COMPETENCIA UNICA FÓRMULA CONTRA EL MOCHE

RECETA CONTRA EL MOCHE

Carlos Arce Macías

 

La obra pública que realizan los gobiernos da pie a que los políticos exijan a los constructores un porcentaje del costo de la obra, como compensación, premio o vil extorsión, por el hecho de haberles asignado dicha obra. Sabemos que tradicionalmente se requería el 10 % del costo, por lo que se le denominaba “diezmo”. Ahora no percatamos que nuestros políticos se han vuelto más  ambiciosos, llegando a exigir hasta el 35%. Lógicamente estos porcentajes, denominados “moche”, significan la elevación de los costos de la obra, y se traduce en que se realizará 10, 20 o 35% menos de obra pública. Quién paga al final los platos rotos, es el ciudadano, como siempre.

 

Esencialmente hay dos recetas para evitar el abuso al que estamos siendo sometidos. Las comento. La primera es votar y colocar en los gobiernos a personas honestas y comprometidas con una administración transparente. Esta es la mejor solución, la menos cara y la que garantiza mejores resultados. No hay gobierno más eficiente y eficaz, que aquél que es gestionado por gobernantes probos. Así de sencillo.

 

Pero como sabemos que eso de la honestidad no se le da a muchos gobernantes, y que los partidos políticos han decidido privilegiar el triunfo electoral a cualquier precio sin importar de donde vengan los recursos, y que los políticos exitosos son aquéllos que más abusan de los presupuestos que manejan, la receta para evitar el moche no transita, por el momento, a través del ámbito electoral.

 

El único camino que queda franco, es el de la competencia. Esa exótica condición que apenas entendemos los mexicanos, es la única vía que garantizaría que el oprobioso moche, no se ejecute. Miren, si para obtener una obra pública los constructores deben verdaderamente competir entre sí para adquirirla, los márgenes para la dádiva ilegal, se esfuman. ¿Qué constructor en un ambiente competitivo, podría sostener un sobreprecio de 10 al 35% en sus cotizaciones? Seguramente perderían la licitación.

 

De tal manera que lo que debemos propiciar es que la obra que contrata el gobierno se licite y que la competencia se torne encarnizada, para así conseguir los mejores rendimientos de los dineros públicos. Pero aquí es donde se presenta un problema agudo, que se disfraza de medida bondadosa a favor de un gremio influyente. Esto sucede cuando se ordena privilegiar a las empresas locales para que estas sean las beneficiarias de los presupuestos, descarrilando todo el ambiente de competencia. Analicemos con detenimiento el caso.

 

Para que haya competencia se requiere de que se eviten barreras de entrada para competir. Hay que privilegiar la multiplicación de competidores, estableciendo el menor número de trabas para la participación. Entre más competidores, menos posibilidades habrá de colusión entre empresas para definir un ganador de manera tramposa. Lo único que debe guiar la adjudicación de una obra es calidad y precio. No puede haber más consideración. Pero si la autoridad envía el mensaje de privilegiar a los empresarios locales, se esta dando la orden, implícita, de hacer trampa, a fin de descalificar empresas “foráneas” y otorgarles indebidamente a las constructoras del lugar los contratos. El funcionario que administra la licitación, adquiere con ello una discrecionalidad tal para el otorgamiento de obras, que se convierte, automáticamente, en el crisol de la corrupción y el otorgamiento de moches.

 

Muchos constructores protestarán, pero lo harán sin razón. Su obligación es mejorar su productividad y ser más competitivos. Si los locales pierden frente a otras empresas, habrá que ayudarlas a convertirse en organizaciones más eficientes y eficaces a través de programas específicos, no dándoles ilegalmente obras públicas por la pura condición de ser locales. Solo así se acabará el moche. No hay de otra.

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¿ZONA METROPOLITANA LEON-SILAO?

SILAO

Carlos Arce Macías

 

A Dora, mi madre, por su cumpleaños

 

El pequeño y apacible pueblo agrícola que era Silao, en los últimos decenios se ha transformado en uno de los municipios que más inversión reciben, y ha acumulado una infraestructura espectacular. En poco tiempo, el otrora bucólico paraje silaoense, se ha trasmutado en un continuo de largas techumbres blancas, que en su interior albergan a una parte importante de la industria instalada en Guanajuato. El crecimiento ha sido explosivo.

 

Silao cuenta, dentro de su territorio, con el Aeropuerto Internacional del Bajío el cuál comunica al estado con el exterior. Aprovechando la confluencia de carreteras, vía férrea y aeropuerto, a la vera de éste se ha desarrollado el Puerto Interior, una obra de infraestructura -en su tiempo impugnada como elefante blanco-, que ha sido vital en l

as pujas con otros estados para atraer inversiones interesantes como Volkswagen, Pirelli e Hino. No hay parque industrial en el país que iguale sus ventajas. Pero no es el único, hay competencia. En la zona sur se ha desarrollado FIPASI y en el norte de Silao, Las Colinas, que ya albergan una gran cantidad de factorías de diversos rubros, pero especialmente metal-mecánico y electrónico, atraídos por la cercanía de la empresa más importante, el titán manufacturero General Motors, con su enorme planta en dónde se fabrican  300,000 vehículos anuales de alta tecnología como el Cadillac y la Escalade EXT. La planta exporta a Estados Unidos, Canadá, Centroamérica y Japón.

 

Así, Silao ha cambiado, pero su población aún no entiende lo que ha sucedido, y se resiste a dejar de ser pueblo. Las administraciones locales silaoenses no han sido capaces de construir ciudad. No solo eso, con gran miopía aceptaron la metropolización con León, su ensimismado vecino que solo piensa en él.

