiempo real?

Por eso debemos relevar al gobernador de viajar por el estado, a escuchar los frívolos informes de un montón de presidentes municipales. Mejor que organice juntas de trabajo con los ayuntamientos, y dedique sus visitas a resolver problemas urgentes de las diferentes localidades. Sería una práctica más valiosa y productiva.

Para rematar, aparte de intrascendentes para la sociedad, los informes resultan contrarios a los intereses de quienes encabezan el gobierno. Cualquier manifestación, grito o discordancia de grupos opositores o malévolos políticos locales, se transforma en “la nota”. De tal forma, que con unos cuantas cartulinas, se neutraliza en enorme gasto para promover éxitos y logros gubernamentales.

Cesen pues fanfarrias, himnos y loas. Apostemos por el brillo de las pantallas de las computadoras y la curiosidad de medios de comunicación y ciudadanos, interesados en que su gobierno rinda cuentas puntuales de su desempeño, continuamente, basado en información y datos oficiales. Ahorremos dinero, tiempo y esfuerzo de nuestros gobiernos, cancelando los informes. Es momento de rendir cuentas.

Twitter: @carce55

Editorial publicado en AM LEÓN, el 2 de octubre de 2016

 

 

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