SOLO PARA USTEDES
Carlos Arce Macías
A mis lectores, les pido que guarden para sí, lo que les voy a contar. Por favor, no lo compartan con los leoneses, pues pueden provocar su enojo, y la verdad el fin de éste artículo es compartir información con ustedes, pero sin agraviar a los vecinos.
Como muchos saben, la ciudad de León, las más importante desde el punto de vista económico del estado de Guanajuato, ha basado su crecimiento en la manufactura del cuero y del calzado. La industria curtidora se ha diversificado y con la llegada de plantas automotrices, ha encontrado opciones muy interesantes para continuar su crecimiento inmersa en el mercado exportador.
Entre tanto, el sector zapatero se ha visto afectado por la irrupción comercial de los países de oriente, especialmente China. Y ante la amenaza de las grandes importaciones de calzado desde ese país, los zapateros vuelven a pedirle al gobierno federal que los proteja, a fin de preservar sus empleos.
Y aquí viene lo interesante y lo que puede significar un conocimiento nuevo para todos los que lean éste editorial. Se trata de la traducción de esta reiterada solicitud empresarial en términos comprensibles para el consumidor común y corriente, como lo somos nosotros. Pongan atención. Cuando la industria nacional solicita protección comercial para obligar a que se restrinjan importaciones de zapato; la traducción es la siguiente: autoridad, no permitas que los mexicanos puedan comprar zapato más barato, consérvenos “nuestro” mercado para poder seguirles vendiendo caro. Así de claro.
Reconozco el derecho que tiene cualquier empresario de defender su negocio, pero frente a ello, los consumidores, que somos usted y yo, tenemos derecho a que el gobierno nos garantice la mayor variedad posible de artículos para que compitan en calidad y precio. La fórmula mágica es la competencia, mientras más competidores haya, mayores oportunidades habrá para que el consumidor compre bueno y barato. Ese es el funcionamiento positivo de la economía. De otra forma se distorsiona el mercado.
De tal manera, que aunque a un sector muy importante de León le interese que no llegue calzado de oriente, a los consumidores mexicanos nos debe interesar que haya la mayor cantidad de opciones, para escoger la que mejor nos convenga y la que más nos guste. Por ello, resulta importante no dejarse llevar por la tradicional argumentación de protección del empleo. ¿Acaso a usted el gobierno le anda protegiendo el empleo? Si se protege a los zapateros, pues que se le proteja también a los carpinteros, a los albañiles, a los comerciantes, a los hoteleros ¡a todos! Pero en economía eso no se puede, y en política no es ético discriminar, protegiendo a unos y a otros no.
Un dato importante, el americano se calza más barato que el mexicano. A causa de la apertura e intenso comercio con China, los gringos tienen opción de escoger entre más variedad de zapatos y a mejores precios que nosotros. Esa es la sencilla explicación del porqué muchas señoras, cuando viajan a Estados Unidos, compran allá sus zapatos, son buenas consumidoras.
Por lo pronto los zapateros han decidido iniciar una nueva solicitud ante la autoridad federal para que se le impongan nuevas cuotas compensatorias al zapato chino, para frenar su acceso al mercado mexicano. Están en su derecho. No obstante, antes deberán presentar a la autoridad la información completa de su industria. No será fácil, ya han fracasado anteriormente.
Finalmente, una pregunta discreta, al oído y sin malicia, ingenua pues. ¿Creen que aquellas empresas que no pagan debidamente sus impuestos tenga derecho a ser protegidas por el gobierno, en perjuicio de nosotros, los consumidores mexicanos?
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