 

Adviertan la diferencia: mientras los leoneses se dedican a hacer zapato y exigir protección comercial, los silaoenses están abiertos a los mercados globales y fabrican vehículos de última tecnología. Pero su ventaja competitiva no la utilizaron para negociar mejores condiciones urbanas, sino que al aceptar ser parte de la zona metropolitana de León, gratuitamente cedieron su valiosa ventaja al vecino, a cambio de nada.

 

Silao y sus gobernantes deberían ser más exigente. ¿No se dan cuenta de lo importante y estratégica que es su industria?  Urge mejor urbanización  y abrir zonas a la construcción de una ciudad moderna, bien planeada. Porque hasta ahora, lo que se advierte es solo la existencia de un pueblote con economía pujante. ¿Porqué gastar en transporte cuando en la localidad podría haber vivienda y servicios para los miles de trabajadores de tantas plantas allí situadas? Y habrá que ser claros, así como va, Silao no llegará más lejos que a convertirse en un remedo de Tlanepantla respecto al DF.

 

La actual zona metropolitana de León comprende Purisima, San Francisco, León y Silao. Los dos primeros municipios, nada le aportan a León en términos de competitividad, ya que se dedican a la misma rama de la industria tradicional, al contrario, hacen descender a León en los índices nacionales de competitividad. El único que les da ventajas es Silao. En el índice del CIDE (2011) la ZM León-Silao aparece en el lugar 20,  si se le considerara a León aisladamente estaría en el 24.

 

Por otra parte, mal hacen los leoneses en no coadyuvar con su socio estratégico. Una política sensata, estaría dirigida a terminar cuanto antes el eje metropolitano ¡tan prometido!, antes que parques y bulevares; así como continuar el sistema de transporte (Optibús) hasta Silao, destinando una cantidad mucho mayor de los fondos comunes para fortalecer la planeación y el fortalecimiento del municipio más competitivo y de vanguardia. ¡El valor agregado esta en Silao!

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LO IMPORTANTE NO ES SUBIR, SINO BAJAR SANO Y SALVO

LLEGAR A LA CIMA
Carlos Arce Macías

El pasado jueves asistí al mensaje que dio el gobernador Miguel Márquez con motivo de la entrega de su segundo informe de gobierno. Su mensaje fue directo, bien construido y prudentemente corto, bien adaptado a la personalidad sencilla y sin dobleces que ha tratado de imponer el ejecutivo guanajuatense.

Como todo acto de éste tipo, nos encontramos rodeados de presidentes municipales, miembros del gabinete, diputados, funcionarios públicos y viejos políticos perseverantes en continuar en la brega. Aparecían también gobernadores de otros estados e invitados especiales. Por suerte, me tocó la vecindad de dos personajes interesantísimos: Laura González y Yuri Contreras. Ambos son himalayistas. Ella, es la primera latinoamericana en conquistar dos veces el Everest, escalándolo por dos rutas diferentes, la sur, nepalesa y la norte, china. El, ha hecho cumbre cuatro veces en la montaña más alta del mundo, ascendiendo por las dos rutas. Son dos atletas de alto rendimiento.

Así, de pronto, mi interés de interactuar un poco con la conocida clase política guanajuatense, se trasladó a extraer sumariamente las experiencias de los montañistas en sus conquistas de los picos más altos del mundo. La pareja se desempeña en el selecto grupo de grandes escaladores, en los que sobresale antes que nadie el italiano Reinhold Messner, conquistador, sin ayuda de oxígeno, de las 14 cumbres mayores a los 8,000 metros de altura; también Jerzy Kukuczca, el polaco que en solo ocho años conquisto los mismos catorce picos; y el gran Carlos Carsolio, mexicano, uno de los miembros más joven del club 14+8000. Laura y Yuri ya han logrado hacer cima en ocho de éstas desafiantes montañas situadas en las cordilleras del Himalaya y del Karakorum, y este año acometerán dos retos, nuevamente el Everest, pero sin oxígeno, y la montaña más peligrosa y complicada de escalar, el impresionante K2.

En emocionada y desgraciadamente corta charla, los montañistas señalaban su convicción de cómo enfrentar el reto de escalar las cumbres más altas de nuestro planeta. El éxito, comentan, no se logra cuando se llega a la cima, sino cuando regresas al campamento base. Normalmente, al llegar a la cúspide el escalador se drena, nos decían, y si no está bien administrado, no podrá enfrentar la parte más complicada y peligrosa del trayecto, el descenso. Así parece haberle ocurrido en 1924 al legendario alpinista inglés, George Mallory, presuntamente el primero en conquistar el Everest. Pero nunca bajó.

Lo curioso aquí es que la receta se aplica igual en la política. El problema no es llegar, sino salir bien del cargo. Nuestro joven gobernador esta en el culmen de su carrera política. Ya ha llegado a la cima. Ahora sus afanes deberán centrarse en controlar y conducir adecuadamente a su administración para poder hacer un buen gobierno. Según el aplausómetro del evento, el tema más sentido por los ciudadanos es el de la corrupción. Los guanajuatenses exigimos poner coto a moches, diezmos y tranzas. El mecanismo de la corruptela anida en las administraciones gubernamentales, y los países más avanzados nos han enseñado que se puede contener y minimizar. Como lo externó el gobernador “se vale meter la pata, pero no la mano”. Estamos de acuerdo. Ahora habrá que descender con cuidado, organizando bien a la administración, hasta llegar al campamento base.

Para rematar, Laura y Yuri nos comentaban que las malas decisiones en la alta montaña, se basan en la soberbia. También eso sucede en política, sobre todo cuando se logra la cima. Por eso hay que controlar el ego y ser sordo al canto de las sirenas. Edmund Hillary, el vencedor del Everest lo decía: “la escalada completa de una montaña supone llegar a la cima y volver abajo sano y salvo”.
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